Tras sentar las bases de la saga
en Misericordia, Mikkel Norgaard prosiguió su particular camino por
el purgatorio junto a Carl Mórck (Lie Kaas) y Assad (Fares) conocidos dentro de
la comisaria como el borracho y el moro. El ráfagazo de gloria del caso Marete
comienza a diluirse, y mientras una nueva secretaria es contratada para ayudar
a los dos únicos integrantes del departamento Q, Mórck no levanta cabeza, y
sigue bañando las noches con alcohol y con una cara mañanera de resaca eterna.
Tras la fiesta aniversario del Jefe Jacobsen, Mórck es abordado por un anciano
que le reprocha el no hacer caso a las cartas y pruebas sobre el asesinato de
sus dos hijos en los años 90. Mórck le manda a dormir la mona. Al día siguiente
el hombre aparece en su bañera con las venas cortadas y el agua bordeando el
filo. Pronto se descubre que aquel borracho seguía la pista de algo muy grande.
Y que su sentencia final; Pronto será domingo. Esconde quizás la
resolución del caso. Una serie de atroces descubrimientos que salpican a las
más altas esferas del país.
Si Misericordia era un
compendio del thriller desde los 90 hasta Saw, Los casos del departamento
Q: Profanación (Fasandraberne, The Absent one 2014) es una
exploración a la más absoluta oscuridad del alma humana. Norgaard apunta
claramente al cine de David Fincher como referencia y al pesimismo que rezumaba
la trilogía del thriller de Fincher; Seven (1995), Zodiac (2007), Millenium.
En Profanación vamos a ver una serie de escenas realmente
espeluznantes sin gran necesidad de maquillaje o prótesis, sino que lo
tendremos enfrente es a seres humanos haciendo daño a otros de la forma más vil
y despojada del más mínimo sentimiento. Ojo sobre todo a tres en concreto, aquel
en el golpean sin parar a un joven con un balón de basket, a todas y cada una
de las apariciones de los asesinos enmascarados y al inenarrable descubrimiento
del contenido del bolso de la Kimmie del presente. La corrupción campa por sus
anchas en Profanación. Todo parece siempre resolverse a favor de los poderosos,
mientras que los que no lo son, defiendan ideales como la policía o sean buenos
ciudadanos, simplemente están huérfanos, a merced del fuerte, en este caso, el
que lo es en medios y posibilidades. Ojo al personaje de Ditlev Pram (Pilou
Asbaek), como con la misma da una paliza de muerte al amante de su mujer, y va
a visitarle al hospital para ofrecerle un sueldo de por vida para que no diga
nada, y con la condición de que no vuelva a tener contacto con su esposa.
La forma de avanzar de los dos
policías, aquí se torna más real, y no siempre a pesar de contar con las
pruebas pueden hacer justicia. Aunque transitan siempre por los caminos comunes
del genero, las cosas no tienen porque resolverse fácilmente; bien porque sus
testigos mueren en sospechosas circunstancias o porque para lograr descubrir la
verdad deben de actuar al margen de la ley. El único pero que se le puede poner
a esta saga es el inmovilismo de su protagonista Carl Mórck, el cual no cambia
de registro durante ninguna de los dos largometrajes. Mientras a su lado Assad
(Fares Fares) comienza a darse cuenta de cuál es su misión y de los medios que
deben emplear para tener éxito. Mórck seguira arrastrando los mismos problemas
para apretar el gatillo cuando debe, incluso a costa de su propia integridad
física. Uno de los aspectos que más impactan en Profanación es la falta de
revanchismo en pantalla de los actos que llevan a cabo los asesinos, primero en
un grupo de cuatro, luego dos. Esa sensación de que puedan campar por sus
anchas sin que nada los detenga remite claramente al pesimismo del cine
americano de los años 70 hasta la llegada de Rocky un cine en donde
no había cabida para los finales felices. Algo que en parte fue llevado a los
80 hasta que gente como Michael Cimino, William Friedkin o Sidney Lumet
perdieron su vigencia. Se lleva la palma el asalto de dos encapuchados a una
embarazada de cuatro meses a la que violan y luego golpean de forma totalmente
intencionada a puñetazo limpio en el estomago, mientras la cámara va alejándose
de la habitación donde tienen lugar los hechos. A la vista de las cotas
alcanzadas por Noorgard tras las cámaras en este film se entiende que no haya
querido volver para una tercera parte, que difícilmente podrá superar a Profanación.
Una pieza de género imprescindible de un mercado, el Danés, que con este tipo
de producciones puede comenzar a cimentar su propio cine de la misma manera que
en Francia idearon el polar. Cuando hay talento dentro no se presta
atención a la etiqueta, simplemente se disfruta.
Título original: Fasandræberne (The Absent One).
Director: Mikkel Noorgard.
Intérpretes: Nikolaj Lie Kaas, Fares Fares, Sóren Pilmark,
Pilou Asbaek, Ole Dupont, Sarah-Sofie Boussnina, Danina Curcic, David Dencik.
Trailer:
Reseña escrita Jonathan Glez
0 opiniones :
Publicar un comentario