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el desierto rojo 1964
Concluida la trilogía acerca de la incomunicación humana, compuesta por "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)", el realizador Michelangelo Antonioni, respaldado por el guionista Tonino Guerra, acometió su más ambicioso proyecto que permanece como su mejor propuesta. El objetivo es el retrato del desarraigo del ser humano ante la sociedad capitalista, como marco de la historia de una mujer desequilibrada, Giulianna (Monica Vitti, esposa y musa del realizador, en su cuarta y última colaboración conjunta) y de su particular aislamiento, propiciado por su patológica percepción del, por otro lado, desolador, entorno vital. La historia transcurre en Ravena, al norte de Italia, ciudad al borde del Mar Adriático, que Antonioni relata con una artificial y colorida paleta de colores. De un modo muy pictórico, en definitiva, no deja la menor duda que la otra gran pasión del artista es la pintura. El paisaje retratado en la película hace un particular hicapié en las industrias que representan el progreso, y sus devastadoras consecuencias medioambientales. Los protagonistas masculinos Ugo (Carlo Chionetti) y Corrado Zeller (Richard Harris), son dos ingeniosos universitarios, antiguos compañeros de carrera. El primero, esposo de Giulianna, dirige la industria que visualizamos a lo largo de la cinta, y Zeller es un cualificado ingeniero de minas, que busca personal especializado para llevar a la Patagonia, donde un grupo empresarial para el que trabaja, pretende abrir una refinería de petróleo.

el desierto rojo 1964

Las enormes chimeneas de las que emana humo amarillo, las inquietantes llamas intermitentes que se desprenden de las diversas instalaciones, acompañadas de un ruido nada tranquilizador (pese a constituir el sonido cotidiano del devenir de la jornada laboral), el entorno desértico alrededor de las instalaciones, cuyos parajes, muy agresivos a la mirada, compuestos de ciénagas claramente contaminadas, unidos a la realidad de una huelga en ciernes de operarios...marcan un entorno de especial crispación. En ese marco, Antonioni, vuelve a componer un apasionante retrato femenino, el de Giuliana, una joven que acaba de superar una grave crisis mental, de la que no se ha repuesto. Casada, pero insatisfecha, con Ugo y padre de un niño de ocho años, con el que tampoco parece conectar (el enorme cariño que le procesa, no parece llegar al niño), ha intentado suicidarse y ha estado recluida en una clínica mental durante un mes. De cara a todo el mundo, el matrimonio comenta que fue un accidente de tráfico y que la joven sufrió un shock enorme derivado del mismo. Giuliana, no discurre como debería. Le conviene un entorno tranquilo, bucólico, sin factores desencadenantes de estrés. Todo lo contrario del que la rodea. La falta de entendimiento con su esposo (otra vez la incomunicación de la pareja, tan enraizada en el cine de su realizador), y con el niño, unido a la falta de superación de la crisis, hace que el aislamiento cada vez sea mayor. Al comienzo de la cinta, acude con su hijo a la industria donde trabaja Ugo. Compra a un operario un bocadillos que éste ya había empezado a comerse y se lo come ella a escondidas incluso de su hijo. 

el desierto rojo 1964

En la visita que realiza a su esposo, irá desfilando por las instalaciones y se verá saltada por ese entorno tan agresivo a su sensibilidad. Así, la mujer ha de caminar entre brotes de columnas de vapor, que la asustan, o entre escapes de aire, que la sacuden y la crispan. Conocerá a Corrado, quien la escucha y parecerá entenderla, pero que simplemente la desea, sin intención de asumir el menor compromiso, pues el ingeniero pasa fugazmente por los sitios, lugares y personas, huyendo de los problemas. Antonioni se vuelca en visualizar el retrato de esta mujer. Para ello, se recrea en la elaborada artificialidad visual del entorno, compuesto de esa paleta de colores chillones, saturados, muy agresivos, que marcan los distintos contrastes de tonalidades en los desoladores parajes alrededor de la fábrica, con tierras rojizas, árboles violetas, aguas espesas y ciénagas siniestras, de colores negros y marrones. Las barras metálicas rojo chillón de los pasillos de las instalaciones, o incluso, de los buques, o los aparentemente inofensivos barrotes de la cabecera de la cama, o el contante cielo gris...en armonía con las frías calles adoquinadas de la ciudad de Ravena, afectan y hacen mella en la débil mente de la mujer. Tales gamas de colores y de objetos, aparecen, o justo detrás de los personajes, o se interponen en el primer plano, de un modo notoriamente molesto para el espectador. Reflejan perfectamente cómo el entorno molesta particularmente a la desquiciada protagonista. A ello hay que añadir el maravilloso trabajo de sonido. La pista de audio, está compuesta de extractos de sonido electrónico, que se van tornado progresivamente desquiciantes y ensordecedores. Todo ello con el claro y metódico fin de narrarnos el sufrimiento de esta mujer, desquiciada, en dirección al aislamiento total, hacia la locura, en definitiva.

el desierto rojo 1964

La intensidad de los colores, así como las variaciones sonoras que escuchamos, son claras deformaciones de la realidad que sólo existen en su mente. El paraje desértico por el que caminan los personajes, y en particular Giuliana al comienzo y final de la película, alrededor de la fábrica, es el paradigma del desierto emocional que sufre la joven. El sensacional tratamiento del entorno, confiere a la película una personalidad única. Puede apreciarse, la firme y personal labor del realizador, en la secuencia de la reunión de varias parejas, entre ellos Ugo y Giuliana, a la que acude igualmente Corrado, en una cabaña de madera, pegada al mar y a un muelle. En ella hay una habitación, compuesta de tablones de madera, pintados de color rojo chillón hacia dentro y de blanco hacia fuera (hacia el salón). En ella hay un colchón enorme que ocupa toda la habitación y donde retozan y se entremezclan los personajes, se acarician hombres y mujeres, entregándose a un conato de orgía, que no termina de consumarse (bajo la inhibida mirada de Corrado, que sólo tiene ojos para Giuliana). Por fuera de la cabaña. a través de la ventana, una carguero enorme atraca justo delante. Después de arrancar unos cuantos tablones de esa habitación, para quemar en la chimenea del salón, debido al frío que hace, la secuencia termina con unos magníficos planos de Giuliana entre la niebla, confusa, espera, engullida por la modernidad, el progreso y su propia locura. Los paseos de Giuliana y Corralo por la fría y gris calle adoquinada de la ciudad, o por los contrastados parajes desérticos, contribuyen de un modo fascinante a percibir la angustia y la tristeza de la mujer.

el desierto rojo 1964

La escapista historia que Giuliana le cuenta a su hijo acostado en su cama, y que los espectadores podemos visualizar, funciona como magnífica expresión de la desolación emocional. La voz en off de la mujer cuenta a su hijo, con mucho desconsuelo, cómo una joven acude todos los días a una playa limpia, de aguas cristalinas y transparentes. Una caleta idílica, de arenas amarillas, donde se tumba y toma el sol hasta el atardecer. Un paraje de ensueño y enorme belleza, con un velero de fondo, como si fuera un motivo pictórico. Todo ello muy alejado de los objetos molestos, ruidos tronadores y colores agresivos que hieren la mente de la mujer. El mundo ideal de la calma y quietud que sin duda encestaría Giuliana para reponerse, lejos de su aterrador entorno vital, sin duda peor de lo que realmente es, gracias a la proyección de su mente enferma. Para llevar a cabo esta ambiciosa película, una obra antes de imágenes y de sensaciones, que de palabras, consciente del uso premeditadamente artificial de la tonalidad, el realizador no dudó a la hora de elegir el formato Technicolor, inventado en 1916, y por supuesto mejorado con los años, fácilmente reconocible por el nivel de saturación de los colores.

el desierto rojo 1964

El formato, curiosamente en los años sesenta, se estaba dejando de usar en Hollywood por considerarse demasiado caro y lento a la hora de producir copias. Para acometer este complejo y ambicioso trabajo. Antonioni contrató al director de fotografía Carlo Di Palma ( a quien llamarían cineastas de la transcendencia de Sidney Lumet o Woody Allen, escandilados por su maravilloso trabajo en la película que nos ocupa), todo un experto en el formato de colores saturados. El resultado, coherente con la afición a la pintura del director italiano ( a la que se entregó incondicionalmente en los últimos años de vida), es una de la grandes obras maestras del cine universal, surgida de la mente de un visionario realizador, cuya peculiar, y personal mirada, ha contribuido en gran medida, a la evolución del lenguaje del cine. 

Frases para recordar:

"Si yo tuviera que marcharme para siempre, y no volver más, te llevaría también a ti...si, porque ya formas parte de mi...de lo que me rodea...".

"Si Ugo me mirase como tú lo haces...habría entendido muchas cosas".

"Ayúdame...¡ayúdame por favor! Tengo miedo de no conseguirlo...tengo miedo".
"No te pongas así, cálmate. ¿De qué tienes miedo?"
"De las calles, de las fábricas, de los colores, de la gente...¡de todo".

el desierto rojo 1964el desierto rojo 1964

Título original: ll deserto rosso.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Rita Renoir.

Trailer: 



Información complementaria:
Monica Vitti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

EL DESIERTO ROJO (1964). Un clásico de Antonioni.

el desierto rojo 1964
Concluida la trilogía acerca de la incomunicación humana, compuesta por "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)", el realizador Michelangelo Antonioni, respaldado por el guionista Tonino Guerra, acometió su más ambicioso proyecto que permanece como su mejor propuesta. El objetivo es el retrato del desarraigo del ser humano ante la sociedad capitalista, como marco de la historia de una mujer desequilibrada, Giulianna (Monica Vitti, esposa y musa del realizador, en su cuarta y última colaboración conjunta) y de su particular aislamiento, propiciado por su patológica percepción del, por otro lado, desolador, entorno vital. La historia transcurre en Ravena, al norte de Italia, ciudad al borde del Mar Adriático, que Antonioni relata con una artificial y colorida paleta de colores. De un modo muy pictórico, en definitiva, no deja la menor duda que la otra gran pasión del artista es la pintura. El paisaje retratado en la película hace un particular hicapié en las industrias que representan el progreso, y sus devastadoras consecuencias medioambientales. Los protagonistas masculinos Ugo (Carlo Chionetti) y Corrado Zeller (Richard Harris), son dos ingeniosos universitarios, antiguos compañeros de carrera. El primero, esposo de Giulianna, dirige la industria que visualizamos a lo largo de la cinta, y Zeller es un cualificado ingeniero de minas, que busca personal especializado para llevar a la Patagonia, donde un grupo empresarial para el que trabaja, pretende abrir una refinería de petróleo.

el desierto rojo 1964

Las enormes chimeneas de las que emana humo amarillo, las inquietantes llamas intermitentes que se desprenden de las diversas instalaciones, acompañadas de un ruido nada tranquilizador (pese a constituir el sonido cotidiano del devenir de la jornada laboral), el entorno desértico alrededor de las instalaciones, cuyos parajes, muy agresivos a la mirada, compuestos de ciénagas claramente contaminadas, unidos a la realidad de una huelga en ciernes de operarios...marcan un entorno de especial crispación. En ese marco, Antonioni, vuelve a componer un apasionante retrato femenino, el de Giuliana, una joven que acaba de superar una grave crisis mental, de la que no se ha repuesto. Casada, pero insatisfecha, con Ugo y padre de un niño de ocho años, con el que tampoco parece conectar (el enorme cariño que le procesa, no parece llegar al niño), ha intentado suicidarse y ha estado recluida en una clínica mental durante un mes. De cara a todo el mundo, el matrimonio comenta que fue un accidente de tráfico y que la joven sufrió un shock enorme derivado del mismo. Giuliana, no discurre como debería. Le conviene un entorno tranquilo, bucólico, sin factores desencadenantes de estrés. Todo lo contrario del que la rodea. La falta de entendimiento con su esposo (otra vez la incomunicación de la pareja, tan enraizada en el cine de su realizador), y con el niño, unido a la falta de superación de la crisis, hace que el aislamiento cada vez sea mayor. Al comienzo de la cinta, acude con su hijo a la industria donde trabaja Ugo. Compra a un operario un bocadillos que éste ya había empezado a comerse y se lo come ella a escondidas incluso de su hijo. 

el desierto rojo 1964

En la visita que realiza a su esposo, irá desfilando por las instalaciones y se verá saltada por ese entorno tan agresivo a su sensibilidad. Así, la mujer ha de caminar entre brotes de columnas de vapor, que la asustan, o entre escapes de aire, que la sacuden y la crispan. Conocerá a Corrado, quien la escucha y parecerá entenderla, pero que simplemente la desea, sin intención de asumir el menor compromiso, pues el ingeniero pasa fugazmente por los sitios, lugares y personas, huyendo de los problemas. Antonioni se vuelca en visualizar el retrato de esta mujer. Para ello, se recrea en la elaborada artificialidad visual del entorno, compuesto de esa paleta de colores chillones, saturados, muy agresivos, que marcan los distintos contrastes de tonalidades en los desoladores parajes alrededor de la fábrica, con tierras rojizas, árboles violetas, aguas espesas y ciénagas siniestras, de colores negros y marrones. Las barras metálicas rojo chillón de los pasillos de las instalaciones, o incluso, de los buques, o los aparentemente inofensivos barrotes de la cabecera de la cama, o el contante cielo gris...en armonía con las frías calles adoquinadas de la ciudad de Ravena, afectan y hacen mella en la débil mente de la mujer. Tales gamas de colores y de objetos, aparecen, o justo detrás de los personajes, o se interponen en el primer plano, de un modo notoriamente molesto para el espectador. Reflejan perfectamente cómo el entorno molesta particularmente a la desquiciada protagonista. A ello hay que añadir el maravilloso trabajo de sonido. La pista de audio, está compuesta de extractos de sonido electrónico, que se van tornado progresivamente desquiciantes y ensordecedores. Todo ello con el claro y metódico fin de narrarnos el sufrimiento de esta mujer, desquiciada, en dirección al aislamiento total, hacia la locura, en definitiva.

el desierto rojo 1964

La intensidad de los colores, así como las variaciones sonoras que escuchamos, son claras deformaciones de la realidad que sólo existen en su mente. El paraje desértico por el que caminan los personajes, y en particular Giuliana al comienzo y final de la película, alrededor de la fábrica, es el paradigma del desierto emocional que sufre la joven. El sensacional tratamiento del entorno, confiere a la película una personalidad única. Puede apreciarse, la firme y personal labor del realizador, en la secuencia de la reunión de varias parejas, entre ellos Ugo y Giuliana, a la que acude igualmente Corrado, en una cabaña de madera, pegada al mar y a un muelle. En ella hay una habitación, compuesta de tablones de madera, pintados de color rojo chillón hacia dentro y de blanco hacia fuera (hacia el salón). En ella hay un colchón enorme que ocupa toda la habitación y donde retozan y se entremezclan los personajes, se acarician hombres y mujeres, entregándose a un conato de orgía, que no termina de consumarse (bajo la inhibida mirada de Corrado, que sólo tiene ojos para Giuliana). Por fuera de la cabaña. a través de la ventana, una carguero enorme atraca justo delante. Después de arrancar unos cuantos tablones de esa habitación, para quemar en la chimenea del salón, debido al frío que hace, la secuencia termina con unos magníficos planos de Giuliana entre la niebla, confusa, espera, engullida por la modernidad, el progreso y su propia locura. Los paseos de Giuliana y Corralo por la fría y gris calle adoquinada de la ciudad, o por los contrastados parajes desérticos, contribuyen de un modo fascinante a percibir la angustia y la tristeza de la mujer.

el desierto rojo 1964

La escapista historia que Giuliana le cuenta a su hijo acostado en su cama, y que los espectadores podemos visualizar, funciona como magnífica expresión de la desolación emocional. La voz en off de la mujer cuenta a su hijo, con mucho desconsuelo, cómo una joven acude todos los días a una playa limpia, de aguas cristalinas y transparentes. Una caleta idílica, de arenas amarillas, donde se tumba y toma el sol hasta el atardecer. Un paraje de ensueño y enorme belleza, con un velero de fondo, como si fuera un motivo pictórico. Todo ello muy alejado de los objetos molestos, ruidos tronadores y colores agresivos que hieren la mente de la mujer. El mundo ideal de la calma y quietud que sin duda encestaría Giuliana para reponerse, lejos de su aterrador entorno vital, sin duda peor de lo que realmente es, gracias a la proyección de su mente enferma. Para llevar a cabo esta ambiciosa película, una obra antes de imágenes y de sensaciones, que de palabras, consciente del uso premeditadamente artificial de la tonalidad, el realizador no dudó a la hora de elegir el formato Technicolor, inventado en 1916, y por supuesto mejorado con los años, fácilmente reconocible por el nivel de saturación de los colores.

el desierto rojo 1964

El formato, curiosamente en los años sesenta, se estaba dejando de usar en Hollywood por considerarse demasiado caro y lento a la hora de producir copias. Para acometer este complejo y ambicioso trabajo. Antonioni contrató al director de fotografía Carlo Di Palma ( a quien llamarían cineastas de la transcendencia de Sidney Lumet o Woody Allen, escandilados por su maravilloso trabajo en la película que nos ocupa), todo un experto en el formato de colores saturados. El resultado, coherente con la afición a la pintura del director italiano ( a la que se entregó incondicionalmente en los últimos años de vida), es una de la grandes obras maestras del cine universal, surgida de la mente de un visionario realizador, cuya peculiar, y personal mirada, ha contribuido en gran medida, a la evolución del lenguaje del cine. 

Frases para recordar:

"Si yo tuviera que marcharme para siempre, y no volver más, te llevaría también a ti...si, porque ya formas parte de mi...de lo que me rodea...".

"Si Ugo me mirase como tú lo haces...habría entendido muchas cosas".

"Ayúdame...¡ayúdame por favor! Tengo miedo de no conseguirlo...tengo miedo".
"No te pongas así, cálmate. ¿De qué tienes miedo?"
"De las calles, de las fábricas, de los colores, de la gente...¡de todo".

el desierto rojo 1964el desierto rojo 1964

Título original: ll deserto rosso.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Rita Renoir.

Trailer: 



Información complementaria:
Monica Vitti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

la aventura
Michelangelo Antonioni ("Blow-up (1966)") irrumpió en el panorama cinematográfico en los años 50. Consideraba que las circunstancias que había dado lugar al neorrealismo ya habían sido superadas y que la vida social italiana se había normalizado o, al menos debería tender a ello. En este sentido, el realizador cree en un cine contemplativo, pausado, donde el tiempo parecen detenerse e instalarse en el reino del silencio. La esencia de su cine es captar la introspección de la pareja, siempre burguesa, con sus necesidades económicas cubiertas, en permanente persecución de la felicidad. Antonioni se detiene en mostrar el aburrimiendo, el desencanto, o la incertidumbre. Para ellos no duda en efectuar un generoso despliegue de metraje, para muchos injustificables. El realizador nacido en Ferrara, capta con su capta con su cámara aquello que otros cineastas descartan. Le interesan las enormes pausas silentes, posteriores o previas a las discusiones más enérgicas (que nunca se ven), así como captar el impacto en los rostros de sus personajes (servidos por unos actores completamente entregados) de las emociones que experimentan. No es un cine fácil, pero si se aceptan las reglas del juego (quien no lo haga estará en su pleno derecho), la recompensa es un fascinante viaje por el fracaso sentimental y social de la pareja, un itinerario a través de lo que se ha llamado "el desierto del amor".

la aventura

Su sexta película, "La aventura", recibió en 1960 el premio especial del Jurado en el festival internacional de cine de Cannes, aunque hizo gala de un gran rechazo por parte del público, entre silbidos y aplausos muy pausados. Meses más tarde, en el festival de Londres, fue premiada por ser "la más original e imaginativa concursante exhibida". La película fue secuestrada en su país y prohibida por su obscenidad. Esta obra maestra, colocada en su lugar privilegiado con el paso de los años, abre una particular trilogía acerca de la incomunicación, que, en unos tiempos como los actuales, de incertidumbre, indefinición y búsqueda, a veces desesperada, de señales que nos otorguen algo parecido a una identidad, cobra una rebosante actualidad e interés. Los otros dos eslabones del tríptico fueron "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)".

la aventura

Las tres películas son completamente independientes y absolutamente válidas cada una por si mismas. El lazo de unión es meramente temático. Si efectuamos una comparativa de los tres films, podemos apreciar una fascinante evolución. En "La aventura", asistimos al doloroso proceso de formación de una pareja, Claudia (Monica Vitti) y Sandro (Gabrielle Ferzetti). Se enamoran, mientras buscan a Anna (Lea Massari), amiga de aquélla y pareja de éste. Anna está al comienzo de la cinta, en un proceso de hastío y pérdida de amor. En una vacaciones en un yate por las islas de Mediterráneo, desaparece. Todos la buscan, pero enseguida, es olvidada, casi como si nunca hubiese existido. En ese caldo de cultivo, Claudia y Sandro se atraen mutuamente. Son unos cimientos muy inestables y dolorosos, donde reina el remordimiento, que concluyen con un atisbo de perdón por parte de ella a una infidelidad de él. En "La noche (1961)", la pareja formada por Lidia (Jeanne Moreau) y Giovanni (Marcelo Mastroiani) están instalados en el tedio, el desencanto, sobre todo por parte de ella que ha perdido todo el inmenso amor que, en otros tiempos, sentía por su esposo, un escritor inseguro y receptivo a las aventuras extraconyugales más extravagantes, que se encuentra en un instante de bloqueo creativo.

la aventura

Las cosas no mejoran durante el generoso metraje. Ambos flirtean en una fiesta nocturna a la que han sido invitados (él lo hará con Valentina, de nuevo Monica Vitti), para terminar haciendo el amor como un acto desesperado y fallido por encontrar sentido a su relación de pareja totalmente descompuesta. Finalmente en "El eclipse (1962)" asistimos al inicio a la ruptura de la relación formada por Vittoria (Monica Vitti) y Ricardo (Francisco Rabal) y la dificultad de ella para comenzar una nueva relación con Piero (Alain Delon), pues está completamente instalada en el más absoluto vacío emocional. "La aventura" también supone el comienzo, si exceptuamos el doblaje de Dorian Gray "El grito (1957)", de su colaboración con su musa en pantalla y fuera de ella, la mencionada actriz italiana, Mónica Vitti, que interviene, como hemos apuntado en la trilogía mencionada, más "El desierto rojo (1963)", película que contiene uno de los usos más fascinantes del color con fines narrativos de la historia del cine, (mérito que debe compartir el realizador con su director de fotografía Carlo Di Palma).

la aventura

Antonioni fabrica y convierte a Vitti en una estrella de proyección internacional, que aprovecha maravillosamente los jugosos personajes escritos por su esposo (en colaboración con Tonino Guerra y otros), construidos desde la mirada y el silencio, para revelarse como una gran dama del cine italiano. El realizador siempre se quejó de las dificultades que encontraba para conseguir financiación. Su cine fue siempre muy premiado y admirado por sus colegas de profesión. Su carrera condenada al ostracismo desde los primeros ochenta, renace cuando Wim Winders le invita a co-dirigir el film "Más allá de las nubes (1995)", y con su participación en el film co-dirigido con Steven Soderberg y Won Kar-Wai, "Eros (2004)". Su filmografía constituye un canto a la coherencia y honestidad. Siempre fue absolutamente fiel con su modo de entender el cine. Su influencia en cineastas contemporáneos es notoria. Realizadores de la talla de Woody Allen, o el mencionado Won Kar-Wai, han confesado su pasión por el cine del cineasta italiano, a los que hay que añadir a cineastas tan personales como Abbas Kiarostami, Terrence Malick, o el español Victor Erice, quienes han construido piezas que encajan en la concepción de la séptima de las artes desplegada por el maestro del cine como fue Michelangelo Antonioni.

Frase para recordar: "Hace unos días, la idea de que Anna estuviese muerta me mataba. Ahora ya ni lloro...tengo miedo de que esté viva".

la aventura


Título original: L´Avventura.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Dominique Blanchar, Renzo Ricci.

Trailer: 


B.S.O: 


Información complementaria:
Monica Vitti


Reseña escrita por Manuel García de Mesa.

LA AVENTURA (1960). El viaje del fracaso sentimental y social de la pareja.

la aventura
Michelangelo Antonioni ("Blow-up (1966)") irrumpió en el panorama cinematográfico en los años 50. Consideraba que las circunstancias que había dado lugar al neorrealismo ya habían sido superadas y que la vida social italiana se había normalizado o, al menos debería tender a ello. En este sentido, el realizador cree en un cine contemplativo, pausado, donde el tiempo parecen detenerse e instalarse en el reino del silencio. La esencia de su cine es captar la introspección de la pareja, siempre burguesa, con sus necesidades económicas cubiertas, en permanente persecución de la felicidad. Antonioni se detiene en mostrar el aburrimiendo, el desencanto, o la incertidumbre. Para ellos no duda en efectuar un generoso despliegue de metraje, para muchos injustificables. El realizador nacido en Ferrara, capta con su capta con su cámara aquello que otros cineastas descartan. Le interesan las enormes pausas silentes, posteriores o previas a las discusiones más enérgicas (que nunca se ven), así como captar el impacto en los rostros de sus personajes (servidos por unos actores completamente entregados) de las emociones que experimentan. No es un cine fácil, pero si se aceptan las reglas del juego (quien no lo haga estará en su pleno derecho), la recompensa es un fascinante viaje por el fracaso sentimental y social de la pareja, un itinerario a través de lo que se ha llamado "el desierto del amor".

la aventura

Su sexta película, "La aventura", recibió en 1960 el premio especial del Jurado en el festival internacional de cine de Cannes, aunque hizo gala de un gran rechazo por parte del público, entre silbidos y aplausos muy pausados. Meses más tarde, en el festival de Londres, fue premiada por ser "la más original e imaginativa concursante exhibida". La película fue secuestrada en su país y prohibida por su obscenidad. Esta obra maestra, colocada en su lugar privilegiado con el paso de los años, abre una particular trilogía acerca de la incomunicación, que, en unos tiempos como los actuales, de incertidumbre, indefinición y búsqueda, a veces desesperada, de señales que nos otorguen algo parecido a una identidad, cobra una rebosante actualidad e interés. Los otros dos eslabones del tríptico fueron "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)".

la aventura

Las tres películas son completamente independientes y absolutamente válidas cada una por si mismas. El lazo de unión es meramente temático. Si efectuamos una comparativa de los tres films, podemos apreciar una fascinante evolución. En "La aventura", asistimos al doloroso proceso de formación de una pareja, Claudia (Monica Vitti) y Sandro (Gabrielle Ferzetti). Se enamoran, mientras buscan a Anna (Lea Massari), amiga de aquélla y pareja de éste. Anna está al comienzo de la cinta, en un proceso de hastío y pérdida de amor. En una vacaciones en un yate por las islas de Mediterráneo, desaparece. Todos la buscan, pero enseguida, es olvidada, casi como si nunca hubiese existido. En ese caldo de cultivo, Claudia y Sandro se atraen mutuamente. Son unos cimientos muy inestables y dolorosos, donde reina el remordimiento, que concluyen con un atisbo de perdón por parte de ella a una infidelidad de él. En "La noche (1961)", la pareja formada por Lidia (Jeanne Moreau) y Giovanni (Marcelo Mastroiani) están instalados en el tedio, el desencanto, sobre todo por parte de ella que ha perdido todo el inmenso amor que, en otros tiempos, sentía por su esposo, un escritor inseguro y receptivo a las aventuras extraconyugales más extravagantes, que se encuentra en un instante de bloqueo creativo.

la aventura

Las cosas no mejoran durante el generoso metraje. Ambos flirtean en una fiesta nocturna a la que han sido invitados (él lo hará con Valentina, de nuevo Monica Vitti), para terminar haciendo el amor como un acto desesperado y fallido por encontrar sentido a su relación de pareja totalmente descompuesta. Finalmente en "El eclipse (1962)" asistimos al inicio a la ruptura de la relación formada por Vittoria (Monica Vitti) y Ricardo (Francisco Rabal) y la dificultad de ella para comenzar una nueva relación con Piero (Alain Delon), pues está completamente instalada en el más absoluto vacío emocional. "La aventura" también supone el comienzo, si exceptuamos el doblaje de Dorian Gray "El grito (1957)", de su colaboración con su musa en pantalla y fuera de ella, la mencionada actriz italiana, Mónica Vitti, que interviene, como hemos apuntado en la trilogía mencionada, más "El desierto rojo (1963)", película que contiene uno de los usos más fascinantes del color con fines narrativos de la historia del cine, (mérito que debe compartir el realizador con su director de fotografía Carlo Di Palma).

la aventura

Antonioni fabrica y convierte a Vitti en una estrella de proyección internacional, que aprovecha maravillosamente los jugosos personajes escritos por su esposo (en colaboración con Tonino Guerra y otros), construidos desde la mirada y el silencio, para revelarse como una gran dama del cine italiano. El realizador siempre se quejó de las dificultades que encontraba para conseguir financiación. Su cine fue siempre muy premiado y admirado por sus colegas de profesión. Su carrera condenada al ostracismo desde los primeros ochenta, renace cuando Wim Winders le invita a co-dirigir el film "Más allá de las nubes (1995)", y con su participación en el film co-dirigido con Steven Soderberg y Won Kar-Wai, "Eros (2004)". Su filmografía constituye un canto a la coherencia y honestidad. Siempre fue absolutamente fiel con su modo de entender el cine. Su influencia en cineastas contemporáneos es notoria. Realizadores de la talla de Woody Allen, o el mencionado Won Kar-Wai, han confesado su pasión por el cine del cineasta italiano, a los que hay que añadir a cineastas tan personales como Abbas Kiarostami, Terrence Malick, o el español Victor Erice, quienes han construido piezas que encajan en la concepción de la séptima de las artes desplegada por el maestro del cine como fue Michelangelo Antonioni.

Frase para recordar: "Hace unos días, la idea de que Anna estuviese muerta me mataba. Ahora ya ni lloro...tengo miedo de que esté viva".

la aventura


Título original: L´Avventura.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Dominique Blanchar, Renzo Ricci.

Trailer: 


B.S.O: 


Información complementaria:
Monica Vitti


Reseña escrita por Manuel García de Mesa.

blow up
Michelangelo Antonioni, cineasta que tuvo la peculiaridad de haber fallecido el mismo día que murió Ingmar Bergman, será recordado por sus aportaciones al neorrealismo italiano y por reflejar en la mayor parte de sus obras una particular visión sobre las altas esferas sociales, entre los títulos más importantes que dirigió en su tierra natal habría que mencionar "Crónica de un amor (1950)", "Los vencidos (1953)" o la denominada trilogía de la "incomunicación", compuesta por las películas "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)". En esta ocasión me alejaré de sus filmes italianos para centrarme en la que fue su primera película realizada fuera de su país (exactamente en el Reino Unido), "Blow-up", su trabajo más reconocido en el ámbito internacional y triunfadora en el Festival de Cannes de aquel año. La obra, basándose en un relato corto de Julio Cortázar (Las babas del diablo), nos contaría la historia de un consagrado fotógrafo del mundo de la moda (Thomas) que después de sacar unas fotografías a una pareja en las lejanías de un parque descubre entre los negativos la borrosa silueta de una persona que intenta efectuar un asesinato.Voyerismo,un crimen lleno de misterio, una superficial visión al entorno de la moda y la presentación de un Londres sesentero en pleno auge de liberación sexual serían los elementos que mejor definirían esta extraña y a la vez, densa obra de Antonioni. David Hemmings ("Barbarella (1968)") sería el encargado de ponerse en la piel del fotógrafo Thomas (papel incialmente pensado para Terence Stamp), un personaje que ocupa su anodina existencia sacando fotos, acostándose con bellas modelos y colocándose a base de fumar marihuana.

blow up

Acompañando a Hemmings en el plantel de actores, podríamos ver a Vanessa Redgrave ("Regreso a Howards End (1992)") interpretando a la misteriosa Jane (mujer que éste ve en el parque) y que haría gala de su sensualidad en las escenas de mayor carga erótica y a la británica Sarah Miles ("La hija de Ryan (1970)") representando a la pareja de uno de los amigos de Thomas. Entre sus escenas hago mención la inicial y energética sección de fotos que realiza Thomas a una de los modelos (uno de los fotogramas de dicha secuencia iba a convertirse en el cartel del film) o el instante donde el propio Thomas recoge una imaginaría pelota que se le ha caído a una pareja de mimos durante un partido de tenis, momento donde el realizador juega con la realidad y la ilusión del personaje principal. La banda sonora estaría compuesta por el compositor jazzista Herbie Hanconck, aunque también escucharíamos en el transcurso de la obra un tema de la banda rockera,"The Yardbirds", donde dos de sus miembros ( Jeff Beck y un Jimmy Page antes de fundar a los míticos "Led Zeppelin") realizarían un cameo tocando en un local donde es visitado por el protagonista. Como curiosidad, este sería el primer film que contemplaríamos un desnudo frontal femenino en la gran pantalla.

Frase para recordar: "Los hay que son toreros, los hay que son políticos y yo soy fotógrafo".

blow up


Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: David Hemmings, Sarah Miles, Vanessa Redgrave, Peter Bowles.

Trailer: 


B.S.O.: 



Información complementaria:
David Hemmings

Reseña escrita por Jesús Fariña 
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BLOW-UP (1966). Asesinato y fotografía.

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Michelangelo Antonioni, cineasta que tuvo la peculiaridad de haber fallecido el mismo día que murió Ingmar Bergman, será recordado por sus aportaciones al neorrealismo italiano y por reflejar en la mayor parte de sus obras una particular visión sobre las altas esferas sociales, entre los títulos más importantes que dirigió en su tierra natal habría que mencionar "Crónica de un amor (1950)", "Los vencidos (1953)" o la denominada trilogía de la "incomunicación", compuesta por las películas "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)". En esta ocasión me alejaré de sus filmes italianos para centrarme en la que fue su primera película realizada fuera de su país (exactamente en el Reino Unido), "Blow-up", su trabajo más reconocido en el ámbito internacional y triunfadora en el Festival de Cannes de aquel año. La obra, basándose en un relato corto de Julio Cortázar (Las babas del diablo), nos contaría la historia de un consagrado fotógrafo del mundo de la moda (Thomas) que después de sacar unas fotografías a una pareja en las lejanías de un parque descubre entre los negativos la borrosa silueta de una persona que intenta efectuar un asesinato.Voyerismo,un crimen lleno de misterio, una superficial visión al entorno de la moda y la presentación de un Londres sesentero en pleno auge de liberación sexual serían los elementos que mejor definirían esta extraña y a la vez, densa obra de Antonioni. David Hemmings ("Barbarella (1968)") sería el encargado de ponerse en la piel del fotógrafo Thomas (papel incialmente pensado para Terence Stamp), un personaje que ocupa su anodina existencia sacando fotos, acostándose con bellas modelos y colocándose a base de fumar marihuana.

blow up

Acompañando a Hemmings en el plantel de actores, podríamos ver a Vanessa Redgrave ("Regreso a Howards End (1992)") interpretando a la misteriosa Jane (mujer que éste ve en el parque) y que haría gala de su sensualidad en las escenas de mayor carga erótica y a la británica Sarah Miles ("La hija de Ryan (1970)") representando a la pareja de uno de los amigos de Thomas. Entre sus escenas hago mención la inicial y energética sección de fotos que realiza Thomas a una de los modelos (uno de los fotogramas de dicha secuencia iba a convertirse en el cartel del film) o el instante donde el propio Thomas recoge una imaginaría pelota que se le ha caído a una pareja de mimos durante un partido de tenis, momento donde el realizador juega con la realidad y la ilusión del personaje principal. La banda sonora estaría compuesta por el compositor jazzista Herbie Hanconck, aunque también escucharíamos en el transcurso de la obra un tema de la banda rockera,"The Yardbirds", donde dos de sus miembros ( Jeff Beck y un Jimmy Page antes de fundar a los míticos "Led Zeppelin") realizarían un cameo tocando en un local donde es visitado por el protagonista. Como curiosidad, este sería el primer film que contemplaríamos un desnudo frontal femenino en la gran pantalla.

Frase para recordar: "Los hay que son toreros, los hay que son políticos y yo soy fotógrafo".

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Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: David Hemmings, Sarah Miles, Vanessa Redgrave, Peter Bowles.

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Información complementaria:
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Reseña escrita por Jesús Fariña 
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