UN CIUDADANO EJEMPLAR (2009). El sistema judicial en jaque.

un ciudadano ejemplar
La expresión law abiden citizen hace referencia en la lengua inglesa, a aquel/lla ciudadano/a escrupulosamente respetuoso/a de la ley, que se somete a su imperio y se siente vinculado/a por ella como requisito ineludible para vivir en sociedad. Por esas razones ese ciudadano es ejemplar. También es una expresión que resume el fin último del derecho penal anglosajón (criminal law). Si el sistema penal español persigue en su espíritu la reinserción social del delincuente (la realidad ya es otra cosa), el sistema criminal anglosajón, aparte de disuadir a los posibles transgresores de la ley (law breakers), ofrece la posibilidad de convertir a los delincuentes (offenders) en ciudadanos que cumplen la ley. En definitiva, convertir a los offenders en law abiden citizens. Clyde Alexander Shelton (Gerald Butler) es un amado padre y esposo que parece vivir con su mujer e hija una vida placida, desahogada y feliz en Philadelphia. Una noche, esperando para cenar en lo que se intuye como una velada cotidiana y tranquila entre risas y buena comunicación, tocan a la puerta de este afortunado hogar. Al abrir, Clyde permite la entrada a dos delincuentes, primero con intención de robar, pero enseguida uno de ellos, Clarence Darby (Christian Stolte), lleva la voz cantante en la acción de violar a la mujer y matar a la niña, después de apuñalar a Shelton (mientras le susurra "no se puede luchar contra el destino"), que sobrevive milagrosamente. El fiscal del caso es Nick Rice (Jamie Foxx), futuro padre, abogado ambicioso, con una media de condenas impresionante, un 96% de éxitos en los tribunales, que no está dispuesto a rebajar. Rice decide pactar con el letrado de Darby, porque "algo de justicia es mejor que ninguna". A cambio de declarar en juicio contra el otro atracador Rupert Ames (Josh Stewart), para el que el acusador público pedirá la pena de muerte, Clarence Darby evitará la inyección letal y conseguirá una sustancial reducción de la condena como testigo colaborador (cooperating witness). 

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Nick se reúne con Shelton para explicarle la maniobra legal. Clyde le ruega al fiscal que no alcance el pacto. Nick le comenta que la juez del caso declaró nula la prueba de ADN, de modo que las evidencias forenses no son concluyentes. Le informa que el testimonio único del padre, apuñalado en la escena del crimen no será suficiente prueba de cargo. Cualquier letrado que conozca su oficio lo destrozará en el estrado. A la afirmación del padre de que él lo vio todo y que por eso el jurado le creerá, el fiscal, que ya ha hecho el trato, le dice "No es lo que sé, es lo que puedo probar" El pacto tiene lugar. Al fiscal no le gusta, pero "el sistema funciona" se dice a sí mismo. Al padre de la familia asesinada tampoco le gusta. Su rostro es el de quien se encuentra completamente desamparado ante la complacencia del criminal y la tolerancia del fiscal, en un sistema legal que permite ese tipo de sutilezas legales. La única persona complacida con ese pacto es Clarence Darby, el responsable directo de la muerte de la esposa e hija del ciudadano ejemplar. Los primeros 10 minutos del film de Gray, que responden a lo expuesto previamente, son sensacionales. Diez años después asistimos a la planeada venganza de Clyde Shelton. Ames muere víctima de dolor insoportable, al haber sido sustituidas las sustancias que componen la llamada inyección letal y Darby correrá peor suerte. 

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Convenientemente paralizado, al ser envenenado con tetrodoxina, extraída del hígado de un pez del Caribe, que paraliza la actividad motriz pero no impide que sienta el dolor, Shelton lo irá despiezando poco o poco, con sierra mecánica, bisturí, etc, en una secuencia que parece pertenecer a la saga Saw. A partir de la venganza consumada, la escalada de nivel atañe al deseo de Shelton de demoler el Sistema de Justicia en general, corrupto y podrido, que permite que los fiscales pacten con los asesinos y que los jueces se dejen llevar por la verborrea de los abogados para poner a criminales en la calle nuevamente al lado de hombres buenos. El punto de mira de Shelton cambia de criminales a Jueces, abogados, fiscales y a la Alcaldesa de la ciudad, colocando a Philadelphia en una ciudad bajo asedio. "La justicia debe ser dura, Nick, especialmente para aquellos que se le niegan a otros", le comentará Shelton a Rice, dejándole claro que está en guerra con “esta cosa rota que nos trajo a los dos aquí”.  La ubicación de la película en la capital del estado de Pensylvania no es en absoluto baladí. En la Capital del Independence state, tuvieron lugar los debates y la aprobación de la Constitución Estadounidense. El edificio Independence Hall, en el centro de la ciudad, fue el primer emplazamiento de la presidencia del Gobierno de la entonces emergente nación, sumergida aún en la guerra de la independencia contra los ingleses, hasta su traslado a Washington D.C., que se produjo en 1800. 

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El filme de Gray posee una primera hora sensacional, con muy buenos diálogos (las secuencias entre Shelton y Rice son excelentes) y una acertada escalada de acontecimientos, desmarcándose del "cine de justicieros" en cuanto puede. El problema es que el ascenso de nivel en los objetivos del personaje principal, resulta tan ridículamente imposible y los atentados que organiza invitan en ocasiones más a la risa que al drama y al caos que se pretende plasmar. La película va desinflándose progresiva y peligrosamente hacia sus cuarenta minutos finales en un sinsentido de exageraciones y artificios, que convierten el guión de Kurt Wimmer en un instrumento decididamente tramposo, que desemboca en un final absolutamente mediocre. Después de haber presenciado los diez primeros minutos, es completamente inaceptable, aunque pasen diez años entre medio, una secuencia como aquella en la que Rice, junto a su mentor Jonas Cantrell (Bruce Mc Gill) va a ver un personaje misterioso como Bray (Doug Stamper), "alguien que hace cosas feas para que podamos vivir el sueño americano", según Cantrell. Bray, espía del Gobierno, les comenta que Clyde Shelton es un cerebro, "el mejor en matar gente sin estar",  "si está en prisión es porque él quiere estar en la cárcel", "nació táctico, un peón fuera del tablero", concluyendo que la única manera de detenerlo es pegarle un tiro en la celda donde está. Esta secuencia, que parece extraída de cualquier película de espionaje, donde tendría mucho mejor encaje, en lugar de crear tensión, pone bien de relieve el artificio sobre el que se ha construido el guión del filme en sus diez primeros minutos. Se nos muestra al mismo personaje principal, del que se habla, en unas circunstancias completamente opuestas a las de la apertura del filme. Ése que abre la puerta a los dos delincuentes a su casa sin ninguna comprobación ni medida de seguridad, que no se defiende, presa del terror y el dolor. En definitiva, al inicio de la película, pese a que el personaje "nació táctico", nos es mostrado de una manera completamente vulnerable. 

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Título original: Law Abiding Citizen.

Director: F. Gary Grey.

Intérpretes: Gerard Butler, Jamie Foxx, Colm Meaney, Leslie Bibb, Josh Stewart, Viola Davis,Bruce McGill.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Manuel García de Mesa


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