En Seraing, una ciudad industrial
de Liège en Bélgica, Sandra (Marion Cotillard), esposa y madre de dos hijos,
trabaja en una pequeña fábrica de paneles solares. Su marido, (Fabrizio
Rongione) es un hombre paciente, cariñoso y bueno que trabaja de cocinero en un
restaurante, pese a lo cual, necesitan del salario Sandra para llegar a fin de
mes y pagar su propia vivienda. Sin especificar los motivos, la
protagonista se nos muestra como una mujer frágil, que ha requerido un largo
tiempo de baja laboral por un episodio depresivo. Aunque ya está recuperada de
su periodo crítico, requiere seguir tomando medicación y estar permanentemente
bajo el cuidado y cobijo de su familia. El conflicto aparece cuando, al
intentar incorporarse a su trabajo habitual, sus jefes plantean la posibilidad
de prescindir de ella, argumentando que el trabajo que ella realiza puede ser
ejecutado por los demás compañeros, capaces de cubrir sus horas de trabajo por
turnos ligeramente más largos. La gestión de la empresa propone un
bono de €1.000 a todo el personal si están de acuerdo en remplazar a Sandra por
las horas extra añadidas. Se realiza una votación, donde todos aceptan el
intercambio. Uno de los aspectos interesantes
que se analizan es que la decisión del grupo se ha tomado sin estar Sandra
delante, sin que hayan podido ver su cara de desolación al perder un trabajo
que necesita tanto para su recuperación personal y como para sustentar la
economía familiar. Pese a la gran decepción sufrida y su delicado estado
anímico, su marido y su única amiga del su trabajo, la alientan para intentar
que la votación se repita.
Si consigue convencer a la mayoría del grupo de 16
trabajadores, durante las 48 horas del fin de semana, el lunes temprano podrá
repetirse la votación y sus jefes se replantearán el asunto. Aunque Sandra inicialmente ha
perdido toda esperanza de recuperar su trabajo y decide sumergirse aún más en
su propia desgracia, su marido y su mejor amiga se convertirán en el apoyo
fundamental para que ella se decida a emprender una cruzada que no tiene buenas
perspectivas de éxito. Decidirá visitar a sus
compañeros, uno a uno, entrevistarse con ellos cara a cara, para rogarles que
abandonen la idea de cobrar un bono por trabajar más, para que ella pueda
recuperar su puesto en la empresa. Durante cada visita, Sandra
tendrá que lidiar con la vergüenza de rogar por su puesto de trabajo y con la
desesperación de la negativa de cada trabajador. Los hermanos Dardenne nos vuelven
a presentar un drama humano con una puesta en escena casi minimalista, con la
naturalidad que los caracteriza y sin perder ni un ápice de intimismo. El
abordaje del personaje es muy correcto, alcanzando capas cada vez más profundas
bajo la apariencia de una mujer frágil. La situación de Sandra es lamentable,
física y mentalmente, y como tal es mostrada. Una persona que debe recuperarse
de una mala época afrontando otra que se avecina aún peor. Resulta difícil
recuperar la autoestima si la sociedad te recuerda que eres completamente
prescindible, si tus antiguos compañeros y amigos de trabajo prefieren
cambiarte por mejorar un poco sus finanzas. Pero Sandra siempre mantendrá sus
principios, su calidad humana, su delicadeza y su dignidad durante todo su
recorrido.
Una excepcional Marion Cotillard que sabe darle a su personaje los
matices que necesita y una actuación sobre la que se sustenta toda la trama
argumental. Recorriendo carreteras en su
propio coche, o incluso recurriendo al autobús, vivirá la tensión, la lucha
contrarreloj de intentar no perder lo poco que le queda. Afrontará con dignidad
las excusas egoístas, incluso mezquinas de algunos compañeros y vivirá con gran
cariño y gratitud el cambio de opinión de otros, que la han conocido bien y
saben de su buen hacer en la empresa. También asistiremos, mediante un
dibujo social muy descriptivo de las precarias condiciones laborales
de cualquiera de ellos, aunque algunos, como los inmigrantes, vivan en
condiciones casi inhumanas. Conforme avanza el metraje, la
sólida actuación de nuestra protagonista y sus conversaciones con los diferentes
personajes mantienen el ritmo narrativo sin perder la intensidad ni la calidad
emocional en ningún momento. La genialidad del film reside en mostrar con
sencillez un análisis complejo y profundo, donde el suspense y la reacción
final de nuestra protagonista cerrarán un círculo perfecto. Los Dardenne, se plantean este
film con la gran valentía argumental que les caracteriza, repitiendo tanto en
la estética visual como en la complejidad de plantear conflictos,
contradicciones y reflexiones sobre la condición humana en la sociedad actual. La luz natural de la excelente
fotografía de Alain Marcoen, fotógrafo preferido en la mayoría de sus
películas: "Rosetta (1999)", "El Niño (2005)", "El niño de la bicicleta (2011)" y " El Silencio de Lorna (2008)", nos ubica en atmósferas urbanas, reconocibles
pero si identidad propia, que permiten al espectador conectar fácilmente con
sus protagonistas. Una fotografía transparente, serena y sin
estridencias.
Los cámara que sigue siempre a la protagonista, nos regalará
largos planos secuencia que dotan de mayor credibilidad y protagonismo a
los personajes y sus conversaciones. Mediante esta fábula son capaces de
introducirnos sin anestesias y sin edulcorantes en esta Europa del aquí y
ahora. Un continente y una globalización social a la que hemos llegado
empujados por los líderes de los grandes mercados económicos, donde no existe
lugar para la individualidad ni para las circunstancias personales. La clase trabajadora, expuesta
cada día a perder su medio de sustento, en medio de una gran asfixia económica,
puede llegar a exponer sus más grandes mezquindades y miserias. Y en medio de tantas
dificultades es donde un frágil personaje, apoyada por sus seres queridos,
llega a convertirse en una auténtica heroína. Su heroicidad consiste
simplemente en no abandonar, en seguir luchando, en mantener sus principios
intactos siendo consecuente con ella misma y en hacer reflexionar a cada uno de
sus compañeros de si las decisiones que están tomando son las más adecuadas, no
sólo para ella, sino para cualquiera que pudiera encontrarse en la misma
situación. Los hermanos Dardenne cuentan
esta historia con su reconocible y austero estilo de realismo creíble, sin enfatizar
diálogos ni situaciones, negándose a subrayar o a potenciar los sentimientos
con la música. Huyen de soluciones fáciles y de descripciones maniqueas,
sabiendo que todos poseen sus razones ante un dilema demasiado cruel que puede
ocurrir en cualquier lugar y donde nadie es completamente bueno ni
completamente malo.
Título original: Deux jours, une nuit .
Directores: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne.
Intérpretes: Marion
Cotillard, Fabrizio
Rongione, Pili
Groyne, Simon
Caudry, Catherine
Salée, Batiste
Sornin.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard
0 opiniones :
Publicar un comentario