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siete-hombres-al-amanecer
Basada en hechos reales, y aunque el tema ya fue llevado con anterioridad al cine con la muy superior Los verdugos también mueren (1943). Mientras en éste se recurría a una especulación de lo sucedido, la película de Gilbert basada en la novela de Alan Burgess, recogía la verdad verdadera, eso sí, condensada para facilitar la carga dramática del acontecimiento y con una que otra libertad porque ya sabemos que es mejor imprimir la leyenda.

En 1942 Checoslovaquia vive el régimen del terror por la ocupación nazi en su territorio y el general de las SS Reinhard Heydrich, el carnicero de Praga, es nombrado gobernador, un tipo bastante déspota, que cuando alguien le solicita ayuda para una comunidad checa les responde con todo desdén que le importa un comino lo que le pase a cualquiera de raza eslava y en un acto de provocación se atreve a colocarse la corona de los reyes de Bohemia desafiando la advertencia de que si la persona indebida se la pone morirá dentro de ese año. Ideólogo de la solución final y que además goza de la confianza total de Hitler siendo uno de los poquísimos a quienes escucha y hace caso, incluso si el Führer hubiese muerto, él hubiese sido el nuevo caudillo.

siete-hombres-al-amanecer

Mientras tanto en Inglaterra el servicio secreto recluta a 3 checos refugiados y al servicio del ejército británico para introducirlos en los entonces llamados territorios de Bohemia y Moldavia con el propósito de eliminar al nazi, situación que fracasa por lo que serán reforzados con cuatro agentes más quienes con el apoyo de la resistencia lograrán su objetivo el 26 de Mayo de 1942. Sin embargo los teutones no se andaban con tonterías y comienza una represión brutal incluyendo el borramiento literal del mapa de la población de Lídice, situada cerca de la capital checa, hasta dar con quienes osaron asestar tal golpe.

Filmada en las localidades originales donde ocurrieron los hechos históricos, la película nos trae esa experiencia de verosimilitud aunque enriquecida por ese buen oficio de heroicidad que solían tener todas esas películas bélicas desde El puente sobre el río Kwai (1957) hasta Ha llegado el águila (1976) pasando por esa pléyade de buen cine que mezclaba lo bélico con lo histórico y lo épico. Sabemos a dónde va la historia y sin embargo nos emocionamos al ver a nuestros protagonistas arribando desde el cielo en paracaídas, planeando el golpe pero sobre todo en la segunda mitad cuando los vemos escondiéndose de la furia nazi, siendo delatados por quien menos se lo esperan y el enfrentamiento del cual sabemos que no hay salida, pero por las barbas de Melíes, oramos por un milagro…

siete-hombres-al-amanecer

Protagonizada por un actor que durante los inicios de los 70 parecía iba al estrellato, Timothy Bottoms, loable en la última película de Bogdanovich, entrañable como el estudiante de derecho, Mr Hart, en La Cacería del Diploma de James Bridgess, aquí era el líder del escuadrón suicida checoslovoco, con su carita de niño bueno pero implacable. Lo secundaba Anthony Andrews, ese actor británico que igualmente en los 70 realizó grandes interpretaciones y hasta de Pimpinela Escarlata apareció en una miniserie y luego en Retorno a Brideshead, cuyo personaje leal al anterior será fundamental en la escena de la cripta de San Cirilo. Y no olvidemos a Anton Diffring como el imperturbable Heydrich, de matarlo por convencimiento, por la mimetización que hace de su personaje.

De mano del buen Lewis Gilbert, director bondiano de excelentes películas de acción, pero que de vez en cuando nos ofreció películas muy distintas a su habitual registro como Alfie (1966), Algo más que amigos (1971) y Educando a Rita (1983). Mantiene un ritmo irregular en un nudo que intuimos a dónde va pero nos brinda lo que esperamos, una buena historia.

Al final, como es usual en este tipo de filmes antes de los créditos finales se nos contará el destino de los personajes.

siete-hombres-al-amanecer

Título original: Operation: Daybreak.

Director: Lewis Gilbert.

Intérpretes: Timothy BottomsMartin ShawJoss AcklandNicola PagettAnthony AndrewsAnton DiffringCarl DueringCyril Shaps.

Escena:


Reseña escrita por Carlos Fernando Carrión Quezada

SIETE HOMBRES AL AMANECER (1975). Represión en Checoslovaquia.

siete-hombres-al-amanecer
Basada en hechos reales, y aunque el tema ya fue llevado con anterioridad al cine con la muy superior Los verdugos también mueren (1943). Mientras en éste se recurría a una especulación de lo sucedido, la película de Gilbert basada en la novela de Alan Burgess, recogía la verdad verdadera, eso sí, condensada para facilitar la carga dramática del acontecimiento y con una que otra libertad porque ya sabemos que es mejor imprimir la leyenda.

En 1942 Checoslovaquia vive el régimen del terror por la ocupación nazi en su territorio y el general de las SS Reinhard Heydrich, el carnicero de Praga, es nombrado gobernador, un tipo bastante déspota, que cuando alguien le solicita ayuda para una comunidad checa les responde con todo desdén que le importa un comino lo que le pase a cualquiera de raza eslava y en un acto de provocación se atreve a colocarse la corona de los reyes de Bohemia desafiando la advertencia de que si la persona indebida se la pone morirá dentro de ese año. Ideólogo de la solución final y que además goza de la confianza total de Hitler siendo uno de los poquísimos a quienes escucha y hace caso, incluso si el Führer hubiese muerto, él hubiese sido el nuevo caudillo.

siete-hombres-al-amanecer

Mientras tanto en Inglaterra el servicio secreto recluta a 3 checos refugiados y al servicio del ejército británico para introducirlos en los entonces llamados territorios de Bohemia y Moldavia con el propósito de eliminar al nazi, situación que fracasa por lo que serán reforzados con cuatro agentes más quienes con el apoyo de la resistencia lograrán su objetivo el 26 de Mayo de 1942. Sin embargo los teutones no se andaban con tonterías y comienza una represión brutal incluyendo el borramiento literal del mapa de la población de Lídice, situada cerca de la capital checa, hasta dar con quienes osaron asestar tal golpe.

Filmada en las localidades originales donde ocurrieron los hechos históricos, la película nos trae esa experiencia de verosimilitud aunque enriquecida por ese buen oficio de heroicidad que solían tener todas esas películas bélicas desde El puente sobre el río Kwai (1957) hasta Ha llegado el águila (1976) pasando por esa pléyade de buen cine que mezclaba lo bélico con lo histórico y lo épico. Sabemos a dónde va la historia y sin embargo nos emocionamos al ver a nuestros protagonistas arribando desde el cielo en paracaídas, planeando el golpe pero sobre todo en la segunda mitad cuando los vemos escondiéndose de la furia nazi, siendo delatados por quien menos se lo esperan y el enfrentamiento del cual sabemos que no hay salida, pero por las barbas de Melíes, oramos por un milagro…

siete-hombres-al-amanecer

Protagonizada por un actor que durante los inicios de los 70 parecía iba al estrellato, Timothy Bottoms, loable en la última película de Bogdanovich, entrañable como el estudiante de derecho, Mr Hart, en La Cacería del Diploma de James Bridgess, aquí era el líder del escuadrón suicida checoslovoco, con su carita de niño bueno pero implacable. Lo secundaba Anthony Andrews, ese actor británico que igualmente en los 70 realizó grandes interpretaciones y hasta de Pimpinela Escarlata apareció en una miniserie y luego en Retorno a Brideshead, cuyo personaje leal al anterior será fundamental en la escena de la cripta de San Cirilo. Y no olvidemos a Anton Diffring como el imperturbable Heydrich, de matarlo por convencimiento, por la mimetización que hace de su personaje.

De mano del buen Lewis Gilbert, director bondiano de excelentes películas de acción, pero que de vez en cuando nos ofreció películas muy distintas a su habitual registro como Alfie (1966), Algo más que amigos (1971) y Educando a Rita (1983). Mantiene un ritmo irregular en un nudo que intuimos a dónde va pero nos brinda lo que esperamos, una buena historia.

Al final, como es usual en este tipo de filmes antes de los créditos finales se nos contará el destino de los personajes.

siete-hombres-al-amanecer

Título original: Operation: Daybreak.

Director: Lewis Gilbert.

Intérpretes: Timothy BottomsMartin ShawJoss AcklandNicola PagettAnthony AndrewsAnton DiffringCarl DueringCyril Shaps.

Escena:


Reseña escrita por Carlos Fernando Carrión Quezada

fahrenheit
Truffaut afronta el reto de trasladar a la pantalla el gran relato de Ray Bradbury y lo hace con gran entusiasmo, adaptando él mismo el guión con la ayuda de Jean-Louis Richard. En este relato, Bradbury describe una supuesta sociedad del futuro, un mundo distópico, que utiliza en su trama acontecimientos históricos vividos en nuestro pasado más real. Retrata una sociedad donde se impone la apatía e impera un hedonismo que mantiene a los individuos en una especie de limbo, sin ideas propias, sin reflexiones, sin sobresaltos, con una vida fácil pero insípida. La felicidad, considerada como la ausencia de problemas, es facilitada por el propio Estado, que sobreprotege a los individuos manteniéndolos entretenidos en tareas absurdas. Los individuos son controlados por el Estado mediante dos grandes pilares: La televisión y el uso de pastillas tranquilizantes. Los libros y la lectura están prohibidos porque causan insatisfacción en los individuos. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. Como la lectura está prohibida por el Estado, es la Brigada de Bomberos, Fahrenheit 451, la que se encarga de ir a los domicilios, buscar hasta en los escondites más secretos y quemar cualquier tipo de libro. Uno de estos disciplinados y leales bomberos, Montag (Oskar Werner), conoce, en el tren que lo lleva habitualmente de vuelta a su casa, a una joven maestra, Clarissa (Julie Christie), la cual se muestra desde el principio muy interesada en las tareas de Montag y le realiza varias preguntas. Inicialmente tímido y parco en sus contestaciones, sin apenas darse cuenta, quedará más impresionado por la joven de lo que él mismo acierta a entender. Posteriormente, dichas cuestiones se convertirán en la semilla de sus futuras acciones. Clarissa por su parte es una joven maestra de niños que lee a escondidas, vive en una casa que alberga una gran biblioteca y es capaz de mantener la frescura y sinceridad de unas ideas propias. Tras el encuentro en el tren, estando ya en su hogar, Montag mira ahora a su esposa (curiosamente interpretada por la misma actriz) de forma diferente. Comienza a notar la diferencia que puede existir entre mantener una conversación interesante o vivir manteniendo diálogos huecos. Clarisse será por tanto la encargada de despertar en Montag su curiosidad por la lectura y las nuevas ideas, llegándose a plantear  cuestiones que jamás había llegado a imaginar. Esta determinante influencia sobre él hará que Montag cambie radicalmente su forma de entender la vida.


fahrenheit


["La sola sospecha de que en el futuro el arte resultará devorado por la ciencia me angustia. Todos los días topamos con personas que desean la destrucción de la sabiduría humanista recogida por los hombres para poder manejar a éstos como máquinas. Hitler, sin ir más lejos. El tema de Fahrenheit 451 surgió de esta obsesión y del descubrimiento de un documento de 1790 que exigía a los bomberos norteamericanos la quema de cualquier libro de influencia británica en las colonias. El firmante de esa orden era nada menos que Benjamín Franklin". Ray Bradbury]

Bradbury hablaba acerca del efecto que las cosas del universo tienen sobre el espíritu de los individuos y lo hacía con bellas metáforas que jugaban con el mundo de las ideas. Hablaba sobre el efecto que nosotros tenemos sobre los demás, y sobre el modo en que nos condiciona la sociedad en la que vivimos. Bradbury contrario al uso de la televisión como medio de entretenimiento para llegar a las masas, lo demuestra claramente en este relato.

“ La televisión, esa bestia insidiosa, esa medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándolas fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y que en realidad da muy poco” Ray Bradbury

fahrenheit

Su defensa del mundo de los libros, de la sabiduría transmitida a través de la palabra y la conversación, se sustenta demostrando que cómo sólo los que siguen leyendo libros son los únicos capaces de no obedecer ciegamente, de mantenerse con espíritu humano y con una mente capaz de preservar la naturaleza que nos rodea. Se podría concluir de este modo, que pensar nos hace mejores personas y nos convierte en individuos, es decir, en seres individuales. Estamos ante uno de los grandes relatos de Ciencia Ficción llevado al cine. Pero a diferencia de la mayoría, ni la aventura, ni la acción, ni los grandes efectos especiales caracterizan a este relato que Truffaut que, imprimiendo su estilo e inmerso en la Nouvelle Vague, lo trasladó con mucho esfuerzo al cine. Hay que reconocer que no fue el primero de los grandes cineastas de la Nouvelle Vague en mostrar interés por el género de Ciencia- ficción. Un año antes, su compañero Jean-Luc Godard elaboró en blanco y negro la cinta "Alphaville (1965)". Con la ayuda inestimable de la fotografía del gran Nicolas Roeg, el cual adquirió un gran prestigio con otros films como "Doctor Zhivago (1965)" de David Lean o "La máscara de la muerte roja (1964)" de Roger Corman. Roeg ha sido una gran influencia para directores de cine como David Lynch, quien hereda parte de su estética y de su característico surrealismo. También influye al escritor de novelas gráficas Alan Moore, en trabajos como "Watchmen", una de las mejores obras del escritor. Desde su rodaje, fue una de las películas que más le hizo sufrir. Se embarcó en una aventura que le llevó cuatro años en realizar, con continuas reescrituras del guión. Algunas de las dificultades con las que se encontró fueron de lo más absurdas, como el pánico que despertaba en EEUU el cumplimiento estricto de las leyes de autor. Los abogados hollywoodenses de la Universal querían que no se quemaran los libros de Faulkner, Sartre, Proust, Genet, Salinger, Audiberti...: "Limítese a los libros que pertenezcan al dominio público", decían, por temor a eventuales demandas". El relato, pese a lo épico de su elaboración para el cine, consigue trasladar de forma sencilla, con un estética futurista marcada por el estilo de la época, las principales ideas del libro. 


fahrenheit

Es un film que, lejos de pretender entretener pretende hacernos reflexionar, está guiado por una buena narración, con el ritmo adecuado, unos diálogos interesantes y algunas de la escenas más icónicas que nos ha dejado el cine: La quema de libros por bomberos, una mujer en una hoguera dejándose quemar con sus libros o la peculiar guarida de  "Los hombres libro". Aunque se comenta que hubo desavenencias entre ambos protagonistas, nada de ello queda reflejado en la pantalla, donde la interpretación de una bellísima Julie Christie consigue seducir al espectador, ya sea como maestra interesada en la lectura o como esposa robot absolutamente abducida por el Sistema. Truffaut, buen conocedor del cine, se ocupa de llenar la pantalla no sólo con la imagen, también otorga gran importancia a la presencia del sonido, y para ello se vale bien de las alarmas, el estrepitoso ruido del coche de Bomberos o de la excelente música de Bernard Hermann. Pese a que algunos le encuentren inconvenientes al visionado actual de la cinta, su mensaje no ha perdido un ápice de su fuerza, ni tampoco lo ha hecho su explícita denuncia de un régimen totalitario que basa en la incultura y el analfabetismo de sus habitantes su principal arma de dominio. Ese lírico y naturalista final, en el que el anhelo humano por ser libre se funde con la idea misma de "libro" es más que suficiente para seguir amando esta película.


fahrenheit


Director: François Truffaut.

Intérpretes: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, Jeremy Spenser, Ann Bell. 

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

Información complementaria:

FAHRENHEIT 451 (1966). El futuro de François Truffaut.

fahrenheit
Truffaut afronta el reto de trasladar a la pantalla el gran relato de Ray Bradbury y lo hace con gran entusiasmo, adaptando él mismo el guión con la ayuda de Jean-Louis Richard. En este relato, Bradbury describe una supuesta sociedad del futuro, un mundo distópico, que utiliza en su trama acontecimientos históricos vividos en nuestro pasado más real. Retrata una sociedad donde se impone la apatía e impera un hedonismo que mantiene a los individuos en una especie de limbo, sin ideas propias, sin reflexiones, sin sobresaltos, con una vida fácil pero insípida. La felicidad, considerada como la ausencia de problemas, es facilitada por el propio Estado, que sobreprotege a los individuos manteniéndolos entretenidos en tareas absurdas. Los individuos son controlados por el Estado mediante dos grandes pilares: La televisión y el uso de pastillas tranquilizantes. Los libros y la lectura están prohibidos porque causan insatisfacción en los individuos. Fahrenheit 451 es la temperatura a la que arde el papel de los libros. Como la lectura está prohibida por el Estado, es la Brigada de Bomberos, Fahrenheit 451, la que se encarga de ir a los domicilios, buscar hasta en los escondites más secretos y quemar cualquier tipo de libro. Uno de estos disciplinados y leales bomberos, Montag (Oskar Werner), conoce, en el tren que lo lleva habitualmente de vuelta a su casa, a una joven maestra, Clarissa (Julie Christie), la cual se muestra desde el principio muy interesada en las tareas de Montag y le realiza varias preguntas. Inicialmente tímido y parco en sus contestaciones, sin apenas darse cuenta, quedará más impresionado por la joven de lo que él mismo acierta a entender. Posteriormente, dichas cuestiones se convertirán en la semilla de sus futuras acciones. Clarissa por su parte es una joven maestra de niños que lee a escondidas, vive en una casa que alberga una gran biblioteca y es capaz de mantener la frescura y sinceridad de unas ideas propias. Tras el encuentro en el tren, estando ya en su hogar, Montag mira ahora a su esposa (curiosamente interpretada por la misma actriz) de forma diferente. Comienza a notar la diferencia que puede existir entre mantener una conversación interesante o vivir manteniendo diálogos huecos. Clarisse será por tanto la encargada de despertar en Montag su curiosidad por la lectura y las nuevas ideas, llegándose a plantear  cuestiones que jamás había llegado a imaginar. Esta determinante influencia sobre él hará que Montag cambie radicalmente su forma de entender la vida.


fahrenheit


["La sola sospecha de que en el futuro el arte resultará devorado por la ciencia me angustia. Todos los días topamos con personas que desean la destrucción de la sabiduría humanista recogida por los hombres para poder manejar a éstos como máquinas. Hitler, sin ir más lejos. El tema de Fahrenheit 451 surgió de esta obsesión y del descubrimiento de un documento de 1790 que exigía a los bomberos norteamericanos la quema de cualquier libro de influencia británica en las colonias. El firmante de esa orden era nada menos que Benjamín Franklin". Ray Bradbury]

Bradbury hablaba acerca del efecto que las cosas del universo tienen sobre el espíritu de los individuos y lo hacía con bellas metáforas que jugaban con el mundo de las ideas. Hablaba sobre el efecto que nosotros tenemos sobre los demás, y sobre el modo en que nos condiciona la sociedad en la que vivimos. Bradbury contrario al uso de la televisión como medio de entretenimiento para llegar a las masas, lo demuestra claramente en este relato.

“ La televisión, esa bestia insidiosa, esa medusa que convierte en piedra a millones de personas todas las noches mirándolas fijamente, esa sirena que llama y canta, que promete mucho y que en realidad da muy poco” Ray Bradbury

fahrenheit

Su defensa del mundo de los libros, de la sabiduría transmitida a través de la palabra y la conversación, se sustenta demostrando que cómo sólo los que siguen leyendo libros son los únicos capaces de no obedecer ciegamente, de mantenerse con espíritu humano y con una mente capaz de preservar la naturaleza que nos rodea. Se podría concluir de este modo, que pensar nos hace mejores personas y nos convierte en individuos, es decir, en seres individuales. Estamos ante uno de los grandes relatos de Ciencia Ficción llevado al cine. Pero a diferencia de la mayoría, ni la aventura, ni la acción, ni los grandes efectos especiales caracterizan a este relato que Truffaut que, imprimiendo su estilo e inmerso en la Nouvelle Vague, lo trasladó con mucho esfuerzo al cine. Hay que reconocer que no fue el primero de los grandes cineastas de la Nouvelle Vague en mostrar interés por el género de Ciencia- ficción. Un año antes, su compañero Jean-Luc Godard elaboró en blanco y negro la cinta "Alphaville (1965)". Con la ayuda inestimable de la fotografía del gran Nicolas Roeg, el cual adquirió un gran prestigio con otros films como "Doctor Zhivago (1965)" de David Lean o "La máscara de la muerte roja (1964)" de Roger Corman. Roeg ha sido una gran influencia para directores de cine como David Lynch, quien hereda parte de su estética y de su característico surrealismo. También influye al escritor de novelas gráficas Alan Moore, en trabajos como "Watchmen", una de las mejores obras del escritor. Desde su rodaje, fue una de las películas que más le hizo sufrir. Se embarcó en una aventura que le llevó cuatro años en realizar, con continuas reescrituras del guión. Algunas de las dificultades con las que se encontró fueron de lo más absurdas, como el pánico que despertaba en EEUU el cumplimiento estricto de las leyes de autor. Los abogados hollywoodenses de la Universal querían que no se quemaran los libros de Faulkner, Sartre, Proust, Genet, Salinger, Audiberti...: "Limítese a los libros que pertenezcan al dominio público", decían, por temor a eventuales demandas". El relato, pese a lo épico de su elaboración para el cine, consigue trasladar de forma sencilla, con un estética futurista marcada por el estilo de la época, las principales ideas del libro. 


fahrenheit

Es un film que, lejos de pretender entretener pretende hacernos reflexionar, está guiado por una buena narración, con el ritmo adecuado, unos diálogos interesantes y algunas de la escenas más icónicas que nos ha dejado el cine: La quema de libros por bomberos, una mujer en una hoguera dejándose quemar con sus libros o la peculiar guarida de  "Los hombres libro". Aunque se comenta que hubo desavenencias entre ambos protagonistas, nada de ello queda reflejado en la pantalla, donde la interpretación de una bellísima Julie Christie consigue seducir al espectador, ya sea como maestra interesada en la lectura o como esposa robot absolutamente abducida por el Sistema. Truffaut, buen conocedor del cine, se ocupa de llenar la pantalla no sólo con la imagen, también otorga gran importancia a la presencia del sonido, y para ello se vale bien de las alarmas, el estrepitoso ruido del coche de Bomberos o de la excelente música de Bernard Hermann. Pese a que algunos le encuentren inconvenientes al visionado actual de la cinta, su mensaje no ha perdido un ápice de su fuerza, ni tampoco lo ha hecho su explícita denuncia de un régimen totalitario que basa en la incultura y el analfabetismo de sus habitantes su principal arma de dominio. Ese lírico y naturalista final, en el que el anhelo humano por ser libre se funde con la idea misma de "libro" es más que suficiente para seguir amando esta película.


fahrenheit


Director: François Truffaut.

Intérpretes: Julie Christie, Oskar Werner, Cyril Cusack, Anton Diffring, Jeremy Spenser, Ann Bell. 

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

Información complementaria:

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