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Esta película fue de lo mejor de
2014, y lo digo sin ningún tipo de rubor, ni vergüenza. Es una gran película,
no sólo por el entretenimiento, sino porque tiene contenido (a diferencia de
muchos blockbusters). Ya desde sus primeras escenas, con los simios de caza
bajo la mirada de su jefe "César" (Andy Serkis), me cautivaron como espectador.
No me ha sido difícil imaginar a
los humanos prehistóricos reales cazando en grupo, al ver a la comunidad de
simios inteligentes en esta ficción tan sensacional como bien construida. La segunda parte de "El origen
del planeta de los simios" suma calidad a la franquicia que empezó en el año
1968, y que ha sufrido secuelas y reboots, para ganar muchos puntos y tener muy
en cuenta el camino a seguir por la serie de películas reiniciada y que pronto
verá continuidad, hasta llevar previsiblemente de nuevo, a visionar la estatua
de la libertad, bajo la maldición a la especie humana a causa de las
inconscientes guerras.
Yo hace 2 años, me aventuré a vaticinar una nominación a los
Oscar en el apartado de efectos especiales, pero hay mucho más que un despliegue
técnico maravilloso bajo la técnica de captura del movimiento, hay otras
genialidades actorales, que reflejan a la perfección las facciones y los
sentimientos de todos los simios interpretados por actores.
Me quedaría corto si no hablase
también del mensaje que ofrece la cinta de Matt Reeves. Hay en este filme un manifiesto pacífico que
se despliega como tema de fondo, resultándome admirable. De algún modo se
muestra que ya sea mediante simios o humanos, existen unas características
comunes que nos hacen pelear entre nosotros. La guerra es inherente al
humano..y al simio. Los esfuerzos de César y su amigo humano por defender y
aunar sus objetivos de paz, entendimiento y colaboración, se verán en peligro,
en un mundo apocalíptico en el que la supervivencia está a la orden del día.
El miedo del humano..y del simio a perder a su
familia, a ver sufrir a los suyos y a prevalecer como especie dominante son
esenciales, lo que llevará a cuestionar en los simios ..y en los humanos a sus
propios jefes, debido al posible peligro y a la falta de confianza de los unos
hacia los otros. El simio "Kobe" y el personaje que interpreta Gary Oldman son,
los lados opuestos que amenazan la cohesión de dos civilizaciones enfrentadas,
que siguiendo el cauce de la teoría evolutiva de Darwin, condicionará la
supervivencia de unos en detrimento de "los otros".
Dentro de toda la vistosidad digital y el
entretenimiento (con peleas y fuegos de artificio), se puede observar una carga
emocional extra en esta película, que realmente nos hace pensar en quién somos
como especie y en la importancia que debe tener la diplomacia y el esfuerzo por
el entendimiento entre pueblos, evitando así el bucle de desgracias y perdición
al que nos conduce la guerra. La pena es que casi siempre ocurre lo mismo..los
intereses personales priman sobre los colectivos. Y si se trata de supervivencia
más aún. La traición por las ansias de poder infectan al humano en la realidad
y en la ficción. Y por supuesto los simios no se quedan atrás en esta coincidencia
puesto que "Ellos" son Nosotros...
Título original: Dawn of the Planet of the Apes.
Director: Matt Reeves.
Intérpretes: Jason
Clarke, Gary
Oldman, Andy
Serkis, Keri
Russell, Toby
Kebbell, Kodi
Smit-McPhee, Enrique
Murciano.
Esta película fue de lo mejor de
2014, y lo digo sin ningún tipo de rubor, ni vergüenza. Es una gran película,
no sólo por el entretenimiento, sino porque tiene contenido (a diferencia de
muchos blockbusters). Ya desde sus primeras escenas, con los simios de caza
bajo la mirada de su jefe "César" (Andy Serkis), me cautivaron como espectador.
No me ha sido difícil imaginar a
los humanos prehistóricos reales cazando en grupo, al ver a la comunidad de
simios inteligentes en esta ficción tan sensacional como bien construida. La segunda parte de "El origen
del planeta de los simios" suma calidad a la franquicia que empezó en el año
1968, y que ha sufrido secuelas y reboots, para ganar muchos puntos y tener muy
en cuenta el camino a seguir por la serie de películas reiniciada y que pronto
verá continuidad, hasta llevar previsiblemente de nuevo, a visionar la estatua
de la libertad, bajo la maldición a la especie humana a causa de las
inconscientes guerras.
Yo hace 2 años, me aventuré a vaticinar una nominación a los
Oscar en el apartado de efectos especiales, pero hay mucho más que un despliegue
técnico maravilloso bajo la técnica de captura del movimiento, hay otras
genialidades actorales, que reflejan a la perfección las facciones y los
sentimientos de todos los simios interpretados por actores.
Me quedaría corto si no hablase
también del mensaje que ofrece la cinta de Matt Reeves. Hay en este filme un manifiesto pacífico que
se despliega como tema de fondo, resultándome admirable. De algún modo se
muestra que ya sea mediante simios o humanos, existen unas características
comunes que nos hacen pelear entre nosotros. La guerra es inherente al
humano..y al simio. Los esfuerzos de César y su amigo humano por defender y
aunar sus objetivos de paz, entendimiento y colaboración, se verán en peligro,
en un mundo apocalíptico en el que la supervivencia está a la orden del día.
El miedo del humano..y del simio a perder a su
familia, a ver sufrir a los suyos y a prevalecer como especie dominante son
esenciales, lo que llevará a cuestionar en los simios ..y en los humanos a sus
propios jefes, debido al posible peligro y a la falta de confianza de los unos
hacia los otros. El simio "Kobe" y el personaje que interpreta Gary Oldman son,
los lados opuestos que amenazan la cohesión de dos civilizaciones enfrentadas,
que siguiendo el cauce de la teoría evolutiva de Darwin, condicionará la
supervivencia de unos en detrimento de "los otros".
Dentro de toda la vistosidad digital y el
entretenimiento (con peleas y fuegos de artificio), se puede observar una carga
emocional extra en esta película, que realmente nos hace pensar en quién somos
como especie y en la importancia que debe tener la diplomacia y el esfuerzo por
el entendimiento entre pueblos, evitando así el bucle de desgracias y perdición
al que nos conduce la guerra. La pena es que casi siempre ocurre lo mismo..los
intereses personales priman sobre los colectivos. Y si se trata de supervivencia
más aún. La traición por las ansias de poder infectan al humano en la realidad
y en la ficción. Y por supuesto los simios no se quedan atrás en esta coincidencia
puesto que "Ellos" son Nosotros...
Título original: Dawn of the Planet of the Apes.
Director: Matt Reeves.
Intérpretes: Jason
Clarke, Gary
Oldman, Andy
Serkis, Keri
Russell, Toby
Kebbell, Kodi
Smit-McPhee, Enrique
Murciano.
"Child 44" llegó a Cines de nuestro país de la mano de eOne
Films después de sufrir uno de los mayores fracasos de la historia reciente del
cine americano; producida por Ridley Scott y dirigida
por Daniel Espinosa ("Easy money (2010)",
"El invitado (2012)"), la adaptación de la novela basada en
los asesinatos reales de "El cirujano de Rostov" escrita en 1998
por Tom Rob Smith, apenas recaudo más de un millón de $ con un
presupuesto estimado entre 50/60 millones. Las razones de su fiasco se
relacionaron con las durísimas críticas negativas en la previa de su
lanzamiento y con el tono claramente desalentador de su historia, en estos
tiempos parece que nadie quiere ir a ver una película sobre un asesino de
niños, y menos aún si está ambientada en Europa. Pero, ojo, parece ser no fue
tomado en cuenta por sus productores, el hecho que desde 1990 con "La
caza del Octubre rojo" un film de (o con) actores americanos
dando vida a rusos o europeos con otro acento que no sea el suyo propio se han
contado por fiascos.
Analizando el film por su contenido y no por su
trayectoria, estamos ante un (buen, que no notable) drama de personajes
llevados al límite por sus creencias, acertadas o erróneas, y por sus
vivencias, y como un régimen cerrado, el de Stalin, destruyó enteramente una
nación por su obcecación por creerse perfecto y por querer crear un paraíso en
la tierra desde las cenizas de una Rusia caída. Lo mejor de El niño 44 pasa
por sus actores, desde un inmenso Tom Hardy, a una no menos
soberbia (herida en alma y vida) Noomi Rapace. En la segunda
escala a destacar encontraremos a Joel Kinnaman en un papel
hecho a su medida de inamovible rostro. Y al siempre enorme Gary Oldman como
un acabado general denostado en Volsk, a donde los azares del relato llevaran a
Leo Demidov (Hardy) por negarse a entregar a su mujer acusada sin pruebas de
traidora. Pequeños papeles para Vincent Cassel y Fares
Fares, este último en un personaje que promete mucho y luego se diluye como
un azucarillo. Menos tiempo de pantalla tiene Jason Clarke, el cual
han tenido la osadia de incluir en los carteles por lo menos en el momento de
su estreno en Cine cuando sale apenas en dos escenas y al comienzo del film,
dando vida a un hombre huido acusado de revolucionario. Cameo total es lo
de Charles Dance.
Desgranar el argumento de El niño 44 es
toda una odisea, tiene un gran número de sub-tramas todas ellas tremendamente
densas, y que pretende solventar en algo más de dos horas, una misión altamente
imposible. Los personajes centrales del relato son Leo Demidov (Hardy)
y su esposa Raisa (Rapace). El primero fue un superviviente proveniente de un
orfanato, adoptado por el régimen, y apodado Leo, como el Leon. Años después
Leo fue clave en la toma de Stalin de Rusia, y elevado a la categoría de héroe de
guerra. Recibió un puesto en la MGB, y se dedico a llevar a cabo su trabajo sin
cuestionar las ordenes, eso sí, no dispara un arma contra ningún ser humano en
toda la película. Algo que le costara numerosos enfrentamientos físicos y no
menos palizas. Cuando su vida parece ideal, aparece muerto el hijo de su mejor
amigo y compañero en el MGB, Alexei (Fares) con evidentes signos de haber sido
asesinado, la investigación dictamina que fue un accidente, y la autopsia es
manipulada, Leo es el encargado de leer el informe, aún sabiendo que en este
solo hay mentiras. Más tarde, tras mostrar sus (pequeñas) reticencias con el
caso, le instan a investigar a una sospechosa de traidora, su propia esposa.
Tras dudar de ella, e investigar, Leo dictamina ante sus superiores que Raisa
es inocente. Pero como respuesta recibe el destierro. Paralelamente se
alimentan las sub-tramas que siguen el oído acérrimo de Vasili (Joel Kinnaman)
hacia Leo, del que quiere su puesto en el MGB y su vida. Y los nuevos
asesinatos de sometidos por el ahora llamado ‘El cirujano’ que están dejando un
rastro de cadáveres siempre cerca de las vías del tren. Todo ello, mezclado con
los tremebundos azares que la vida les tiene guardados a Leo y Raisa,
condenados en vida a morir en el destierro de Volsk.
Con todos esos frentes abiertos, estaba
claro que una o varias de las historias paralelas de El niño 44 iban
a quedar o resultas rápida o fallidamente. Y eso es exactamente lo que sucede.
Solo la que sigue la vida en pareja de Leo y Raisa tiene un comienzo, un nudo y
desenlace claro, y bien resuelto, Magníficamente resuelto añadiría. Es tremenda
la entrega al personaje de Hardy (imprescindible su versión original) y la
fuerza para sobrevivir y adaptarse de Raisa, ojo a cuando le dice a su marido
las verdaderas razones por las que acepto casarse con él, tremendo testimonio.
Luego entra en escena Vasili, un tipo parco en palabras, con sed de sangre y
entregado totalmente al régimen, que odia de forma enfermiza a Leo, y cuya
misión será la de destruirle moral y luego físicamente. Pasa, que sus idas y
venidas en el metraje van restándole punch a su trama y a su
personaje, a favor del de ‘El cirujano’ cuya identidad en primera instancia es
escondida, y luego revelada de forma inesperada sin ningún tipo de sorpresa, y
con unas explicaciones casi nulas. No ayuda la desangelada interpretación del
actor elegido, y los motivos que da para hacer lo que hace. Todo eso, se mezcla
con la investigación de Leo para encontrar al asesino, y su vuelta a Moscú con
una identidad falsa. Hay un punto deno-retorno en El
niño 44 en donde el espectador pasa de creer que cualquier cosa puede
pasar a lo contrario. Es aquel en donde Leo, tras serle administrado el suero
de la verdad, es enviado en un vagón a Volsk de nuevo, pero con dos asesinos
que acabaran con su vida en mitad del camino. Es un momento tremendo, no tan
nítidamente filmado como debiera, pero conseguido en tensión. Pasa que si uno
acaba viendo como tras ser apalizado y acuchillados tanto Leo
como Raisa, siguen en la siguiente secuencia en pie, comienza a pensar que más
que supervivientes son inmortales.
Espinosa se apuntó un tanto con El invitado,
un thriller de acción que prometió hasta secuela. Pero aquí, en lugar de dar un
paso más allá, retrocede un peldaño, no sabiendo manejarse en una historia
demasiado densa, y a la vista de sus posibilidades, ambiciosa. Vale que nos da
una idea clara del Estado del miedo y la opresión que supuso el régimen de
Stalin. Y que su ambientación es sencillamente espectacular. Pero Espinosa, va
hilvanando escena de acción fallida (su toma de Rusia, con una set-pieces de
guerra en donde no se ve nada más que el fuego de los disparos) con otra
acertada (la caza al personaje de Jason Clarke) y así en sucesivas. Mientras
los actores, en su mayoría se entregan en cuerpo y alma a los personajes. Por
momentos parece que El niño 44 no sabe que quiere ser
sí un thriller de investigación o un drama de post-guerra, sí un film de acción
o una historia de odios arraigados al alma. Tiene un halo descarnado que
sobrevuela su historia, contiene momentos durísimos, pero navega en un mar de
dudas, e historias inconclusas. Eso sí, es un film que decididamente vale la
pena por la sobresaliente labor de Tom Hardy, con una de las mejores
interpretaciones del año. Una pena que casi nadie lo haya visto.
Título original: Child 44.
Director: Daniel Espinosa.
Reparto: Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, Fares
Fares, Joel Kinnaman, Vincent Cassel, Jason Clarke, Josef Altin, Ned Dennehy,
Charles Dance, Paddy Considine.
"Child 44" llegó a Cines de nuestro país de la mano de eOne
Films después de sufrir uno de los mayores fracasos de la historia reciente del
cine americano; producida por Ridley Scott y dirigida
por Daniel Espinosa ("Easy money (2010)",
"El invitado (2012)"), la adaptación de la novela basada en
los asesinatos reales de "El cirujano de Rostov" escrita en 1998
por Tom Rob Smith, apenas recaudo más de un millón de $ con un
presupuesto estimado entre 50/60 millones. Las razones de su fiasco se
relacionaron con las durísimas críticas negativas en la previa de su
lanzamiento y con el tono claramente desalentador de su historia, en estos
tiempos parece que nadie quiere ir a ver una película sobre un asesino de
niños, y menos aún si está ambientada en Europa. Pero, ojo, parece ser no fue
tomado en cuenta por sus productores, el hecho que desde 1990 con "La
caza del Octubre rojo" un film de (o con) actores americanos
dando vida a rusos o europeos con otro acento que no sea el suyo propio se han
contado por fiascos.
Analizando el film por su contenido y no por su
trayectoria, estamos ante un (buen, que no notable) drama de personajes
llevados al límite por sus creencias, acertadas o erróneas, y por sus
vivencias, y como un régimen cerrado, el de Stalin, destruyó enteramente una
nación por su obcecación por creerse perfecto y por querer crear un paraíso en
la tierra desde las cenizas de una Rusia caída. Lo mejor de El niño 44 pasa
por sus actores, desde un inmenso Tom Hardy, a una no menos
soberbia (herida en alma y vida) Noomi Rapace. En la segunda
escala a destacar encontraremos a Joel Kinnaman en un papel
hecho a su medida de inamovible rostro. Y al siempre enorme Gary Oldman como
un acabado general denostado en Volsk, a donde los azares del relato llevaran a
Leo Demidov (Hardy) por negarse a entregar a su mujer acusada sin pruebas de
traidora. Pequeños papeles para Vincent Cassel y Fares
Fares, este último en un personaje que promete mucho y luego se diluye como
un azucarillo. Menos tiempo de pantalla tiene Jason Clarke, el cual
han tenido la osadia de incluir en los carteles por lo menos en el momento de
su estreno en Cine cuando sale apenas en dos escenas y al comienzo del film,
dando vida a un hombre huido acusado de revolucionario. Cameo total es lo
de Charles Dance.
Desgranar el argumento de El niño 44 es
toda una odisea, tiene un gran número de sub-tramas todas ellas tremendamente
densas, y que pretende solventar en algo más de dos horas, una misión altamente
imposible. Los personajes centrales del relato son Leo Demidov (Hardy)
y su esposa Raisa (Rapace). El primero fue un superviviente proveniente de un
orfanato, adoptado por el régimen, y apodado Leo, como el Leon. Años después
Leo fue clave en la toma de Stalin de Rusia, y elevado a la categoría de héroe de
guerra. Recibió un puesto en la MGB, y se dedico a llevar a cabo su trabajo sin
cuestionar las ordenes, eso sí, no dispara un arma contra ningún ser humano en
toda la película. Algo que le costara numerosos enfrentamientos físicos y no
menos palizas. Cuando su vida parece ideal, aparece muerto el hijo de su mejor
amigo y compañero en el MGB, Alexei (Fares) con evidentes signos de haber sido
asesinado, la investigación dictamina que fue un accidente, y la autopsia es
manipulada, Leo es el encargado de leer el informe, aún sabiendo que en este
solo hay mentiras. Más tarde, tras mostrar sus (pequeñas) reticencias con el
caso, le instan a investigar a una sospechosa de traidora, su propia esposa.
Tras dudar de ella, e investigar, Leo dictamina ante sus superiores que Raisa
es inocente. Pero como respuesta recibe el destierro. Paralelamente se
alimentan las sub-tramas que siguen el oído acérrimo de Vasili (Joel Kinnaman)
hacia Leo, del que quiere su puesto en el MGB y su vida. Y los nuevos
asesinatos de sometidos por el ahora llamado ‘El cirujano’ que están dejando un
rastro de cadáveres siempre cerca de las vías del tren. Todo ello, mezclado con
los tremebundos azares que la vida les tiene guardados a Leo y Raisa,
condenados en vida a morir en el destierro de Volsk.
Con todos esos frentes abiertos, estaba
claro que una o varias de las historias paralelas de El niño 44 iban
a quedar o resultas rápida o fallidamente. Y eso es exactamente lo que sucede.
Solo la que sigue la vida en pareja de Leo y Raisa tiene un comienzo, un nudo y
desenlace claro, y bien resuelto, Magníficamente resuelto añadiría. Es tremenda
la entrega al personaje de Hardy (imprescindible su versión original) y la
fuerza para sobrevivir y adaptarse de Raisa, ojo a cuando le dice a su marido
las verdaderas razones por las que acepto casarse con él, tremendo testimonio.
Luego entra en escena Vasili, un tipo parco en palabras, con sed de sangre y
entregado totalmente al régimen, que odia de forma enfermiza a Leo, y cuya
misión será la de destruirle moral y luego físicamente. Pasa, que sus idas y
venidas en el metraje van restándole punch a su trama y a su
personaje, a favor del de ‘El cirujano’ cuya identidad en primera instancia es
escondida, y luego revelada de forma inesperada sin ningún tipo de sorpresa, y
con unas explicaciones casi nulas. No ayuda la desangelada interpretación del
actor elegido, y los motivos que da para hacer lo que hace. Todo eso, se mezcla
con la investigación de Leo para encontrar al asesino, y su vuelta a Moscú con
una identidad falsa. Hay un punto deno-retorno en El
niño 44 en donde el espectador pasa de creer que cualquier cosa puede
pasar a lo contrario. Es aquel en donde Leo, tras serle administrado el suero
de la verdad, es enviado en un vagón a Volsk de nuevo, pero con dos asesinos
que acabaran con su vida en mitad del camino. Es un momento tremendo, no tan
nítidamente filmado como debiera, pero conseguido en tensión. Pasa que si uno
acaba viendo como tras ser apalizado y acuchillados tanto Leo
como Raisa, siguen en la siguiente secuencia en pie, comienza a pensar que más
que supervivientes son inmortales.
Espinosa se apuntó un tanto con El invitado,
un thriller de acción que prometió hasta secuela. Pero aquí, en lugar de dar un
paso más allá, retrocede un peldaño, no sabiendo manejarse en una historia
demasiado densa, y a la vista de sus posibilidades, ambiciosa. Vale que nos da
una idea clara del Estado del miedo y la opresión que supuso el régimen de
Stalin. Y que su ambientación es sencillamente espectacular. Pero Espinosa, va
hilvanando escena de acción fallida (su toma de Rusia, con una set-pieces de
guerra en donde no se ve nada más que el fuego de los disparos) con otra
acertada (la caza al personaje de Jason Clarke) y así en sucesivas. Mientras
los actores, en su mayoría se entregan en cuerpo y alma a los personajes. Por
momentos parece que El niño 44 no sabe que quiere ser
sí un thriller de investigación o un drama de post-guerra, sí un film de acción
o una historia de odios arraigados al alma. Tiene un halo descarnado que
sobrevuela su historia, contiene momentos durísimos, pero navega en un mar de
dudas, e historias inconclusas. Eso sí, es un film que decididamente vale la
pena por la sobresaliente labor de Tom Hardy, con una de las mejores
interpretaciones del año. Una pena que casi nadie lo haya visto.
Título original: Child 44.
Director: Daniel Espinosa.
Reparto: Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, Fares
Fares, Joel Kinnaman, Vincent Cassel, Jason Clarke, Josef Altin, Ned Dennehy,
Charles Dance, Paddy Considine.
Le guardo fidelidad absoluta a
Arnold Schwarzenegger. Dicho esto, con ilusión en la fecha indicada, visioné "Terminator Génesis". Al ver el film de Alan Taylor ("Thor 2 (2013)") no pude sino
albergar sentimientos encontrados. Por una parte intuía (creo que todo el mundo
lo sabía) que "Génesis" no iba a estar a la altura de "Terminator (1984)" y "Terminator 2 (1991)", pero diré en su favor que sí se coloca directamente detrás de
ellas en cuanto a la ilusión y entusiasmo que me ha proporcionado. "Terminator
Génesis" funciona como homenaje y como relanzamiento, siendo capaz de restaurar
infográficamente (con desigual resultado) secuencias icónicas, al mismo tiempo
que hace cómplice al espectador que antaño convirtió las dos primeras entregas
de la saga en memorables. El pulso narrativo de "Terminator Génesis" no ha sido capaz del todo, de devolvernos la épica y la fuerza de las películas de
Cameron, pero cumple con creces en el esfuerzo por acercarse como ninguna otra
a algo que no consiguieron ni la incomprendida "Terminator 3 (2003)" ni la pretenciosa "Terminator Salvación (2009)", ofreciendo algo de ese carisma y satisfactorios
resultados que se dieron en 1984 y 1991, y que generaron mi fanatismo por la
saga Terminator. La poderosa presencia de Schwarzenegger, es razón de peso para
sentarse en la butaca, su aparición en pantalla de nuevo con su Terminator, me
lleva a abstraerme y a sentirme como ese adolescente al que la interpretación
de Arnold, primero como exterminador inquebrantable y luego como salvador de la
humanidad, me cautivaron de tal modo que en una sensación inspiradora, pensé en
lo que todo ser humano debe marcarse como misión al ser consciente de su
existencia, vivir, sin remordimientos, ni miedo, sin detenerse ante nada para
cumplir con los objetivos necesarios.
En "Génesis" he asistido a la recolección
de pizcas de la genialidad mostrada en la época del vhs, pasada ahora por un un
grueso filtro que a base de bucles temporales, paradojas espacio-tiempo además
de algún que otro agujero narrativo, no hacen brillar del todo a la última
entrega de la franquicia, pero que aún así contiene momentos de fulgurante
acción, a la par que una emotividad que me sumerge en el magnetismo que me
produjo siempre toda la franquicia futurista. Aquí el T-800, modelo 101,
encarnando por un admirable y venerable Arnold, desprende una conexión
entrañable con su protegida, una Sarah Connor (Emily Clarke) que siente un
envidiable apego por su padre adoptivo, una máquina cuya misión es protegerla,
cumpliendo con la finalidad de ser un guardián, un mentor, un tutor que aunque
no pueda sentir, sí puede aprender a valorar el cariño y la tutela que debe dar
en su cometido de padre. Los guionistas Laeta Kalogridis y Patrick Lusssier han
elaborado una historia que aunque no sea perfecta, a ritmo de guiños
referenciales, acción desenfrenada y algún que otro pequeño momento íntimo,
aprovechan inteligentemente la edad actual del roble de Austria (67 años), para
introducirlo en la era digital enfrentándolo a sí mismo con las facciones que
tuvo hace más 30 años. Una era digital actual en la que la tecnología se ha
convertido en una religión, movilizando a sus fieles en torno al siguiente
avance en forma de cualquier dispositivo electrónico nuevo (móviles, tablets,
videojuegos, aplicaciones etc..) todos ellos anunciados en centros comerciales
y publicitados hasta la saciedad, y que no marcan sino la cuenta atrás para el
Apocalipsis del ser humano.
Puede que con "Terminator Génesis" Schwarzenegger
comience a caminar hacia su particular crepúsculo de los dioses, dados los
resultados por ahora en la taquilla, que no están siendo todo lo satisfactorios
que cabía esperar en EEUU (aunque en su primer fin de semana "Terminator
Génesis" fuera de las fronteras americanas se haya convertido en la número 1).
Querría poner de manifiesto mi malestar, enfrentándome a los críticos yanquis,
que han arremetido con saña contra "Terminator Génesis" aludiendo a
injustificados argumentos poco sólidos. También la tibia acogida de la película
de Alan Taylor en la festividad del 4 de Julio, con un público que ha preferido
ausentarse de los cines, no ha hecho sino perjudicar la trayectoria de la
última secuela postapocalíptica de Schwarzenegger. Al parecer a los que no les
ha hecho mella el éxodo del cine en estas fechas tan señaladas, han elegido las
mordeduras y arañazos de la inalcanzable "Jurassic World (2015)" y la nueva entrega de
la factoría animada de Pixar, relegando a "Génesis" a un tercer lugar en cuanto
a las preferencias estadounidenses. La horrible y desatrosa campaña de
publicidad, revelando datos de crucial interés en los tráilers (los dolorosos
spoilers) del personaje de John Connor, han producido a mi entender un daño
irreversible e inconscientemente hiriente al film. Insisto, "Terminator
Génesis" tiene elementos para ser una digna sucesora de la franquicia, en su
momento fue planteada como nueva trilogía, ahora a la espera de sus ya dudosos
resultados, me duele decir (y ojalá me equivoque) que no tendrá
continuidad....Haciendo referencia a una frase de la propia "Terminator
Génesis": -Sigue en línea recta, avanza, no mires atrás-. Arnold puede sentirse
orgulloso de estar viejo, no obsoleto, para continuar su carrera, sabiendo que
en su excelente último trabajo como Terminator, ha vuelto a demostrarme porqué
le tengo tanto afecto. De algún modo veo a Arnie "el abuelo" como un padre en
la ficción para mí, un padre que protegerá hasta el final a "su Sarah", a su
niña, a su hija...Puede que Terminator ya no regrese más, pero él
(Schwarzenegger) de seguro que volverá.
Frase para recordar:: "Fui programado para protegerte."
Título original: Terminator Genisys.
Director: Alan
Taylor.
Intérpretes: Emilia
Clarke, Arnold
Schwarzenegger, Jason
Clarke, Jai
Courtney, J.K.
Simmons, Dayo
Okeniyi, Lee
Byung-Hun, Matt
Smith, Michael
Gladis.
Le guardo fidelidad absoluta a
Arnold Schwarzenegger. Dicho esto, con ilusión en la fecha indicada, visioné "Terminator Génesis". Al ver el film de Alan Taylor ("Thor 2 (2013)") no pude sino
albergar sentimientos encontrados. Por una parte intuía (creo que todo el mundo
lo sabía) que "Génesis" no iba a estar a la altura de "Terminator (1984)" y "Terminator 2 (1991)", pero diré en su favor que sí se coloca directamente detrás de
ellas en cuanto a la ilusión y entusiasmo que me ha proporcionado. "Terminator
Génesis" funciona como homenaje y como relanzamiento, siendo capaz de restaurar
infográficamente (con desigual resultado) secuencias icónicas, al mismo tiempo
que hace cómplice al espectador que antaño convirtió las dos primeras entregas
de la saga en memorables. El pulso narrativo de "Terminator Génesis" no ha sido capaz del todo, de devolvernos la épica y la fuerza de las películas de
Cameron, pero cumple con creces en el esfuerzo por acercarse como ninguna otra
a algo que no consiguieron ni la incomprendida "Terminator 3 (2003)" ni la pretenciosa "Terminator Salvación (2009)", ofreciendo algo de ese carisma y satisfactorios
resultados que se dieron en 1984 y 1991, y que generaron mi fanatismo por la
saga Terminator. La poderosa presencia de Schwarzenegger, es razón de peso para
sentarse en la butaca, su aparición en pantalla de nuevo con su Terminator, me
lleva a abstraerme y a sentirme como ese adolescente al que la interpretación
de Arnold, primero como exterminador inquebrantable y luego como salvador de la
humanidad, me cautivaron de tal modo que en una sensación inspiradora, pensé en
lo que todo ser humano debe marcarse como misión al ser consciente de su
existencia, vivir, sin remordimientos, ni miedo, sin detenerse ante nada para
cumplir con los objetivos necesarios.
En "Génesis" he asistido a la recolección
de pizcas de la genialidad mostrada en la época del vhs, pasada ahora por un un
grueso filtro que a base de bucles temporales, paradojas espacio-tiempo además
de algún que otro agujero narrativo, no hacen brillar del todo a la última
entrega de la franquicia, pero que aún así contiene momentos de fulgurante
acción, a la par que una emotividad que me sumerge en el magnetismo que me
produjo siempre toda la franquicia futurista. Aquí el T-800, modelo 101,
encarnando por un admirable y venerable Arnold, desprende una conexión
entrañable con su protegida, una Sarah Connor (Emily Clarke) que siente un
envidiable apego por su padre adoptivo, una máquina cuya misión es protegerla,
cumpliendo con la finalidad de ser un guardián, un mentor, un tutor que aunque
no pueda sentir, sí puede aprender a valorar el cariño y la tutela que debe dar
en su cometido de padre. Los guionistas Laeta Kalogridis y Patrick Lusssier han
elaborado una historia que aunque no sea perfecta, a ritmo de guiños
referenciales, acción desenfrenada y algún que otro pequeño momento íntimo,
aprovechan inteligentemente la edad actual del roble de Austria (67 años), para
introducirlo en la era digital enfrentándolo a sí mismo con las facciones que
tuvo hace más 30 años. Una era digital actual en la que la tecnología se ha
convertido en una religión, movilizando a sus fieles en torno al siguiente
avance en forma de cualquier dispositivo electrónico nuevo (móviles, tablets,
videojuegos, aplicaciones etc..) todos ellos anunciados en centros comerciales
y publicitados hasta la saciedad, y que no marcan sino la cuenta atrás para el
Apocalipsis del ser humano.
Puede que con "Terminator Génesis" Schwarzenegger
comience a caminar hacia su particular crepúsculo de los dioses, dados los
resultados por ahora en la taquilla, que no están siendo todo lo satisfactorios
que cabía esperar en EEUU (aunque en su primer fin de semana "Terminator
Génesis" fuera de las fronteras americanas se haya convertido en la número 1).
Querría poner de manifiesto mi malestar, enfrentándome a los críticos yanquis,
que han arremetido con saña contra "Terminator Génesis" aludiendo a
injustificados argumentos poco sólidos. También la tibia acogida de la película
de Alan Taylor en la festividad del 4 de Julio, con un público que ha preferido
ausentarse de los cines, no ha hecho sino perjudicar la trayectoria de la
última secuela postapocalíptica de Schwarzenegger. Al parecer a los que no les
ha hecho mella el éxodo del cine en estas fechas tan señaladas, han elegido las
mordeduras y arañazos de la inalcanzable "Jurassic World (2015)" y la nueva entrega de
la factoría animada de Pixar, relegando a "Génesis" a un tercer lugar en cuanto
a las preferencias estadounidenses. La horrible y desatrosa campaña de
publicidad, revelando datos de crucial interés en los tráilers (los dolorosos
spoilers) del personaje de John Connor, han producido a mi entender un daño
irreversible e inconscientemente hiriente al film. Insisto, "Terminator
Génesis" tiene elementos para ser una digna sucesora de la franquicia, en su
momento fue planteada como nueva trilogía, ahora a la espera de sus ya dudosos
resultados, me duele decir (y ojalá me equivoque) que no tendrá
continuidad....Haciendo referencia a una frase de la propia "Terminator
Génesis": -Sigue en línea recta, avanza, no mires atrás-. Arnold puede sentirse
orgulloso de estar viejo, no obsoleto, para continuar su carrera, sabiendo que
en su excelente último trabajo como Terminator, ha vuelto a demostrarme porqué
le tengo tanto afecto. De algún modo veo a Arnie "el abuelo" como un padre en
la ficción para mí, un padre que protegerá hasta el final a "su Sarah", a su
niña, a su hija...Puede que Terminator ya no regrese más, pero él
(Schwarzenegger) de seguro que volverá.
Frase para recordar:: "Fui programado para protegerte."
Título original: Terminator Genisys.
Director: Alan
Taylor.
Intérpretes: Emilia
Clarke, Arnold
Schwarzenegger, Jason
Clarke, Jai
Courtney, J.K.
Simmons, Dayo
Okeniyi, Lee
Byung-Hun, Matt
Smith, Michael
Gladis.