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danko: calor rojo
El director Walter Hill, enamorado del western en películas como "Forajidos de leyenda (1980)" y "Wild Bill (1995)" entre otras, creó el subgénero de las "buddy movies" en los 80's con su conseguida colaboración entre Nick Nolte y Eddie Murphy que tendría su secuela con "48 horas más (1990)". En 1987 llegaría la reina de las películas de colegas con "Arma letal" de Richard Donner, cumpliendo con el patrón de "poli blanco" junto a "poli negro" y un año más tarde Hill tuvo la genial idea de poner en pantalla el entendimiento internacional entre las dos potencias mundiales de la guerra fría frente a frente, como si de una película western fronteriza se tratara dirigiendo "Danko: Calor Rojo". Dado el recién nombramiento por aquella época de Mijaíl Gorbachov y su apertura hacia el capitalismo estadounidense, la conocida "Perestroika", la URSS que refleja el director Walter Hill es una muestra de un régimen comunista lleno de monumentos e ídolos del pasado ya en abandono por el pueblo ruso que mira con ilusión hacia un posible cambio político (obsevar la cómica reacción de los policías rusos en su comisaría al nombrar a América). Pero la tradición y la disciplina soviética que todavía marcan al país, se verán amenazadas por las mafias que ya han tomado contacto con el 'veneno americano' que supone el tráfico de drogas, que es controlado por un peligroso y escurridizo criminal georgiano, conocido como Víctor Rosta "Ed O´Ross". Aquí es donde un rígido y estricto capitán de policía "El inmenso Arnold" irá a los Estados Unidos de América en busca del criminal asesino narcotraficante después de aniquilar a su hermano y con la misión de encontrar a Víctor antes de que expanda el tráfico de drogas en un Moscú todavía reticente en adoptar las maneras americanas. 

danko: calor rojo

El capitán Ivan Danko se aliará con un policía parlanchín desastroso e irascible en los zapatos de un sarcástico James Belushi, para capturar al criminal que ahora persiguen tanto los EEUU como la antigua Unión Soviética. Me encantan las insensibles maneras de Arnold encarnando a su policía capitán comunista sin mostrar ningún tipo de sensación, representando al gobierno ruso de la época como si de una máquina se tratara. El momento en el que el protagonista de "Conan el bárbaro", aparece por vez primera en Danko: Calor Rojo entre las brumas de la sauna mostrando su descomunal figura antes de liarse a puñetazos (algo que Stallone repetiría muchos años después, pero con muchísima menos trascendencia visual con el mismo director en "Una bala en la cabeza (2013)") me resultó espectacular visualizando su contundencia y salvajismo. Un Schwarzenegger-Danko con mirada de tiburón buscando su presa que muestra una inexpresividad casi en todo momento hacia las payasadas de Belushi, un capitán ruso que desconoce la cultura occidental: -Capitalistas- dice al ver en la televisión una película porno, y que utilizando sus contundentes maneras violentas ante la mirada atónita de su 'yanqui' compañero (secuencia de la "ley Miranda" y referencia a "Harry el sucio" incluidas) mientras avanza la progresiva muestra de admiración y entendimiento entre los "opuestos" policías conversando el uno con el otro ya sea en un café o conduciendo un coche, van ofreciendo un estupendo regusto que deja un agradable "poso" de calidad al subgénero, a base de "acción ochentera de la buena".

danko: calor rojo

La virilidad con brochazos de ironía que se aprecian en Danko: Calor Rojo no hacen sino corroborar la efectividad y estupenda química entre el ruso imperturbable y el payaso americano. Tanto Arnold como Belushi son capaces de crear una extraña pareja que podría equipararse sin titubear a la unión musical de "Pavarotti" con "Marilyn Manson" llegando a fusionarse de una manera tan simpática y contundente que nadie podría negar su efectividad. Un par de datos interesantes: Danko, Calor Rojo fue la primera película americana en rodarse en la Plaza Roja de Moscú y después de terminar el film, y de que los chicos hicieran de las suyas destrozándolo todo a su paso, los servicios de mantenimiento de la ciudad de Chicago tuvieron que dedicar horas extras para arreglar los numerosos desperfectos provocados en el mobiliario urbano...Una película de acción con trasfondos políticos y ejemplares maneras de "buddy movie" para recordar y revisionar dada su espectacularidad, inesperada mezcla de protagonistas en estado de gracia y estupendo sabor añejo, los dorados años 80's. Schwarzenegger lo volvió a conseguir: El espectáculo estaba servido. -¿Conoce Miranda?-. -¿Quién es esa Zorra?-. ¡Zas! en toda la boca.

danko: calor rojo


Título original: Red heat.

Director: Walter Hill.

Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, James Belushi, Peter Boyle, Ed O'Ross, Laurence Fishburne.

Trailer:


B.S.O.:



Reseña escrita por Cristóbal Jiménez

DANKO: CALOR ROJO (1988). Las aventuras soviéticas de Schwarzenegger.

danko: calor rojo
El director Walter Hill, enamorado del western en películas como "Forajidos de leyenda (1980)" y "Wild Bill (1995)" entre otras, creó el subgénero de las "buddy movies" en los 80's con su conseguida colaboración entre Nick Nolte y Eddie Murphy que tendría su secuela con "48 horas más (1990)". En 1987 llegaría la reina de las películas de colegas con "Arma letal" de Richard Donner, cumpliendo con el patrón de "poli blanco" junto a "poli negro" y un año más tarde Hill tuvo la genial idea de poner en pantalla el entendimiento internacional entre las dos potencias mundiales de la guerra fría frente a frente, como si de una película western fronteriza se tratara dirigiendo "Danko: Calor Rojo". Dado el recién nombramiento por aquella época de Mijaíl Gorbachov y su apertura hacia el capitalismo estadounidense, la conocida "Perestroika", la URSS que refleja el director Walter Hill es una muestra de un régimen comunista lleno de monumentos e ídolos del pasado ya en abandono por el pueblo ruso que mira con ilusión hacia un posible cambio político (obsevar la cómica reacción de los policías rusos en su comisaría al nombrar a América). Pero la tradición y la disciplina soviética que todavía marcan al país, se verán amenazadas por las mafias que ya han tomado contacto con el 'veneno americano' que supone el tráfico de drogas, que es controlado por un peligroso y escurridizo criminal georgiano, conocido como Víctor Rosta "Ed O´Ross". Aquí es donde un rígido y estricto capitán de policía "El inmenso Arnold" irá a los Estados Unidos de América en busca del criminal asesino narcotraficante después de aniquilar a su hermano y con la misión de encontrar a Víctor antes de que expanda el tráfico de drogas en un Moscú todavía reticente en adoptar las maneras americanas. 

danko: calor rojo

El capitán Ivan Danko se aliará con un policía parlanchín desastroso e irascible en los zapatos de un sarcástico James Belushi, para capturar al criminal que ahora persiguen tanto los EEUU como la antigua Unión Soviética. Me encantan las insensibles maneras de Arnold encarnando a su policía capitán comunista sin mostrar ningún tipo de sensación, representando al gobierno ruso de la época como si de una máquina se tratara. El momento en el que el protagonista de "Conan el bárbaro", aparece por vez primera en Danko: Calor Rojo entre las brumas de la sauna mostrando su descomunal figura antes de liarse a puñetazos (algo que Stallone repetiría muchos años después, pero con muchísima menos trascendencia visual con el mismo director en "Una bala en la cabeza (2013)") me resultó espectacular visualizando su contundencia y salvajismo. Un Schwarzenegger-Danko con mirada de tiburón buscando su presa que muestra una inexpresividad casi en todo momento hacia las payasadas de Belushi, un capitán ruso que desconoce la cultura occidental: -Capitalistas- dice al ver en la televisión una película porno, y que utilizando sus contundentes maneras violentas ante la mirada atónita de su 'yanqui' compañero (secuencia de la "ley Miranda" y referencia a "Harry el sucio" incluidas) mientras avanza la progresiva muestra de admiración y entendimiento entre los "opuestos" policías conversando el uno con el otro ya sea en un café o conduciendo un coche, van ofreciendo un estupendo regusto que deja un agradable "poso" de calidad al subgénero, a base de "acción ochentera de la buena".

danko: calor rojo

La virilidad con brochazos de ironía que se aprecian en Danko: Calor Rojo no hacen sino corroborar la efectividad y estupenda química entre el ruso imperturbable y el payaso americano. Tanto Arnold como Belushi son capaces de crear una extraña pareja que podría equipararse sin titubear a la unión musical de "Pavarotti" con "Marilyn Manson" llegando a fusionarse de una manera tan simpática y contundente que nadie podría negar su efectividad. Un par de datos interesantes: Danko, Calor Rojo fue la primera película americana en rodarse en la Plaza Roja de Moscú y después de terminar el film, y de que los chicos hicieran de las suyas destrozándolo todo a su paso, los servicios de mantenimiento de la ciudad de Chicago tuvieron que dedicar horas extras para arreglar los numerosos desperfectos provocados en el mobiliario urbano...Una película de acción con trasfondos políticos y ejemplares maneras de "buddy movie" para recordar y revisionar dada su espectacularidad, inesperada mezcla de protagonistas en estado de gracia y estupendo sabor añejo, los dorados años 80's. Schwarzenegger lo volvió a conseguir: El espectáculo estaba servido. -¿Conoce Miranda?-. -¿Quién es esa Zorra?-. ¡Zas! en toda la boca.

danko: calor rojo


Título original: Red heat.

Director: Walter Hill.

Intérpretes: Arnold Schwarzenegger, James Belushi, Peter Boyle, Ed O'Ross, Laurence Fishburne.

Trailer:


B.S.O.:



Reseña escrita por Cristóbal Jiménez

calles de fuego 1984
El realizador californiano Walter Hill pertenece a esa generación de cineastas que cambiaron Hollywood en los años 70 del siglo XX. Esa generación cuasi-milagrosa, en la que se puede encuadrarse a directores tan ilustres como Steven Spielberg, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Brian de Palma. A esa progenie de cineastas, pertenece un puñado de nombres, no tan conocidos por el gran publico, pero que gozan de indudable culto para los cinéfilos. Hablamos de "animales cinematográficos", de la talla de Paul Schrader, John Milius, Michael Cimino, o le propio Hill. El específico denominador común del autor de "Driver (1978)", es su fascinación por la violencia (que está presente, como apunta el cineasta, en "...el 90% de las obras que consideramos valiosas para nuestra cultura occidental..."), y sus efectos más inmediatos, así como el retrato de monolíticos héroes auténticos, de una pieza, prestos o abocados a resolver la controversia de modo y al coste que sea, pero con un cierto y reconocible código de honor a la vieja usanza. Desde su excelente debut con "El luchador (1975)", recorrido nada complaciente por los combatientes ilegales en la era de la depresión del 29, Hill cultiva diversos géneros con bastante fortuna, entre los años 70 y 80.

calles de fuego 1984

A ese periodo pertenecen obras maravillosamente elaboradas, como la mencionada "Driver", metódico cruce entre la sobriedad-desnudez formal de Robert Bresson, con las persecuciones automovilísticas, tan de moda en el cine americano de la época; "Los amos de la noche. The Warriors (1979)", donde aproxima el Anábasis de Jenofonte; "Forajidos de Leyenda (1980)", su primera incursión en el western (género al que regresaría, tanto para el cine como la televisión, en décadas posteriores), a medio camino entre el fatalismo de Nicholas Ray y la lealtad traicionada de Sam Peckinpah, constituye un momento culminante de la violencia de su cine, donde su presentación física es parte indisoluble de la trama; "La presa (1981)", que reflexiona muy atinadamente en torno a la sencillez del estallido de un conflicto armado, en una trepidante epopeya sobre la caza del hombre (la violencia esta vez, más estilizada, deviene en cruel e implacable); o "Límite 48 horas (1983)", que prácticamente inventó las buddy movies, o películas de compañeros manifiestamente antagónicos, condenados a entenderse, que tanto poblaron la cartelera de los 80, un esquema al que HIll ha rendido un nostálgico homenaje en "Una bala en la cabeza (2012)", su bienvenido y refrescante retorno al alicaído panorama del thriller actual, que mereció mejor suerte en taquilla.

calles de fuego 1984

En 1984, con un magnífico bagage a sus espaldas, el realizador oriundo de Long Beach, con la complicidad del productor Joel Silver, estrena su capricho personal, su séptimo largometraje, el que nos ocupa. Rodado íntegramente entre los estudios Universal, en Universal City, California, a unos quince kilómetros al norte de Los Ángeles (unos decorados que fueron devorados por el incendio que sufrieron los estudios en 2008), y la sala de conciertos The Wiltern, situada en el 3790 de Wilshire Bulevard, en Los Ángeles, constituye una suerte de crisol de géneros e influencias, donde se desmarca de la seca, repentina y desgarrada violencia, en ocasiones ilustradas a ralentí, que presidía trabajos anteriores (estilo por el que se ganó a pulso la condición de heredero del mencionado realizador Sam Peckinpah). Esta película, que toma su título de una canción del álbum "Darkness on the edge of town", de Bruce Springsteen, de 1978, es un cruce entre el cómic (probablemente Frank Miller la tuvo en cuenta para la escritura de su serie de novelas gráficas agrupadas con el genérico título de Sin City) y el video clip (lo cual no tiene porqué ser pernicioso por definición, máxime en esta obra, donde su incidencia es narrativamente consciente), tamizado por formas clásicas, cuya trama acontece en una ciudad y época definidas y maravillosamente anacrónicas (las canciones son claramente estilo años 80, entre el disco y el hop, los coche y los uniformes de la policía remiten a los años 50, y las armas, con el rifle Winchester a la cabeza, y el trazado de personajes, apuntan al western).

calles de fuego 1984

Entre las reminiscencias, encontramos miradas hacia los clásicos griegos, tan gratas a su realizador, y en particular a ese concepto de regreso a casa tras la gesta heroica, presente en las obras de Homero, Virgilio o Herodoto, y algún ligero apunte a "Centauros del desierto (1956)" de John Ford, donde el personaje de Ethan Edwards (el mejor John Wayne de toda su carrera) iba al rescate de su sobrina, secuestrada por los indios. El guiño a la película de Ford, preside esa idea central del grupo al rescate de la joven cantante Ellen Aim, raptada por unos inadaptados moteros, en los que no resulta complicado ver el símil de cualquier tribu india. El ritmo de la cinta, recuerda modos de cineastas clásicos, como Don Siegel. Pensemos por ejemplo en "Código del hampa (1964)", un película de ritmo seco y veloz, de cuyo tratamiento del ritmo y la violencia, salvando las distancias y diferencias sustanciales, sin duda Hill ha tomado buenísima nota. Sus ajustadísimos 90 minutos, transcurren como una de las balas disparadas del Winchester que porta el héroe, o como una de las acertadas canciones salpicadas a los largo de la trama, donde los tiempos muertos duran apenas segundos (cuando Cody ve por primera vez a su amada Ellen Aim atada en una cama en la sede de sus captores, desde el edificio de enfrente) y son sabiamente punteados por la guitarra acústica del excelente músico, también californiano, Ry Cooder, cómplice de Hill en gran parte de sus aventuras filmicas, hasta el punto de que sus imágenes más icónicas, difícilmente se entienden sin las cuerdas del portentoso compositor.

calles de fuego 1984

"Calles de fuego" constituye una de las grandes fusiones entre música e imágenes que ha dado el cine. La guitarra es un elemento definidor, sin duda, de esta película de acción, western urbano, o fábula de rock & roll (como figura en los créditos iniciales), etiquetas todas ellas válidas para referirse a este entretenimiento y correcto film, nada pretencioso, que, si bien no constituye el mejor de los trabajos de su autor, deviene en un producto muy hábil, sólido y ejemplar en el uso de las convenciones, donde los clichés más manidos, son usados con desparpajo, frescura y honestidad. Una visión del film 30 años después de su estreno, aparte de la emoción que depara reunirse nuevamente con la potencia de sus imágenes, de su música, y del inevitable ejercicio de nostalgia para quienes la vimos cuando se estrenó, permite comprobar que resiste el paso del tiempo maravillosamente bien, sobre todo porque ese anacronismo temporal y ese tono de fantasía juvenil que presiden la cinta, le dan una jovialidad y frescura que juegan indudablemente a su favor y la preserva para nuevas generaciones.


calles de fuego 1984

El talento de Hill, en estrecha complicidad con su montador y músico habituales, Freeman Davies y el mencionado Ry Cooder, respectivamente, brinda secuencias prodigiosas, como la presentación del héroe Tom Cody (un inexpresivo, pero muy carismático Michael Paré), ex soldado ("me gustaba disparar, pero no gané ninguna medalla", dirá para referirse a su estancia en el ejército), introducido por Hill, abofeteando de modo incesante y humillante, al líder de los amos de la carretera (The Roadmasters), ante los suyos, al tiempo que devuelve y arrebata repetidamente su navaja "de tijera", cuando intentaba destrozar el local de Reva Cody (Deborah Van Valkenburgh), para terminar apropiándose de su vehículo; el periplo del pequeño grupo, de regreso tras el rescate de la cantante, que incluye la impactante secuencia de Cody parando el autobús del grupo the Sorels; la reconciliación entre Cody y Ellen Aim (una jovencísima Diane Lane, que destilaba talento y sensibilidad con 19 años) tras su rescate (sensacional el punteo de guitarra de Cooder a la secuencia del beso bajo la lluvia); la pelea final, primero con mazos y luego a puñetazos, entre el héroe Cody y el villano Raven (William Dafoe en una de sus primeras apariciones en el cine), motero líder de Los Bombarderos (The Bombers), cuyos ecos retumban en la pelea final de Cody y Ellen, que preside a la memorable canción "Tonight is what it means to be youngs", y que deja un poso de amargura, muy eficaz a nivel narrativo, similar, o comparable, a la despedida final entre Rick e Ilsa en "Casablanca (1942)" de Michael Curtiz. Memorable esa salida de Cody del local donde seguidores que se mueven al ritmo de la música. Cody camina, cabizbajo con sus maletas, por la calle, compartiendo encuadre con los carteles que anuncian la actuación de la joven y es recogido por McCoy, en el coche sustraído al comienzo de la cinta a los amos de la carretera.

calles de fuego 1984

Las secuencia mencionadas, se resuelven en apoyo de un montaje corto y muy preciso, muy criticado en su momento, que subraya la sensación de velocidad que precede a la cinta desde el minuto cero. Las imágenes permanecen gratamente en la retina de los espectadores, y perduran en la mente de todos aquellos que fuimos jóvenes, disfrutando de estas nocturnas correrías urbanas, entre luces de neón, asfalto mojado y esa mencionada sensación de velocidad, subrayada por la irrupción en pantalla, de motocicletas, coches de marcada línea clásica, autobuses o trenes, de los que se sirven los protagonistas durante el devenir de la acción. El resultado, es un ritmo endiabladamente rápido, directo, en el que ni sobra ni falta nada. Empañan un poco los méritos referenciados la galería de personajes secundarios, como la mercenaria McCoy (Amy Madigan), o Fish (Rick Moranis), el manager y apaño sentimental de la cantante, cargantes y patéticos ambos hasta la extenuación, que sirven de un modo demasiado evidente como contrapunto al personaje principal. Probablemente, ni Hill ni su guionista Larry Gross, pretendieron nada parecido a un retrato psicológico. Paradójicamente, el esquematismo y la indefinición calculados, son claves de las virtudes de esta sensacional apuesta del realizador, convertida con el devenir de los años en merecido film de culto a pesar del estrepitoso fracaso de taquilla que cosechó en su día. Ello impidió nuevas aproximaciones del cineasta al personaje de Tom Cody, pero no el rodaje de una secuela "no oficial" titulada "Road to hell (2012)", de Albert Pyun, con Paré encarnando nuevamente a Cody.

Frase para recordar: "Escucha...tú vas a ser muy feliz con la música, y yo...no sirvo para ir detrás de ti llevándote el equipaje. Pero si alguna vez me necesitas...allí estaré".

Frase de Walter Hill: "En "Calles de fuego" he intentado hacer lo que yo habría considerado una película perfecta cuando era un adolescente. He puesto todos los ingredientes que creía eran excepcionales, y por los que aún sigo sintiendo simpatía, como coches suntuosos, besos bajo la lluvia, trenes nocturnos, persecuciones a gran velocidad, peleas de bandas, estrellas de rock, motos, chistes en situaciones críticas, chaquetas de cuero y cuestiones de honor".

calles de fuegocalles de fuego

Título original: Streets of fire.

Director: Walter Hill.

Intérpretes: Michael Paré, Diane Lane, William Dafoe, Amy Madigan, Rick Moranis.

Trailer:




B.S.O.: 





Información complementaria:
Michael Paré

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

CALLES DE FUEGO (1984). Accion y rock and roll a cargo de Walter Hill.

calles de fuego 1984
El realizador californiano Walter Hill pertenece a esa generación de cineastas que cambiaron Hollywood en los años 70 del siglo XX. Esa generación cuasi-milagrosa, en la que se puede encuadrarse a directores tan ilustres como Steven Spielberg, Martin Scorsese, Francis Ford Coppola o Brian de Palma. A esa progenie de cineastas, pertenece un puñado de nombres, no tan conocidos por el gran publico, pero que gozan de indudable culto para los cinéfilos. Hablamos de "animales cinematográficos", de la talla de Paul Schrader, John Milius, Michael Cimino, o le propio Hill. El específico denominador común del autor de "Driver (1978)", es su fascinación por la violencia (que está presente, como apunta el cineasta, en "...el 90% de las obras que consideramos valiosas para nuestra cultura occidental..."), y sus efectos más inmediatos, así como el retrato de monolíticos héroes auténticos, de una pieza, prestos o abocados a resolver la controversia de modo y al coste que sea, pero con un cierto y reconocible código de honor a la vieja usanza. Desde su excelente debut con "El luchador (1975)", recorrido nada complaciente por los combatientes ilegales en la era de la depresión del 29, Hill cultiva diversos géneros con bastante fortuna, entre los años 70 y 80.

calles de fuego 1984

A ese periodo pertenecen obras maravillosamente elaboradas, como la mencionada "Driver", metódico cruce entre la sobriedad-desnudez formal de Robert Bresson, con las persecuciones automovilísticas, tan de moda en el cine americano de la época; "Los amos de la noche. The Warriors (1979)", donde aproxima el Anábasis de Jenofonte; "Forajidos de Leyenda (1980)", su primera incursión en el western (género al que regresaría, tanto para el cine como la televisión, en décadas posteriores), a medio camino entre el fatalismo de Nicholas Ray y la lealtad traicionada de Sam Peckinpah, constituye un momento culminante de la violencia de su cine, donde su presentación física es parte indisoluble de la trama; "La presa (1981)", que reflexiona muy atinadamente en torno a la sencillez del estallido de un conflicto armado, en una trepidante epopeya sobre la caza del hombre (la violencia esta vez, más estilizada, deviene en cruel e implacable); o "Límite 48 horas (1983)", que prácticamente inventó las buddy movies, o películas de compañeros manifiestamente antagónicos, condenados a entenderse, que tanto poblaron la cartelera de los 80, un esquema al que HIll ha rendido un nostálgico homenaje en "Una bala en la cabeza (2012)", su bienvenido y refrescante retorno al alicaído panorama del thriller actual, que mereció mejor suerte en taquilla.

calles de fuego 1984

En 1984, con un magnífico bagage a sus espaldas, el realizador oriundo de Long Beach, con la complicidad del productor Joel Silver, estrena su capricho personal, su séptimo largometraje, el que nos ocupa. Rodado íntegramente entre los estudios Universal, en Universal City, California, a unos quince kilómetros al norte de Los Ángeles (unos decorados que fueron devorados por el incendio que sufrieron los estudios en 2008), y la sala de conciertos The Wiltern, situada en el 3790 de Wilshire Bulevard, en Los Ángeles, constituye una suerte de crisol de géneros e influencias, donde se desmarca de la seca, repentina y desgarrada violencia, en ocasiones ilustradas a ralentí, que presidía trabajos anteriores (estilo por el que se ganó a pulso la condición de heredero del mencionado realizador Sam Peckinpah). Esta película, que toma su título de una canción del álbum "Darkness on the edge of town", de Bruce Springsteen, de 1978, es un cruce entre el cómic (probablemente Frank Miller la tuvo en cuenta para la escritura de su serie de novelas gráficas agrupadas con el genérico título de Sin City) y el video clip (lo cual no tiene porqué ser pernicioso por definición, máxime en esta obra, donde su incidencia es narrativamente consciente), tamizado por formas clásicas, cuya trama acontece en una ciudad y época definidas y maravillosamente anacrónicas (las canciones son claramente estilo años 80, entre el disco y el hop, los coche y los uniformes de la policía remiten a los años 50, y las armas, con el rifle Winchester a la cabeza, y el trazado de personajes, apuntan al western).

calles de fuego 1984

Entre las reminiscencias, encontramos miradas hacia los clásicos griegos, tan gratas a su realizador, y en particular a ese concepto de regreso a casa tras la gesta heroica, presente en las obras de Homero, Virgilio o Herodoto, y algún ligero apunte a "Centauros del desierto (1956)" de John Ford, donde el personaje de Ethan Edwards (el mejor John Wayne de toda su carrera) iba al rescate de su sobrina, secuestrada por los indios. El guiño a la película de Ford, preside esa idea central del grupo al rescate de la joven cantante Ellen Aim, raptada por unos inadaptados moteros, en los que no resulta complicado ver el símil de cualquier tribu india. El ritmo de la cinta, recuerda modos de cineastas clásicos, como Don Siegel. Pensemos por ejemplo en "Código del hampa (1964)", un película de ritmo seco y veloz, de cuyo tratamiento del ritmo y la violencia, salvando las distancias y diferencias sustanciales, sin duda Hill ha tomado buenísima nota. Sus ajustadísimos 90 minutos, transcurren como una de las balas disparadas del Winchester que porta el héroe, o como una de las acertadas canciones salpicadas a los largo de la trama, donde los tiempos muertos duran apenas segundos (cuando Cody ve por primera vez a su amada Ellen Aim atada en una cama en la sede de sus captores, desde el edificio de enfrente) y son sabiamente punteados por la guitarra acústica del excelente músico, también californiano, Ry Cooder, cómplice de Hill en gran parte de sus aventuras filmicas, hasta el punto de que sus imágenes más icónicas, difícilmente se entienden sin las cuerdas del portentoso compositor.

calles de fuego 1984

"Calles de fuego" constituye una de las grandes fusiones entre música e imágenes que ha dado el cine. La guitarra es un elemento definidor, sin duda, de esta película de acción, western urbano, o fábula de rock & roll (como figura en los créditos iniciales), etiquetas todas ellas válidas para referirse a este entretenimiento y correcto film, nada pretencioso, que, si bien no constituye el mejor de los trabajos de su autor, deviene en un producto muy hábil, sólido y ejemplar en el uso de las convenciones, donde los clichés más manidos, son usados con desparpajo, frescura y honestidad. Una visión del film 30 años después de su estreno, aparte de la emoción que depara reunirse nuevamente con la potencia de sus imágenes, de su música, y del inevitable ejercicio de nostalgia para quienes la vimos cuando se estrenó, permite comprobar que resiste el paso del tiempo maravillosamente bien, sobre todo porque ese anacronismo temporal y ese tono de fantasía juvenil que presiden la cinta, le dan una jovialidad y frescura que juegan indudablemente a su favor y la preserva para nuevas generaciones.


calles de fuego 1984

El talento de Hill, en estrecha complicidad con su montador y músico habituales, Freeman Davies y el mencionado Ry Cooder, respectivamente, brinda secuencias prodigiosas, como la presentación del héroe Tom Cody (un inexpresivo, pero muy carismático Michael Paré), ex soldado ("me gustaba disparar, pero no gané ninguna medalla", dirá para referirse a su estancia en el ejército), introducido por Hill, abofeteando de modo incesante y humillante, al líder de los amos de la carretera (The Roadmasters), ante los suyos, al tiempo que devuelve y arrebata repetidamente su navaja "de tijera", cuando intentaba destrozar el local de Reva Cody (Deborah Van Valkenburgh), para terminar apropiándose de su vehículo; el periplo del pequeño grupo, de regreso tras el rescate de la cantante, que incluye la impactante secuencia de Cody parando el autobús del grupo the Sorels; la reconciliación entre Cody y Ellen Aim (una jovencísima Diane Lane, que destilaba talento y sensibilidad con 19 años) tras su rescate (sensacional el punteo de guitarra de Cooder a la secuencia del beso bajo la lluvia); la pelea final, primero con mazos y luego a puñetazos, entre el héroe Cody y el villano Raven (William Dafoe en una de sus primeras apariciones en el cine), motero líder de Los Bombarderos (The Bombers), cuyos ecos retumban en la pelea final de Cody y Ellen, que preside a la memorable canción "Tonight is what it means to be youngs", y que deja un poso de amargura, muy eficaz a nivel narrativo, similar, o comparable, a la despedida final entre Rick e Ilsa en "Casablanca (1942)" de Michael Curtiz. Memorable esa salida de Cody del local donde seguidores que se mueven al ritmo de la música. Cody camina, cabizbajo con sus maletas, por la calle, compartiendo encuadre con los carteles que anuncian la actuación de la joven y es recogido por McCoy, en el coche sustraído al comienzo de la cinta a los amos de la carretera.

calles de fuego 1984

Las secuencia mencionadas, se resuelven en apoyo de un montaje corto y muy preciso, muy criticado en su momento, que subraya la sensación de velocidad que precede a la cinta desde el minuto cero. Las imágenes permanecen gratamente en la retina de los espectadores, y perduran en la mente de todos aquellos que fuimos jóvenes, disfrutando de estas nocturnas correrías urbanas, entre luces de neón, asfalto mojado y esa mencionada sensación de velocidad, subrayada por la irrupción en pantalla, de motocicletas, coches de marcada línea clásica, autobuses o trenes, de los que se sirven los protagonistas durante el devenir de la acción. El resultado, es un ritmo endiabladamente rápido, directo, en el que ni sobra ni falta nada. Empañan un poco los méritos referenciados la galería de personajes secundarios, como la mercenaria McCoy (Amy Madigan), o Fish (Rick Moranis), el manager y apaño sentimental de la cantante, cargantes y patéticos ambos hasta la extenuación, que sirven de un modo demasiado evidente como contrapunto al personaje principal. Probablemente, ni Hill ni su guionista Larry Gross, pretendieron nada parecido a un retrato psicológico. Paradójicamente, el esquematismo y la indefinición calculados, son claves de las virtudes de esta sensacional apuesta del realizador, convertida con el devenir de los años en merecido film de culto a pesar del estrepitoso fracaso de taquilla que cosechó en su día. Ello impidió nuevas aproximaciones del cineasta al personaje de Tom Cody, pero no el rodaje de una secuela "no oficial" titulada "Road to hell (2012)", de Albert Pyun, con Paré encarnando nuevamente a Cody.

Frase para recordar: "Escucha...tú vas a ser muy feliz con la música, y yo...no sirvo para ir detrás de ti llevándote el equipaje. Pero si alguna vez me necesitas...allí estaré".

Frase de Walter Hill: "En "Calles de fuego" he intentado hacer lo que yo habría considerado una película perfecta cuando era un adolescente. He puesto todos los ingredientes que creía eran excepcionales, y por los que aún sigo sintiendo simpatía, como coches suntuosos, besos bajo la lluvia, trenes nocturnos, persecuciones a gran velocidad, peleas de bandas, estrellas de rock, motos, chistes en situaciones críticas, chaquetas de cuero y cuestiones de honor".

calles de fuegocalles de fuego

Título original: Streets of fire.

Director: Walter Hill.

Intérpretes: Michael Paré, Diane Lane, William Dafoe, Amy Madigan, Rick Moranis.

Trailer:




B.S.O.: 





Información complementaria:
Michael Paré

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

the warriors
Durante la reunión de todas las grandes bandas callejeras norteamericanas con la intención de unirse y gobernar las calles del país se produce el asesinato de Cyrus, el importante líder de la pandilla neoyorkina "The Rift". A partir de ese momento y tras ser culpados injustamente, los miembros del grupo "The Warriors" se verán envueltos en una persecución cuyas vidas estarían en juego. De esta manera se iniciaría este trepidante film de acción de los finales de los setenta dirigido por Walter Hill ("Calles de fuego (1984)") basándose en la novela homónima de Sol Yurick y ésta a su vez inspirada en la epopeya griega del Anábasis de Jenofonte. El realizador nos expondría un escenario neoyorquino pre-apocalíptico, marcado por la violencia de las pandillas juveniles y donde las calles serían junglas del asfalto dominadas por los grupos más fuertes. Desarrollada con un bajo presupuesto y con un estilo narrativo casi a tiempo real (la hora y media del film, a excepción de la escena final de la playa, está centrada en el transcurso de una noche) la película se caracterizaría por contarnos una sencilla pero adrenalínica historia capaz de engancharnos desde sus primeros compases y donde peleas callejeras, la presencia de tipos duros y una pizca de romance nos acompañarían en el desarrollo de la trama. Los "Toros locos", "Los huérfanos", "Las furias del béisbol" y la pandilla de féminas "Las ansiosas" serían algunas de las peculiares bandas que tendrán que hacer frente "The Warriors" durante su trayecto a casa. El reparto principal, compuesto por un conjunto de actores poco conocidos, estaría formado por Michael Beck ("Xanadu (1980)") como Swan, el carismático cabecilla de la banda "The Warriors", James Remar (visto recientemente en la serie televisiva "Dexter") representando a Ajax, uno de los conflictivos miembros de dicha pandilla y que daría más de un quebradero de cabeza al bueno de Swan y Deborah Van Valkenburgh como Mercy, la chica que abrirá el corazón del protagonista. Entre las escenas cabe destacar el momento donde Cyrus pronuncia el discurso ante una multitud de bandas o la espectacular pelea en los baños de la estación de metro entre los protagonistas y la banda los "Punks". Durante la fecha de su estreno muchos de los cines donde fue proyectada sufrieron incidentes entre jóvenes que fueron a verla. Como curiosidad, se llegó a plantear la realización de un remake con el fallecido Tony Scott como director encargado de llevarlo a cabo.

Frase para recordar: "Somos los auténticos dueños de la ciudad".


the warriors


Director: Walter Hill.

Intérpretes: Michael Beck, Deborah Van Valkenburgh, James Rean, David Harris.

Trailer: 




Información complementaria:
Walter Hill

Reseña escrita por Jesús Fariña

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THE WARRIORS (1979). Las bandas callejeras de Walter Hill.

the warriors
Durante la reunión de todas las grandes bandas callejeras norteamericanas con la intención de unirse y gobernar las calles del país se produce el asesinato de Cyrus, el importante líder de la pandilla neoyorkina "The Rift". A partir de ese momento y tras ser culpados injustamente, los miembros del grupo "The Warriors" se verán envueltos en una persecución cuyas vidas estarían en juego. De esta manera se iniciaría este trepidante film de acción de los finales de los setenta dirigido por Walter Hill ("Calles de fuego (1984)") basándose en la novela homónima de Sol Yurick y ésta a su vez inspirada en la epopeya griega del Anábasis de Jenofonte. El realizador nos expondría un escenario neoyorquino pre-apocalíptico, marcado por la violencia de las pandillas juveniles y donde las calles serían junglas del asfalto dominadas por los grupos más fuertes. Desarrollada con un bajo presupuesto y con un estilo narrativo casi a tiempo real (la hora y media del film, a excepción de la escena final de la playa, está centrada en el transcurso de una noche) la película se caracterizaría por contarnos una sencilla pero adrenalínica historia capaz de engancharnos desde sus primeros compases y donde peleas callejeras, la presencia de tipos duros y una pizca de romance nos acompañarían en el desarrollo de la trama. Los "Toros locos", "Los huérfanos", "Las furias del béisbol" y la pandilla de féminas "Las ansiosas" serían algunas de las peculiares bandas que tendrán que hacer frente "The Warriors" durante su trayecto a casa. El reparto principal, compuesto por un conjunto de actores poco conocidos, estaría formado por Michael Beck ("Xanadu (1980)") como Swan, el carismático cabecilla de la banda "The Warriors", James Remar (visto recientemente en la serie televisiva "Dexter") representando a Ajax, uno de los conflictivos miembros de dicha pandilla y que daría más de un quebradero de cabeza al bueno de Swan y Deborah Van Valkenburgh como Mercy, la chica que abrirá el corazón del protagonista. Entre las escenas cabe destacar el momento donde Cyrus pronuncia el discurso ante una multitud de bandas o la espectacular pelea en los baños de la estación de metro entre los protagonistas y la banda los "Punks". Durante la fecha de su estreno muchos de los cines donde fue proyectada sufrieron incidentes entre jóvenes que fueron a verla. Como curiosidad, se llegó a plantear la realización de un remake con el fallecido Tony Scott como director encargado de llevarlo a cabo.

Frase para recordar: "Somos los auténticos dueños de la ciudad".


the warriors


Director: Walter Hill.

Intérpretes: Michael Beck, Deborah Van Valkenburgh, James Rean, David Harris.

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Información complementaria:
Walter Hill

Reseña escrita por Jesús Fariña

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