LOS CUATROCIENTOS GOLPES (1959). La ópera prima de Truffaut.

El debut tras las cámaras del cinéfilo y crítico de cine, François Truffaut tuvo lugar con este drama costumbrista parisinos de tintes neorrealistas, que vio la luz en unos tiempos fundamentales para el cine galo, entre la frenética e inspirada actividad de un grupo de cineastas destinados a ser la punta de lanza, que, o debutaban o realizaban obras decididamente emblemáticas. Así, por ejemplo, Alain Resnai se iniciaba con la poética y sensitiva "Hisroshima, mon amour (1959)", Chabrol realizaba su segunda obra, "Los primos (1959), Godard preparaba el retrato de amour fou en su opera prima, "Al final de la escapada (1959)" y George Franju, fuera de la onda de los anteriores, desde su independencia, estaba a punto de sorprender con su fatalista y dramático relato de terror, "Ojos sin rostro (1960)". La historia del adolescente Antoine Doinel es en gran parte, la historia de Truffaut. Adolescente conflictivo, no buen estudiante, dice mentiras, hace novillos, le encanta leer, perderse en una sala de cine, estuvo detenido y es un correccional. En un primer momento, la idea era realizar una serie de sketches, inspirados en retazos, cuan motivos pictóricos, de la adolescencia del personaje central. Poco a poco fue cobrando cuerpo la idea de hacer un largometraje. Para distanciarse un poco del personaje, Truffaut llamó a Marcel Moussy, escritor y guionista, con quien le dio la forma cuasidefinitiva al guión. El título inicial, "La fuga de Antoine, finalmente se convirtió en "Los cuatrocientos golpes", expresión francesa que podría traducirse como las mil y una, en clara alusión a todas la travesuras que realiza el joven Antoine a los largo de la cinta.

los 400 golpes 1959

Entre septiembre y octubre de 1958, Truffaut, como consecuencia de un anuncio en prensa, realizó centenares de audiciones a jóvenes actores. Jean Pierre Léaud, hijo de la actriz Jacqueline Pierreuz, fue sin lugar a dudas, la elección más nítida...el paso del tiempo le da la razón. El joven poseía tanto talento y personalidad, que se rescribieron algunas partes del guión para adaptarlas a sus peculiaridades. Al final, Truffaut diría que el personaje de Antoine no sólo es autobiográfico, sino que realmente es un híbrido entre el joven Jean Pierre y él. El primer día de rodaje, el 10 de noviembre de 1958, fallece de leucemia y con 40 años, André Nazin, "padre adoptivo" de Truffaut, fundador de la prestigiosa revista Cahiers Du Cinema, donde comenzaron escribiendo reseñas críticas los cineastas que pasarían a integrar la denominada Nouvelle Vague, o nueva ola, etiqueta inventada en 1958 por el periodista François Girous, en un articulo de la revista L´express para referirse a los jóvenes directores sin formación, aficionados al cine, que se financiaban de modo privado, al margen de la corrientes tradicionales del cine francés.

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 Bazín fue también el autor del libro referencia ¿Qué es el cine? (Editado en España por libros de cine Rialp, 1990). La opera prima de Truffaut, está dedicada a André Bazin. Un rodaje rápido, que recorre París, especialmente en la zona de la loma de Montmatre, y el 4 de mayo de 1959 se presentó en el festival de Cannes, donde compitió por la Palma de Oro con la mencionada obra de Resnais, ganándola, con una acogida enorme, escenificada al ser levantado en volandas el joven Jean Pierre por parte de los asistentes. Rápidamente se entrenó en la cartelera francesa, con una gran acogida, convirtiéndose rápidamente en un fenómeno mundial. entronando a Truffaut como el abanderado de la vanguardia francesa del momento, la mencionada Neuvelle Vague. La juventud se apoderó de los cines con cierto ahínco reivindicativo para ver las aventuras del joven rebelde Antoine Donel. Desde los créditos de la película, Truffaut deja muy claro que rinde un canto de amor a la ciudad de la luz. La cámara en contrapicado, recorre las calles de la ciudad sin perder de vista la emblemática Torre Eiffel mientras ilustra los créditos. Empieza la película y asistimos a la rutina vital del joven Antoine.

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La cámara de Truffaut se planta en el aula, en medio de una clase, donde los profesores son muy rigidos e intolerantes, y el joven se muestra incorregible e indomable; también lo vemos en su casa, en su estrecho apartamento, donde vive con sus padres. Su madre, joven y guapa, que tiene un affaire extramatrimonial, le abronca mucho y le reprocha a su esposo su tolerancia con el joven. Está claramente insatisfecha y hastiada. Su padre, adoptivo, no biológico (le dio su apellido), quiere ser más su amigo que su progenitor, sin terminar de llegar hasta él. Antoine, sin rumbo fijo, sin identidad, deambula por las calles de París, en compañía de su inseparable Pierre, otro joven sin un concreto devenir, de familia más pudiente que la de Antoine. En este recorrido entre realista y documentalista, una de las características que definirían al cine de la nouvelle vague está a flor de piel, es decir, la cámara se resiste a los interiores y se expande, sale a la calle y retrata las plazas, fuentes, los gentes, los parques de atracciones, los carteles de los cines, donde las referencias cinéfilas son de los más variadas. Merece la pena destacar, cómo los dos niños roban en un cine, en el sensual fotograma de Harriet Anderson en "Un verano con Mónica (1953)", de Ingmar Bergman, la película del maestro sueco, que tanto gustó a los jóvenes cineastas franceses. En un parque de atracciones, en una especie de tiovivo, cuya fuerza centrífuga es tan intensa que permite estar con los pies elevados del suelo, Truffaut hace un particular cameo, en términos similares a los de su admirado Alfred Hitchcock en sus obras. 

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La película funciona enormemente como un drama social y familiar, con estupendos tintes de comedia, pero también como crítica al sistema policial y judicial, pues en el último tercio de la cinta, asistimos al amargo y conmovedor proceso de conversión del niño en carne del sistema. El periplo comienza al ser conducido por su propio padre a la comisaria de policía, por robar una máquina de escribir. Allí se le toma declaración sin la presencia de su progenitor, que charla con el comisario en la sala contigua, y sin la presencia de abogado alguno. Seguidamente se le hace firmar la declaración, sin leerla, que el propio agente ha redactado con sus propias palabras, algunas de las cuales el niño ni comprende. Se le despoja de sus cosas, de los cordones de sus zapatos, del cinturón, y se le encierra en una celda, con mayores de edad, hasta el día siguiente. Se le conduce a disposición judicial, donde su madre le pide expresamente al juez que ejerza la autoridad que ni ella ni su esposo tienen ya con él. Se toma la decisión de enviarle a un centro de observación, donde educadores y asistentes sociales redactan sus informes, y se trata de organizar una respuesta educativa sobre su incontrolado comportamiento, con el que el joven claramente reclama atención. La sensibilidad y emotividad del realizador y la complicidad del joven actor, alcanzan una fusión magistral en este icono del séptimo arte, al que apetece volver una y otra vez. François Truffaut y el actor-personaje Jean Pierre Léaud-Antoine Donel, madurarían y crecerían juntos como cineastas, compartiendo futuras aventuras. Primero con el corto "Antoine et Colette (1962)", integrado en el largometraje colectivo "Amor a los veinte años (1962)" de Shintaro Ishihara, Marcel Ophüls, Renzo Rossellini, François Truffaut y Andre Wajda, para ir recontrándose en el paso de los años en los largometrajes "Besos robados (1962)", "Domicilio Conyugal (1970)" y "Amor en fuga (1979)".

Frase para recordar: "Miento de vez en cuando, supongo, a veces digo la verdad y no me creen, así que prefiero mentir".

Frase de François Truffaut: "Contrariamente a lo que se ha publicado en la prensa desde el festival de Cannes, "Los cuatrocientos golpes" no es un film autobiográfico. Uno no hace un flim solo, y si yo solamente hubiera querido poner en escena mi adolescencia, no le habría pedido a Marcel Moussy que colaborara en el guión ni que redactara los diálogos. Si el joven Antoine Doinel se parece a veces al adolescente turbulento que fui, sus padres no se parecen en nada a los míos, que fueron excelentes".

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Título original: Les quatre cents coups.

Director: François Truffaut.

Intérpretes: Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Alber Rémy, Guy Decomble.

Trailer: 


Escena: 



Información complementaria:
Jean-Pierre Léaud.

Reseña escrita por Manuel García de Mesa.


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6 opiniones :

aqui un amigo.... leonardo dijo...

que gran comentario de la pelicula y como nos situa en aquellos años de la nueva ola francesa,de los que se reseño mi favorito es chabrol.La pelicula dista un poco de lo que fue el movimiento ,me parece que esta hecha en un tono mas clasico diferente a lo que vendria despues.
un saludo y gracias por regalarnos el mejor cine

Unknown dijo...

Gracias :)

Esta sí que es sin duda una de las mejores películas de la historia.Muy buen artículo de un film inolvidable, saludos!

La rotunda obra maestra sobre la adolescencia. Increíble lo que Truffaut logra aquí.

GCPG dijo...

Entre un ramillete de 10 o 12 mejores películas de la historia del cine, de obligado visionado para cualquier cinéfilo que se precie, felicidades por el articulo te ha quedado chulo.

Manuel dijo...

Hola, chicos, sin duda una gran película. Me alegro de que les haya aportado algo la reseña que se hizo con mucho amor a Truffaut y a su ópera prima en general. Feliz día, y gr
acias por leerla.

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