El 2016 sin ninguna duda ha sido el año del thriller policial ibérico, demostrando que España puede codearse sin tapujos con el cine de Hollywood, sumido hasta las trancas en una crisis de ideas y de valentía. Grandes Señores de Hollywood, Arévalo, Sorogoyen y Alberto Rodríguez lo han hecho, os han dado en la cara…pocos medios, pero mucho talento. Porque ese es el ingrediente principal para hacer buen cine, talento. Ahora solo falta que la gran masa de españoles salga de ese bucle colectivo en el que anda sumido y disfrute sin reservas de nuestro cine patrio.
Segundo trabajo de Rodrigo Sorogoyen después de la muy apreciada e hipnótica Stockholm (2013). Un thriller ambientado en Madrid, verano de 2011. Crisis económica, Movimiento 15-M y millón y medio de peregrinos que esperan la llegada del Papa conviven en un Madrid más caluroso, violento y caótico que nunca. En este contexto, una pareja de inspectores de policía Alfaro (Roberto Álamo) y Velarde (Antonio de la Torre) deben encontrar al que parece ser un asesino en serie obsesionado con mujeres de avanzada edad cuanto antes y sin hacer ruido.
El film desde su comienzo consigue que te sumerjas dentro de la historia de tal forma que te sientes participe de la investigación criminal que se nos cuenta y hace que sientas la obligación de resolver el caso al igual que la pareja protagonista. Esto se traduce a estar con el culo apretado en la butaca durante las dos horas que dura la cinta y creerme cuando digo que es algo muy difícil de conseguir. Todo esto lo logra gracias al magnifico pulso con que está realizada, una estupenda producción y un bien construido guion de Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, plagado de diálogos certeros y turbadores. En él no sólo hay acción, también hay una digna construcción de personajes, de la pareja protagonista interpretada por dos actores en estado de gracia. Dos personajes que no distan mucho del asesino al que persiguen, solitarios, carentes de afecto, en permanente conflicto consigo mismos, que cargan con la culpa a cuestas de sus propios pecados, ellos lo saben e intentaran redimir sus demonios en una caza a contrarreloj. Magnífico trabajo de Roberto Álamo en su personaje de pulsión violenta y Antonio de la Torre…de este hombre poco que decir que no se haya dicho ya.
Yo como madrileño que soy y que viví aquel verano en 1ª persona me ha encantado como Sorogoyen retrata la sociedad circundante de aquel año del 2011 llena de supuesta paz y amor alternadas con violencia y saña. También me ha fascinado como describe aquel verano como un auténtico infierno ante la inminente llegada del embajador de Dios en la tierra... ¿violador? ¿qué violador? ¿asesino en serie? que asesino en serie ni que leches, aquí solo se habla de la JMJ del 2011, y de celebrar los triunfos del amor y la convivencia… todo está bien, la vida es así y no se puede cambiar…tenemos que callar la boca y seguir con nuestra vida…perfecta descripción del andamiaje social.
A destacar la escena de Alfaro borracho donde Roberto Álamo se chispó de verdad, conmovedora como pocas… y que no se me olvide, la aparición por comisaria de nuestro compañero Jesús Fariña que me hizo soltar en mitad del cine un ¡Coño!¡El Fariña!
Director: Rodrigo Sorogoyen.
Intérpretes: Antonio de la Torre , Roberto Álamo, Javier
Pereira, Luis Zahera, José Luis García Pérez, Mónica López, María
Ballesteros.
Trailer:
Reseña escrita por Pepe Mata
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