VIVIENDO EL PASADO (1947) La primera y única película de Martin Gabel.

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Única película dirigida por el actor Martin Gabel, habitual secundario en films tan populares como Marnie, la ladrona (Marnie, Alfred Hitchcock, 1964) o Primera plana (The Front Page, Billy Wilder, 1974), y un caso muy parecido al de Charles Laughton con La noche del cazador (The night of the hunter, 1955) por varios motivos: en ambos casos se trata de una ópera prima resuelta con maestría pero sin contar las respectivas carreras de sus realizadores con continuidad en el tiempo debido al mal funcionamiento en taquilla. Al igual que en el mítico film de Laughton, aunque nos encontremos ante un drama, la atmósfera fantástica se apodera del relato mediante un uso de luces y sombras casi expresionista, en este caso gracias a la sugerente fotografía en blanco y negro de Hal Mohr.

Basada en la novela corta de Henry James "Los papeles de Aspern" (The Aspern Papers, 1889), la película de Martin Gabel supone un precedente de The Innocents (Jack Clayton, 1961), no solo por la base literaria de una obra de Henry James en ambos films, sino por el protagonismo de una lóbrega mansión que ejerce un extaño magnetismo en sus moradores, tal y como le sucedía al personaje de Deborah Kerr en la magnífica película de Clayton.


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Un joven editor, Lewis Venable (Robert Cummings), viaja de Nueva York a Venecia al enterarse gracias a Charles Russell (John Archer), un poeta en decadencia, de que Juliana Bordereau (Agnes Moorehead), la amada del famoso poeta Jeffrey Ashton, sigue aún con vida aunque cuenta con ciento cinco años y se encuentra en un delicado estado de salud. Lewis es un amante de la literatura antigua y el motivo de su viaje no es otro que encontrar las cartas que el poeta escribió a Juliana en su juventud, ya que gracias a ello puede obtener un sonado éxito editorial. Para no levantar sospechas, solicita hospedarse en la mansión de Juliana bajo un nombre falso y el pretexto de encontrar un sitio tranquilo donde poder terminar su próxima novela. A pesar de no contar con el visto bueno de Tina Bordereau (Susan Hayward), la apática sobrina de Juliana, y de tener que pagar un alto precio por los meses de hospedaje (además de un intento de soborno por parte de Charles), Lewis acepta el trato, guiado por el interés en las cartas y haciendo caso omiso a los consejos del párroco del lugar, el Padre Rinaldo (Eduardo Ciannelli), quien le advierte de que su presencia en la casa puede alterar "el universo propio" que han creado tía y sobrina.


Tan evocadora premisa parte de una historia real, ya que la novela "Los papeles de Aspern" de Henry James recoge una anécdota que llegó a oídos del autor: en 1887 James había conocido en Florencia a la condesa Gamba, último romance de Lord Byron, que conservaba unas cartas de amor del poeta. James mostró interés por conocer el contenido de estas cartas, pero la condesa se negó a permitirle leerlas. Aproximadamente por la misma época tuvo noticias de la historia de un bostoniano llamado Silsbee, apasionado admirador del poeta romántico Percy B. Shelley, que se hospedó en casa de la anciana Claire Clairmont, también amante de Byron, con la esperanza de apoderarse de cartas de Shelley y de Byron.


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Todo ese oscuro mundo del Romanticismo inglés está perfectamente retratado en Viviendo el pasado, donde destaca el carácter gótico de su escenografía; la inmensa mansión de las Bordereau, de amplias estancias, interminables escaleras y pasillos repletos de telarañas que los hábiles movimientos de cámara nos muestran en todo momento, mediante un exacto seguimiento de los personajes al ambular de una habitación a otra; la confusión entre pasado y presente, que escenifican la anciana Juliana y la joven Tina, que tal y como asevera Lewis Venable en un momento de la película: "Debe de haber varias generaciones entre ustedes, es un caso muy extraño para ser tía y sobrina".


Se trata de una producción de Walter Wanger (1) para Universal, muy en la línea de otros films fantásticos de los años cuarenta como El fantasma y la señora Muir (The Ghost and Mrs. Muir, Joseph L. Mankiewicz, 1947) o Jennie (Portrait of Jennie, William Dieterle,1948), y por supuesto muy cercana en espíritu al ciclo de Serie B de Jacques Tourneur y Val Lewton para la RKO, pero por desgracia mucho más desconocida y olvidada (2), aún teniendo una calidad similar a todos los magníficos films antes citados. Destaca el trabajo de maquillaje para "envejecer" a Agnes Moorehead en su rol de Juliana Bordereau, creando un enigmático personaje que la cámara apenas nos muestra con claridad, casi siempre mediante travellings laterales , muy pocos primeros planos, pero sin embargo con un destacado trabajo de modulación de su voz por parte de la actriz. La música, muy envolvente, firmada por Daniele Amfitheatrof conecta con el protagonista y su fascinación por el pasado, al declarar el joven editor cuando escucha a Tina tocando el piano a lo lejos: "Parecía música sacada de otro siglo".


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Narrada en flashback por Lewis Venable mediante una elegante evocación literaria, por medio de una romántica escenografía y los movimientos de cámara; el film se abre con un suntuoso travelling por la biblioteca del editor hasta detenerse en un hueco entre la bibliografía de Jeffrey Ashton, de algún modo incompleta hasta que se logren editar sus cartas de amor. La fascinación por la literatura del poeta y todo lo que tenga que ver con su vida, está en el centro de las acciones de Venable; desde sus conversaciones y transacciones monetarias con la anciana Juliana, hasta su enamoramiento con Tina, quien no deja de ser un trasunto de Juliana durante su juventud. Dos historias de amor en distintos espacios temporales: con final feliz la que se desarrolla en el presente, y con final trágico y misterioso la que nos descubre ese oscuro pasado que parece no haber abandonado nunca la mansión, incluído el jardín, donde no crece la hierba por algún extraño fenómeno. Aunque no estemos del todo ante una película sobre casas encantadas, el palacio de las Bordereau se convierte en absoluto protagonista, con un delicado gusto por la decoración escenográfica que no anda muy lejos del Max Ophüls de Carta de una desconocida (Letter from an Unknown Woman, 1948), otro clásico del cine de los años cuarenta. 


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Título original: The Lost Moment.

Director: Martin Gabel.

Intérpretes: Robert Cummings, Susan Hayward, Agnes Moorehead, Joan Lorring,Eduardo Ciannelli, John Archer, Frank Puglia, Minerva Urecal, William Edmunds.


Trailer:



Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez

(1) Los escasos pero magníficos decorados, así como la modesta recreación de Venecia y sus canales, nos sugieren que, aunque distribuido por Universal, este film de Walter Wanger Pictures se trate de una producción de división B, tan en boga por aquellos años. Walter Wanger fue productor en títulos importantes como La Diligencia de John Ford (Stagecoach, 1939), Perversidad de Fritz Lang (Scarlet Street, 1945), La invasión de los ladrones de cuerpos de Don Siegel (Invasion of the Body Snatchers, 1956) o Cleopatra (Joseph L. Mankiewicz, 1963), entre muchos otros.

(2) Concretamente en España se ha podido ver en la 2 de TVE y como casi siempre, la revista Dirigido se ha encargado de recordarla en varias ocasiones, concretamente en el número 279 con un artículo firmado por Jose María Latorre y en el número 404 con el especial "Rare Cult Movies", con un artículo firmado por Juan Carlos Vizcaíno Martínez.


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