El mundo de Colin Diamond (Ray
Winstone) se ha vuelto del revés está profundamente enamorado de su mujer, Liz
(Joanne Whalley) pero ella va a abandonarlo por un camarero francés, Loverboy,
con el que tiene una aventura. ¿Qué ha hecho Colin para merecer algo así? La
amaba, se preocupaba por ella, a veces le llevaba flores… ¿y ahora va ella y
hace esto? ¿Le arranca el corazón y lo tira como si nada? Está disgustado, está
destrozado pero, sobre todo, está muy enfadado. No logra soportar el dolor,
acaba explotando y ataca a su mujer.Ella huye. Sus amigos, una pandilla de
individuos cuanto menos poco recomendables, se juntan para brindarle su apoyo
Archie (Tom Wilkinson), quien aún vive con su madre, pese a la edad, Meredith
(Ian McShane) un playboy homosexual, Peanut (John Hurt) el mayor de todos, y
que demuestra una inagotable sed de sangre todo el tiempo y Mal (Stephen
Dillane), de quien apenas llegamos a saber nada, Secuestran a Loverboy (Melvin
Poupaud), se lo llevan a rastras a una vieja y ruinosa casa de Londres y lo
encierran en un armario. Ahora Colin podrá darle su merecido a esa rata
traidora. Incitado por su variopinto grupo de amigos, el ofendido marido deberá
tomar una decisión. ¿Tiene intención de reparar el daño que ha sufrido? ¿Tiene
intención de matar a sangre fría al amante de su mujer?
Si llegados a este punto no he
conseguido llamar vuestra atención es que tenéis un problema y de los gordos.
porque un reparto de bestias pardas como el que tiene este film es tan difícil
de encontrar como un trébol de cinco hojas y solo leer sus nombres ya provoca
una sonrisa de satisfacción y unas expectativas desmedidas a cualquier cinéfilo
que se precie. Dirigida en su debut tras las
cámaras por el realizador Malcolm Venville "44 Inch Chest" es una pequeña gran obra
de cámara casi teatral, un puñado de personajes en un prácticamente escenario
único, brillantes diálogos y una estructura simple y elegante, de finos cortes
bien engrasados por unos personajes que se complementan unos a otros como si de
un puzzle se tratara. Los diálogos, con reminiscencias Tarantinianas, son la
invitación más irresistible para hacerse acompañar de tan radical grupo de
amigos durante hora y media. Pero al igual que como que ellos carecen de
escrúpulos y remordimientos, el espectador acabará enganchado a tan siniestra
compañía, y no querrá bajo ningún concepto que el The End aparezca en la
pantalla. No hay cuestiones éticas,
morales, o reflexiones filosóficas, ni buenos ni malos. No intenta dar un
mensaje, ni siquiera busca la reflexión: tan solo expone el derrumbamiento de
un hombre.
No hay enjuiciamiento de las acciones, solo exposición de ellas, la
incesante tensión de no saber qué pasará y, sobre todo, cuándo pasará, es lo
que la hace imprescindible en su visionado. Porque puede pasar todo o nada,
porque puede pasar lo que desde un principio se sabe que va a pasar, o lo que
nadie espera. Es esa adictiva sensación de miedo, de impaciencia, de
incertidumbre lo que te enganchará a la butaca. Y son sus geniales atmósferas
las que te moverán de un sentimiento a otro hasta casi rozar la locura y
preguntarte si lo que estás viendo es real o imaginado. Del reparto al que he aludido
antes, poco mas me puedo extender....un grupo de actores británicos en estado
de gracia y sabemos lo que eso significa, encabezados por Ray Winstone el
despechado y vengativo marido que nos mostrará todo el dolor, rabia y emoción
que el destrozado Colin sentirá, o más bien expondrá, secuencia a secuencia.
Del resto de actores todos brillan a un gran nivel un John Hurt intolerante y
violento, un Ian McShane afectado y cínico, un Tom Wilkinson inseguro y
pusilánime y un Stephen Dillane enigmático y críptico, ya los tenemos a todos
juntos en un escenario y podemos hablar del amor, del fin de este, de la
infidelidad y de los verdaderos culpables del final de una relación y como no
de una venganza, que de eso al final es de lo que se trata y muy bien escrita
por cierto, por los guionistas Louis Mellis y David Scinto autores asimismo del
guión de la película británica de culto "Sexy Beast (2000)" con la que
guarda no pocas similitudes.
Director: Malcolm
Venville.
Intérpretes: John
Hurt, Ray
Winstone, Ian
McShane, Tom
Wilkinson, Stephen
Dillane, Melvil
Poupaud, Joanne
Whalley.
Trailer:
Escena:
B.S.O.:
Reseña escrita por Ramón Abello Miñano
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