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Mostrando entradas con la etiqueta Michel Simon. Mostrar todas las entradas
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latalante
Esta obra de Jean Vigo puede ser considerada como el inicio del Realismo Poético francés, ya que su obra representa una nítida quiebra de estética en relación con el cine de vanguardia que imperaba en la Francia hasta entonces. El realismo poético fue el lazo que unió de 1930-1945 a René Clair, Jean Vigo, Jean Renoir, Marcel Carné, Jacques Becker, Jean Grémillon, Jacques Feyder y Julien Duvivier. Los cineastas del realismo poético crearán historias urbanas, protagonizadas por personajes de clase obrera y artistas a través de una mirada realista que, sin embargo, busca el lirismo. Es una manera intimista de contemplar la realidad y reproducirla sin artificios. Se busca la belleza en los elementos más simples de una realidad, que siempre aparece con toda su crudeza. Cualquier objeto perteneciente a la realidad de esos personajes, como tal, posee una importancia más allá de su condición material y así es representado. El realismo poético enfrenta los sentimientos humanos y, a menudo, la buena voluntad de los hombres con las crueldades de su destino. Desde el punto de vista visual, el realismo poético se caracteriza por una fuerte iluminación con grandes contrastes lumínicos. Sin embargo, Jean Vigo logró diferenciarse de sus colegas realizando películas muy personales, dotadas de un sello propio que le permitió hacerse un hueco entre los mejores con muy pocas obras. Estaba dotado tanto de una gran sensibilidad artística como de una importante conciencia política, ya que era hijo del anarquista español Eugenio Bonaventura. En su corta vida elaboró dos documentales: "El nadador (1931)" y "A propósito de Niza (1930)", extraordinario montaje de imágenes rodadas con una cámara de segunda mano no visible para los transeúntes donde nos muestra la gran diferencia entre ricos y pobres, entre burguesía y los suburbios de la ciudad. 

latalante

Un mediometraje, "Cero en conducta (1933)" criticando las normas de un internado de niños, y un único largo L ´Atalante, filmada justo antes de morir por tuberculosis a la edad de 29 años. En la primera escena de L´Atalante observamos el cortejo nupcial de una boda rural. Jean, (Jean Dasté), el patrón de una modesta barca, y Juliette, (Dita Parlo) una bella joven que jamás ha salido de su pueblo, contraen matrimonio. Ya desde el comienzo se nos muestra esa mezcla de contrastes entre la belleza y la cotidianidad. La escena costumbrista y rural de una delicada novia paseando finaliza con su peculiar transporte, alzada con un remo, para acceder al interior de una humilde barcaza donde los novios iniciarán su Luna de Miel. No es de extrañar que la cara de la novia, más que felicidad, irradie miedo y que su comitiva de boda con ese aire tan formal represente las estrictas normas burguesas. Al otro lado, en el interior del barco, la espera el Tío Jules, (Michel Simon) un lobo de mar, marinero ya curtido en años de aspecto mugriento, cuya piel está cubierta por tatuajes. Jules, con sus escasas normas de decoro, su generosidad y su carácter jovial representa una visión opuesta a los convencionalismos sociales de la época. Además de Tío Jules, les acompaña un jovencísimo grumete, (Louis Lefebvre). Todos juntos, navegarán por los canales del Sena, sin abandonar ni por un momento las actividades habituales de un barco. Pronto la vida en común de la joven pareja tropezará con varias dificultades. 

latalante

La cansada rutina de navegar continuamente, la falta de intimidad de la pareja y el choque real con la falta del ideal romántico que supone trabajar en un barco las 24 horas del día, terminarán desgastando la relación de los recién casados. Su única esperanza parece residir en pasar una velada a solas en París, la Ciudad de la Luz, que jamás ha sido visitada por nuestra protagonista. La visita a la gran Ciudad será el desencadenante de grandes emociones, desilusiones y desencuentros que harán reflexionar a cada miembro de la pareja por separado sobre cuál es su destino más deseado. Basada en el guión del propio Vigo, junto con Albert Riera y el argumento de Jean Guinèe, la historia va más allá del melodrama. Nos permite conocer la crudeza de vivir en el interior de una pequeña barca y en los barrios de los suburbios visitados durante la visita a París, donde la policía derriba a golpes a un carterista con aspecto famélico y las largas colas de parados constituyen el principal paisaje de la zona. Pero en ningún momento, pese a mostrar un barco viejo, lleno de gatos con camarotes diminutos donde la limpieza brilla por su ausencia, la excelente fotografía de Boris Kaufman y Louis Berger, no hacen otra cosa que deleitarnos con maravillosos encuadres, aún en los espacios minúsculos, la cámara busca angulaciones casi imposibles. Jean Vigo dota de una belleza peculiar a sus fotogramas. Utiliza magníficos movimientos de cámara y un montaje original donde introduce, a modo de efectos especiales ocasionales, las imágenes oníricas que cada miembro de la pareja mantiene estando separados. Estas bellas imágenes de los sueños representan el recuerdo sensual que cada uno mantiene del otro. Visualmente, con gran efectismo, se va mostrando la evolución hacia la madurez emocional como viaje personal e individual de dos recién casados en un contexto histórico y social marcado por los apuros económicos sufridos en los humildes barrios franceses de la época.

latalante
 
Director: Jean Vigo.

Intérpretes: Jean Dasté, Dita Parlo, Michel Simon, Gilles Margaritis, Louis Lefebvre, Maurice Gilles, Raphaël Diligent.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

Información complementaria:
Jean Vigo

L`ATALANTE (1934). El inicio del realismo poético francés.

latalante
Esta obra de Jean Vigo puede ser considerada como el inicio del Realismo Poético francés, ya que su obra representa una nítida quiebra de estética en relación con el cine de vanguardia que imperaba en la Francia hasta entonces. El realismo poético fue el lazo que unió de 1930-1945 a René Clair, Jean Vigo, Jean Renoir, Marcel Carné, Jacques Becker, Jean Grémillon, Jacques Feyder y Julien Duvivier. Los cineastas del realismo poético crearán historias urbanas, protagonizadas por personajes de clase obrera y artistas a través de una mirada realista que, sin embargo, busca el lirismo. Es una manera intimista de contemplar la realidad y reproducirla sin artificios. Se busca la belleza en los elementos más simples de una realidad, que siempre aparece con toda su crudeza. Cualquier objeto perteneciente a la realidad de esos personajes, como tal, posee una importancia más allá de su condición material y así es representado. El realismo poético enfrenta los sentimientos humanos y, a menudo, la buena voluntad de los hombres con las crueldades de su destino. Desde el punto de vista visual, el realismo poético se caracteriza por una fuerte iluminación con grandes contrastes lumínicos. Sin embargo, Jean Vigo logró diferenciarse de sus colegas realizando películas muy personales, dotadas de un sello propio que le permitió hacerse un hueco entre los mejores con muy pocas obras. Estaba dotado tanto de una gran sensibilidad artística como de una importante conciencia política, ya que era hijo del anarquista español Eugenio Bonaventura. En su corta vida elaboró dos documentales: "El nadador (1931)" y "A propósito de Niza (1930)", extraordinario montaje de imágenes rodadas con una cámara de segunda mano no visible para los transeúntes donde nos muestra la gran diferencia entre ricos y pobres, entre burguesía y los suburbios de la ciudad. 

latalante

Un mediometraje, "Cero en conducta (1933)" criticando las normas de un internado de niños, y un único largo L ´Atalante, filmada justo antes de morir por tuberculosis a la edad de 29 años. En la primera escena de L´Atalante observamos el cortejo nupcial de una boda rural. Jean, (Jean Dasté), el patrón de una modesta barca, y Juliette, (Dita Parlo) una bella joven que jamás ha salido de su pueblo, contraen matrimonio. Ya desde el comienzo se nos muestra esa mezcla de contrastes entre la belleza y la cotidianidad. La escena costumbrista y rural de una delicada novia paseando finaliza con su peculiar transporte, alzada con un remo, para acceder al interior de una humilde barcaza donde los novios iniciarán su Luna de Miel. No es de extrañar que la cara de la novia, más que felicidad, irradie miedo y que su comitiva de boda con ese aire tan formal represente las estrictas normas burguesas. Al otro lado, en el interior del barco, la espera el Tío Jules, (Michel Simon) un lobo de mar, marinero ya curtido en años de aspecto mugriento, cuya piel está cubierta por tatuajes. Jules, con sus escasas normas de decoro, su generosidad y su carácter jovial representa una visión opuesta a los convencionalismos sociales de la época. Además de Tío Jules, les acompaña un jovencísimo grumete, (Louis Lefebvre). Todos juntos, navegarán por los canales del Sena, sin abandonar ni por un momento las actividades habituales de un barco. Pronto la vida en común de la joven pareja tropezará con varias dificultades. 

latalante

La cansada rutina de navegar continuamente, la falta de intimidad de la pareja y el choque real con la falta del ideal romántico que supone trabajar en un barco las 24 horas del día, terminarán desgastando la relación de los recién casados. Su única esperanza parece residir en pasar una velada a solas en París, la Ciudad de la Luz, que jamás ha sido visitada por nuestra protagonista. La visita a la gran Ciudad será el desencadenante de grandes emociones, desilusiones y desencuentros que harán reflexionar a cada miembro de la pareja por separado sobre cuál es su destino más deseado. Basada en el guión del propio Vigo, junto con Albert Riera y el argumento de Jean Guinèe, la historia va más allá del melodrama. Nos permite conocer la crudeza de vivir en el interior de una pequeña barca y en los barrios de los suburbios visitados durante la visita a París, donde la policía derriba a golpes a un carterista con aspecto famélico y las largas colas de parados constituyen el principal paisaje de la zona. Pero en ningún momento, pese a mostrar un barco viejo, lleno de gatos con camarotes diminutos donde la limpieza brilla por su ausencia, la excelente fotografía de Boris Kaufman y Louis Berger, no hacen otra cosa que deleitarnos con maravillosos encuadres, aún en los espacios minúsculos, la cámara busca angulaciones casi imposibles. Jean Vigo dota de una belleza peculiar a sus fotogramas. Utiliza magníficos movimientos de cámara y un montaje original donde introduce, a modo de efectos especiales ocasionales, las imágenes oníricas que cada miembro de la pareja mantiene estando separados. Estas bellas imágenes de los sueños representan el recuerdo sensual que cada uno mantiene del otro. Visualmente, con gran efectismo, se va mostrando la evolución hacia la madurez emocional como viaje personal e individual de dos recién casados en un contexto histórico y social marcado por los apuros económicos sufridos en los humildes barrios franceses de la época.

latalante
 
Director: Jean Vigo.

Intérpretes: Jean Dasté, Dita Parlo, Michel Simon, Gilles Margaritis, Louis Lefebvre, Maurice Gilles, Raphaël Diligent.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

Información complementaria:
Jean Vigo

la pasión de juana de arco
Considerado de manera unívoca como uno de los grandes maestros del cine, el realizador Carl Theodor Dreyer, nace en Copenhage, Dinamarca, el 3 de febrero de 1889. Hijo ilegítimo de un terrateniente danés y una sirvienta sueca, fue adoptado por el tipógrafo Carl Theodor Dreyer y su esposa Marie. El futuro cineasta pasó una infancia bastante desdichada, por lo que se ausentó del hogar familiar a los 17 años y desempeñó diversos trabajos como empleado en oficina de telégrafos, hasta comenzar a trabajar como periodista, bien de enviado especial, bien como retratista de personajes sociales de la época. Todo ello le condujo a los primeros contactos con el cine. Escribe un primer guión en 1912 y se convierte en asesor y escritor de guiones para Nordisk films Kompagni. Dirigió su primera película en 1919 "El presidente (1919)", que parte de guión ajeno, "La viuda del Párroco (1920)" y luego "Las Páginas del Libro de Satán (1921)", ambas escritas por Dreyer. Esta última relata cuatro momentos históricos donde puede verse la implacable huella del Diablo en la historia de la humanidad, en una estructura fílmica deudora claramente de "Intolerancia (1917)", el fresco histórico del cineasta David Wark Griffith, admirado por Dreyer. Filmó algunos títulos repartidos entre Noruega y Alemania, regresando a su país para dirigir "El amo de Casa (1925)", cuyo éxito no solo en su tierra, sino también en Francia, le abrió las puertas para la que sería su primera gran obra inmortal, "Juana de Arco (1928)". En 1930 Dreyer aún en Francia rueda Vampyr, su primera película sonora, considerada por el mismo “un ejercicio de estilo”. 

la pasión de juana de arco

Una película magistralmente perturbadora, un retrato de la poética del terror. Su carrera como cineasta tuvo un parón hasta 1940, dirigiendo a partir de entonces algunos documentales y cortometrajes, hasta retomar la realización de largometrajes, que se reanuda con "Dies Irae (1943)", en torno a un triángulo amoroso, con la superstición y la crueldad cristiana de fondo, ambientada en 1623. El film constituye todo un ejemplo de austeridad visual y cuenta con unas composiciones bellísimas inspiradas en la pintura de la época. Su siguiente película, "Ordet (1955)" conocida entre nosotros como "La Palabra", es un drama ambientado entre campesinos de la inhóspita zona oeste de Jutlandia, donde una joven muere como consecuencia de un parto, pero vuelve a la vida gracias a un acto de fe. Sobriedad de decorados, bellas composiciones, el uso de planos secuencia de hasta ocho minutos caracterizan una de las grandes obras maestras de todos los tiempos, ganadora del León de Oro en La Mostra de Venecia de 1955. Su última película fue "Gertrud (1964)", dirigida con 75 años, Dreyer compone un fresco que casi no contiene primeros planos, pero sí leves travellings o movimientos de cámara sobre railes, y nuevamente, secuencias largas. En 11 minutos la película tiene sólo 88 tomas, muy pocos decorados y una única secuencia exterior. Constituye, no sólo el testamento fílmico sino también el ultimo gran retrato femenino de su director, una mujer libre, intelectual, de gran fuerza que rechaza a los hombres de su vida, prefiriendo vivir de acuerdo con sus normas personales. Dreyer intentó infructuosamente conseguir financiación en EEUU para llevar a cabo la filmación de su guión (reescrito en 1950, durante su estancia en Independence, Missouri, EEUU.), sobre la vida de Jesucristo, titulado Jesús de Nazaret, permaneciendo como uno de los proyectos malditos o no realizados del siglo XX. Ese guión está editado en castellano por Ediciones Sígueme.



la pasión de juana de arco

Centrándonos en La Pasión de Juana de Arco, como apuntábamos más arriba, el realizador danés Carl Theodore Dreyer, después del enorme éxito cosechado en su país con el largometraje "El amo de Casa", recibe el encargo de la Societé General Des films para proponer un tema concreto que cristalizase en una película artística con la que irrumpir en el mercado francés e internacional. El cineasta propuso tres retratos de otras tantas mujeres en la historia de Francia: María Antonieta, Catalina de Médicis y Juana de Arco, la joven doncella de Orleans, una campesina que por mandato divino llevó a Francia a la victoria contra los ingleses y fue  procesada y quemada por brujería en la hoguera en 1431. En aquellos años su proceso había servido de inspiración para una obra teatral reciente de mucho éxito internacional, escrita de George Bernard Shaw (que sería llevada al cine por Otto Preminger en 1957). La joven mártir había sido canonizada por el Papa en 1920 y una película de 1917 dirigida por Cecil B. de Mille, titulada "Joan the Woman", había consagrado a su realizador para la causa de las superproducciones con enorme despliegue de medios, y provistas de múltiples connotaciones religiosas. Dreyer decidió eludir el aliento épico concomitante de la historia. Se concentra en el controvertido proceso realizado contra la joven en el Castillo de Ruán, en manos de Warwick, su Gobernador, que presiona al Tribunal Eclesiástico, compuesto fundamentalmente de anglófilos, presidido por el Obispo Cauchon, que ha de juzgarla, mientras el rey Carlos VII la ha abandonado a su suerte. Los 29 interrogatorios a los que Juana fue sometida la joven, se reconducen a uno solo, respetando la unidad de tiempo y lugar, practicado el ultimo día de la vida de la joven, el 30 de mayo de 1431. El realizador opta por un decorado sencillo: el Palacio de Justicia de Ruán, un puente levadizo, un potro de tortura, un patíbulo, siguiendo de manera implacable la simplicidad máxima que se había propuesto. La puesta en escena, completamente austera, descansa en el uso casi obsesivo del primer plano, de modo que casi nos perdemos en el tiempo y el espacio donde transcurre la acción. La película ha sido descrita  como una continua serie de primeros planos o una sinfonía de caras. Dreyer, en palabras del historiador Ib Monty “…eleva el drama por encima del tiempo y del espacio”.El historiador canadiense John Kobal, en su libro Las cien mejores películas, apunta sobre las elecciones artísticas del film:



La película requería un director de una integridad fanática para resolver el original problema que él mismo había establecido, crear una profunda experiencia espiritual a partir de la persecución demoníaca de Juana por parte de sus jueces eclesiásticos, cuestionándola, tratando de engañarla, deformando sus motivos con palabras, todo ello en un ambiente sin sonido”.



la pasión de juana de arco

Los actores, en clara sinergia con las intenciones del realizador, comparecen ante la cámara desprovistos de maquillaje. A la protagonista, la actriz francesa Renée Falconetti (actriz de La Comedia Francesa, el Teatro Nacional de Francia, subvencionado por el Estado y fundado en 1680), Dreyer le pidió que se rapase el pelo y que se colocase cadenas reales que le literalmente le herían la carne. Los actores, en definitiva, se convierten en el instrumento definitivo, en aras de enfatizar el drama, con los primerísimos planos. El resultado es definido por el guionista, realizador y crítico de cine, Paul Schrader en su libro “El estilo transcendental en el cine: Ozu, Bresson, Dreyer”, como “el progreso espiritual del alma de Juana”. André Bazin, el mentor de los cineastas de la Nouvelle vage, y fundador de la prestigiosa revista Cahiers du cinema, definió este largometraje como un film “atravesado por el ultrasonido del alma”. El propio Dreyer, reflexionaría sobre su trabajo en este film en el siguiente sentido:


Quería interpretar un himno al triunfo del alma sobre la vida. Todo lo humano es expresado en su rostro, del mismo modo que su cara es el espejo del alma”. “Mi intención al filmar Juana de Arco era, mas allá de los adornos de la leyenda, descubrir la tragedia humana, detrás de la aureola gloriosa, descubrir a la muchacha que se llama Juana. Quería mostrar que los héroes de esta historia también fueron humanos”.



la pasión de juana de arco

"La Pasión de Juana de Arco" no cosechó demasiado éxito de público, pero fue adorada, no solo por los vanguardistas como Jean Cocteau, sino que ha seguido impresionando a posteriores generaciones de cineastas y cinéfilos. El cine de Dreyer, en definitiva contienen sufrimiento, maldad, aflicción y muerte en grandes dosis, pero el cineasta trata de captar también el triunfo del espíritu humano. Se definía a sí mismo como un humanista liberal y su preocupación como artista era el ser humano como individuo, tratando de preservar la objetividad en su quimera. En Dinamarca se le tuvo siempre como una persona solitaria. En su época no había nadie comparable a él en su entorno. Cuentan los que le conocían, que le encantaba una buena conversación sobre cine, desprovista de adulación personal, franca, sincera y directa. Su influencia en otros cineastas, es más ejemplar, que inmediata o directa, pues nunca fue artífice de corriente alguna, destinada a marcar tendencia. La influencia de Dreyer es más puntual y concreta. El historiador Scott Eyman escribe en su libro biográfico sobre John Ford “Print the legend, la vida y época de John Ford”, en su página 124 lo siguiente:



Ford nunca fue un gran aficionado a ir al cine, pero iba si estaba convencido de que la película tenía el suficiente interés. Por aquella época Brian Desmond Hurst le arrastró a ver La pasión de Juana de Arco, de Dreyer, en un cine de Vine Street. Al parecer, Ford no se mostró nada impresionado, pero al día siguiente Desmond Hurst vio que Ford volvía al cine a echar otro vistazo”.



El también historiador Joseph McBride en su libro sobre el cineasta irlandés “Tras la pista de John Ford” en su página 685, apunta la influencia de Dreyer en la película "El Hombre que mató a Liberty Valance (1962)". Dice McBride:



A nivel visual, tiene más en común con los dramas intimistas de Carl Theodor Dreyer que con Centauros del desierto y otros Westerns de Ford, en los que el entorno físico es una presencia tan importante como la de los personajes. Ford hace prácticamente una abstracción del telón de fondo de la película para realzar la importancia de los diálogos, el lenguaje emocional de rostros y cuerpos, así como el uso simbólico de gestos y objetos”. 



la pasión de juana de arco

Probablemente uno de los homenajes más hermosos que se le han rendido nunca al cineasta danés, vino por parte del francés Jean-Luc Godard, en la película "Vivir su vida (1962)". Contiene una secuencia donde el personaje que interpreta Anna Karina está viendo La Pasión de Juana de Arco en una sala de cine de París. La hermosura de la escena, reside en alcanzar el objetivo de Dreyer en toda su obra “tocar el corazón de cada espectador como ser individual”. "La Pasión de Juana de Arco" ha sufrido con el devenir de los años un martirio similar al de la joven doncella de Orleans. Antes de su estreno francés, al no poder impedir la Prémiere, el Arzobispo de París exigió una censura de la obra. Se practicaron cortes importantes, en lo que sin duda fue un desafortunado remontaje, practicado a espaldas del artista. El 6 de diciembre de 1928, en un fuego que consumió los laboratorios de los estudios UFA de Berlín, se destruyó el negativo original concebido por su realizador. Dreyer reconstruye con su montadora la película, usando tomas alternativas descartadas. Un segundo incendio, esta vez en los laboratorios Boulogne-Billancourt en 1929, destruyó con esa copia. Entre los años 30 y los 40, proliferan copias corruptas de la película, que poco a poco los historiadores de cine fueron desautorizando por no recoger el espíritu del artista creador, además de sufrir la propia desautorización de éste, quien durante años se esforzó por elevar su voz dejando claro que dichas copias no constituían su película. En 1981, Mientras se hacía una limpieza en unos armarios en Kikemarkby Kehus, un instituto mental cerca de Oslo, Noruega, un trabajador encontró varias latas de película, que se enviaron al Instituto Noruego, donde estuvieron 3 años sin que nadie ni siquiera las abriese. Cuando finalmente se procedió a abrir las latas, se toparon con una copia de la película íntegra y un documento solicitando la aprobación del censor, fechada en 1928. En otras palabras hallaron una copia certificada de la versión inicial y original del realizador. Gracias al hallazgo casual y anecdótico en el referido manicomio, "La Pasión de Juana de Arco" ha podido ser mostrada a generaciones posteriores y vamos a poder visualizarla hoy aquí en todo su esplendor, después de haber sido denunciada, censurada, quemada y mutilada, y podremos verla tal y como fue concebida.  

la pasión de juana de arco

Título original: La passion de Jeanne d'Arc

Director: Carl Theodor Dreyer.

Intérpretes: Renée Jeanne Falconetti, Eugene Silvain, Maurice Schutz, Michel Simon, Antonin Artaud.

Trailer:



Reseña escrita por Manuel García de Mesa

Información complementaria:
Carl Theodor Dreyer 

LA PASIÓN DE JUANA DE ARCO (1928). El martirio del cuerpo y la pervivencia del espiritú según Carl Theodore Dreyer.

la pasión de juana de arco
Considerado de manera unívoca como uno de los grandes maestros del cine, el realizador Carl Theodor Dreyer, nace en Copenhage, Dinamarca, el 3 de febrero de 1889. Hijo ilegítimo de un terrateniente danés y una sirvienta sueca, fue adoptado por el tipógrafo Carl Theodor Dreyer y su esposa Marie. El futuro cineasta pasó una infancia bastante desdichada, por lo que se ausentó del hogar familiar a los 17 años y desempeñó diversos trabajos como empleado en oficina de telégrafos, hasta comenzar a trabajar como periodista, bien de enviado especial, bien como retratista de personajes sociales de la época. Todo ello le condujo a los primeros contactos con el cine. Escribe un primer guión en 1912 y se convierte en asesor y escritor de guiones para Nordisk films Kompagni. Dirigió su primera película en 1919 "El presidente (1919)", que parte de guión ajeno, "La viuda del Párroco (1920)" y luego "Las Páginas del Libro de Satán (1921)", ambas escritas por Dreyer. Esta última relata cuatro momentos históricos donde puede verse la implacable huella del Diablo en la historia de la humanidad, en una estructura fílmica deudora claramente de "Intolerancia (1917)", el fresco histórico del cineasta David Wark Griffith, admirado por Dreyer. Filmó algunos títulos repartidos entre Noruega y Alemania, regresando a su país para dirigir "El amo de Casa (1925)", cuyo éxito no solo en su tierra, sino también en Francia, le abrió las puertas para la que sería su primera gran obra inmortal, "Juana de Arco (1928)". En 1930 Dreyer aún en Francia rueda Vampyr, su primera película sonora, considerada por el mismo “un ejercicio de estilo”. 

la pasión de juana de arco

Una película magistralmente perturbadora, un retrato de la poética del terror. Su carrera como cineasta tuvo un parón hasta 1940, dirigiendo a partir de entonces algunos documentales y cortometrajes, hasta retomar la realización de largometrajes, que se reanuda con "Dies Irae (1943)", en torno a un triángulo amoroso, con la superstición y la crueldad cristiana de fondo, ambientada en 1623. El film constituye todo un ejemplo de austeridad visual y cuenta con unas composiciones bellísimas inspiradas en la pintura de la época. Su siguiente película, "Ordet (1955)" conocida entre nosotros como "La Palabra", es un drama ambientado entre campesinos de la inhóspita zona oeste de Jutlandia, donde una joven muere como consecuencia de un parto, pero vuelve a la vida gracias a un acto de fe. Sobriedad de decorados, bellas composiciones, el uso de planos secuencia de hasta ocho minutos caracterizan una de las grandes obras maestras de todos los tiempos, ganadora del León de Oro en La Mostra de Venecia de 1955. Su última película fue "Gertrud (1964)", dirigida con 75 años, Dreyer compone un fresco que casi no contiene primeros planos, pero sí leves travellings o movimientos de cámara sobre railes, y nuevamente, secuencias largas. En 11 minutos la película tiene sólo 88 tomas, muy pocos decorados y una única secuencia exterior. Constituye, no sólo el testamento fílmico sino también el ultimo gran retrato femenino de su director, una mujer libre, intelectual, de gran fuerza que rechaza a los hombres de su vida, prefiriendo vivir de acuerdo con sus normas personales. Dreyer intentó infructuosamente conseguir financiación en EEUU para llevar a cabo la filmación de su guión (reescrito en 1950, durante su estancia en Independence, Missouri, EEUU.), sobre la vida de Jesucristo, titulado Jesús de Nazaret, permaneciendo como uno de los proyectos malditos o no realizados del siglo XX. Ese guión está editado en castellano por Ediciones Sígueme.



la pasión de juana de arco

Centrándonos en La Pasión de Juana de Arco, como apuntábamos más arriba, el realizador danés Carl Theodore Dreyer, después del enorme éxito cosechado en su país con el largometraje "El amo de Casa", recibe el encargo de la Societé General Des films para proponer un tema concreto que cristalizase en una película artística con la que irrumpir en el mercado francés e internacional. El cineasta propuso tres retratos de otras tantas mujeres en la historia de Francia: María Antonieta, Catalina de Médicis y Juana de Arco, la joven doncella de Orleans, una campesina que por mandato divino llevó a Francia a la victoria contra los ingleses y fue  procesada y quemada por brujería en la hoguera en 1431. En aquellos años su proceso había servido de inspiración para una obra teatral reciente de mucho éxito internacional, escrita de George Bernard Shaw (que sería llevada al cine por Otto Preminger en 1957). La joven mártir había sido canonizada por el Papa en 1920 y una película de 1917 dirigida por Cecil B. de Mille, titulada "Joan the Woman", había consagrado a su realizador para la causa de las superproducciones con enorme despliegue de medios, y provistas de múltiples connotaciones religiosas. Dreyer decidió eludir el aliento épico concomitante de la historia. Se concentra en el controvertido proceso realizado contra la joven en el Castillo de Ruán, en manos de Warwick, su Gobernador, que presiona al Tribunal Eclesiástico, compuesto fundamentalmente de anglófilos, presidido por el Obispo Cauchon, que ha de juzgarla, mientras el rey Carlos VII la ha abandonado a su suerte. Los 29 interrogatorios a los que Juana fue sometida la joven, se reconducen a uno solo, respetando la unidad de tiempo y lugar, practicado el ultimo día de la vida de la joven, el 30 de mayo de 1431. El realizador opta por un decorado sencillo: el Palacio de Justicia de Ruán, un puente levadizo, un potro de tortura, un patíbulo, siguiendo de manera implacable la simplicidad máxima que se había propuesto. La puesta en escena, completamente austera, descansa en el uso casi obsesivo del primer plano, de modo que casi nos perdemos en el tiempo y el espacio donde transcurre la acción. La película ha sido descrita  como una continua serie de primeros planos o una sinfonía de caras. Dreyer, en palabras del historiador Ib Monty “…eleva el drama por encima del tiempo y del espacio”.El historiador canadiense John Kobal, en su libro Las cien mejores películas, apunta sobre las elecciones artísticas del film:



La película requería un director de una integridad fanática para resolver el original problema que él mismo había establecido, crear una profunda experiencia espiritual a partir de la persecución demoníaca de Juana por parte de sus jueces eclesiásticos, cuestionándola, tratando de engañarla, deformando sus motivos con palabras, todo ello en un ambiente sin sonido”.



la pasión de juana de arco

Los actores, en clara sinergia con las intenciones del realizador, comparecen ante la cámara desprovistos de maquillaje. A la protagonista, la actriz francesa Renée Falconetti (actriz de La Comedia Francesa, el Teatro Nacional de Francia, subvencionado por el Estado y fundado en 1680), Dreyer le pidió que se rapase el pelo y que se colocase cadenas reales que le literalmente le herían la carne. Los actores, en definitiva, se convierten en el instrumento definitivo, en aras de enfatizar el drama, con los primerísimos planos. El resultado es definido por el guionista, realizador y crítico de cine, Paul Schrader en su libro “El estilo transcendental en el cine: Ozu, Bresson, Dreyer”, como “el progreso espiritual del alma de Juana”. André Bazin, el mentor de los cineastas de la Nouvelle vage, y fundador de la prestigiosa revista Cahiers du cinema, definió este largometraje como un film “atravesado por el ultrasonido del alma”. El propio Dreyer, reflexionaría sobre su trabajo en este film en el siguiente sentido:


Quería interpretar un himno al triunfo del alma sobre la vida. Todo lo humano es expresado en su rostro, del mismo modo que su cara es el espejo del alma”. “Mi intención al filmar Juana de Arco era, mas allá de los adornos de la leyenda, descubrir la tragedia humana, detrás de la aureola gloriosa, descubrir a la muchacha que se llama Juana. Quería mostrar que los héroes de esta historia también fueron humanos”.



la pasión de juana de arco

"La Pasión de Juana de Arco" no cosechó demasiado éxito de público, pero fue adorada, no solo por los vanguardistas como Jean Cocteau, sino que ha seguido impresionando a posteriores generaciones de cineastas y cinéfilos. El cine de Dreyer, en definitiva contienen sufrimiento, maldad, aflicción y muerte en grandes dosis, pero el cineasta trata de captar también el triunfo del espíritu humano. Se definía a sí mismo como un humanista liberal y su preocupación como artista era el ser humano como individuo, tratando de preservar la objetividad en su quimera. En Dinamarca se le tuvo siempre como una persona solitaria. En su época no había nadie comparable a él en su entorno. Cuentan los que le conocían, que le encantaba una buena conversación sobre cine, desprovista de adulación personal, franca, sincera y directa. Su influencia en otros cineastas, es más ejemplar, que inmediata o directa, pues nunca fue artífice de corriente alguna, destinada a marcar tendencia. La influencia de Dreyer es más puntual y concreta. El historiador Scott Eyman escribe en su libro biográfico sobre John Ford “Print the legend, la vida y época de John Ford”, en su página 124 lo siguiente:



Ford nunca fue un gran aficionado a ir al cine, pero iba si estaba convencido de que la película tenía el suficiente interés. Por aquella época Brian Desmond Hurst le arrastró a ver La pasión de Juana de Arco, de Dreyer, en un cine de Vine Street. Al parecer, Ford no se mostró nada impresionado, pero al día siguiente Desmond Hurst vio que Ford volvía al cine a echar otro vistazo”.



El también historiador Joseph McBride en su libro sobre el cineasta irlandés “Tras la pista de John Ford” en su página 685, apunta la influencia de Dreyer en la película "El Hombre que mató a Liberty Valance (1962)". Dice McBride:



A nivel visual, tiene más en común con los dramas intimistas de Carl Theodor Dreyer que con Centauros del desierto y otros Westerns de Ford, en los que el entorno físico es una presencia tan importante como la de los personajes. Ford hace prácticamente una abstracción del telón de fondo de la película para realzar la importancia de los diálogos, el lenguaje emocional de rostros y cuerpos, así como el uso simbólico de gestos y objetos”. 



la pasión de juana de arco

Probablemente uno de los homenajes más hermosos que se le han rendido nunca al cineasta danés, vino por parte del francés Jean-Luc Godard, en la película "Vivir su vida (1962)". Contiene una secuencia donde el personaje que interpreta Anna Karina está viendo La Pasión de Juana de Arco en una sala de cine de París. La hermosura de la escena, reside en alcanzar el objetivo de Dreyer en toda su obra “tocar el corazón de cada espectador como ser individual”. "La Pasión de Juana de Arco" ha sufrido con el devenir de los años un martirio similar al de la joven doncella de Orleans. Antes de su estreno francés, al no poder impedir la Prémiere, el Arzobispo de París exigió una censura de la obra. Se practicaron cortes importantes, en lo que sin duda fue un desafortunado remontaje, practicado a espaldas del artista. El 6 de diciembre de 1928, en un fuego que consumió los laboratorios de los estudios UFA de Berlín, se destruyó el negativo original concebido por su realizador. Dreyer reconstruye con su montadora la película, usando tomas alternativas descartadas. Un segundo incendio, esta vez en los laboratorios Boulogne-Billancourt en 1929, destruyó con esa copia. Entre los años 30 y los 40, proliferan copias corruptas de la película, que poco a poco los historiadores de cine fueron desautorizando por no recoger el espíritu del artista creador, además de sufrir la propia desautorización de éste, quien durante años se esforzó por elevar su voz dejando claro que dichas copias no constituían su película. En 1981, Mientras se hacía una limpieza en unos armarios en Kikemarkby Kehus, un instituto mental cerca de Oslo, Noruega, un trabajador encontró varias latas de película, que se enviaron al Instituto Noruego, donde estuvieron 3 años sin que nadie ni siquiera las abriese. Cuando finalmente se procedió a abrir las latas, se toparon con una copia de la película íntegra y un documento solicitando la aprobación del censor, fechada en 1928. En otras palabras hallaron una copia certificada de la versión inicial y original del realizador. Gracias al hallazgo casual y anecdótico en el referido manicomio, "La Pasión de Juana de Arco" ha podido ser mostrada a generaciones posteriores y vamos a poder visualizarla hoy aquí en todo su esplendor, después de haber sido denunciada, censurada, quemada y mutilada, y podremos verla tal y como fue concebida.  

la pasión de juana de arco

Título original: La passion de Jeanne d'Arc

Director: Carl Theodor Dreyer.

Intérpretes: Renée Jeanne Falconetti, Eugene Silvain, Maurice Schutz, Michel Simon, Antonin Artaud.

Trailer:



Reseña escrita por Manuel García de Mesa

Información complementaria:
Carl Theodor Dreyer 

el tren 1964
La cuarta colaboración entre la superestrella Burt Lancaster y el realizador John Frankenheimer, vio luz verde a la deriva del éxito descomunal de "Los Cañones de Navarone (1961)" de Jack Lee Thompson, así como por el empeño personal del actor-productor, equiparable al tesón y la terquedad de su personaje, Labiche, en que "el tren del arte" no abandonase Francia hacia la Alemania nazi durante los últimos días de la ocupación. En un principio, se contrató a Arthur Penn, realizador que, junto a Frankenheimer o Sidney Lumet, es uno de los máximos exponentes de esa generación de cineastas curtidos en los albores de la televisión estadounidense, donde se rodaba en vivo y en directo. Penn fue despedido con base en las socorridas "diferencias creativas". Rápidamente fue sustituido por Frankenheimer, quien ya había dirigido a Lancaster en "Jóvenes Salvajes (1961)", "El Hombre de Alcatraz (1962)" y "Siete días de mayo (1964)", rodajes donde las fricciones de actor y director se habían hecho más que patentes. Sin embargo, la pericia técnica y la profesionalidad de Frankenheimer, así como su perfecto conocimiento del idioma francés y de sus contactos entre destacados miembros de la cinematografía gala, lo convertían en una excelente opción para tomar las riendas de este enfrentamiento, filmado íntegramente en suelo francés, entre un tosco ferroviario, miembro activo de la resistencia francesa (Burt Lancaster, haciendo gala de una destreza física impresionante) y el Coronel Von Waldheim (interpretado con mucha solvencia, elegancia y dignidad por el actor inglés Paul Scofield), un desencantado oficial nazi que, sabedor de la inminente liberación de Francia, decide expoliar el museo Jeu de Paume, regentado por Mademoiselle Villard  y cargar un tren con cuadros de Cezanne, Renoir, Picaso, Lautrec, Mathise, etc, artistas impresionistas, enmarcados en la categoría de “arte degenerado”, prohibido por Decreto del Tercer Reich.


el tren

La arrogancia de Adolf Hitler llegaba hasta el punto de decidir, de manera tan eficientemente reglada como discrecional, cuales debían ser los gustos imperantes en el arte. Frankenheimer se esfuerza en eludir las tentaciones maniqueístas del relato. Labiche no es un hombre instruido capaz de apreciar el arte. De hecho gran parte de la película se ocupa del particular proceso interior del personaje por tratar de entender la importancia de salvar el patrimonio cultual de Francia. El villano, el oficial alemán Von Waldheim, por el contrario, es una rara avis, entre los oficiales nazis, pues admira ese arte prohibido. Es un hombre de gran sensibilidad artística, que le sirve de motor, desde el inicio, de su no menor empeño en que el tren llegue a Alemania. El realizador neoyorquino, se preocupa igualmente en mostrar el absurdo de la guerra, subrayando narrativamente el alto coste en vidas humanas, totalmente innecesario desde la perspectiva de que la acción se enmarca en los últimos días de la guerra, cuando los nazis se repliegan hacia su país, ante la inminente entrada de los aliados en París.


el tren

La pericia técnica del realizador, latente en esta película, fue adquirida desde su temprana juventud. A principios de los años 50, es movilizado en el servicio militar, y le toca servir en una base militar en Burbank, California, donde descubre un equipo completo de cámaras de 16 milímetros y material como moviolas, focos, micrófonos, etc, arreglándoselas para convencer a los altos mandos de la conveniencia de realizar documentales sobre maniobras militares, y demás actos rutinarios castrenses, que rueda con pasión. En 1952 entra a trabajar para la CBS, introducido en el medio por quien sería su mentor profesional, Sidney Lumet, para quien ejercería labor de ayudante de producción en numerosas ocasiones. Entre 1954 y 1960, colabora en un aluvión de producciones para el medio, alrededor de 152, que incluye dirección de programas de actualidad y de debates, en los que dispone de una libertad creativa impensable en la actualidad, y que compagina con su temprano debut en el cine, con la película "The young Stranger (1956)", experiencia que le decepciona, por la lentitud de rodaje, en relación a lo trepidante de la filmación el medio televisivo.


el tren

En ese año de 1956, ingresa en la élite de la televisión, figurando en la nómina de realizadores del programa Playhouse 90, programas dramáticos filmados y emitidos en directo, donde rueda, entre otros, una versión de "El último magnate", según la novela de Scott Fitzgerald, con Jack Palance de protagonista, de "Días de vino y Rosas" con Cliff Robertson y Piper Laurie, o de "Por quien doblan las campanas", según la novela de Ernest Hemingway, con Jasón Robards lierando el reparto. Una auténtica superproducción televisiva de la época, ésta última, emitida en dos partes, que contó con el astronómico presupuesto de 40.000 dólares. Frankenheimer afronta la realización de esta formidable película bélica, combinando instantes espectaculares, con otros marcadamente intimistas. En ambos casos, constituyen secuencias de enorme complejidad y despliegue. Entre las primeras, destacamos el prolongado travelling-plano secuencia que acompaña a Labiche en los primeros momentos del metraje, por las vías ferroviarias alrededor de trenes, tanques, o soldados transportando material diverso. Son secuencias muy difíciles de filmar, en unos tiempos donde no había Steadycam, y en los que era necesario montar raíles para deslizar las, por otro lado, enormes y pesadas cámaras de filmación.


el tren

Destaca también por derecho propio la secuencia de choque entre dos trenes, fruto del sabotaje de los miembros de la resistencia. La secuencia es filmada con una eficiencia tal, que se percibe en cada uno de los planos elegidos de la misma en la sala de montaje, en un trabajo de edición, por otro lado, sensacional. Entre las secuencias más intimistas, Frankenheimer resalta las emociones de los personajes con sus reconocibles primerísimos planos rodados con la lente gran angular, que potencia el tono asfixiante de tales planos, donde la tensión en el ambiente sobrecoge al espectador, así como con el empleo de la técnica, vinculada casi de modo inconsciente a Orson Welles, conocida como profundidad de campo. Se trata de encuadres donde un personaje está en primer plano y al fondo vemos a otro u otros personajes, cuya presencia es narrativamente relevante. Un ejemplo de ello, es la primera y única secuencia que transcurre en el interior del museo Jeu de Paume. Waldheim observa admirado los hermosos cuadros. 


el tren

Frankenheimer comienza con el sencillo plano y contraplano, aunque lo hace de un modo poco convencional: la sala del museo está en la penumbra, iluminándose sólo los cuadros que el oficial alemán observa con nostalgia y desencanto. La cámara se recrea necesariamente, pues se trata de aquello por lo que se va a combatir las próximas dos horas. Entra a la izquierda del encuadre Mademoiselle Villard, la directora del Museo. La cámara gira, no en panorámica, sino en travelling, para colocar al oficial de perfil, en primer plano, y al fondo a la directora del museo. El personaje de mademoiselle Villard, interpretado por la actriz francesa Suzanne Flon, es claramente un sosias del personaje real de Rose Valland, colaboradora de la Resistencia, a quien la posteridad bautizó como “la heroína del Jeu de Paume”. Directora de ese museo, esta valiente mujer tuvo el enorme mérito de memorizar primero y copiar después las listas y fotografías de las piezas de arte que los nazis se llevaban de París destino a Berlín, gracias a lo cual se recuperaron muchísimas de esas obras.


el tren

El personaje aparece en la película "The Monuments men (2014)", de George Clooney, interpretado por Cate Blanchett, que en la película se llama Claire Simon. A mademoiselle Valland se le concedió la Legión de honor (distinción que se concede por méritos extraordinarios dentro del ámbito civil o militar), y es una de las mujeres más condecoradas de toda Francia. Este personaje escribió un libro de memorias, Le front de l’art, en el que se inspira el guión de esta película. La fructífera colaboración entre Lancaster y Frankenheimer, comprendería un título más, "Los Temerarios del Aire (1969)", un drama sobre un grupo de paracaidistas especialistas en atracciones circenses aéreas. El director de "ElMensajero del Miedo (1962)", entraría en la década de los noventa con la película "La Cuarta Guerra (1990)", que narra un enfrentamiento personal, igual de obsesivo que en "El Tren", entre un oficial estadounidense (Roy Scheider) y otro ruso (Jürgen Prochnov), en las postrimerías de la guerra fría, en el escenario del desmoronamiento de la Alemania del Este. Ambas películas comparten similares propósitos antibelicistas, pero obtienen resultados marcadamente desiguales. 

Información adicional:
Más películas de Burt Lancaster
Más películas del género bélico

Frases para recordar:


"- A veces nos arriesgamos. No malgastaré más vidas por unos cuadros.
- No se malgastarían...
Discúleme, sé que es algo terrible de decir, pero esos cuadros son parte de Francia. Los alemanes quieren llevárselos todos. Nos han quitado nuestra tierra y nuestra comida, viven en nuestras casas... y ahora quieren quitarnos nuestro arte, esa belleza... esa visión de la vida nacida en Francia, nuestra especial visión... nuestro Tesoro. Es nuestro legado para el mundo ¿no lo ve?, para todos... es nuestro orgullo, lo que creamos y atesoramos para el mundo.

Se me ocurren peores cosas por las que arriesgar su vida." 
(Conversación entre Mademoiselle Villard (Suzanne Flon) Y Labiche (Burt Lancaster) 

"- Admiro su eficiencia, Labiche... y su sentido de la supervivencia.
Supongo que no suele tener problemas con los saboteadores, ¿Verdad?
¿Cree que habrá intentos de sabotaje de este tren?
 - Soy un ferroviario, no un profeta·".
(Conversación entre el Coronel Von Waldheim (Paul Scofield) y Labiche (Burt Lancaster) 

"Labiche. Aquí tiene su recompensa, Labiche... algunos de los más grandes cuadros del mundo.
¿Le agrada, Labiche?
¿Siente una gran emoción sólo con estar cerca de ellos?
Un cuadro significa para usted tanto como un collar de perlas para un mono. Ha ganado por pura suerte. Me ha detenido sin saber lo que hacía ni porqué. Usted no es nada, Labiche, sólo un cúmulo de carne.
Los cuadros son míos. Siempre lo serán. La belleza pertenece al hombre que puede apreciarla. Siempre me pertenecerá a mí o a un hombre como yo. Ahora, en este minuto, no podría decirme porqué ha hecho lo que ha hecho".
(Coronel Von Waldheim (Paul Scofield) a Labiche (Burt Lancaster).


el tren
el tren










Título original: The train.

Director: John Frankenheimer.

Interpretes: Burt LancasterPaul ScofieldJeanne MoreauMichel SimonHoward Vernon,Suzanne Flon.


Trailer:



Escena:


B.S.O.:



Información complementaria:
Paul Scofield

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

QUIERES COMPRAR EL TREN


el tren blu ray














EL TREN (1964). Burt Lancaster frente la expoliación nazi.

el tren 1964
La cuarta colaboración entre la superestrella Burt Lancaster y el realizador John Frankenheimer, vio luz verde a la deriva del éxito descomunal de "Los Cañones de Navarone (1961)" de Jack Lee Thompson, así como por el empeño personal del actor-productor, equiparable al tesón y la terquedad de su personaje, Labiche, en que "el tren del arte" no abandonase Francia hacia la Alemania nazi durante los últimos días de la ocupación. En un principio, se contrató a Arthur Penn, realizador que, junto a Frankenheimer o Sidney Lumet, es uno de los máximos exponentes de esa generación de cineastas curtidos en los albores de la televisión estadounidense, donde se rodaba en vivo y en directo. Penn fue despedido con base en las socorridas "diferencias creativas". Rápidamente fue sustituido por Frankenheimer, quien ya había dirigido a Lancaster en "Jóvenes Salvajes (1961)", "El Hombre de Alcatraz (1962)" y "Siete días de mayo (1964)", rodajes donde las fricciones de actor y director se habían hecho más que patentes. Sin embargo, la pericia técnica y la profesionalidad de Frankenheimer, así como su perfecto conocimiento del idioma francés y de sus contactos entre destacados miembros de la cinematografía gala, lo convertían en una excelente opción para tomar las riendas de este enfrentamiento, filmado íntegramente en suelo francés, entre un tosco ferroviario, miembro activo de la resistencia francesa (Burt Lancaster, haciendo gala de una destreza física impresionante) y el Coronel Von Waldheim (interpretado con mucha solvencia, elegancia y dignidad por el actor inglés Paul Scofield), un desencantado oficial nazi que, sabedor de la inminente liberación de Francia, decide expoliar el museo Jeu de Paume, regentado por Mademoiselle Villard  y cargar un tren con cuadros de Cezanne, Renoir, Picaso, Lautrec, Mathise, etc, artistas impresionistas, enmarcados en la categoría de “arte degenerado”, prohibido por Decreto del Tercer Reich.


el tren

La arrogancia de Adolf Hitler llegaba hasta el punto de decidir, de manera tan eficientemente reglada como discrecional, cuales debían ser los gustos imperantes en el arte. Frankenheimer se esfuerza en eludir las tentaciones maniqueístas del relato. Labiche no es un hombre instruido capaz de apreciar el arte. De hecho gran parte de la película se ocupa del particular proceso interior del personaje por tratar de entender la importancia de salvar el patrimonio cultual de Francia. El villano, el oficial alemán Von Waldheim, por el contrario, es una rara avis, entre los oficiales nazis, pues admira ese arte prohibido. Es un hombre de gran sensibilidad artística, que le sirve de motor, desde el inicio, de su no menor empeño en que el tren llegue a Alemania. El realizador neoyorquino, se preocupa igualmente en mostrar el absurdo de la guerra, subrayando narrativamente el alto coste en vidas humanas, totalmente innecesario desde la perspectiva de que la acción se enmarca en los últimos días de la guerra, cuando los nazis se repliegan hacia su país, ante la inminente entrada de los aliados en París.


el tren

La pericia técnica del realizador, latente en esta película, fue adquirida desde su temprana juventud. A principios de los años 50, es movilizado en el servicio militar, y le toca servir en una base militar en Burbank, California, donde descubre un equipo completo de cámaras de 16 milímetros y material como moviolas, focos, micrófonos, etc, arreglándoselas para convencer a los altos mandos de la conveniencia de realizar documentales sobre maniobras militares, y demás actos rutinarios castrenses, que rueda con pasión. En 1952 entra a trabajar para la CBS, introducido en el medio por quien sería su mentor profesional, Sidney Lumet, para quien ejercería labor de ayudante de producción en numerosas ocasiones. Entre 1954 y 1960, colabora en un aluvión de producciones para el medio, alrededor de 152, que incluye dirección de programas de actualidad y de debates, en los que dispone de una libertad creativa impensable en la actualidad, y que compagina con su temprano debut en el cine, con la película "The young Stranger (1956)", experiencia que le decepciona, por la lentitud de rodaje, en relación a lo trepidante de la filmación el medio televisivo.


el tren

En ese año de 1956, ingresa en la élite de la televisión, figurando en la nómina de realizadores del programa Playhouse 90, programas dramáticos filmados y emitidos en directo, donde rueda, entre otros, una versión de "El último magnate", según la novela de Scott Fitzgerald, con Jack Palance de protagonista, de "Días de vino y Rosas" con Cliff Robertson y Piper Laurie, o de "Por quien doblan las campanas", según la novela de Ernest Hemingway, con Jasón Robards lierando el reparto. Una auténtica superproducción televisiva de la época, ésta última, emitida en dos partes, que contó con el astronómico presupuesto de 40.000 dólares. Frankenheimer afronta la realización de esta formidable película bélica, combinando instantes espectaculares, con otros marcadamente intimistas. En ambos casos, constituyen secuencias de enorme complejidad y despliegue. Entre las primeras, destacamos el prolongado travelling-plano secuencia que acompaña a Labiche en los primeros momentos del metraje, por las vías ferroviarias alrededor de trenes, tanques, o soldados transportando material diverso. Son secuencias muy difíciles de filmar, en unos tiempos donde no había Steadycam, y en los que era necesario montar raíles para deslizar las, por otro lado, enormes y pesadas cámaras de filmación.


el tren

Destaca también por derecho propio la secuencia de choque entre dos trenes, fruto del sabotaje de los miembros de la resistencia. La secuencia es filmada con una eficiencia tal, que se percibe en cada uno de los planos elegidos de la misma en la sala de montaje, en un trabajo de edición, por otro lado, sensacional. Entre las secuencias más intimistas, Frankenheimer resalta las emociones de los personajes con sus reconocibles primerísimos planos rodados con la lente gran angular, que potencia el tono asfixiante de tales planos, donde la tensión en el ambiente sobrecoge al espectador, así como con el empleo de la técnica, vinculada casi de modo inconsciente a Orson Welles, conocida como profundidad de campo. Se trata de encuadres donde un personaje está en primer plano y al fondo vemos a otro u otros personajes, cuya presencia es narrativamente relevante. Un ejemplo de ello, es la primera y única secuencia que transcurre en el interior del museo Jeu de Paume. Waldheim observa admirado los hermosos cuadros. 


el tren

Frankenheimer comienza con el sencillo plano y contraplano, aunque lo hace de un modo poco convencional: la sala del museo está en la penumbra, iluminándose sólo los cuadros que el oficial alemán observa con nostalgia y desencanto. La cámara se recrea necesariamente, pues se trata de aquello por lo que se va a combatir las próximas dos horas. Entra a la izquierda del encuadre Mademoiselle Villard, la directora del Museo. La cámara gira, no en panorámica, sino en travelling, para colocar al oficial de perfil, en primer plano, y al fondo a la directora del museo. El personaje de mademoiselle Villard, interpretado por la actriz francesa Suzanne Flon, es claramente un sosias del personaje real de Rose Valland, colaboradora de la Resistencia, a quien la posteridad bautizó como “la heroína del Jeu de Paume”. Directora de ese museo, esta valiente mujer tuvo el enorme mérito de memorizar primero y copiar después las listas y fotografías de las piezas de arte que los nazis se llevaban de París destino a Berlín, gracias a lo cual se recuperaron muchísimas de esas obras.


el tren

El personaje aparece en la película "The Monuments men (2014)", de George Clooney, interpretado por Cate Blanchett, que en la película se llama Claire Simon. A mademoiselle Valland se le concedió la Legión de honor (distinción que se concede por méritos extraordinarios dentro del ámbito civil o militar), y es una de las mujeres más condecoradas de toda Francia. Este personaje escribió un libro de memorias, Le front de l’art, en el que se inspira el guión de esta película. La fructífera colaboración entre Lancaster y Frankenheimer, comprendería un título más, "Los Temerarios del Aire (1969)", un drama sobre un grupo de paracaidistas especialistas en atracciones circenses aéreas. El director de "ElMensajero del Miedo (1962)", entraría en la década de los noventa con la película "La Cuarta Guerra (1990)", que narra un enfrentamiento personal, igual de obsesivo que en "El Tren", entre un oficial estadounidense (Roy Scheider) y otro ruso (Jürgen Prochnov), en las postrimerías de la guerra fría, en el escenario del desmoronamiento de la Alemania del Este. Ambas películas comparten similares propósitos antibelicistas, pero obtienen resultados marcadamente desiguales. 

Información adicional:
Más películas de Burt Lancaster
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Frases para recordar:


"- A veces nos arriesgamos. No malgastaré más vidas por unos cuadros.
- No se malgastarían...
Discúleme, sé que es algo terrible de decir, pero esos cuadros son parte de Francia. Los alemanes quieren llevárselos todos. Nos han quitado nuestra tierra y nuestra comida, viven en nuestras casas... y ahora quieren quitarnos nuestro arte, esa belleza... esa visión de la vida nacida en Francia, nuestra especial visión... nuestro Tesoro. Es nuestro legado para el mundo ¿no lo ve?, para todos... es nuestro orgullo, lo que creamos y atesoramos para el mundo.

Se me ocurren peores cosas por las que arriesgar su vida." 
(Conversación entre Mademoiselle Villard (Suzanne Flon) Y Labiche (Burt Lancaster) 

"- Admiro su eficiencia, Labiche... y su sentido de la supervivencia.
Supongo que no suele tener problemas con los saboteadores, ¿Verdad?
¿Cree que habrá intentos de sabotaje de este tren?
 - Soy un ferroviario, no un profeta·".
(Conversación entre el Coronel Von Waldheim (Paul Scofield) y Labiche (Burt Lancaster) 

"Labiche. Aquí tiene su recompensa, Labiche... algunos de los más grandes cuadros del mundo.
¿Le agrada, Labiche?
¿Siente una gran emoción sólo con estar cerca de ellos?
Un cuadro significa para usted tanto como un collar de perlas para un mono. Ha ganado por pura suerte. Me ha detenido sin saber lo que hacía ni porqué. Usted no es nada, Labiche, sólo un cúmulo de carne.
Los cuadros son míos. Siempre lo serán. La belleza pertenece al hombre que puede apreciarla. Siempre me pertenecerá a mí o a un hombre como yo. Ahora, en este minuto, no podría decirme porqué ha hecho lo que ha hecho".
(Coronel Von Waldheim (Paul Scofield) a Labiche (Burt Lancaster).


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Título original: The train.

Director: John Frankenheimer.

Interpretes: Burt LancasterPaul ScofieldJeanne MoreauMichel SimonHoward Vernon,Suzanne Flon.


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Reseña escrita por Manuel García de Mesa

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