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A todo
fan de la saga Rocky que se precie le entró una ilusión adrenalítica de órdago
al saber que Rocky se vería la cara de nuevo con Ivan Drago, más de 30 años
después de aquel brutal enfrentamiento en el que Apollo Creed no vivió para
contarlo. Aquel
videoclip testosterónico que fue "Rocky IV" tiene ahora su
continuación, con una película que mantiene el equilibrio entre los valores que
ensalzan la familia y las responsabilidades de afrontar el miedo.
En esta
ocasión Adonis Creed se ve tentado para enfrentarse al hijo de aquel que envió
a su padre a la tumba, justo en el momento en el que acaricia las mieles del
éxito al proclamarse campeón del mundo y convertirse en padre y esposo
reciente. Rocky se debate entre entrenar al hijo de su amigo, sabiendo que
puede cometer el mismo error que cometió su padre, sintiéndose culpable al no
haber tirado la toalla a tiempo sin poder evitar el fatal suceso que dejó
huérfano a su amado pupilo.
"Creed
II" coloca a dos púgiles que arrastran un pasado que les hace sobrellevar
una carga emocional fatalista, que les empuja inexorablemente a luchar, uno
(Creed) debe mantener la gloria de su padre con tintes vengativos, el otro
(Drago) traumatizado por la derrota de su progenitor, ahora también entrenador,
intentando conseguir lo que su padre no pudo, lo que le llevó a la crisis
familiar y al repudio de su país.
El
destino es en "Creed II" un tema que trata de profundizar en el miedo
que sienten los dos protagonistas Rocky y Creed Jr. para no repetir los errores
de antaño y enfrentarse con dignidad y valor a su destino, que no es otro que
afrontar los desafíos con la fuerza e inteligencia suficientes para
erradicarlos en el presente, y poder vivir un futuro sabiendo que se hizo lo
correcto, teniendo siempre en cuenta que el mayor poder se encuentra en la
inspiración y la alegría que produce la familia.
Stallone
se despide de Rocky siendo un eficaz maestro en la vida y en el ring para
Creed, que es capaz de cerrar un círculo en el que sale victorioso, no sin
antes haber tenido caídas con golpes de los que tendrá que levantarse una y
otra vez hasta superar su temor, teniendo a su maestro, a su madre, a su mujer
y a su hija como la fuente de su poder, enfrentándose y dando la cara ante el
apellido que tanto dolor le ha producido a lo largo de su vida: Drago.
Es toda una sorpresa disfrutar de nuevo de un Dolph
Lundgren, al que en esta ocasión podemos escuchar diciendo más que un par de
palabras, a un Michael B. Jordan que encaja a la perfección con el legado de
Balboa, la sorpresiva aparición del personaje de Brigitte Nielsen (ex de
Stallone) y esposa de Drago en la ficción y cómo no, a un nostálgico,
inspirador y familiar Sylvester Stallone que tras 40 años, dos nominaciones al
Oscar y siendo un emotivo abuelo, abandona una saga que deja en lo más alto, ya
que "Creed II" ha satisfecho a la mayoría de la crítica consiguiendo
a día de hoy casi los 200 millones de dólares.
A mi juicio "Creed II" tiene menor pegada que su
antecesora, pero aun así sabe mantener los valores que hicieron grande la
franquicia a base de tesón, esfuerzo y el logro de continuar, en esta ocasión
con un drama familiar con altas dosis de empuje pugilístico.
Director: Steven Caple Jr.
Intérpretes: Michael B. Jordan,Sylvester Stallone,Tessa Thompson,Dolph Lundgren,Florian Munteanu,Phylicia Rashad,Wood Harris,Kristina Aponte,Andre Ward,Russell Hornsby,Gina Destra,Brigitte Nielsen
A todo
fan de la saga Rocky que se precie le entró una ilusión adrenalítica de órdago
al saber que Rocky se vería la cara de nuevo con Ivan Drago, más de 30 años
después de aquel brutal enfrentamiento en el que Apollo Creed no vivió para
contarlo. Aquel
videoclip testosterónico que fue "Rocky IV" tiene ahora su
continuación, con una película que mantiene el equilibrio entre los valores que
ensalzan la familia y las responsabilidades de afrontar el miedo.
En esta
ocasión Adonis Creed se ve tentado para enfrentarse al hijo de aquel que envió
a su padre a la tumba, justo en el momento en el que acaricia las mieles del
éxito al proclamarse campeón del mundo y convertirse en padre y esposo
reciente. Rocky se debate entre entrenar al hijo de su amigo, sabiendo que
puede cometer el mismo error que cometió su padre, sintiéndose culpable al no
haber tirado la toalla a tiempo sin poder evitar el fatal suceso que dejó
huérfano a su amado pupilo.
"Creed
II" coloca a dos púgiles que arrastran un pasado que les hace sobrellevar
una carga emocional fatalista, que les empuja inexorablemente a luchar, uno
(Creed) debe mantener la gloria de su padre con tintes vengativos, el otro
(Drago) traumatizado por la derrota de su progenitor, ahora también entrenador,
intentando conseguir lo que su padre no pudo, lo que le llevó a la crisis
familiar y al repudio de su país.
El
destino es en "Creed II" un tema que trata de profundizar en el miedo
que sienten los dos protagonistas Rocky y Creed Jr. para no repetir los errores
de antaño y enfrentarse con dignidad y valor a su destino, que no es otro que
afrontar los desafíos con la fuerza e inteligencia suficientes para
erradicarlos en el presente, y poder vivir un futuro sabiendo que se hizo lo
correcto, teniendo siempre en cuenta que el mayor poder se encuentra en la
inspiración y la alegría que produce la familia.
Stallone
se despide de Rocky siendo un eficaz maestro en la vida y en el ring para
Creed, que es capaz de cerrar un círculo en el que sale victorioso, no sin
antes haber tenido caídas con golpes de los que tendrá que levantarse una y
otra vez hasta superar su temor, teniendo a su maestro, a su madre, a su mujer
y a su hija como la fuente de su poder, enfrentándose y dando la cara ante el
apellido que tanto dolor le ha producido a lo largo de su vida: Drago.
Es toda una sorpresa disfrutar de nuevo de un Dolph
Lundgren, al que en esta ocasión podemos escuchar diciendo más que un par de
palabras, a un Michael B. Jordan que encaja a la perfección con el legado de
Balboa, la sorpresiva aparición del personaje de Brigitte Nielsen (ex de
Stallone) y esposa de Drago en la ficción y cómo no, a un nostálgico,
inspirador y familiar Sylvester Stallone que tras 40 años, dos nominaciones al
Oscar y siendo un emotivo abuelo, abandona una saga que deja en lo más alto, ya
que "Creed II" ha satisfecho a la mayoría de la crítica consiguiendo
a día de hoy casi los 200 millones de dólares.
A mi juicio "Creed II" tiene menor pegada que su
antecesora, pero aun así sabe mantener los valores que hicieron grande la
franquicia a base de tesón, esfuerzo y el logro de continuar, en esta ocasión
con un drama familiar con altas dosis de empuje pugilístico.
Director: Steven Caple Jr.
Intérpretes: Michael B. Jordan,Sylvester Stallone,Tessa Thompson,Dolph Lundgren,Florian Munteanu,Phylicia Rashad,Wood Harris,Kristina Aponte,Andre Ward,Russell Hornsby,Gina Destra,Brigitte Nielsen
El ex campeón de los pesos pesados, Andy "Campeón" Purcell es ahora un alcohólico, que vive sus horas más bajas esperando un combate en Tijuana. Su único apoyo es su hijo, Dinkm que todavía cree que su padre es el gran campeón de antaño. Para no defraudarle, Andy decide boxear contra un oponente muy superior, logrando vencerle pero con trágico final para aquél debido a los golpes recibidos. Así, la admiración y el amor que Dink profesa a su padre, permanecerá siempre en su memoria.
King Vidor y los actores Jackie Cooper y Wallace Berey ya habían alcanzado gran renombre internacional durante la época del cine mudo. El director con su obra sobre la vida en una pequeña ciudad, "Y el mundo marcha (1928)"; Barry siendo el protagonista de una popular serie de comedias de la serie Out gang durante los años 20; y Jackie Cooper acompañando a Charles Chaplin en su joya "El chico (1920)". Así, no es de extrañar que sus nombres fuesen un importante reclamo en este potente, emotivo y tierno drama sobre lo que un padre es capaz de hacer por su hijo.
Con guión de Frances Marion y con todos los ingredientes clásicos de una tragedia que llega al corazón de los espectadores con un ritmo perfecto; la cinta narra problemas generacionales, alcoholismo, destrucción de la familia y la búsqueda de una última oportunidad para resarcirse de todos los fracasos y errores cometidos en la vida; pero también es la historia de una relación paterno-filial maravillosa y envidiable llena de inmenso amor mutuo, así como un ejemplo de superación personal. El trágico final que sucede ante los ojos del niño, causó un gran impacto desde el 21 de noviembre de 1931, fecha de su estreno, en los espectadores de la época, provocando irreprimibles ríos de lágrimas en ello.
Por su espléndido trabajo, el actor lograría un Óscar, aunque no sin cierta polémica. Y es que, durante la ceremonia, Fredric March ya había ganado una estatuilla como mejor actor por "El hombre y el monstruo" cuando se descubrió que Beery había perdido por un solo voto lo que, según las reglas de la Academia, significaba un empate técnico entre los dos actores. Aunque encontraron por allí otro Óscar para entregárselo a Beery, la prensa reflejó el hecho como una auténtica chapuza. Por la cinta Vidor fue nominado como mejor director, y Frances Marion lo ganó al mejor guión original.
Con este mismo argumento, el de un padre que, por satisfacer a su hijo decide regresar al mundo del espectáculo, sería transformado en tragicomedia con "The clow", dirigida por Robert Z. Leonard (1952); mientras que un auténtico remake fue "Campeón (1979)" de Franco Zeffirelli con Jon Voight y Faye Dunaway con el niño prodigio Ricky Schroeder.
Mientras Hollywood iniciaba el film sonoro y consolidaba el cine de géneros y el star-system, con lo que pronto comenzaría la llamada edad dorada de la Meca del Cine. Vidor, uno de los pioneros y maestros del cine americano y exponente del cine social de su país, ya anunció con la magistral "Y el mundo marcha", el crack del 29. En los años treinta se impondrían algunos de los grandes cineastas inmigrados y firman como John Ford, Howard Hawks, Raoul Walsh, King Vidor, William Wyler y un largo etcétera de estadounidenses, quienes junto con las estrellas del momento seguirían reinando en el firmamento cinematográfico mundial.
Frase para recordar:
-Supongo que habéis venido a por el chico...
-No. Sabemos que no hay fuerza sobrehumana que pueda separaros."
El ex campeón de los pesos pesados, Andy "Campeón" Purcell es ahora un alcohólico, que vive sus horas más bajas esperando un combate en Tijuana. Su único apoyo es su hijo, Dinkm que todavía cree que su padre es el gran campeón de antaño. Para no defraudarle, Andy decide boxear contra un oponente muy superior, logrando vencerle pero con trágico final para aquél debido a los golpes recibidos. Así, la admiración y el amor que Dink profesa a su padre, permanecerá siempre en su memoria.
King Vidor y los actores Jackie Cooper y Wallace Berey ya habían alcanzado gran renombre internacional durante la época del cine mudo. El director con su obra sobre la vida en una pequeña ciudad, "Y el mundo marcha (1928)"; Barry siendo el protagonista de una popular serie de comedias de la serie Out gang durante los años 20; y Jackie Cooper acompañando a Charles Chaplin en su joya "El chico (1920)". Así, no es de extrañar que sus nombres fuesen un importante reclamo en este potente, emotivo y tierno drama sobre lo que un padre es capaz de hacer por su hijo.
Con guión de Frances Marion y con todos los ingredientes clásicos de una tragedia que llega al corazón de los espectadores con un ritmo perfecto; la cinta narra problemas generacionales, alcoholismo, destrucción de la familia y la búsqueda de una última oportunidad para resarcirse de todos los fracasos y errores cometidos en la vida; pero también es la historia de una relación paterno-filial maravillosa y envidiable llena de inmenso amor mutuo, así como un ejemplo de superación personal. El trágico final que sucede ante los ojos del niño, causó un gran impacto desde el 21 de noviembre de 1931, fecha de su estreno, en los espectadores de la época, provocando irreprimibles ríos de lágrimas en ello.
Por su espléndido trabajo, el actor lograría un Óscar, aunque no sin cierta polémica. Y es que, durante la ceremonia, Fredric March ya había ganado una estatuilla como mejor actor por "El hombre y el monstruo" cuando se descubrió que Beery había perdido por un solo voto lo que, según las reglas de la Academia, significaba un empate técnico entre los dos actores. Aunque encontraron por allí otro Óscar para entregárselo a Beery, la prensa reflejó el hecho como una auténtica chapuza. Por la cinta Vidor fue nominado como mejor director, y Frances Marion lo ganó al mejor guión original.
Con este mismo argumento, el de un padre que, por satisfacer a su hijo decide regresar al mundo del espectáculo, sería transformado en tragicomedia con "The clow", dirigida por Robert Z. Leonard (1952); mientras que un auténtico remake fue "Campeón (1979)" de Franco Zeffirelli con Jon Voight y Faye Dunaway con el niño prodigio Ricky Schroeder.
Mientras Hollywood iniciaba el film sonoro y consolidaba el cine de géneros y el star-system, con lo que pronto comenzaría la llamada edad dorada de la Meca del Cine. Vidor, uno de los pioneros y maestros del cine americano y exponente del cine social de su país, ya anunció con la magistral "Y el mundo marcha", el crack del 29. En los años treinta se impondrían algunos de los grandes cineastas inmigrados y firman como John Ford, Howard Hawks, Raoul Walsh, King Vidor, William Wyler y un largo etcétera de estadounidenses, quienes junto con las estrellas del momento seguirían reinando en el firmamento cinematográfico mundial.
Frase para recordar:
-Supongo que habéis venido a por el chico...
-No. Sabemos que no hay fuerza sobrehumana que pueda separaros."
"Gentleman Jim" es una original película del maestro Raoul Walsh basada en las memorias de James J. Corbett, uno de los pioneros en desarrollar el deporte del boxeo tal y como lo conocemos hoy en día. Se trata de un relato atípico de boxeo, un deporte que el cine ha sabido retratar desde diferentes perspectivas que abarcan desde el Cine Noir hasta el cine de denuncia social, pasando por épicas autobiografías o relatos de visceral violencia con especial intensidad física.
En este caso Walsh, el gran narrador de relatos, cineasta por excelencia que supo cultivar todo tipo de géneros y sus intersecciones, nos deleita con una obra tan original como inclasificable, ya que no se trata de un film oscuro o especialmente violento, sino de una aguda mezcla entre comedia, sátira social y cine de acción.
Durante el metraje predomina un ritmo sobresaliente, una descripción precisa del entorno social de finales del S. XIX y una muy certera aproximación a esa transición entre peleas callejeras de fortachones casi salvajes y la creación de una verdadera disciplina deportiva. Ambientado en San Francisco, el relato toma como eje central el período en el que Corbett se convirtió en el primer campeón del mundo de los pesos pesados, hacia 1892, cuando derrotó a John L. Sullivan, tras la entrada en vigor de las llamadas reglas de Queensberry, que exigían la utilización de unos guantes hinchados para proteger los nudillos, un cuadrilátero con unas medidas determinadas y establecían la duración del combate.
"Voy a traer al entrenador del príncipe de Inglaterra. Si no puedes convertir a los boxeadores en caballeros, habrá que convertir a los caballeros en boxeadores".
Con este párrafo se define la mayor parte del mensaje del film. El boxeo es mucho más que una salvaje demostración de fuerza física, es un deporte y como tal debe ser considerado.
Raoul Walsh con el guión elaborado por Vincent Lawrence y Horace McCoy, rescata del recuerdo la figura y las memorias de todo un personaje que él mismo conoció en vida. Y para representarlo qué mejor elección que la de uno de sus actores con fama de elegante vividor que además había practicado el boxeo durante su juventud: Errol Flynn, quien supo darle el carisma y la picaresca que requería el protagonista.
Mucho se ha escrito sobre Errol, si bien es cierto que Raoul Walsh supo sacarle el máximo partido como actor en las siete colaboraciones que hicieron juntos, y este film es buena prueba de ello.Por todos es conocido que Errol era amigo de las juergas, las dos grandes aficiones del actor fueron la bebida y el sexo:
"Me gusta el whisky viejo y las mujeres jóvenes".
Probó el opio, la marihuana y todo tipo de afrodisiacos, "en especial la cocaína untada en la punta del pene". En cuanto al alcohol llegó a inyectar vodka en naranjas para consumirlo en el plató sin que pudieran recriminarle su adicción. Pero lo que más le destrozó anímicamente fue que lo rechazaran como "no apto" para combatir en la Segunda Guerra Mundial por problemas de salud, lo cual, conociendo sus excesos, no parece nada raro. Al salir esto a la luz, afectó muy negativamente a su imagen de héroe imbatible. Tan duramente estaba herido su ego, que al rodar este film casi sufre un ataque al corazón por empeñarse en rodar él mismo las escenas del combate. Como resultado de esta gran colaboración entre un genio del cine y un carismático protagonista nos queda una deliciosa obra sobre el deporte del boxeo, donde destaca la maestría de un gran narrador de relatos que nos acerca a una época histórica de grandes cambios con un ritmo vibrante muy cercano al cine de acción, con unos diálogos chispeantes característicos de una buena comedia y una ambientación y puesta en escena donde se perciben atisbos de un cine social. Todo ello envuelto por la característica lucidez, vitalidad y entusiasmo viril del gran Raoul Walsh.
Director: Raoul Walsh.
Intérpretes: Errol Flynn, Alexis Smith, Jack Carson, Alan Hale, John Loder, William Frawley, Minor Watson, Ward Bond, Madeleine LeBeau.
"Gentleman Jim" es una original película del maestro Raoul Walsh basada en las memorias de James J. Corbett, uno de los pioneros en desarrollar el deporte del boxeo tal y como lo conocemos hoy en día. Se trata de un relato atípico de boxeo, un deporte que el cine ha sabido retratar desde diferentes perspectivas que abarcan desde el Cine Noir hasta el cine de denuncia social, pasando por épicas autobiografías o relatos de visceral violencia con especial intensidad física.
En este caso Walsh, el gran narrador de relatos, cineasta por excelencia que supo cultivar todo tipo de géneros y sus intersecciones, nos deleita con una obra tan original como inclasificable, ya que no se trata de un film oscuro o especialmente violento, sino de una aguda mezcla entre comedia, sátira social y cine de acción.
Durante el metraje predomina un ritmo sobresaliente, una descripción precisa del entorno social de finales del S. XIX y una muy certera aproximación a esa transición entre peleas callejeras de fortachones casi salvajes y la creación de una verdadera disciplina deportiva. Ambientado en San Francisco, el relato toma como eje central el período en el que Corbett se convirtió en el primer campeón del mundo de los pesos pesados, hacia 1892, cuando derrotó a John L. Sullivan, tras la entrada en vigor de las llamadas reglas de Queensberry, que exigían la utilización de unos guantes hinchados para proteger los nudillos, un cuadrilátero con unas medidas determinadas y establecían la duración del combate.
"Voy a traer al entrenador del príncipe de Inglaterra. Si no puedes convertir a los boxeadores en caballeros, habrá que convertir a los caballeros en boxeadores".
Con este párrafo se define la mayor parte del mensaje del film. El boxeo es mucho más que una salvaje demostración de fuerza física, es un deporte y como tal debe ser considerado.
Raoul Walsh con el guión elaborado por Vincent Lawrence y Horace McCoy, rescata del recuerdo la figura y las memorias de todo un personaje que él mismo conoció en vida. Y para representarlo qué mejor elección que la de uno de sus actores con fama de elegante vividor que además había practicado el boxeo durante su juventud: Errol Flynn, quien supo darle el carisma y la picaresca que requería el protagonista.
Mucho se ha escrito sobre Errol, si bien es cierto que Raoul Walsh supo sacarle el máximo partido como actor en las siete colaboraciones que hicieron juntos, y este film es buena prueba de ello.Por todos es conocido que Errol era amigo de las juergas, las dos grandes aficiones del actor fueron la bebida y el sexo:
"Me gusta el whisky viejo y las mujeres jóvenes".
Probó el opio, la marihuana y todo tipo de afrodisiacos, "en especial la cocaína untada en la punta del pene". En cuanto al alcohol llegó a inyectar vodka en naranjas para consumirlo en el plató sin que pudieran recriminarle su adicción. Pero lo que más le destrozó anímicamente fue que lo rechazaran como "no apto" para combatir en la Segunda Guerra Mundial por problemas de salud, lo cual, conociendo sus excesos, no parece nada raro. Al salir esto a la luz, afectó muy negativamente a su imagen de héroe imbatible. Tan duramente estaba herido su ego, que al rodar este film casi sufre un ataque al corazón por empeñarse en rodar él mismo las escenas del combate. Como resultado de esta gran colaboración entre un genio del cine y un carismático protagonista nos queda una deliciosa obra sobre el deporte del boxeo, donde destaca la maestría de un gran narrador de relatos que nos acerca a una época histórica de grandes cambios con un ritmo vibrante muy cercano al cine de acción, con unos diálogos chispeantes característicos de una buena comedia y una ambientación y puesta en escena donde se perciben atisbos de un cine social. Todo ello envuelto por la característica lucidez, vitalidad y entusiasmo viril del gran Raoul Walsh.
Director: Raoul Walsh.
Intérpretes: Errol Flynn, Alexis Smith, Jack Carson, Alan Hale, John Loder, William Frawley, Minor Watson, Ward Bond, Madeleine LeBeau.
Stoker Thompson es un boxeador. Su carrera se ha movido siempre en la mediocridad. Ahora tiene 35 años de edad, en la madurez, y su final como púgil se acerca. Tiny es el mànager de Stoker; la decepcionante carrera de su pupilo le ha hecho apostar contra él y amañar a sus espaldas una pelea con un gángster, en el que debía acabar perdiendo por KO. Stoker está acabado para todo el mundo, menos para él mismo, siente que todavía tiene algo que decir y necesita una victoria para convencerse en ello. Es el único que piensa que no está acabado. Incluso su esposa, harta de la situación le pide que abandone, que lo deje definitivamente. El combate amañado por Tiny es contra un púgil más joven que Stoker por lo que todas las apuestas, incluida la de Tiny son contra él. Pero el púgil, durante el transcurro de la pelea, descubre el apaño de Little Boy, el mafioso local. Su orgullo y arrogancia hará que se arme de motivación y se entregue a la pelea con todas sus fuerzas. Tras una dura pelea, Stoker se alzará con el triunfo, y con él, su desgracia.
Con guión de Art Cohn adaptado de un poema de Joseph Moncure de 1928, Wise realiza una de las películas más brillantes que se han filmado sobre el mundo del boxeo. Tradicionalmente, el subgénero del mundo del boxeo, tratado en reiteradas ocasiones en el universo cinematográfico, ha sido retratado casi siempre, a través de personajes perdedores; personajes abocados al fracaso personal y vital y ligado al mundo de hampa, confiando su destino y suerte a manos de los hampones de turno, que deciden, mediante apuestas económicas, el éxito o la desgracia del protagonista, viviendo en intensidad, tanto la cumbre al éxito y la gloria, como el posterior descenso y caída al olvido.
Estamos ante una excelente cinta de género noir, tanto por su estética, como por el estereotipo de sus personajes, así como por la excelente iluminación en la fotografía en blanco y negro de Milton Krasn; rodada de noche, y haciendo énfasis en los primeros planos, hecho que consigue trasladar, en mayor medida, la atmósfera decadente que la rodea y estructura de manera cronológica y lineal en el tiempo, durante setenta y dos minutos, la duración de la cinta, es decir, la acción transcurre entre las 21 horas hasta las 22:17 horas. Fue filmada íntegramente en estudio y parte en un estadio de boxeo.
Robert Wise, autor de obras tan emblemáticas como "Quiero vivir (1958)", "Sangre en la luna (1948)", "West Side Story (1961)" o "Marcado por el odio (1956)", también centrada en el mundo del boxeo, retrata un duro perfil de la condición humana, en especial, de sus miserias de una manera dura y realista, interpretado de una forma excelsa por el gran Robert Ryan, quien aprovechó su experiencia pugilística, al haber sido campeón de boxeo universitario en la categoría de pesos pesados, en su juventud, y ponerla al servicio del director, consiguiendo reflejar magníficamente la lucha contra el fracaso y la corrupción sin salir indemne, y todo ello con enorme humanidad.
La película que nunca fue estrenada en los cines de España por la implacable censura del momento contiene uno de los finales más brillantes del género noir. Las escenas de combate, cuya duración son de dieciocho minutos, están filmadas de una forma espectacularmente realista, sin concesiones coordinando los movimientos a la perfección; sin duda, Scorsese, la tuvo en cuenta al rodar su "Toro salvaje". Por todo ello, Nadie puede vencerme, ocupa, por derecho propio, un merecido lugar entre las mejores cintas basadas en el mundo del boxeo jamás filmadas.
Frase para recordar:-"¿Es que no lo entiendes? ¡No quiero ir mas! después de la última pelea estuviste dos horas sin saber quién era yo...
-Julie, te puedo decir que puedo vencer a ese chico, lo presiento. Un solo golpe, solo uno".
Título original: The Set-Up.
Director: Robert Wise.
Intérpretes: Robert Ryan, Audrey Totter, George Tobias, Alan Baxter, James Edwards, Wallace Ford, Percy Helton, Darryl Hickman.
Stoker Thompson es un boxeador. Su carrera se ha movido siempre en la mediocridad. Ahora tiene 35 años de edad, en la madurez, y su final como púgil se acerca. Tiny es el mànager de Stoker; la decepcionante carrera de su pupilo le ha hecho apostar contra él y amañar a sus espaldas una pelea con un gángster, en el que debía acabar perdiendo por KO. Stoker está acabado para todo el mundo, menos para él mismo, siente que todavía tiene algo que decir y necesita una victoria para convencerse en ello. Es el único que piensa que no está acabado. Incluso su esposa, harta de la situación le pide que abandone, que lo deje definitivamente. El combate amañado por Tiny es contra un púgil más joven que Stoker por lo que todas las apuestas, incluida la de Tiny son contra él. Pero el púgil, durante el transcurro de la pelea, descubre el apaño de Little Boy, el mafioso local. Su orgullo y arrogancia hará que se arme de motivación y se entregue a la pelea con todas sus fuerzas. Tras una dura pelea, Stoker se alzará con el triunfo, y con él, su desgracia.
Con guión de Art Cohn adaptado de un poema de Joseph Moncure de 1928, Wise realiza una de las películas más brillantes que se han filmado sobre el mundo del boxeo. Tradicionalmente, el subgénero del mundo del boxeo, tratado en reiteradas ocasiones en el universo cinematográfico, ha sido retratado casi siempre, a través de personajes perdedores; personajes abocados al fracaso personal y vital y ligado al mundo de hampa, confiando su destino y suerte a manos de los hampones de turno, que deciden, mediante apuestas económicas, el éxito o la desgracia del protagonista, viviendo en intensidad, tanto la cumbre al éxito y la gloria, como el posterior descenso y caída al olvido.
Estamos ante una excelente cinta de género noir, tanto por su estética, como por el estereotipo de sus personajes, así como por la excelente iluminación en la fotografía en blanco y negro de Milton Krasn; rodada de noche, y haciendo énfasis en los primeros planos, hecho que consigue trasladar, en mayor medida, la atmósfera decadente que la rodea y estructura de manera cronológica y lineal en el tiempo, durante setenta y dos minutos, la duración de la cinta, es decir, la acción transcurre entre las 21 horas hasta las 22:17 horas. Fue filmada íntegramente en estudio y parte en un estadio de boxeo.
Robert Wise, autor de obras tan emblemáticas como "Quiero vivir (1958)", "Sangre en la luna (1948)", "West Side Story (1961)" o "Marcado por el odio (1956)", también centrada en el mundo del boxeo, retrata un duro perfil de la condición humana, en especial, de sus miserias de una manera dura y realista, interpretado de una forma excelsa por el gran Robert Ryan, quien aprovechó su experiencia pugilística, al haber sido campeón de boxeo universitario en la categoría de pesos pesados, en su juventud, y ponerla al servicio del director, consiguiendo reflejar magníficamente la lucha contra el fracaso y la corrupción sin salir indemne, y todo ello con enorme humanidad.
La película que nunca fue estrenada en los cines de España por la implacable censura del momento contiene uno de los finales más brillantes del género noir. Las escenas de combate, cuya duración son de dieciocho minutos, están filmadas de una forma espectacularmente realista, sin concesiones coordinando los movimientos a la perfección; sin duda, Scorsese, la tuvo en cuenta al rodar su "Toro salvaje". Por todo ello, Nadie puede vencerme, ocupa, por derecho propio, un merecido lugar entre las mejores cintas basadas en el mundo del boxeo jamás filmadas.
Frase para recordar:-"¿Es que no lo entiendes? ¡No quiero ir mas! después de la última pelea estuviste dos horas sin saber quién era yo...
-Julie, te puedo decir que puedo vencer a ese chico, lo presiento. Un solo golpe, solo uno".
Título original: The Set-Up.
Director: Robert Wise.
Intérpretes: Robert Ryan, Audrey Totter, George Tobias, Alan Baxter, James Edwards, Wallace Ford, Percy Helton, Darryl Hickman.
La gente muere cada día fregando suelos y limpiando platos…El
esfuerzo y la determinación humana, el coraje de intentar cumplir los sueños,
aún cuando todos aquellos que te rodean no los ven e intentan apartarnos de
ellos. El ser humano anhela ser feliz, pero la felicidad, en raras ocasiones
nos viene dada de regalo, hay que luchar, hay que trabajar y continuar con
todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu alma….y en ocasiones
incluso después de haber conseguido lo que queremos, la vida da un giro
inesperado y te golpea, tan fuerte que te quedas sin la energía motriz que una
vez nos movió a triunfar en lo que deseábamos…
Paul Haggis, director de Crash (2004) y coguionista de la popular
Casino Royal, adaptó la historia de F.X. O´Toole para que Clint Eastwood se
alzara "de nuevo" como un maestro del cine, alguien que tanto delante como
detrás de las cámaras refleja la experiencia de la sensibilidad cinematográfica
con una historia dura, conmovedora, y que aunque triste, no deja de ser
inspiradora y profundamente cautivadora, para dejar claro que el espíritu
humano, en este caso el de la boxeadora Maggie Fitgerald (Hilary Swank), es
capaz de romper con los prejuicios de una chica que quiere pelear en la vida,
que desea más que nada boxear, sabiendo que si Frankie Dunn (Clint Eastwood) la
entrena, podrá dejar atrás la desasosegante vida de camarera traumatizada por
una familia apática, egoísta y sin el menor sentido de la fraternidad.
Million Dollar Baby permanecerá en el recuerdo de todo
aficionado al cine, por la voz en off y el cuerpo del tuerto al que da vida
Morgan Freeman, narrador omnipresente que de una manera ilusionante a la vez
que desgarradora nos cuenta los avatares de Maggie, las frustraciones de Frankie
y las desventuras de "peligro", ese simpático descerebrado que al igual que
Maggie desea ser un campeón armado con guantes de boxeo.
Clint Eastwood echando toda la verborrea magistral de
curtido héroe en mil batallas, afronta en esta ocasión la difícil situación de
proteger y entrenar al aspirante a campeón,
manteniendo un gimnasio que se tambalea económicamente, todo ello unido
a la separación de su hija, dejando un hueco en su alma difícilmente consolable
que intenta remediar mediante la ceremonia de la misa de los Domingos y unas
cartas que nunca llegan a su destinatario, descolocando al sacerdote con las
ironías burlescas de fanfarrón entrenador pugilístico….Hasta que Maggie
aparece.
La oscarizada película de Eastwood una vez más dejó
entusiasmada tanto a la crítica como al público, no solo por la delicada
presencia de sus personajes, sino por una historia que conmueve, que te llena
de vida aún sabiendo la existencia de la muerte, que te empuja a continuar pese
a saber que la derrota está siempre a la vuelta de la esquina, y que detrás de
cada triunfo, siempre hay unas ganas incentivadas por la dedicación hacia lo
que haces y por aquellos que sabes que te aman (independientemente si son tu
familia o no).
¿Qué Clint Eastwood puso en tela de juicio la decisión de la
Eutanasia?.....¿Quién soy yo para reprochárselo?...El sufrimiento es la mayor
desgracia que existe, y evitar el dolor en ocasiones, es el único modo de
mostrarnos humanos…Las duras decisiones siempre son traumáticas pero hay que
tener el valor de tomarlas a tiempo, de manera personal, única para cada caso,
afrontando las consecuencias con la valentía que se tiene en vida para saber
hacer frente a la inevitable muerte...A mi padre, el cascarrabias más adorable del mundo, te quiero.
Director; Clint Eastwood.
Intérpretes: Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman, Anthony Mackie, Jay Baruchel, Mike Colter, Lucia Rijker.
La gente muere cada día fregando suelos y limpiando platos…El
esfuerzo y la determinación humana, el coraje de intentar cumplir los sueños,
aún cuando todos aquellos que te rodean no los ven e intentan apartarnos de
ellos. El ser humano anhela ser feliz, pero la felicidad, en raras ocasiones
nos viene dada de regalo, hay que luchar, hay que trabajar y continuar con
todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu alma….y en ocasiones
incluso después de haber conseguido lo que queremos, la vida da un giro
inesperado y te golpea, tan fuerte que te quedas sin la energía motriz que una
vez nos movió a triunfar en lo que deseábamos…
Paul Haggis, director de Crash (2004) y coguionista de la popular
Casino Royal, adaptó la historia de F.X. O´Toole para que Clint Eastwood se
alzara "de nuevo" como un maestro del cine, alguien que tanto delante como
detrás de las cámaras refleja la experiencia de la sensibilidad cinematográfica
con una historia dura, conmovedora, y que aunque triste, no deja de ser
inspiradora y profundamente cautivadora, para dejar claro que el espíritu
humano, en este caso el de la boxeadora Maggie Fitgerald (Hilary Swank), es
capaz de romper con los prejuicios de una chica que quiere pelear en la vida,
que desea más que nada boxear, sabiendo que si Frankie Dunn (Clint Eastwood) la
entrena, podrá dejar atrás la desasosegante vida de camarera traumatizada por
una familia apática, egoísta y sin el menor sentido de la fraternidad.
Million Dollar Baby permanecerá en el recuerdo de todo
aficionado al cine, por la voz en off y el cuerpo del tuerto al que da vida
Morgan Freeman, narrador omnipresente que de una manera ilusionante a la vez
que desgarradora nos cuenta los avatares de Maggie, las frustraciones de Frankie
y las desventuras de "peligro", ese simpático descerebrado que al igual que
Maggie desea ser un campeón armado con guantes de boxeo.
Clint Eastwood echando toda la verborrea magistral de
curtido héroe en mil batallas, afronta en esta ocasión la difícil situación de
proteger y entrenar al aspirante a campeón,
manteniendo un gimnasio que se tambalea económicamente, todo ello unido
a la separación de su hija, dejando un hueco en su alma difícilmente consolable
que intenta remediar mediante la ceremonia de la misa de los Domingos y unas
cartas que nunca llegan a su destinatario, descolocando al sacerdote con las
ironías burlescas de fanfarrón entrenador pugilístico….Hasta que Maggie
aparece.
La oscarizada película de Eastwood una vez más dejó
entusiasmada tanto a la crítica como al público, no solo por la delicada
presencia de sus personajes, sino por una historia que conmueve, que te llena
de vida aún sabiendo la existencia de la muerte, que te empuja a continuar pese
a saber que la derrota está siempre a la vuelta de la esquina, y que detrás de
cada triunfo, siempre hay unas ganas incentivadas por la dedicación hacia lo
que haces y por aquellos que sabes que te aman (independientemente si son tu
familia o no).
¿Qué Clint Eastwood puso en tela de juicio la decisión de la
Eutanasia?.....¿Quién soy yo para reprochárselo?...El sufrimiento es la mayor
desgracia que existe, y evitar el dolor en ocasiones, es el único modo de
mostrarnos humanos…Las duras decisiones siempre son traumáticas pero hay que
tener el valor de tomarlas a tiempo, de manera personal, única para cada caso,
afrontando las consecuencias con la valentía que se tiene en vida para saber
hacer frente a la inevitable muerte...A mi padre, el cascarrabias más adorable del mundo, te quiero.
Director; Clint Eastwood.
Intérpretes: Clint Eastwood, Hilary Swank, Morgan Freeman, Anthony Mackie, Jay Baruchel, Mike Colter, Lucia Rijker.
Al final, no pudo ser…Stallone no
ganó el Oscar, que fue para Mark Rylance por "El puente de los espías". Un
actor de método inglés le arrebató la preciada estatuilla al potro italiano.
Pero añadiéndome a lo que dijo Schwarzenegger, para mí Stallone es el ganador.
Con "Creed" se demuestra de nuevo que, si sabes lo que vales, ve y consigue lo
que quieres, dicho por Balboa a su hijo en el anterior film de la saga. Ryan
Coogler siguió a rajatabla la frase que he comentado para buscar y encontrar
sin descanso a un Sylvester Stallone que ya había acabado con su icónico
personaje, dándole lo que en "Rocky Balboa (2006)" se consideraba como un más que
digno film manufacturado con pasión, tesón y emotividad.
Pero el final no le había
llegado a Rocky todavía….Nadie, ni siquiera yo apostaba por una nueva entrega
de la saga, augurando un posible estiramiento con, únicamente fines
comerciales, pero….estaba quivocado. "Creed" se erige como una maravilla cinematográfica,
digna, profunda, inspiradora y evocadora del genuino espíritu de superación.
Stallone tomando el testigo de su maestro Burgees Meredith (Mickey), es el
maestro pugilístico de Creed, el hijo de Apollo, el amigo fallecido, aquel que
ayudó a perfeccionar el estilo de boxeo necesario para vencer en su momento
a Mr. T (alias Clubber Lang) y Dolph Lundgren (Iván Drago).
Sylvester Stallone ahonda en su
personaje fetiche para sacar de él lo mejor de sí mismo, afrontando el
esperanzador entrenamiento de su aventajado alumno, encauzando la fuerza y la
arrebatadora energía de Michael B. Jordan, un muchacho con buen corazón, con
las ganas y la determinación suficientes para saber que, si el alumno está
preparado, el maestro aparece. El maestro es Rocky, él es el alma del film,
apadrinando al hijo de su desaparecido amigo, asesorando, encauzando y forzando
al máximo a Creed Jr. para que éste se convierta en campeón con corazón,
espíritu, energía y deportividad.
Michael B. Jordan arrastra un
bagaje que lo convierte en el alumno perfecto, en el compañero perfecto, en el
amigo idóneo para un Rocky que deberá enfrentarse a una adversidad que va más
allá de las esquinas del cuadrilátero. Los dos amigos como alumno y tutor
descubrirán que la vida pese a ser sufrida, desgarradora y frustrante, puede
ser distinta. Cada uno a su manera se colocará los guantes de púgil para luchar
cara a cara con aquello que es necesario hacer para vencer, en el ring y en la
vida.
"Creed" contiene momentos
ilusionantes, que penetran muy hondo si eres fan de la saga "Rocky", sellando
una leyenda que rememoro con nostalgia e inspiración. Momentos tales como
el motorístico acompañamiento a B. Jordan mientras corre por las calles
saludando a Balboa, que le mira desde lo alto en una ventana, y el combate en
el que el "cachorro de Creed" se levanta enérgico de la lona cuando parecía
desfallecer por los golpes recibidos, con una música que hace que el público se
venga arriba al escuchar levemente a la reconocidísima banda sonora de Bill
Conti.
El carisma y el vigor son el lazo
que envuelve a "Creed", una película recomendable que es un pedestal para
Stallone, un pedestal desde el que puede verse un pasado encomiable y un futuro
digno de homenajear.
Director: Ryan Coggler.
Intérpretes: Michael B.
Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Andre Ward, Tony
Bellew, Ritchie Coster, Graham McTavish, Gabe Rosado, Wood Harris.
Al final, no pudo ser…Stallone no
ganó el Oscar, que fue para Mark Rylance por "El puente de los espías". Un
actor de método inglés le arrebató la preciada estatuilla al potro italiano.
Pero añadiéndome a lo que dijo Schwarzenegger, para mí Stallone es el ganador.
Con "Creed" se demuestra de nuevo que, si sabes lo que vales, ve y consigue lo
que quieres, dicho por Balboa a su hijo en el anterior film de la saga. Ryan
Coogler siguió a rajatabla la frase que he comentado para buscar y encontrar
sin descanso a un Sylvester Stallone que ya había acabado con su icónico
personaje, dándole lo que en "Rocky Balboa (2006)" se consideraba como un más que
digno film manufacturado con pasión, tesón y emotividad.
Pero el final no le había
llegado a Rocky todavía….Nadie, ni siquiera yo apostaba por una nueva entrega
de la saga, augurando un posible estiramiento con, únicamente fines
comerciales, pero….estaba quivocado. "Creed" se erige como una maravilla cinematográfica,
digna, profunda, inspiradora y evocadora del genuino espíritu de superación.
Stallone tomando el testigo de su maestro Burgees Meredith (Mickey), es el
maestro pugilístico de Creed, el hijo de Apollo, el amigo fallecido, aquel que
ayudó a perfeccionar el estilo de boxeo necesario para vencer en su momento
a Mr. T (alias Clubber Lang) y Dolph Lundgren (Iván Drago).
Sylvester Stallone ahonda en su
personaje fetiche para sacar de él lo mejor de sí mismo, afrontando el
esperanzador entrenamiento de su aventajado alumno, encauzando la fuerza y la
arrebatadora energía de Michael B. Jordan, un muchacho con buen corazón, con
las ganas y la determinación suficientes para saber que, si el alumno está
preparado, el maestro aparece. El maestro es Rocky, él es el alma del film,
apadrinando al hijo de su desaparecido amigo, asesorando, encauzando y forzando
al máximo a Creed Jr. para que éste se convierta en campeón con corazón,
espíritu, energía y deportividad.
Michael B. Jordan arrastra un
bagaje que lo convierte en el alumno perfecto, en el compañero perfecto, en el
amigo idóneo para un Rocky que deberá enfrentarse a una adversidad que va más
allá de las esquinas del cuadrilátero. Los dos amigos como alumno y tutor
descubrirán que la vida pese a ser sufrida, desgarradora y frustrante, puede
ser distinta. Cada uno a su manera se colocará los guantes de púgil para luchar
cara a cara con aquello que es necesario hacer para vencer, en el ring y en la
vida.
"Creed" contiene momentos
ilusionantes, que penetran muy hondo si eres fan de la saga "Rocky", sellando
una leyenda que rememoro con nostalgia e inspiración. Momentos tales como
el motorístico acompañamiento a B. Jordan mientras corre por las calles
saludando a Balboa, que le mira desde lo alto en una ventana, y el combate en
el que el "cachorro de Creed" se levanta enérgico de la lona cuando parecía
desfallecer por los golpes recibidos, con una música que hace que el público se
venga arriba al escuchar levemente a la reconocidísima banda sonora de Bill
Conti.
El carisma y el vigor son el lazo
que envuelve a "Creed", una película recomendable que es un pedestal para
Stallone, un pedestal desde el que puede verse un pasado encomiable y un futuro
digno de homenajear.
Director: Ryan Coggler.
Intérpretes: Michael B.
Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Andre Ward, Tony
Bellew, Ritchie Coster, Graham McTavish, Gabe Rosado, Wood Harris.
Ryan Coggler, y su actor
fetiche; Michael B. Jordan han conseguido con la bendición de Sylvester
Stallone abrir una puerta que sirva de lanzadera de una nueva franquicia con
los valores de Rocky (1976, 1979, 1982, 1985, 1990, 2006), con Creed: La leyenda de Rocky;
largometraje que debe de servir de inspiración y guía espiritual a la próxima
generación, gracias a su eje central un monumental Adonis Creed Johnson,
interpretado de manera totalmente apabullante por parte de B. Jordan, quien sí
es inteligente debe de agarrar con todas sus fuerzas el personaje y no
soltarlo, crear su propio legado a partir de Adonis, como Stallone hizo con
Rocky. Un Stallone que vuelve a recuperar a su "amigo imaginario" para salir de
las sombras y volver a la luz.
Creed, bebe
claramente de los dos primeros films de Rocky
Balboa, y supone además una especie de redención para Sly de las ideas que
no pudo (o no le dejaron) llevar a cabo en 1990 con Rocky V (John G.
Advilsen). Un joven con hambre y corazón, que siente que algo le quema dentro y
que la vida que lleva no es la que desea, a pesar de tener una existencia
desahogada, con su madre adoptiva, y un trabajo de oficina, Adonis, cruza la
frontera para ir a luchar a Tijuana, allí lleva un bagaje de 15/0. Pero en Los Angeles nadie quiere entrenarle, ni
siquiera los más cercanos a su familia, por ello, decide ir al hogar de quien
mejor conoció a su padre, a Filadelfia, donde buscara y encontrara a Rocky
Balboa, el dos veces campeón del mundo, quien aún regenta el Adrian´s, un Restaurante familiar típicamente italiano que
abrió su mujer en 1995. Tras presentarse como el hijo de Apollo que nunca
conoció a su padre (Adonis nació después de que aquel muriera en el ring por
los golpes de Ivan Drago), le pide que le entrene, a lo que Rock dice que no; Yo soy pasado, estoy detrás, tu eres el futuro, vive tu vida.
Gracias a una transición nada forzada, y muy bien llevada por Coggler, Balboa
acabara aceptando entrenar al chico.
2015 será sin duda recordado en
próximos años, si nada se tuerce por el del lanzamiento de Ryan Coggler y de
Michael B. Jordan, y si ven Creed lo entenderán. La descomunal
fuerza narrativa de Coggler, aportando savia nueva al cine de boxeo, y al mismo
tiempo usando muy bien las influencias de la saga con Advilsen y Stallone como
directores, y la demoledora performances de Jordan, son de las que ponen tus
nombres en el disparadero. Además, Creed, cuenta con la vuelta de Sly a
su personaje más querido, llevando a Balboa a enfrentarse a una serie de
batallas que antes no había librado. Sin duda el reconocimiento a Stallone por
su papel es merecido, no solo por esta película, sino por toda la saga en donde
su personaje de Rocky Balboa ha emocionado e inspirado a millones de personas.
Es hartamente improbable que no le den el Oscar. A quien no se lo entregara, y
ni siquiera aparece como nominado es a
Jordan, ojo a su actuación trasmitiendo de una forma desgarradora todos los
estados emocionales de su personaje, no pierdan detalle al momento a dos
momentos, aquel en donde descubre el secreto de Rocky en los vestuarios y a
cuando Rock acude al calabozo tras
una pelea publica de Adonis.
También es de alabar la grandiosa fuerza que
trasmite delante de la pantalla Adonis, aun cuando solo se mueve sin estar en
el ring, ojo a cuando imita los movimientos de Rocky Balboa detrás, en un
proyector en el combate contra Apollo. No solo es drama Creed, hay momentos
para la comedia, de nuevo gracias la ingenuidad de Balboa; las gallinas ya no son lo que eran. Y también para la implicación
emocional del espectador, si se da, estamos ante un film que juega
continuamente a romper con imágenes y momentos de una fuerza tan real como la
vida. Creed se erige ganadora en el
drama, siendo un largometraje que constantemente reta al espectador a soportar,
soportar mientras avanza, de eso se trata. Estamos ante un homenaje, y un nuevo punto de partida para generaciones
venideras de un tipo de cine que el mismo séptimo arte necesita. Creed es un
aspirante a ser un clásico. Golpe a golpe, asalto a asalto, combate a combate;
forja tu legado.
Director: Ryan Coggler.
Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa
Thompson, Phylicia Rashad, Andre Ward,
Tony Bellew, Ritchie Coster, Graham McTavish, Gabe Rosado, Wood Harris.
Ryan Coggler, y su actor
fetiche; Michael B. Jordan han conseguido con la bendición de Sylvester
Stallone abrir una puerta que sirva de lanzadera de una nueva franquicia con
los valores de Rocky (1976, 1979, 1982, 1985, 1990, 2006), con Creed: La leyenda de Rocky;
largometraje que debe de servir de inspiración y guía espiritual a la próxima
generación, gracias a su eje central un monumental Adonis Creed Johnson,
interpretado de manera totalmente apabullante por parte de B. Jordan, quien sí
es inteligente debe de agarrar con todas sus fuerzas el personaje y no
soltarlo, crear su propio legado a partir de Adonis, como Stallone hizo con
Rocky. Un Stallone que vuelve a recuperar a su "amigo imaginario" para salir de
las sombras y volver a la luz.
Creed, bebe
claramente de los dos primeros films de Rocky
Balboa, y supone además una especie de redención para Sly de las ideas que
no pudo (o no le dejaron) llevar a cabo en 1990 con Rocky V (John G.
Advilsen). Un joven con hambre y corazón, que siente que algo le quema dentro y
que la vida que lleva no es la que desea, a pesar de tener una existencia
desahogada, con su madre adoptiva, y un trabajo de oficina, Adonis, cruza la
frontera para ir a luchar a Tijuana, allí lleva un bagaje de 15/0. Pero en Los Angeles nadie quiere entrenarle, ni
siquiera los más cercanos a su familia, por ello, decide ir al hogar de quien
mejor conoció a su padre, a Filadelfia, donde buscara y encontrara a Rocky
Balboa, el dos veces campeón del mundo, quien aún regenta el Adrian´s, un Restaurante familiar típicamente italiano que
abrió su mujer en 1995. Tras presentarse como el hijo de Apollo que nunca
conoció a su padre (Adonis nació después de que aquel muriera en el ring por
los golpes de Ivan Drago), le pide que le entrene, a lo que Rock dice que no; Yo soy pasado, estoy detrás, tu eres el futuro, vive tu vida.
Gracias a una transición nada forzada, y muy bien llevada por Coggler, Balboa
acabara aceptando entrenar al chico.
2015 será sin duda recordado en
próximos años, si nada se tuerce por el del lanzamiento de Ryan Coggler y de
Michael B. Jordan, y si ven Creed lo entenderán. La descomunal
fuerza narrativa de Coggler, aportando savia nueva al cine de boxeo, y al mismo
tiempo usando muy bien las influencias de la saga con Advilsen y Stallone como
directores, y la demoledora performances de Jordan, son de las que ponen tus
nombres en el disparadero. Además, Creed, cuenta con la vuelta de Sly a
su personaje más querido, llevando a Balboa a enfrentarse a una serie de
batallas que antes no había librado. Sin duda el reconocimiento a Stallone por
su papel es merecido, no solo por esta película, sino por toda la saga en donde
su personaje de Rocky Balboa ha emocionado e inspirado a millones de personas.
Es hartamente improbable que no le den el Oscar. A quien no se lo entregara, y
ni siquiera aparece como nominado es a
Jordan, ojo a su actuación trasmitiendo de una forma desgarradora todos los
estados emocionales de su personaje, no pierdan detalle al momento a dos
momentos, aquel en donde descubre el secreto de Rocky en los vestuarios y a
cuando Rock acude al calabozo tras
una pelea publica de Adonis.
También es de alabar la grandiosa fuerza que
trasmite delante de la pantalla Adonis, aun cuando solo se mueve sin estar en
el ring, ojo a cuando imita los movimientos de Rocky Balboa detrás, en un
proyector en el combate contra Apollo. No solo es drama Creed, hay momentos
para la comedia, de nuevo gracias la ingenuidad de Balboa; las gallinas ya no son lo que eran. Y también para la implicación
emocional del espectador, si se da, estamos ante un film que juega
continuamente a romper con imágenes y momentos de una fuerza tan real como la
vida. Creed se erige ganadora en el
drama, siendo un largometraje que constantemente reta al espectador a soportar,
soportar mientras avanza, de eso se trata. Estamos ante un homenaje, y un nuevo punto de partida para generaciones
venideras de un tipo de cine que el mismo séptimo arte necesita. Creed es un
aspirante a ser un clásico. Golpe a golpe, asalto a asalto, combate a combate;
forja tu legado.
Director: Ryan Coggler.
Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa
Thompson, Phylicia Rashad, Andre Ward,
Tony Bellew, Ritchie Coster, Graham McTavish, Gabe Rosado, Wood Harris.
Sylvester Stallone está de vuelta, dato confirmado, debido a su
reciente galardón con el Globo de Oro al mejor actor de reparto por "Creed", y
su sorprendente nominación al Oscar por la misma. Alguien a quien, el que
escribe nunca le resultó agradable (siempre le negué el pan y la sal como
actor, incluyendo su sana competencia con Schwarzenegger), pero tengo que hacer
excepciones, y en una época en la que Sly parecía absolutamente acabado,
resurgió a base de coraje, convicción y ganas de ofrecer espectáculo con Rocky,
demostrando una vez más a propios y extraños que, además de mantener su status
de action hero con las 2 partes de los fabulosos mercenarios, con el tiempo
Sylvester Stallone se ha ganado mi respeto.
Respeto ganado con
una nueva época en la que el actor exporta la imagen de viejo héroe violento,
malhablado, bromista y con tácticas de lucha de los 80... A lo que hay que
añadir, su insistencia una y otra vez en reaparecer como el potro italiano, ese
boxeador de segunda categoría de los suburbios, paleto, a las órdenes de un
mafioso de medio pelo al que se le ofrecía el sueño americano, competir contra
el campeón de los pesos pesados Apollo Creed (Carl Weathers).
Rocky, un nombre que se compara al respeto, que infunde
valor, esfuerzo, ganas por superarse. Y
quién mejor que Stallone para encarnarlo. Francamente tengo que comentar
que, cuando supe de las penurias de Stallone en sus comienzos como actor, se
valora mucho más la carrera de un chico que necesitó más de 10 colegios para
sacarse el bachillerato, pero que nunca abandonó sus sueños de triunfo. A punto
estuvo de acabar como indigente, escribiendo él mismo, de su puño y letra el
guión de la que se convertiría en una película triunfal, haciendo que Sly, se
equiparase a estrellas como Chaplin y Orson Welles, al ser nominado al Oscar en
sus funciones a la vez como guionista y actor.
Stallone, el gran cerebro... y no es broma. Actor, guionista,
director, hay pocas cosas que se le resistan al púgil más persistente, contando
que, son 4 cintas de Rocky, las que ha
dirigido Stallone, Rocky II, Rocky III, Rocky IV y Rocky Balboa, convirtiéndose
con su personaje fetiche en un icono de récord, aspirando a un Oscar 40 años
después con el mismo personaje después de 7 películas.
"-Nada golpea más fuerte que la vida, no importa lo fuerte
que puedas golpear, lo único que importa es la capacidad de aguantar, hay que
aguantar sin dejar de avanzar..¡Así es como se gana!-" (Rocky Balboa). Un
hombre, con su maestro, ya sea Burgees Meredith (Mickey)o el propio Stallone "Rocky", nos mostrarán que el sacrificio, el brío y el impulso del ser humano,
son el único modo de conseguir el triunfo, empezando desde abajo y escalando
mediante la lección de vida de esforzarse con los guantes de boxeo, superando
las adversidades, a través del conocimiento propio, y la necesidad de ser mejor
en todo lo que hacemos.
Sylvester Stallone está de vuelta, dato confirmado, debido a su
reciente galardón con el Globo de Oro al mejor actor de reparto por "Creed", y
su sorprendente nominación al Oscar por la misma. Alguien a quien, el que
escribe nunca le resultó agradable (siempre le negué el pan y la sal como
actor, incluyendo su sana competencia con Schwarzenegger), pero tengo que hacer
excepciones, y en una época en la que Sly parecía absolutamente acabado,
resurgió a base de coraje, convicción y ganas de ofrecer espectáculo con Rocky,
demostrando una vez más a propios y extraños que, además de mantener su status
de action hero con las 2 partes de los fabulosos mercenarios, con el tiempo
Sylvester Stallone se ha ganado mi respeto.
Respeto ganado con
una nueva época en la que el actor exporta la imagen de viejo héroe violento,
malhablado, bromista y con tácticas de lucha de los 80... A lo que hay que
añadir, su insistencia una y otra vez en reaparecer como el potro italiano, ese
boxeador de segunda categoría de los suburbios, paleto, a las órdenes de un
mafioso de medio pelo al que se le ofrecía el sueño americano, competir contra
el campeón de los pesos pesados Apollo Creed (Carl Weathers).
Rocky, un nombre que se compara al respeto, que infunde
valor, esfuerzo, ganas por superarse. Y
quién mejor que Stallone para encarnarlo. Francamente tengo que comentar
que, cuando supe de las penurias de Stallone en sus comienzos como actor, se
valora mucho más la carrera de un chico que necesitó más de 10 colegios para
sacarse el bachillerato, pero que nunca abandonó sus sueños de triunfo. A punto
estuvo de acabar como indigente, escribiendo él mismo, de su puño y letra el
guión de la que se convertiría en una película triunfal, haciendo que Sly, se
equiparase a estrellas como Chaplin y Orson Welles, al ser nominado al Oscar en
sus funciones a la vez como guionista y actor.
Stallone, el gran cerebro... y no es broma. Actor, guionista,
director, hay pocas cosas que se le resistan al púgil más persistente, contando
que, son 4 cintas de Rocky, las que ha
dirigido Stallone, Rocky II, Rocky III, Rocky IV y Rocky Balboa, convirtiéndose
con su personaje fetiche en un icono de récord, aspirando a un Oscar 40 años
después con el mismo personaje después de 7 películas.
"-Nada golpea más fuerte que la vida, no importa lo fuerte
que puedas golpear, lo único que importa es la capacidad de aguantar, hay que
aguantar sin dejar de avanzar..¡Así es como se gana!-" (Rocky Balboa). Un
hombre, con su maestro, ya sea Burgees Meredith (Mickey)o el propio Stallone "Rocky", nos mostrarán que el sacrificio, el brío y el impulso del ser humano,
son el único modo de conseguir el triunfo, empezando desde abajo y escalando
mediante la lección de vida de esforzarse con los guantes de boxeo, superando
las adversidades, a través del conocimiento propio, y la necesidad de ser mejor
en todo lo que hacemos.
Basado en la vida de Giacobbe La Motta , nacido en Nueva York
(1922), más conocido como Jake LaMotta o por sus apodos de "Toro
Salvaje" y "El Toro del Bronx". Un ex-boxeador
italoestadounidense que llegó a ser campeón mundial en la categoría de los
pesos medios en 1949. Jake la Motta (Robert De Niro) es un
joven boxeador que se entrena duramente con la ayuda de su hermano y mánager
Joey (Joe Pesci) con el sueño de ser campeón. Pero Jake es un personaje
demasiado violento que descarga su agresividad tanto dentro como fuera del
ring. Su impulsivo y descontrolado mal carácter es sufrido por todos los que lo
rodean y lo quieren. Cuando por fin alcanza el ansiado
éxito, lejos de disfrutarlo, su vida se convierte en una pesadilla. Por un
lado, arruina su matrimonio con la bella Vicky (Cathy Moriarty). Sus salidas
nocturnas y sus juergas lo conducen hacia un deterioro progresivo. Además,
aliado con la mafia, es presionado para que amañe combates. Tres relaciones serán las que
marcarán esta historia relatada con varias elipsis y lagunas temporales, para
contar varias décadas de la vida del púgil. La relación que mantiene con su
hermano Joey, un espectacular Joe Pesci, la que le une con su mujer Vicky la
que sufre consigo mismo. Los expertos de boxeo de la
época, definían el estilo de LaMotta como la de un boxeador que luchaba como si
no mereciera vivir, avanzando siempre a pesar de los golpes y el castigo
físico.
Éste sería el principal concepto sobre el que se articula la película,
que estuvo asesorada y presenciada por propio LaMotta, que vivía por entonces. Para explicar mejor el fondo real
de esta película, nadie mejor que Scorsese:
"Es realmente una historia
directa, simple, casi lineal de un tipo que llega a algo, que lo pierde todo y
que luego se recupera, se redime. Pero se recupera espiritualmente. No lo logra
fisicamente, materialmente, sino a través de algo que alcanza en su interior.
Lo que me fascina a este respecto es ver cómo un boxeador se sitúa, en cierta
forma, a un superior nivel espiritual. Él funciona a un nivel primitivo, casi
animal. Y es quizá porque se sitúa a este nivel animal por lo que consigue
estar más cerca de su propio espíritu. Lo que quiero decir es que probablemente
los animales están más cerca de Dios de lo que lo estamos nosotros."
Podría establecerse un
paralelismo entre la vida del boxeador y el momento vital que atravesaba en
aquella época Martin Scorsese. A finales de los setenta, pese a tener un gran
reconocimiento en su carrera artística, Martin se dirigía hacia el abismo en el
terreno personal. Una vida al límite de fiestas, drogas y amistades superfluas,
lo llevaron a poner en peligro su salud. Scorsese, se divorció y pasó
varios meses en un estado de tensión y agotamiento hasta que por fín acabó
siendo ingresado en un hospital, en Septiembre de 1978 .
Llegó a temerse por su
vida durante los primeros días. Mientras tanto, Paul Schrader, su
colaborador en "Taxi driver (1976)", terminaba el guión del muy esperado proyecto de "Toro salvaje". Pero tuvo que ser el propio De Niro quien intentara convencer a
Scorsese para que filmara su siguiente película. Así que, tal vez, más que
paralelismo entre ambas vidas, prefiero pensar que esta cinta es el resultado
de la gran amistad que une a estos dos genios: Marty y Bobby. De Niro, en su mejor época,
experimentó una espectacular metamorfosis durante el rodaje, fiel a la escuela
del Método para actores se mimetizaba hasta el límite con sus personajes. Tuvo
que ganar 30
kilogramos a lo largo de tres meses, observándose
claramente su modificación física durante la progresión del metraje. El rodaje fue complejo. Se
tardaron diez semanas en filmar los combates y otras diez en rodar de forma
progresiva la ganancia ponderal de LaMotta. En el apartado técnico, destacar
que ha sido la única película que el director ha rodado en blanco y negro, gracias
a la excelente fotografía de Michael Chapman. Este formato en blanco y negro no
sólo trae reminiscencias del cine de los años 40y 50, sino que
representa todo un estilo narrativo y estético con un gran mensaje: No iba a
ser otra historia comercial sobre boxeo, sino un descenso a los infiernos. Desde el principio del relato nos
queda claro que el mayor enemigo de LaMotta es él mismo. Atormentado por todos
sus complejos y un profundo sentimiento de inferioridad, es incapaz de alcanzar
calma interior o de controlar sus brutales impulsos violentos, capaces de
destruir todo su mundo, sus seres queridos, y, especialmente, lo abocan hacia
una autodestrucción sin concesiones: El ring como metáfora de autocastigo y
sacrificio.
En este contexto una de las
mejores escenas, completa y cuidada de principio a fín es la que representa el
combate que mantuvo con Sugar Ray. Inicialmente, LaMotta golpea sin cesar a su
contrincante, pero en un cambio de asalto, el magistral movimiento de cámara de
Scorsese, centrando la figura del contrincante y haciendo mover un travelling
inverso avecina malos augurios para nuestro protagonista que a partir de ese
momento comienza a recibir una brutal paliza de Sugar Ray. Ralentizando los
golpes, la cara deformada de De Niro, cómo la sangre sale despedida sobre el
público y eligiendo un montaje vertiginoso, somos testigos de la degradación de
nuestro protagonista. La tensión emocional crece observando el rostro de su
hermano y de su propia esposa que se cubre el rostro. Pero lo mejor es cuando
LaMotta, completamente destrozado por su contrincante, sin haber sido tumbado,
se dirige hacia su rincón y le espeta: "No has llegado a tumbarme Ray". La
cámara se centra ahora en enfocar la cuerda del cuadrilátero y la sigue hasta
encontrar la zona absolutamente empapada y chorreando de sangre, sangre
derramada por La Motta
y que representa su final. La cámara de Martin es capaz de
ir más allá de las escenas de boxeo, es una ventana que se asoma al alma del
protagonista. Los rápidos movimientos de cámara, el ágil montaje, la bellísima
pero real y cruda fotografía enlazan un puzzle narrativo casi perfecto. Las
piezas de exquisita música acordes con la trama y la colosal interpretación de
De Niro, convierten a este film una singularidad artística digna de mención. Por último no me puedo resistir a
añadir la apertura del film con la banda sonora magistral de La Rusticana.
Título original: Raging Bull.
Director: Martin Scorsese.
Intérpretes: Robert
De Niro, Cathy
Moriarty, Joe
Pesci, Frank
Vincent, Nicholas
Colasanto, Theresa
Saldana, Mario
Gallo, John
Turturro.
Basado en la vida de Giacobbe La Motta , nacido en Nueva York
(1922), más conocido como Jake LaMotta o por sus apodos de "Toro
Salvaje" y "El Toro del Bronx". Un ex-boxeador
italoestadounidense que llegó a ser campeón mundial en la categoría de los
pesos medios en 1949. Jake la Motta (Robert De Niro) es un
joven boxeador que se entrena duramente con la ayuda de su hermano y mánager
Joey (Joe Pesci) con el sueño de ser campeón. Pero Jake es un personaje
demasiado violento que descarga su agresividad tanto dentro como fuera del
ring. Su impulsivo y descontrolado mal carácter es sufrido por todos los que lo
rodean y lo quieren. Cuando por fin alcanza el ansiado
éxito, lejos de disfrutarlo, su vida se convierte en una pesadilla. Por un
lado, arruina su matrimonio con la bella Vicky (Cathy Moriarty). Sus salidas
nocturnas y sus juergas lo conducen hacia un deterioro progresivo. Además,
aliado con la mafia, es presionado para que amañe combates. Tres relaciones serán las que
marcarán esta historia relatada con varias elipsis y lagunas temporales, para
contar varias décadas de la vida del púgil. La relación que mantiene con su
hermano Joey, un espectacular Joe Pesci, la que le une con su mujer Vicky la
que sufre consigo mismo. Los expertos de boxeo de la
época, definían el estilo de LaMotta como la de un boxeador que luchaba como si
no mereciera vivir, avanzando siempre a pesar de los golpes y el castigo
físico.
Éste sería el principal concepto sobre el que se articula la película,
que estuvo asesorada y presenciada por propio LaMotta, que vivía por entonces. Para explicar mejor el fondo real
de esta película, nadie mejor que Scorsese:
"Es realmente una historia
directa, simple, casi lineal de un tipo que llega a algo, que lo pierde todo y
que luego se recupera, se redime. Pero se recupera espiritualmente. No lo logra
fisicamente, materialmente, sino a través de algo que alcanza en su interior.
Lo que me fascina a este respecto es ver cómo un boxeador se sitúa, en cierta
forma, a un superior nivel espiritual. Él funciona a un nivel primitivo, casi
animal. Y es quizá porque se sitúa a este nivel animal por lo que consigue
estar más cerca de su propio espíritu. Lo que quiero decir es que probablemente
los animales están más cerca de Dios de lo que lo estamos nosotros."
Podría establecerse un
paralelismo entre la vida del boxeador y el momento vital que atravesaba en
aquella época Martin Scorsese. A finales de los setenta, pese a tener un gran
reconocimiento en su carrera artística, Martin se dirigía hacia el abismo en el
terreno personal. Una vida al límite de fiestas, drogas y amistades superfluas,
lo llevaron a poner en peligro su salud. Scorsese, se divorció y pasó
varios meses en un estado de tensión y agotamiento hasta que por fín acabó
siendo ingresado en un hospital, en Septiembre de 1978 .
Llegó a temerse por su
vida durante los primeros días. Mientras tanto, Paul Schrader, su
colaborador en "Taxi driver (1976)", terminaba el guión del muy esperado proyecto de "Toro salvaje". Pero tuvo que ser el propio De Niro quien intentara convencer a
Scorsese para que filmara su siguiente película. Así que, tal vez, más que
paralelismo entre ambas vidas, prefiero pensar que esta cinta es el resultado
de la gran amistad que une a estos dos genios: Marty y Bobby. De Niro, en su mejor época,
experimentó una espectacular metamorfosis durante el rodaje, fiel a la escuela
del Método para actores se mimetizaba hasta el límite con sus personajes. Tuvo
que ganar 30
kilogramos a lo largo de tres meses, observándose
claramente su modificación física durante la progresión del metraje. El rodaje fue complejo. Se
tardaron diez semanas en filmar los combates y otras diez en rodar de forma
progresiva la ganancia ponderal de LaMotta. En el apartado técnico, destacar
que ha sido la única película que el director ha rodado en blanco y negro, gracias
a la excelente fotografía de Michael Chapman. Este formato en blanco y negro no
sólo trae reminiscencias del cine de los años 40y 50, sino que
representa todo un estilo narrativo y estético con un gran mensaje: No iba a
ser otra historia comercial sobre boxeo, sino un descenso a los infiernos. Desde el principio del relato nos
queda claro que el mayor enemigo de LaMotta es él mismo. Atormentado por todos
sus complejos y un profundo sentimiento de inferioridad, es incapaz de alcanzar
calma interior o de controlar sus brutales impulsos violentos, capaces de
destruir todo su mundo, sus seres queridos, y, especialmente, lo abocan hacia
una autodestrucción sin concesiones: El ring como metáfora de autocastigo y
sacrificio.
En este contexto una de las
mejores escenas, completa y cuidada de principio a fín es la que representa el
combate que mantuvo con Sugar Ray. Inicialmente, LaMotta golpea sin cesar a su
contrincante, pero en un cambio de asalto, el magistral movimiento de cámara de
Scorsese, centrando la figura del contrincante y haciendo mover un travelling
inverso avecina malos augurios para nuestro protagonista que a partir de ese
momento comienza a recibir una brutal paliza de Sugar Ray. Ralentizando los
golpes, la cara deformada de De Niro, cómo la sangre sale despedida sobre el
público y eligiendo un montaje vertiginoso, somos testigos de la degradación de
nuestro protagonista. La tensión emocional crece observando el rostro de su
hermano y de su propia esposa que se cubre el rostro. Pero lo mejor es cuando
LaMotta, completamente destrozado por su contrincante, sin haber sido tumbado,
se dirige hacia su rincón y le espeta: "No has llegado a tumbarme Ray". La
cámara se centra ahora en enfocar la cuerda del cuadrilátero y la sigue hasta
encontrar la zona absolutamente empapada y chorreando de sangre, sangre
derramada por La Motta
y que representa su final. La cámara de Martin es capaz de
ir más allá de las escenas de boxeo, es una ventana que se asoma al alma del
protagonista. Los rápidos movimientos de cámara, el ágil montaje, la bellísima
pero real y cruda fotografía enlazan un puzzle narrativo casi perfecto. Las
piezas de exquisita música acordes con la trama y la colosal interpretación de
De Niro, convierten a este film una singularidad artística digna de mención. Por último no me puedo resistir a
añadir la apertura del film con la banda sonora magistral de La Rusticana.
Título original: Raging Bull.
Director: Martin Scorsese.
Intérpretes: Robert
De Niro, Cathy
Moriarty, Joe
Pesci, Frank
Vincent, Nicholas
Colasanto, Theresa
Saldana, Mario
Gallo, John
Turturro.