Tres estudiantes, Jim, que se ha
mudado con su familia a una pequeña ciudad al ser expulsado de la universidad,
su joven vecina Judy y el adolescente Platón, hijo de padres separados, se
conocen en la comisaría, pues han sido detenidos por distintos motivos: el
primero ha sido conducido borracho, ella por vagabundear de noche, y el tercero
por haber disparado sobre unos cachorros. Mientras un policía quiere ser
comprensivo y no puede, los padres ni siquiera lo intentan. Allí empieza la
amistad entre ellos. Platón tiene a Jim como héroe y este último pronto se
enamora de Judy quien a su vez parece interesada por Buzz, el cabecilla de una
banda de matones. Tras un duelo de honor que provoca la muerte accidental de
Buzz, Jim, a quien sus padres le impiden que se entregue a la policía, se
refugia con Judy en una casa abandonada hasta que son descubiertos por Platón y
perseguidos por los compañeros de Buzz. Pero Platón hiere a uno de ellos y se
refugia en el planetario de la universidad. Allí llega la policía para
detenerle. Jim consigue convencerle para que se entregue; pero, al salir,
Platón cae abatido a tiros a consecuencia de la precipitación de un agente. Jim
llora ante el cadáver de su amigo, al tiempo que sube la cremallera de su
cazadora roja, diciendo: "Siempre tenía frío". A mediados de los
cincuenta, la atención se había dirigido al creciente número de teenagers
americanos que formaban la población más taquillera de las salas de cine.
La
joven audiencia buscaba nuevos héroes y nuevas fuentes de identificación en la
pantalla. La uniformidad y conformidad predominante en la sociedad de esta
década no fueron aceptadas por todos. Muchos sentían un vacío en sus vidas y
una sensación de alienación y de soledad no obstante su creciente bienestar
material. Se empieza a cuestionar el significado del hombre en la sociedad de
masas. Un actor desconocido, ejemplificó esta nueva imagen. James Dean un actor
natural y extraordinariamente dotado consiguió expresar toda la timidez y las
ansias latentes, la neurosis, la violencia reprimida y la inestabilidad
emocional de su generación. Nicholas Ray impresionado por los escritos de un
famoso psiquiatra, Frederick Werham, e influenciado por algunas experiencias
personales con su joven hijo, exploró en esta película la incapacidad de la
vieja generación para comprender los problemas psicológicos de la gente joven. Rebelde
sin causa se puede considerar una tragedia griega, con unidad de tiempo y de
acción.
Una de las primeras cintas sobre los delincuentes juveniles de clase
media estadounidense que Ray supo reflejar magistralmente y dar con una enorme
fuerza, una dimensión a un periodo de problemática de su sociedad
contemporánea, empleando con habilidad el reciente formato de Cinemascope y
ayudado por la naturalidad del trío protagonista. Un trío de personajes
angustiados empeñados en sobrevivir a la fealdad o vacio que les envuelve.
Aquí, ni los hijos no desean ser como sus padres; ni éstos pueden dar a sus
vidas el sentido que no tienen queriendo convertir a sus hijos en una proyección
de ellos mismos. La violencia pasajera no consigue aligerar esa angustia. Ya
desde las primeras escenas en la comisaría de policía se adivina una tensión
tan profunda que irá creciendo a lo largo del metraje. Todos sus esfuerzos para
luchar contra todo no les conducirá a ninguna parte, únicamente a la tragedia. La
creación impecable que hace Dean de este inolvidable personaje le encumbró al
estrellato, como gran representante de esos "rebeldes" de los años 50, y cuya
muerte prematura le transformó en mito; pues James Dean fur el prototipo de esa
angustia de ciertos jóvenes solitarios, outsiders estadounidenses,
desarraigados y en desacuerdo con la sociedad establecida.
Título original: Rebel Without a Cause.
Director: Nicholas
Ray.
Intérpretes: James
Dean, Natalie
Wood, Sal
Mineo, Jim
Backus, Ann
Doran, Corey
Allen,William
Hopper.
Trailer:
Escena:
Reseña escrita por Marilyn Rodríguez
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