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el bueno, el feo y el malo
Con el spaguetti-western surgiría de nuevo el gusto por ver cine del Oeste, un género ya gastado a principios de la década de los 60 y donde el público había perdido el interés por ver filmes de este tipo, ya que sus películas tendían a repetir hasta la saciedad historias donde el pistolero "bueno" se enfrentaba al pistolero "malo" de turno, siempre resaltando en demasía la bondad frente la maldad de cada uno de sus personajes. Con el spaguetti-western se aplica un radical lavado de cara sobre este género cinematográfico, ofreciéndonos un Oeste más salvaje y violento del que nos tenía acostumbrados hasta el momento, presentándonos héroes (bueno, mejor dicho antihéroes) menos bondadosos en cuanto a ayudar al prójimo y más egoístas en el plano de conseguir sus objetivos. Los villanos son pistoleros rudos al que no les tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo de sus revólveres. Un cambio de imagen que chocaba con la suavizada e inocente acción de los western procedentes del territorio norteamericano que habían gustado mucho en su momento pero que en los años 60 parecían demasiados ingenuos en cuestión de su tratamiento.

el bueno, el feo y el malo

Hubieron realizadores como Sergio Corbucci ("Django (1966)"), Ducci Tessari ("Una pistola para Ringo (1965)") o Enzo G. Castellari ("Mátalos y vuelve (1968)") pero fue Sergio Leone con la "Trilogía del dólar" y "Hasta que llegó su hora (1968)" quien encumbraría la popularidad de este subgénero cinematográfico. La mítica trilogía se iniciaría con "Un puñado de dólares (1964)", un film de modesto presupuesto que lanzaría a la fama a un joven Clint Eastwood que había estado acomodado durante siete años en una seria televisiva titulada "Rawhide". No fue la primera incursión de Eastwood en la gran pantalla ya que había tenido anteriormente sus pinitos cinematográficos en películas como "La venganza del monstruo (1955)", "Tarántula (1955)" o "La escuadrilla Lafayette (1958)", todas éstas ejerciendo una breve aparición que ni si quieran le acreditaban su participación.

el bueno, el feo y el malo

La particularidad del personaje de Eastwood, que continuaría en el resto de la trilogía, es que es un pistolero con la ausencia de un nombre que le identificara. Además de poseer un rostro inexpresivo, llevar una barba de varios días, usar poncho donde esconder su revolver y por tener una excesiva afición al consumo de tabaco (una afición que se trasladaría a la vida real ya que se comenta que Leone le obligaba a fumar de verdad para dar mayor realismo a su personaje). Tras "Por un puñado de dólares" la trilogía proseguiría con "La muerte tenía un precio (1965)", mi favorita de las tres películas, para finalmente terminar con la monumental "El bueno, el feo y el malo", un film que a diferencia del primero contaría con un enorme presupuesto (más de un millón de dólares y donde Eastwood se llevaría para su bolsillo la más que respetable cantidad de 250.000 dólares).

el bueno, el feo y el malo

"El bueno, el feo y el malo", película en la que me centro en esta ocasión, fue escrita por el propio Leone en colaboración con Luciano Vicenzoni, también conocido como "el médico de los guiones", un guionista donde escribió durante su trayectoria profesional para más de 60 películas italianas. La película nos situaría en La Guerra de Secesión donde un pistolero de pocas palabras con el apodo de "El Rubio" (El bueno) y su compañero Tuco (El feo), un buscado bandido donde ambos utilizan su condición para sacar partido de ella (Rubio captura a Tuco, cobra su recompensa y en el momento de su ejecución lo salva para posteriormente repartirse entre los dos la preciada recompensa) y un peligroso pistolero a sueldo llamado "Sentencia" (El malo) luchan por conseguir un tesoro compuesto por monedas de oro pertenecientes al ejercito confederado y donde yace escondido en la tumba de un cementerio.


el bueno, el feo y el malo

Escenas de primeros planos y largos silencios, centrados en las miradas, la mayor parte de ellas de desafío, adornadas de paisajes áridos y polvorientos dominarían el metraje extenso de la película (2 horas y media). Escenas, todas ellas, realizadas meticulosamente por Sergio Leone y acompañadas por la mítica música del maestro Ennio Morricone, un elemento imprescindible en el cine de Leone, caracterizada en esta obra por la mezcla de dramáticas melodías y el uso de estridentes voces y sonidos de silbidos. Uno de los detalles de la composición musical de Morricone en el film es que esta dividida de diferentes partituras, aplicadas según el personaje que hace aparición en la escena (para el personaje de Eastwood el sonido de una flauta, para el de Tuco el uso de voces y para Sentencia la utilización de una ocarina). En el panel interpretativo acompañando a Clint Eastwood nos encontraríamos con Eli Wallach (genial actor visto en clásicos del western norteamericano como son "Los siete magníficos (1960)" y "La conquista del Oeste (1962)") representando a Tuco, un personaje que aporta los momentos cómicos del film y a pesar de su condición de bandido sabe ganarnos por el carisma y simpatía que transmite.

el bueno, el feo y el malo


Para el papel de el malo, el de Sentencia, Leone escogería a Lee Van Cleef, actor que ya había tenido en sus filas en "La muerte tenía un precio" y del que siempre tuvo predilección después de verlo de villano en "Sólo ante el peligro (1952)" y "El hombre que mató a Liberty Valance (1962)". Gracias a Leone, Lee Van Cleef recuperaría importancia en la meca del cine convertiéndose en un actor clave en el spaguetti western. "El bueno, el feo y el malo", al igual que el resto de la trilogía, fue un gran escaparate para España ya que la mayor parte de los filmes fue rodada en tierras españolas. El desierto de Tabernas (situado en Almeria), también conocido por formar parte de los decorados de "Lawrence de Arabia (1962)", "Cleopatra (1963)" y recientemente en "Exodus" de Ridley Scott, fue fundamental en la acción de la película.

el bueno, el feo y el malo

Completando los decorados de "El bueno, el feo y el malo" habría que mencionar, La Sierra de Demanda y el río Arlanza, situados en la provincia de Burgos. Entre sus escenas más recordadas, el duelo a tres bandas entre Eastwood, Wallach y Lee Van Cleef, una secuencia homenajeada por Quentin Tarantino en "Reservoir dogs (1992)". Otros de los momentos para el recuerdo, la explosión del puente de Langston, secuencia donde el puente fue construido por ingenieros del ejercito español y que tuvo como anécdota su explosión sin haberse grabado por ninguna cámara. Un malentendido entre el capitán encargado de volar el puente y Sergio Leone fue el causante, por lo que se tuvo, muy a su pesar, construir de nuevo el puente para el escena.

Frases para recordar:

"Duermo tranquilo porque mi peor enemigo vela por mí".

"El mundo se divide en dos, Tuco. Los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo así que ya puedes coger la pala".

"En donde nacimos, para no morir de hambre había que elegir ser cura o bandido".


el bueno, el feo y el malo
el bueno, el feo y el malo













Título original: ll buono, il brutto, il cattivo.

Director: Sergio Leone.

Interpretes: Clint EastwoodLee Van CleefEli WallachAldo GiuffrèMario BregaRada Rassimov.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Información complementaria:

Reseña escrita por Jesús Fariña 

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EL BUENO, EL FEO Y EL MALO (1966). Capítulo final de la trilogía del dólar.

el bueno, el feo y el malo
Con el spaguetti-western surgiría de nuevo el gusto por ver cine del Oeste, un género ya gastado a principios de la década de los 60 y donde el público había perdido el interés por ver filmes de este tipo, ya que sus películas tendían a repetir hasta la saciedad historias donde el pistolero "bueno" se enfrentaba al pistolero "malo" de turno, siempre resaltando en demasía la bondad frente la maldad de cada uno de sus personajes. Con el spaguetti-western se aplica un radical lavado de cara sobre este género cinematográfico, ofreciéndonos un Oeste más salvaje y violento del que nos tenía acostumbrados hasta el momento, presentándonos héroes (bueno, mejor dicho antihéroes) menos bondadosos en cuanto a ayudar al prójimo y más egoístas en el plano de conseguir sus objetivos. Los villanos son pistoleros rudos al que no les tiembla el pulso a la hora de apretar el gatillo de sus revólveres. Un cambio de imagen que chocaba con la suavizada e inocente acción de los western procedentes del territorio norteamericano que habían gustado mucho en su momento pero que en los años 60 parecían demasiados ingenuos en cuestión de su tratamiento.

el bueno, el feo y el malo

Hubieron realizadores como Sergio Corbucci ("Django (1966)"), Ducci Tessari ("Una pistola para Ringo (1965)") o Enzo G. Castellari ("Mátalos y vuelve (1968)") pero fue Sergio Leone con la "Trilogía del dólar" y "Hasta que llegó su hora (1968)" quien encumbraría la popularidad de este subgénero cinematográfico. La mítica trilogía se iniciaría con "Un puñado de dólares (1964)", un film de modesto presupuesto que lanzaría a la fama a un joven Clint Eastwood que había estado acomodado durante siete años en una seria televisiva titulada "Rawhide". No fue la primera incursión de Eastwood en la gran pantalla ya que había tenido anteriormente sus pinitos cinematográficos en películas como "La venganza del monstruo (1955)", "Tarántula (1955)" o "La escuadrilla Lafayette (1958)", todas éstas ejerciendo una breve aparición que ni si quieran le acreditaban su participación.

el bueno, el feo y el malo

La particularidad del personaje de Eastwood, que continuaría en el resto de la trilogía, es que es un pistolero con la ausencia de un nombre que le identificara. Además de poseer un rostro inexpresivo, llevar una barba de varios días, usar poncho donde esconder su revolver y por tener una excesiva afición al consumo de tabaco (una afición que se trasladaría a la vida real ya que se comenta que Leone le obligaba a fumar de verdad para dar mayor realismo a su personaje). Tras "Por un puñado de dólares" la trilogía proseguiría con "La muerte tenía un precio (1965)", mi favorita de las tres películas, para finalmente terminar con la monumental "El bueno, el feo y el malo", un film que a diferencia del primero contaría con un enorme presupuesto (más de un millón de dólares y donde Eastwood se llevaría para su bolsillo la más que respetable cantidad de 250.000 dólares).

el bueno, el feo y el malo

"El bueno, el feo y el malo", película en la que me centro en esta ocasión, fue escrita por el propio Leone en colaboración con Luciano Vicenzoni, también conocido como "el médico de los guiones", un guionista donde escribió durante su trayectoria profesional para más de 60 películas italianas. La película nos situaría en La Guerra de Secesión donde un pistolero de pocas palabras con el apodo de "El Rubio" (El bueno) y su compañero Tuco (El feo), un buscado bandido donde ambos utilizan su condición para sacar partido de ella (Rubio captura a Tuco, cobra su recompensa y en el momento de su ejecución lo salva para posteriormente repartirse entre los dos la preciada recompensa) y un peligroso pistolero a sueldo llamado "Sentencia" (El malo) luchan por conseguir un tesoro compuesto por monedas de oro pertenecientes al ejercito confederado y donde yace escondido en la tumba de un cementerio.


el bueno, el feo y el malo

Escenas de primeros planos y largos silencios, centrados en las miradas, la mayor parte de ellas de desafío, adornadas de paisajes áridos y polvorientos dominarían el metraje extenso de la película (2 horas y media). Escenas, todas ellas, realizadas meticulosamente por Sergio Leone y acompañadas por la mítica música del maestro Ennio Morricone, un elemento imprescindible en el cine de Leone, caracterizada en esta obra por la mezcla de dramáticas melodías y el uso de estridentes voces y sonidos de silbidos. Uno de los detalles de la composición musical de Morricone en el film es que esta dividida de diferentes partituras, aplicadas según el personaje que hace aparición en la escena (para el personaje de Eastwood el sonido de una flauta, para el de Tuco el uso de voces y para Sentencia la utilización de una ocarina). En el panel interpretativo acompañando a Clint Eastwood nos encontraríamos con Eli Wallach (genial actor visto en clásicos del western norteamericano como son "Los siete magníficos (1960)" y "La conquista del Oeste (1962)") representando a Tuco, un personaje que aporta los momentos cómicos del film y a pesar de su condición de bandido sabe ganarnos por el carisma y simpatía que transmite.

el bueno, el feo y el malo


Para el papel de el malo, el de Sentencia, Leone escogería a Lee Van Cleef, actor que ya había tenido en sus filas en "La muerte tenía un precio" y del que siempre tuvo predilección después de verlo de villano en "Sólo ante el peligro (1952)" y "El hombre que mató a Liberty Valance (1962)". Gracias a Leone, Lee Van Cleef recuperaría importancia en la meca del cine convertiéndose en un actor clave en el spaguetti western. "El bueno, el feo y el malo", al igual que el resto de la trilogía, fue un gran escaparate para España ya que la mayor parte de los filmes fue rodada en tierras españolas. El desierto de Tabernas (situado en Almeria), también conocido por formar parte de los decorados de "Lawrence de Arabia (1962)", "Cleopatra (1963)" y recientemente en "Exodus" de Ridley Scott, fue fundamental en la acción de la película.

el bueno, el feo y el malo

Completando los decorados de "El bueno, el feo y el malo" habría que mencionar, La Sierra de Demanda y el río Arlanza, situados en la provincia de Burgos. Entre sus escenas más recordadas, el duelo a tres bandas entre Eastwood, Wallach y Lee Van Cleef, una secuencia homenajeada por Quentin Tarantino en "Reservoir dogs (1992)". Otros de los momentos para el recuerdo, la explosión del puente de Langston, secuencia donde el puente fue construido por ingenieros del ejercito español y que tuvo como anécdota su explosión sin haberse grabado por ninguna cámara. Un malentendido entre el capitán encargado de volar el puente y Sergio Leone fue el causante, por lo que se tuvo, muy a su pesar, construir de nuevo el puente para el escena.

Frases para recordar:

"Duermo tranquilo porque mi peor enemigo vela por mí".

"El mundo se divide en dos, Tuco. Los que encañonan y los que cavan. El revólver lo tengo yo así que ya puedes coger la pala".

"En donde nacimos, para no morir de hambre había que elegir ser cura o bandido".


el bueno, el feo y el malo
el bueno, el feo y el malo













Título original: ll buono, il brutto, il cattivo.

Director: Sergio Leone.

Interpretes: Clint EastwoodLee Van CleefEli WallachAldo GiuffrèMario BregaRada Rassimov.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Información complementaria:

Reseña escrita por Jesús Fariña 

Sígueme por: 

el desierto rojo 1964
Concluida la trilogía acerca de la incomunicación humana, compuesta por "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)", el realizador Michelangelo Antonioni, respaldado por el guionista Tonino Guerra, acometió su más ambicioso proyecto que permanece como su mejor propuesta. El objetivo es el retrato del desarraigo del ser humano ante la sociedad capitalista, como marco de la historia de una mujer desequilibrada, Giulianna (Monica Vitti, esposa y musa del realizador, en su cuarta y última colaboración conjunta) y de su particular aislamiento, propiciado por su patológica percepción del, por otro lado, desolador, entorno vital. La historia transcurre en Ravena, al norte de Italia, ciudad al borde del Mar Adriático, que Antonioni relata con una artificial y colorida paleta de colores. De un modo muy pictórico, en definitiva, no deja la menor duda que la otra gran pasión del artista es la pintura. El paisaje retratado en la película hace un particular hicapié en las industrias que representan el progreso, y sus devastadoras consecuencias medioambientales. Los protagonistas masculinos Ugo (Carlo Chionetti) y Corrado Zeller (Richard Harris), son dos ingeniosos universitarios, antiguos compañeros de carrera. El primero, esposo de Giulianna, dirige la industria que visualizamos a lo largo de la cinta, y Zeller es un cualificado ingeniero de minas, que busca personal especializado para llevar a la Patagonia, donde un grupo empresarial para el que trabaja, pretende abrir una refinería de petróleo.

el desierto rojo 1964

Las enormes chimeneas de las que emana humo amarillo, las inquietantes llamas intermitentes que se desprenden de las diversas instalaciones, acompañadas de un ruido nada tranquilizador (pese a constituir el sonido cotidiano del devenir de la jornada laboral), el entorno desértico alrededor de las instalaciones, cuyos parajes, muy agresivos a la mirada, compuestos de ciénagas claramente contaminadas, unidos a la realidad de una huelga en ciernes de operarios...marcan un entorno de especial crispación. En ese marco, Antonioni, vuelve a componer un apasionante retrato femenino, el de Giuliana, una joven que acaba de superar una grave crisis mental, de la que no se ha repuesto. Casada, pero insatisfecha, con Ugo y padre de un niño de ocho años, con el que tampoco parece conectar (el enorme cariño que le procesa, no parece llegar al niño), ha intentado suicidarse y ha estado recluida en una clínica mental durante un mes. De cara a todo el mundo, el matrimonio comenta que fue un accidente de tráfico y que la joven sufrió un shock enorme derivado del mismo. Giuliana, no discurre como debería. Le conviene un entorno tranquilo, bucólico, sin factores desencadenantes de estrés. Todo lo contrario del que la rodea. La falta de entendimiento con su esposo (otra vez la incomunicación de la pareja, tan enraizada en el cine de su realizador), y con el niño, unido a la falta de superación de la crisis, hace que el aislamiento cada vez sea mayor. Al comienzo de la cinta, acude con su hijo a la industria donde trabaja Ugo. Compra a un operario un bocadillos que éste ya había empezado a comerse y se lo come ella a escondidas incluso de su hijo. 

el desierto rojo 1964

En la visita que realiza a su esposo, irá desfilando por las instalaciones y se verá saltada por ese entorno tan agresivo a su sensibilidad. Así, la mujer ha de caminar entre brotes de columnas de vapor, que la asustan, o entre escapes de aire, que la sacuden y la crispan. Conocerá a Corrado, quien la escucha y parecerá entenderla, pero que simplemente la desea, sin intención de asumir el menor compromiso, pues el ingeniero pasa fugazmente por los sitios, lugares y personas, huyendo de los problemas. Antonioni se vuelca en visualizar el retrato de esta mujer. Para ello, se recrea en la elaborada artificialidad visual del entorno, compuesto de esa paleta de colores chillones, saturados, muy agresivos, que marcan los distintos contrastes de tonalidades en los desoladores parajes alrededor de la fábrica, con tierras rojizas, árboles violetas, aguas espesas y ciénagas siniestras, de colores negros y marrones. Las barras metálicas rojo chillón de los pasillos de las instalaciones, o incluso, de los buques, o los aparentemente inofensivos barrotes de la cabecera de la cama, o el contante cielo gris...en armonía con las frías calles adoquinadas de la ciudad de Ravena, afectan y hacen mella en la débil mente de la mujer. Tales gamas de colores y de objetos, aparecen, o justo detrás de los personajes, o se interponen en el primer plano, de un modo notoriamente molesto para el espectador. Reflejan perfectamente cómo el entorno molesta particularmente a la desquiciada protagonista. A ello hay que añadir el maravilloso trabajo de sonido. La pista de audio, está compuesta de extractos de sonido electrónico, que se van tornado progresivamente desquiciantes y ensordecedores. Todo ello con el claro y metódico fin de narrarnos el sufrimiento de esta mujer, desquiciada, en dirección al aislamiento total, hacia la locura, en definitiva.

el desierto rojo 1964

La intensidad de los colores, así como las variaciones sonoras que escuchamos, son claras deformaciones de la realidad que sólo existen en su mente. El paraje desértico por el que caminan los personajes, y en particular Giuliana al comienzo y final de la película, alrededor de la fábrica, es el paradigma del desierto emocional que sufre la joven. El sensacional tratamiento del entorno, confiere a la película una personalidad única. Puede apreciarse, la firme y personal labor del realizador, en la secuencia de la reunión de varias parejas, entre ellos Ugo y Giuliana, a la que acude igualmente Corrado, en una cabaña de madera, pegada al mar y a un muelle. En ella hay una habitación, compuesta de tablones de madera, pintados de color rojo chillón hacia dentro y de blanco hacia fuera (hacia el salón). En ella hay un colchón enorme que ocupa toda la habitación y donde retozan y se entremezclan los personajes, se acarician hombres y mujeres, entregándose a un conato de orgía, que no termina de consumarse (bajo la inhibida mirada de Corrado, que sólo tiene ojos para Giuliana). Por fuera de la cabaña. a través de la ventana, una carguero enorme atraca justo delante. Después de arrancar unos cuantos tablones de esa habitación, para quemar en la chimenea del salón, debido al frío que hace, la secuencia termina con unos magníficos planos de Giuliana entre la niebla, confusa, espera, engullida por la modernidad, el progreso y su propia locura. Los paseos de Giuliana y Corralo por la fría y gris calle adoquinada de la ciudad, o por los contrastados parajes desérticos, contribuyen de un modo fascinante a percibir la angustia y la tristeza de la mujer.

el desierto rojo 1964

La escapista historia que Giuliana le cuenta a su hijo acostado en su cama, y que los espectadores podemos visualizar, funciona como magnífica expresión de la desolación emocional. La voz en off de la mujer cuenta a su hijo, con mucho desconsuelo, cómo una joven acude todos los días a una playa limpia, de aguas cristalinas y transparentes. Una caleta idílica, de arenas amarillas, donde se tumba y toma el sol hasta el atardecer. Un paraje de ensueño y enorme belleza, con un velero de fondo, como si fuera un motivo pictórico. Todo ello muy alejado de los objetos molestos, ruidos tronadores y colores agresivos que hieren la mente de la mujer. El mundo ideal de la calma y quietud que sin duda encestaría Giuliana para reponerse, lejos de su aterrador entorno vital, sin duda peor de lo que realmente es, gracias a la proyección de su mente enferma. Para llevar a cabo esta ambiciosa película, una obra antes de imágenes y de sensaciones, que de palabras, consciente del uso premeditadamente artificial de la tonalidad, el realizador no dudó a la hora de elegir el formato Technicolor, inventado en 1916, y por supuesto mejorado con los años, fácilmente reconocible por el nivel de saturación de los colores.

el desierto rojo 1964

El formato, curiosamente en los años sesenta, se estaba dejando de usar en Hollywood por considerarse demasiado caro y lento a la hora de producir copias. Para acometer este complejo y ambicioso trabajo. Antonioni contrató al director de fotografía Carlo Di Palma ( a quien llamarían cineastas de la transcendencia de Sidney Lumet o Woody Allen, escandilados por su maravilloso trabajo en la película que nos ocupa), todo un experto en el formato de colores saturados. El resultado, coherente con la afición a la pintura del director italiano ( a la que se entregó incondicionalmente en los últimos años de vida), es una de la grandes obras maestras del cine universal, surgida de la mente de un visionario realizador, cuya peculiar, y personal mirada, ha contribuido en gran medida, a la evolución del lenguaje del cine. 

Frases para recordar:

"Si yo tuviera que marcharme para siempre, y no volver más, te llevaría también a ti...si, porque ya formas parte de mi...de lo que me rodea...".

"Si Ugo me mirase como tú lo haces...habría entendido muchas cosas".

"Ayúdame...¡ayúdame por favor! Tengo miedo de no conseguirlo...tengo miedo".
"No te pongas así, cálmate. ¿De qué tienes miedo?"
"De las calles, de las fábricas, de los colores, de la gente...¡de todo".

el desierto rojo 1964el desierto rojo 1964

Título original: ll deserto rosso.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Rita Renoir.

Trailer: 



Información complementaria:
Monica Vitti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

EL DESIERTO ROJO (1964). Un clásico de Antonioni.

el desierto rojo 1964
Concluida la trilogía acerca de la incomunicación humana, compuesta por "La aventura (1960)", "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)", el realizador Michelangelo Antonioni, respaldado por el guionista Tonino Guerra, acometió su más ambicioso proyecto que permanece como su mejor propuesta. El objetivo es el retrato del desarraigo del ser humano ante la sociedad capitalista, como marco de la historia de una mujer desequilibrada, Giulianna (Monica Vitti, esposa y musa del realizador, en su cuarta y última colaboración conjunta) y de su particular aislamiento, propiciado por su patológica percepción del, por otro lado, desolador, entorno vital. La historia transcurre en Ravena, al norte de Italia, ciudad al borde del Mar Adriático, que Antonioni relata con una artificial y colorida paleta de colores. De un modo muy pictórico, en definitiva, no deja la menor duda que la otra gran pasión del artista es la pintura. El paisaje retratado en la película hace un particular hicapié en las industrias que representan el progreso, y sus devastadoras consecuencias medioambientales. Los protagonistas masculinos Ugo (Carlo Chionetti) y Corrado Zeller (Richard Harris), son dos ingeniosos universitarios, antiguos compañeros de carrera. El primero, esposo de Giulianna, dirige la industria que visualizamos a lo largo de la cinta, y Zeller es un cualificado ingeniero de minas, que busca personal especializado para llevar a la Patagonia, donde un grupo empresarial para el que trabaja, pretende abrir una refinería de petróleo.

el desierto rojo 1964

Las enormes chimeneas de las que emana humo amarillo, las inquietantes llamas intermitentes que se desprenden de las diversas instalaciones, acompañadas de un ruido nada tranquilizador (pese a constituir el sonido cotidiano del devenir de la jornada laboral), el entorno desértico alrededor de las instalaciones, cuyos parajes, muy agresivos a la mirada, compuestos de ciénagas claramente contaminadas, unidos a la realidad de una huelga en ciernes de operarios...marcan un entorno de especial crispación. En ese marco, Antonioni, vuelve a componer un apasionante retrato femenino, el de Giuliana, una joven que acaba de superar una grave crisis mental, de la que no se ha repuesto. Casada, pero insatisfecha, con Ugo y padre de un niño de ocho años, con el que tampoco parece conectar (el enorme cariño que le procesa, no parece llegar al niño), ha intentado suicidarse y ha estado recluida en una clínica mental durante un mes. De cara a todo el mundo, el matrimonio comenta que fue un accidente de tráfico y que la joven sufrió un shock enorme derivado del mismo. Giuliana, no discurre como debería. Le conviene un entorno tranquilo, bucólico, sin factores desencadenantes de estrés. Todo lo contrario del que la rodea. La falta de entendimiento con su esposo (otra vez la incomunicación de la pareja, tan enraizada en el cine de su realizador), y con el niño, unido a la falta de superación de la crisis, hace que el aislamiento cada vez sea mayor. Al comienzo de la cinta, acude con su hijo a la industria donde trabaja Ugo. Compra a un operario un bocadillos que éste ya había empezado a comerse y se lo come ella a escondidas incluso de su hijo. 

el desierto rojo 1964

En la visita que realiza a su esposo, irá desfilando por las instalaciones y se verá saltada por ese entorno tan agresivo a su sensibilidad. Así, la mujer ha de caminar entre brotes de columnas de vapor, que la asustan, o entre escapes de aire, que la sacuden y la crispan. Conocerá a Corrado, quien la escucha y parecerá entenderla, pero que simplemente la desea, sin intención de asumir el menor compromiso, pues el ingeniero pasa fugazmente por los sitios, lugares y personas, huyendo de los problemas. Antonioni se vuelca en visualizar el retrato de esta mujer. Para ello, se recrea en la elaborada artificialidad visual del entorno, compuesto de esa paleta de colores chillones, saturados, muy agresivos, que marcan los distintos contrastes de tonalidades en los desoladores parajes alrededor de la fábrica, con tierras rojizas, árboles violetas, aguas espesas y ciénagas siniestras, de colores negros y marrones. Las barras metálicas rojo chillón de los pasillos de las instalaciones, o incluso, de los buques, o los aparentemente inofensivos barrotes de la cabecera de la cama, o el contante cielo gris...en armonía con las frías calles adoquinadas de la ciudad de Ravena, afectan y hacen mella en la débil mente de la mujer. Tales gamas de colores y de objetos, aparecen, o justo detrás de los personajes, o se interponen en el primer plano, de un modo notoriamente molesto para el espectador. Reflejan perfectamente cómo el entorno molesta particularmente a la desquiciada protagonista. A ello hay que añadir el maravilloso trabajo de sonido. La pista de audio, está compuesta de extractos de sonido electrónico, que se van tornado progresivamente desquiciantes y ensordecedores. Todo ello con el claro y metódico fin de narrarnos el sufrimiento de esta mujer, desquiciada, en dirección al aislamiento total, hacia la locura, en definitiva.

el desierto rojo 1964

La intensidad de los colores, así como las variaciones sonoras que escuchamos, son claras deformaciones de la realidad que sólo existen en su mente. El paraje desértico por el que caminan los personajes, y en particular Giuliana al comienzo y final de la película, alrededor de la fábrica, es el paradigma del desierto emocional que sufre la joven. El sensacional tratamiento del entorno, confiere a la película una personalidad única. Puede apreciarse, la firme y personal labor del realizador, en la secuencia de la reunión de varias parejas, entre ellos Ugo y Giuliana, a la que acude igualmente Corrado, en una cabaña de madera, pegada al mar y a un muelle. En ella hay una habitación, compuesta de tablones de madera, pintados de color rojo chillón hacia dentro y de blanco hacia fuera (hacia el salón). En ella hay un colchón enorme que ocupa toda la habitación y donde retozan y se entremezclan los personajes, se acarician hombres y mujeres, entregándose a un conato de orgía, que no termina de consumarse (bajo la inhibida mirada de Corrado, que sólo tiene ojos para Giuliana). Por fuera de la cabaña. a través de la ventana, una carguero enorme atraca justo delante. Después de arrancar unos cuantos tablones de esa habitación, para quemar en la chimenea del salón, debido al frío que hace, la secuencia termina con unos magníficos planos de Giuliana entre la niebla, confusa, espera, engullida por la modernidad, el progreso y su propia locura. Los paseos de Giuliana y Corralo por la fría y gris calle adoquinada de la ciudad, o por los contrastados parajes desérticos, contribuyen de un modo fascinante a percibir la angustia y la tristeza de la mujer.

el desierto rojo 1964

La escapista historia que Giuliana le cuenta a su hijo acostado en su cama, y que los espectadores podemos visualizar, funciona como magnífica expresión de la desolación emocional. La voz en off de la mujer cuenta a su hijo, con mucho desconsuelo, cómo una joven acude todos los días a una playa limpia, de aguas cristalinas y transparentes. Una caleta idílica, de arenas amarillas, donde se tumba y toma el sol hasta el atardecer. Un paraje de ensueño y enorme belleza, con un velero de fondo, como si fuera un motivo pictórico. Todo ello muy alejado de los objetos molestos, ruidos tronadores y colores agresivos que hieren la mente de la mujer. El mundo ideal de la calma y quietud que sin duda encestaría Giuliana para reponerse, lejos de su aterrador entorno vital, sin duda peor de lo que realmente es, gracias a la proyección de su mente enferma. Para llevar a cabo esta ambiciosa película, una obra antes de imágenes y de sensaciones, que de palabras, consciente del uso premeditadamente artificial de la tonalidad, el realizador no dudó a la hora de elegir el formato Technicolor, inventado en 1916, y por supuesto mejorado con los años, fácilmente reconocible por el nivel de saturación de los colores.

el desierto rojo 1964

El formato, curiosamente en los años sesenta, se estaba dejando de usar en Hollywood por considerarse demasiado caro y lento a la hora de producir copias. Para acometer este complejo y ambicioso trabajo. Antonioni contrató al director de fotografía Carlo Di Palma ( a quien llamarían cineastas de la transcendencia de Sidney Lumet o Woody Allen, escandilados por su maravilloso trabajo en la película que nos ocupa), todo un experto en el formato de colores saturados. El resultado, coherente con la afición a la pintura del director italiano ( a la que se entregó incondicionalmente en los últimos años de vida), es una de la grandes obras maestras del cine universal, surgida de la mente de un visionario realizador, cuya peculiar, y personal mirada, ha contribuido en gran medida, a la evolución del lenguaje del cine. 

Frases para recordar:

"Si yo tuviera que marcharme para siempre, y no volver más, te llevaría también a ti...si, porque ya formas parte de mi...de lo que me rodea...".

"Si Ugo me mirase como tú lo haces...habría entendido muchas cosas".

"Ayúdame...¡ayúdame por favor! Tengo miedo de no conseguirlo...tengo miedo".
"No te pongas así, cálmate. ¿De qué tienes miedo?"
"De las calles, de las fábricas, de los colores, de la gente...¡de todo".

el desierto rojo 1964el desierto rojo 1964

Título original: ll deserto rosso.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Monica Vitti, Richard Harris, Carlo Chionetti, Xenia Valderi, Rita Renoir.

Trailer: 



Información complementaria:
Monica Vitti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

la aventura
Michelangelo Antonioni ("Blow-up (1966)") irrumpió en el panorama cinematográfico en los años 50. Consideraba que las circunstancias que había dado lugar al neorrealismo ya habían sido superadas y que la vida social italiana se había normalizado o, al menos debería tender a ello. En este sentido, el realizador cree en un cine contemplativo, pausado, donde el tiempo parecen detenerse e instalarse en el reino del silencio. La esencia de su cine es captar la introspección de la pareja, siempre burguesa, con sus necesidades económicas cubiertas, en permanente persecución de la felicidad. Antonioni se detiene en mostrar el aburrimiendo, el desencanto, o la incertidumbre. Para ellos no duda en efectuar un generoso despliegue de metraje, para muchos injustificables. El realizador nacido en Ferrara, capta con su capta con su cámara aquello que otros cineastas descartan. Le interesan las enormes pausas silentes, posteriores o previas a las discusiones más enérgicas (que nunca se ven), así como captar el impacto en los rostros de sus personajes (servidos por unos actores completamente entregados) de las emociones que experimentan. No es un cine fácil, pero si se aceptan las reglas del juego (quien no lo haga estará en su pleno derecho), la recompensa es un fascinante viaje por el fracaso sentimental y social de la pareja, un itinerario a través de lo que se ha llamado "el desierto del amor".

la aventura

Su sexta película, "La aventura", recibió en 1960 el premio especial del Jurado en el festival internacional de cine de Cannes, aunque hizo gala de un gran rechazo por parte del público, entre silbidos y aplausos muy pausados. Meses más tarde, en el festival de Londres, fue premiada por ser "la más original e imaginativa concursante exhibida". La película fue secuestrada en su país y prohibida por su obscenidad. Esta obra maestra, colocada en su lugar privilegiado con el paso de los años, abre una particular trilogía acerca de la incomunicación, que, en unos tiempos como los actuales, de incertidumbre, indefinición y búsqueda, a veces desesperada, de señales que nos otorguen algo parecido a una identidad, cobra una rebosante actualidad e interés. Los otros dos eslabones del tríptico fueron "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)".

la aventura

Las tres películas son completamente independientes y absolutamente válidas cada una por si mismas. El lazo de unión es meramente temático. Si efectuamos una comparativa de los tres films, podemos apreciar una fascinante evolución. En "La aventura", asistimos al doloroso proceso de formación de una pareja, Claudia (Monica Vitti) y Sandro (Gabrielle Ferzetti). Se enamoran, mientras buscan a Anna (Lea Massari), amiga de aquélla y pareja de éste. Anna está al comienzo de la cinta, en un proceso de hastío y pérdida de amor. En una vacaciones en un yate por las islas de Mediterráneo, desaparece. Todos la buscan, pero enseguida, es olvidada, casi como si nunca hubiese existido. En ese caldo de cultivo, Claudia y Sandro se atraen mutuamente. Son unos cimientos muy inestables y dolorosos, donde reina el remordimiento, que concluyen con un atisbo de perdón por parte de ella a una infidelidad de él. En "La noche (1961)", la pareja formada por Lidia (Jeanne Moreau) y Giovanni (Marcelo Mastroiani) están instalados en el tedio, el desencanto, sobre todo por parte de ella que ha perdido todo el inmenso amor que, en otros tiempos, sentía por su esposo, un escritor inseguro y receptivo a las aventuras extraconyugales más extravagantes, que se encuentra en un instante de bloqueo creativo.

la aventura

Las cosas no mejoran durante el generoso metraje. Ambos flirtean en una fiesta nocturna a la que han sido invitados (él lo hará con Valentina, de nuevo Monica Vitti), para terminar haciendo el amor como un acto desesperado y fallido por encontrar sentido a su relación de pareja totalmente descompuesta. Finalmente en "El eclipse (1962)" asistimos al inicio a la ruptura de la relación formada por Vittoria (Monica Vitti) y Ricardo (Francisco Rabal) y la dificultad de ella para comenzar una nueva relación con Piero (Alain Delon), pues está completamente instalada en el más absoluto vacío emocional. "La aventura" también supone el comienzo, si exceptuamos el doblaje de Dorian Gray "El grito (1957)", de su colaboración con su musa en pantalla y fuera de ella, la mencionada actriz italiana, Mónica Vitti, que interviene, como hemos apuntado en la trilogía mencionada, más "El desierto rojo (1963)", película que contiene uno de los usos más fascinantes del color con fines narrativos de la historia del cine, (mérito que debe compartir el realizador con su director de fotografía Carlo Di Palma).

la aventura

Antonioni fabrica y convierte a Vitti en una estrella de proyección internacional, que aprovecha maravillosamente los jugosos personajes escritos por su esposo (en colaboración con Tonino Guerra y otros), construidos desde la mirada y el silencio, para revelarse como una gran dama del cine italiano. El realizador siempre se quejó de las dificultades que encontraba para conseguir financiación. Su cine fue siempre muy premiado y admirado por sus colegas de profesión. Su carrera condenada al ostracismo desde los primeros ochenta, renace cuando Wim Winders le invita a co-dirigir el film "Más allá de las nubes (1995)", y con su participación en el film co-dirigido con Steven Soderberg y Won Kar-Wai, "Eros (2004)". Su filmografía constituye un canto a la coherencia y honestidad. Siempre fue absolutamente fiel con su modo de entender el cine. Su influencia en cineastas contemporáneos es notoria. Realizadores de la talla de Woody Allen, o el mencionado Won Kar-Wai, han confesado su pasión por el cine del cineasta italiano, a los que hay que añadir a cineastas tan personales como Abbas Kiarostami, Terrence Malick, o el español Victor Erice, quienes han construido piezas que encajan en la concepción de la séptima de las artes desplegada por el maestro del cine como fue Michelangelo Antonioni.

Frase para recordar: "Hace unos días, la idea de que Anna estuviese muerta me mataba. Ahora ya ni lloro...tengo miedo de que esté viva".

la aventura


Título original: L´Avventura.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Dominique Blanchar, Renzo Ricci.

Trailer: 


B.S.O: 


Información complementaria:
Monica Vitti


Reseña escrita por Manuel García de Mesa.

LA AVENTURA (1960). El viaje del fracaso sentimental y social de la pareja.

la aventura
Michelangelo Antonioni ("Blow-up (1966)") irrumpió en el panorama cinematográfico en los años 50. Consideraba que las circunstancias que había dado lugar al neorrealismo ya habían sido superadas y que la vida social italiana se había normalizado o, al menos debería tender a ello. En este sentido, el realizador cree en un cine contemplativo, pausado, donde el tiempo parecen detenerse e instalarse en el reino del silencio. La esencia de su cine es captar la introspección de la pareja, siempre burguesa, con sus necesidades económicas cubiertas, en permanente persecución de la felicidad. Antonioni se detiene en mostrar el aburrimiendo, el desencanto, o la incertidumbre. Para ellos no duda en efectuar un generoso despliegue de metraje, para muchos injustificables. El realizador nacido en Ferrara, capta con su capta con su cámara aquello que otros cineastas descartan. Le interesan las enormes pausas silentes, posteriores o previas a las discusiones más enérgicas (que nunca se ven), así como captar el impacto en los rostros de sus personajes (servidos por unos actores completamente entregados) de las emociones que experimentan. No es un cine fácil, pero si se aceptan las reglas del juego (quien no lo haga estará en su pleno derecho), la recompensa es un fascinante viaje por el fracaso sentimental y social de la pareja, un itinerario a través de lo que se ha llamado "el desierto del amor".

la aventura

Su sexta película, "La aventura", recibió en 1960 el premio especial del Jurado en el festival internacional de cine de Cannes, aunque hizo gala de un gran rechazo por parte del público, entre silbidos y aplausos muy pausados. Meses más tarde, en el festival de Londres, fue premiada por ser "la más original e imaginativa concursante exhibida". La película fue secuestrada en su país y prohibida por su obscenidad. Esta obra maestra, colocada en su lugar privilegiado con el paso de los años, abre una particular trilogía acerca de la incomunicación, que, en unos tiempos como los actuales, de incertidumbre, indefinición y búsqueda, a veces desesperada, de señales que nos otorguen algo parecido a una identidad, cobra una rebosante actualidad e interés. Los otros dos eslabones del tríptico fueron "La noche (1961)" y "El eclipse (1962)".

la aventura

Las tres películas son completamente independientes y absolutamente válidas cada una por si mismas. El lazo de unión es meramente temático. Si efectuamos una comparativa de los tres films, podemos apreciar una fascinante evolución. En "La aventura", asistimos al doloroso proceso de formación de una pareja, Claudia (Monica Vitti) y Sandro (Gabrielle Ferzetti). Se enamoran, mientras buscan a Anna (Lea Massari), amiga de aquélla y pareja de éste. Anna está al comienzo de la cinta, en un proceso de hastío y pérdida de amor. En una vacaciones en un yate por las islas de Mediterráneo, desaparece. Todos la buscan, pero enseguida, es olvidada, casi como si nunca hubiese existido. En ese caldo de cultivo, Claudia y Sandro se atraen mutuamente. Son unos cimientos muy inestables y dolorosos, donde reina el remordimiento, que concluyen con un atisbo de perdón por parte de ella a una infidelidad de él. En "La noche (1961)", la pareja formada por Lidia (Jeanne Moreau) y Giovanni (Marcelo Mastroiani) están instalados en el tedio, el desencanto, sobre todo por parte de ella que ha perdido todo el inmenso amor que, en otros tiempos, sentía por su esposo, un escritor inseguro y receptivo a las aventuras extraconyugales más extravagantes, que se encuentra en un instante de bloqueo creativo.

la aventura

Las cosas no mejoran durante el generoso metraje. Ambos flirtean en una fiesta nocturna a la que han sido invitados (él lo hará con Valentina, de nuevo Monica Vitti), para terminar haciendo el amor como un acto desesperado y fallido por encontrar sentido a su relación de pareja totalmente descompuesta. Finalmente en "El eclipse (1962)" asistimos al inicio a la ruptura de la relación formada por Vittoria (Monica Vitti) y Ricardo (Francisco Rabal) y la dificultad de ella para comenzar una nueva relación con Piero (Alain Delon), pues está completamente instalada en el más absoluto vacío emocional. "La aventura" también supone el comienzo, si exceptuamos el doblaje de Dorian Gray "El grito (1957)", de su colaboración con su musa en pantalla y fuera de ella, la mencionada actriz italiana, Mónica Vitti, que interviene, como hemos apuntado en la trilogía mencionada, más "El desierto rojo (1963)", película que contiene uno de los usos más fascinantes del color con fines narrativos de la historia del cine, (mérito que debe compartir el realizador con su director de fotografía Carlo Di Palma).

la aventura

Antonioni fabrica y convierte a Vitti en una estrella de proyección internacional, que aprovecha maravillosamente los jugosos personajes escritos por su esposo (en colaboración con Tonino Guerra y otros), construidos desde la mirada y el silencio, para revelarse como una gran dama del cine italiano. El realizador siempre se quejó de las dificultades que encontraba para conseguir financiación. Su cine fue siempre muy premiado y admirado por sus colegas de profesión. Su carrera condenada al ostracismo desde los primeros ochenta, renace cuando Wim Winders le invita a co-dirigir el film "Más allá de las nubes (1995)", y con su participación en el film co-dirigido con Steven Soderberg y Won Kar-Wai, "Eros (2004)". Su filmografía constituye un canto a la coherencia y honestidad. Siempre fue absolutamente fiel con su modo de entender el cine. Su influencia en cineastas contemporáneos es notoria. Realizadores de la talla de Woody Allen, o el mencionado Won Kar-Wai, han confesado su pasión por el cine del cineasta italiano, a los que hay que añadir a cineastas tan personales como Abbas Kiarostami, Terrence Malick, o el español Victor Erice, quienes han construido piezas que encajan en la concepción de la séptima de las artes desplegada por el maestro del cine como fue Michelangelo Antonioni.

Frase para recordar: "Hace unos días, la idea de que Anna estuviese muerta me mataba. Ahora ya ni lloro...tengo miedo de que esté viva".

la aventura


Título original: L´Avventura.

Director: Michelangelo Antonioni.

Intérpretes: Gabriele Ferzetti, Monica Vitti, Lea Massari, Dominique Blanchar, Renzo Ricci.

Trailer: 


B.S.O: 


Información complementaria:
Monica Vitti


Reseña escrita por Manuel García de Mesa.

obsesión
Después de haber aprendido el oficio en Francia como ayudante de dirección, nada menos que con Jean Renoir, cultivador del llamado "realismo poético francés", el realizador italiano Luchino Visconti, de ascendencia en la burguesía lombarda (su padre era conde), regresa a su país natal para debutar en la dirección con esta película, que constituye el punto de partida del movimiento cinematográfico denominado "neorrealismo italiano", clave en la evolución de la séptima de las artes en ese país, al marcar una contundente ruptura con los postulados de la comedia ligera que retrataba el bienestar de la clase social alta de la época, subgénero conocido en Italia como "cine de teléfonos blancos", que representa la euforia y opulencias del fascismo. Partiendo de postulados literarios de principios de siglo, con el empleo de actores en muchos casos no profesionales, los cineastas de dicho movimiento componía un retrato de la realidad de la Italia de La Segunda Guerra Mundial y su posguerra, realidad humilde y severa, a la que tenía que hacer frente cotidianamente la clase trabajadora en durísimas condiciones personales y laborales. Los realizadores del período despojaban a las películas de cualquier recurso narrativo artificial, de modo que no utilizaban ambientes ni localizaciones diferentes a los que proporcionaban la realidad cotidiana, con predominio de secuencias en exteriores y eludiendo a firmar en estudios.

obsesión

El neorrealismo alcanzarían cuotas más altas con obras maestras del calibre de "Roma, ciudad abierta (1945)" de Roberto Rossellini y "El ladrón de bicicletas (1948)" de Vittorio de Sica, películas cuya repercusión mundial e influencia en cineastas venideros de todo el mundo, siguen apreciándose en nuestros días. La opera prima de Luchiano Visconti parte de la novela negra de James M. Cain, "El cartero siempre llama dos veces", publicada en 1934 (pero no en Italia, el director se hizo con una copia en francés). El texto de Cain sería adaptado oficialmente por el cine estadounidense en dos títulos de visión opuesta. El primero en 1946, orquestado en pleno apogeo del "Film noir" y del "Star system", dirigido por Tay Garnett y el otro en 1981, dirigido por Bob Rafelson y escrito por el dramaturgo David Mamet. Visconti no consiguió adquirir los derechos de dicha obra literaria, pues los mismo pertenecían a la toda poderosa Metro Goldwyn Mayer.

obsesión

Por ello, la particular adaptación que nos ocupa, sólo pudo ser exhibida en Italia y con posterioridad a los años de su realización (pues estuvo prohibida por la censura del gobierno fascista de Benito Mussolini) y no sería hasta los años 70 cuando se distribuyó de modo universal, al haber vencido los derechos de la novela en que se inspira. La obra de Cain, es diseccionada por Visconti y sus guionistas (Giuseppe de Santis, Mario Alicata, Gianni Puccini, y sin acreditar, Alberto Moravia y Antonio Pietrangeli) despojándola del glamour de la obra original y convirtiéndola en una película auténticamente italiana. Ambientada en Ferrara, al norte del país, Gino Costa (Massimo Girotti) es un joven vagabundo que llega a un restaurante-gasolinera al pie del río Po, donde quedará prendado de Giovanna (Clara Calamai, sustituyendo a la inicialmente prevista Anna Magnani), la joven atractiva y desdichada esposa del obeso Giuseppe Bragana ( Juan de Landa), dueño del mencionado restaurante.

obsesión

Rápidamente, surgirá un encuentro apasionado entre Gino y Giovanna, que se tornará en obsesión y exigirá el asesinato de Giussepe. El remordimiento, la miseria, el adulterio, la pasión, los celos, la mezquindad, acompañarían este magistral relato de una Italia sórdida y triste y marcarán el trágico final de los protagonistas. A la película le perjudican sin duda una duración desmesurada (135 minutos) y una música un tanto estridente, que trata de realzar la visión "operísticamente" apasionada de la trama (Visconti era un enamorado de la ópera y los gestos subrayados de los personajes, así como los actos marcadamente pasionales), pero se beneficia de unas interpretaciones memorables y una fotografía que anticipa y realza la tragedia, obra de los operadores Aldo Tontu y Domenico Scola, figuras claves de la luz en el cine italiano. Un clásico del cine hasta hace relativamente poco tiempo muy difícil de ver, plagado de imágenes perturbadoras de gran calidad.

Frase para recordar: "Jamás podré ser el mismo de antes...estoy atado a ella para siempre".

Obsesiónobsesion

Título original: Ossessione.

Director: Luchino Visconti.

Intérpretes: Clara Calamai, Massimo Girotti, Juan de Landa, Dhia Cristiani.


obsesión

Información complementaria:
Luchino Visconti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

OBSESIÓN (1942). Un clásico de Luchino Visconti.

obsesión
Después de haber aprendido el oficio en Francia como ayudante de dirección, nada menos que con Jean Renoir, cultivador del llamado "realismo poético francés", el realizador italiano Luchino Visconti, de ascendencia en la burguesía lombarda (su padre era conde), regresa a su país natal para debutar en la dirección con esta película, que constituye el punto de partida del movimiento cinematográfico denominado "neorrealismo italiano", clave en la evolución de la séptima de las artes en ese país, al marcar una contundente ruptura con los postulados de la comedia ligera que retrataba el bienestar de la clase social alta de la época, subgénero conocido en Italia como "cine de teléfonos blancos", que representa la euforia y opulencias del fascismo. Partiendo de postulados literarios de principios de siglo, con el empleo de actores en muchos casos no profesionales, los cineastas de dicho movimiento componía un retrato de la realidad de la Italia de La Segunda Guerra Mundial y su posguerra, realidad humilde y severa, a la que tenía que hacer frente cotidianamente la clase trabajadora en durísimas condiciones personales y laborales. Los realizadores del período despojaban a las películas de cualquier recurso narrativo artificial, de modo que no utilizaban ambientes ni localizaciones diferentes a los que proporcionaban la realidad cotidiana, con predominio de secuencias en exteriores y eludiendo a firmar en estudios.

obsesión

El neorrealismo alcanzarían cuotas más altas con obras maestras del calibre de "Roma, ciudad abierta (1945)" de Roberto Rossellini y "El ladrón de bicicletas (1948)" de Vittorio de Sica, películas cuya repercusión mundial e influencia en cineastas venideros de todo el mundo, siguen apreciándose en nuestros días. La opera prima de Luchiano Visconti parte de la novela negra de James M. Cain, "El cartero siempre llama dos veces", publicada en 1934 (pero no en Italia, el director se hizo con una copia en francés). El texto de Cain sería adaptado oficialmente por el cine estadounidense en dos títulos de visión opuesta. El primero en 1946, orquestado en pleno apogeo del "Film noir" y del "Star system", dirigido por Tay Garnett y el otro en 1981, dirigido por Bob Rafelson y escrito por el dramaturgo David Mamet. Visconti no consiguió adquirir los derechos de dicha obra literaria, pues los mismo pertenecían a la toda poderosa Metro Goldwyn Mayer.

obsesión

Por ello, la particular adaptación que nos ocupa, sólo pudo ser exhibida en Italia y con posterioridad a los años de su realización (pues estuvo prohibida por la censura del gobierno fascista de Benito Mussolini) y no sería hasta los años 70 cuando se distribuyó de modo universal, al haber vencido los derechos de la novela en que se inspira. La obra de Cain, es diseccionada por Visconti y sus guionistas (Giuseppe de Santis, Mario Alicata, Gianni Puccini, y sin acreditar, Alberto Moravia y Antonio Pietrangeli) despojándola del glamour de la obra original y convirtiéndola en una película auténticamente italiana. Ambientada en Ferrara, al norte del país, Gino Costa (Massimo Girotti) es un joven vagabundo que llega a un restaurante-gasolinera al pie del río Po, donde quedará prendado de Giovanna (Clara Calamai, sustituyendo a la inicialmente prevista Anna Magnani), la joven atractiva y desdichada esposa del obeso Giuseppe Bragana ( Juan de Landa), dueño del mencionado restaurante.

obsesión

Rápidamente, surgirá un encuentro apasionado entre Gino y Giovanna, que se tornará en obsesión y exigirá el asesinato de Giussepe. El remordimiento, la miseria, el adulterio, la pasión, los celos, la mezquindad, acompañarían este magistral relato de una Italia sórdida y triste y marcarán el trágico final de los protagonistas. A la película le perjudican sin duda una duración desmesurada (135 minutos) y una música un tanto estridente, que trata de realzar la visión "operísticamente" apasionada de la trama (Visconti era un enamorado de la ópera y los gestos subrayados de los personajes, así como los actos marcadamente pasionales), pero se beneficia de unas interpretaciones memorables y una fotografía que anticipa y realza la tragedia, obra de los operadores Aldo Tontu y Domenico Scola, figuras claves de la luz en el cine italiano. Un clásico del cine hasta hace relativamente poco tiempo muy difícil de ver, plagado de imágenes perturbadoras de gran calidad.

Frase para recordar: "Jamás podré ser el mismo de antes...estoy atado a ella para siempre".

Obsesiónobsesion

Título original: Ossessione.

Director: Luchino Visconti.

Intérpretes: Clara Calamai, Massimo Girotti, Juan de Landa, Dhia Cristiani.


obsesión

Información complementaria:
Luchino Visconti

Reseña escrita por Manuel García de Mesa

amarcord
Nostalgia y buena dosis de sarcasmo e ironía nos encontraríamos en esta mítica obra del italiano Federico Fellini ("La dolce vita (1960)"), realizada a mediados de la década de los setenta y galardonada con el Óscar de mejor película de habla no inglesa en la ceremonia de aquel año. Fellini haría buen uso de los recuerdos de su infancia y las experiencias de su familia en Rimini (un pequeño pueblo situado en las costas del norte de Italia) durante el régimen fascista para confeccionar (junto al guionista Tonino Guerra) la historia del film, una película que a pesar de no contar con una base argumental especialmente definida tocaba de manera crítica y divertida temas tan diversos como el amor, la muerte, el sexo, la iglesia y la adolescencia. Entre los personajes que componen la trama (todos ellos de trazos caricaturescos) nos toparíamos con la glamurosa "Gradisca", una coqueta mujer que sueña con casarse con un príncipe azul, a la desequilibrada y ninfómana "La volpina", al travieso Naso (interpretado por Alvaro Vitali, un actor que muchos de nosotros recordaremos por su personaje de Jaimito en aquellas comedias italianas de toque erótico tan de moda en los años ochenta) a Aurelio, un cabeza de familia malhumorado que tendrá sus percances con el ejercito fascista por sus comportamientos anárquicos y al abogado e historiador del pueblo (interpretado por Luiggi Rosi) que hablándonos a la cámara narraría los entresijos que esconde el municipio de Rimini y las vivencias de sus peculiares habitantes.

amarcord


Cabe destacar la cuidada estética visual que presenta la obra (extraordinario trabajo del director de fotografía Giuseppe Rotunno) y la legendaria partitura de Nino Rota (compositor conocido por sus colaboraciones con directores italianos de la talla de Luchiano Visconti, Franco Zeffirelli o el mencionado Fellini), sin duda todo un deleite para nuestros oídos y que consiguiría convertirse con el paso de los años en una de las bandas sonoras imprescindibles dentro de la historia del séptimo arte. Entre sus escenas hago mención la famosa secuencia de la estanquera poniendo sus voluptuosos atributos mamarios en la cara del adolescente protagonista o la del loco encaramado en un árbol gritando a pleno pulmón que le diesen una mujer ante la desesperación de sus familiares. Como curiosidad, el cantante Eros Ramazzotti antes de consagrarte en el mundo de la música tendría aquí sus primeros pinitos cinematográficos haciendo de extra (aparecía como uno de los niños del pueblo) en el film.

Frase para recordar: "El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidaras".




amarcord


Director: Federico Fellini.

Intérpretes: Armando Brancia, Puppela Maggio, Luigi Rossi, Nando Orfei.

Trailer: 



Escena: 



B.S.O.: 




Información complementaria:
Nino Rota

Reseña escrita por Jesús Fariña

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AMARCORD (1973). Federico Fellini en una de sus películas más memorables.

amarcord
Nostalgia y buena dosis de sarcasmo e ironía nos encontraríamos en esta mítica obra del italiano Federico Fellini ("La dolce vita (1960)"), realizada a mediados de la década de los setenta y galardonada con el Óscar de mejor película de habla no inglesa en la ceremonia de aquel año. Fellini haría buen uso de los recuerdos de su infancia y las experiencias de su familia en Rimini (un pequeño pueblo situado en las costas del norte de Italia) durante el régimen fascista para confeccionar (junto al guionista Tonino Guerra) la historia del film, una película que a pesar de no contar con una base argumental especialmente definida tocaba de manera crítica y divertida temas tan diversos como el amor, la muerte, el sexo, la iglesia y la adolescencia. Entre los personajes que componen la trama (todos ellos de trazos caricaturescos) nos toparíamos con la glamurosa "Gradisca", una coqueta mujer que sueña con casarse con un príncipe azul, a la desequilibrada y ninfómana "La volpina", al travieso Naso (interpretado por Alvaro Vitali, un actor que muchos de nosotros recordaremos por su personaje de Jaimito en aquellas comedias italianas de toque erótico tan de moda en los años ochenta) a Aurelio, un cabeza de familia malhumorado que tendrá sus percances con el ejercito fascista por sus comportamientos anárquicos y al abogado e historiador del pueblo (interpretado por Luiggi Rosi) que hablándonos a la cámara narraría los entresijos que esconde el municipio de Rimini y las vivencias de sus peculiares habitantes.

amarcord


Cabe destacar la cuidada estética visual que presenta la obra (extraordinario trabajo del director de fotografía Giuseppe Rotunno) y la legendaria partitura de Nino Rota (compositor conocido por sus colaboraciones con directores italianos de la talla de Luchiano Visconti, Franco Zeffirelli o el mencionado Fellini), sin duda todo un deleite para nuestros oídos y que consiguiría convertirse con el paso de los años en una de las bandas sonoras imprescindibles dentro de la historia del séptimo arte. Entre sus escenas hago mención la famosa secuencia de la estanquera poniendo sus voluptuosos atributos mamarios en la cara del adolescente protagonista o la del loco encaramado en un árbol gritando a pleno pulmón que le diesen una mujer ante la desesperación de sus familiares. Como curiosidad, el cantante Eros Ramazzotti antes de consagrarte en el mundo de la música tendría aquí sus primeros pinitos cinematográficos haciendo de extra (aparecía como uno de los niños del pueblo) en el film.

Frase para recordar: "El cine, si se hace bien, regala pequeños fragmentos de vida que nunca olvidaras".




amarcord


Director: Federico Fellini.

Intérpretes: Armando Brancia, Puppela Maggio, Luigi Rossi, Nando Orfei.

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Escena: 



B.S.O.: 




Información complementaria:
Nino Rota

Reseña escrita por Jesús Fariña

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ulises
El italiano Mario Camerini ayudado por su compatriota Mario Bava ("Las tres caras del miedo (1963)") realizarían a mediados de los años cincuenta este entretenido título de aventuras basado en el poema épico griego de Homero "La Odisea", en él nos describiría las vivencias que sufre Ulises durante el regreso a su hogar (el palacio de Itaca) después de haber combatido en la batalla de Troya. Pero el film, aparte de relatarnos las peligrosas aventuras del heroico Ulises durante su trayecto a casa, también se centraría en contarnos lo que sucede en el Reino de Itaca, mostrándonos a una desconsolada Penélope (esposa de Ulises) lamentando la presunta pérdida de su marido y como un grupo de pretendientes, como si de buitres se trataran, aspiran casarse con ella con el claro y único propósito de gobernar sus tierras. Con un reparto practicamente compuesto de nombres italiano (entre ellos la guapa actriz Rossana Podestá ("Sodoma y Gomorra (1962)") y la no menos bella Silvana Morgana con su doble papel de Penélope y la bruja Circe), Camerini iba a contar en sus filas con el legendario Kirk Douglas ("Los vikingos (1958)") en el papel de Ulises y al mexicano Anthony Quinn ("Zorba, el griego (1964)") representando a uno de los pretendientes de Penélope (Antinoos), sin duda dos grandes astros del celuloide que servirían de reclamo comercial para asegurar a su productora (Dino de Laurentis) una buena taquilla en la fecha de su estreno. Entre sus escenas habría que destacar el astuto enfrentamiento de Ulises con el gigante Polimefo, su desafío con las sirenas y su devastador canto o el hechizo que sufre por parte de la bruja Circe que le hará dudar entre regresar a casa junto a su esposa e hijo o convertirse en un inmortal Dios del Olimpo. Como curiosidad, Kirk Douglas y Anthony Quinn volverían a verse las caras dos años después gracias a Vincente Minnelli y su obra biográfica sobre Van Gogh en "El loco del pelo rojo (1956)".

Frase para recordar: "Solo quien tiene miedo conoce la grandeza del valor".

ulisesulises

Título original: Ulisse.

Director: Mario Camerini.

Intérpretes: Kirk Douglas, Silvana Mangano, Anthony Quinn, Daniel Ivernel.

Trailer: 


Escena: 




Información complementaria:
Rossana Podestá

Reseña escrita por Jesús Fariña

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ULISES (1954). Kirk Douglas como héroe mitológico.

ulises
El italiano Mario Camerini ayudado por su compatriota Mario Bava ("Las tres caras del miedo (1963)") realizarían a mediados de los años cincuenta este entretenido título de aventuras basado en el poema épico griego de Homero "La Odisea", en él nos describiría las vivencias que sufre Ulises durante el regreso a su hogar (el palacio de Itaca) después de haber combatido en la batalla de Troya. Pero el film, aparte de relatarnos las peligrosas aventuras del heroico Ulises durante su trayecto a casa, también se centraría en contarnos lo que sucede en el Reino de Itaca, mostrándonos a una desconsolada Penélope (esposa de Ulises) lamentando la presunta pérdida de su marido y como un grupo de pretendientes, como si de buitres se trataran, aspiran casarse con ella con el claro y único propósito de gobernar sus tierras. Con un reparto practicamente compuesto de nombres italiano (entre ellos la guapa actriz Rossana Podestá ("Sodoma y Gomorra (1962)") y la no menos bella Silvana Morgana con su doble papel de Penélope y la bruja Circe), Camerini iba a contar en sus filas con el legendario Kirk Douglas ("Los vikingos (1958)") en el papel de Ulises y al mexicano Anthony Quinn ("Zorba, el griego (1964)") representando a uno de los pretendientes de Penélope (Antinoos), sin duda dos grandes astros del celuloide que servirían de reclamo comercial para asegurar a su productora (Dino de Laurentis) una buena taquilla en la fecha de su estreno. Entre sus escenas habría que destacar el astuto enfrentamiento de Ulises con el gigante Polimefo, su desafío con las sirenas y su devastador canto o el hechizo que sufre por parte de la bruja Circe que le hará dudar entre regresar a casa junto a su esposa e hijo o convertirse en un inmortal Dios del Olimpo. Como curiosidad, Kirk Douglas y Anthony Quinn volverían a verse las caras dos años después gracias a Vincente Minnelli y su obra biográfica sobre Van Gogh en "El loco del pelo rojo (1956)".

Frase para recordar: "Solo quien tiene miedo conoce la grandeza del valor".

ulisesulises

Título original: Ulisse.

Director: Mario Camerini.

Intérpretes: Kirk Douglas, Silvana Mangano, Anthony Quinn, Daniel Ivernel.

Trailer: 


Escena: 




Información complementaria:
Rossana Podestá

Reseña escrita por Jesús Fariña

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la vida es bella
El gran momento profesional de Roberto Benigni (famoso monologuista en su país natal (Italia) y autor de interesantes comedias italianas como "Johnny Palillo (1991)" y "El monstruo (1994)") llegaría cuando éste decidió llevar a cabo la adaptación cinematográfica del relato de Rubino Romeo Salmoni ("Al final derroté a Hitler"). La historia ambientada en la época del holocausto nazi de La Segunda Guerra Mundial estaría dividida en dos partes; la primera narraría como un joven judío (Guido) consigue enamorar y formar una familia con la ex-pareja de un oficial fascista (Dora) y la segunda (la más lograda del film) se centraría en la deportación del mencionado Guido junto a su pequeño hijo (Josué) a los campos de exterminio nazi. La obra una perfecta combinación de comedia y drama estaría basada en el sacrificio de un padre por defender a su hijo de los peligros de la guerra, donde el protagonista haciendo uso de todo su ingenio e imaginación haría que la cruel situación sea vista a los ojos del pequeño como un inocente juego para niños. Como es habitual en la filmografía del realizador, él se encargaría de ponerse en la piel del personaje principal, hecho que le permitiría obtener el oscar de mejor actor en los premios de aquel año y de paso entrar en la historia del séptimo arte como el primer interprete italiano masculino en ganar la estatuilla dorada (en la categoría femenina tuvieron el privilegio de dicho galardón las voluptuosas Anna Magnani por "La rosa tatuada (1955)" y Sophia Loren por "Dos mujeres (1961)"). Para completar el reparto principal, Roberto Benigni se decantaría por la elección de la actriz Nicoletta Braschi (su pareja sentimental en la vida real) para representar a Dora y en el precoz Giorgio Cantarini (también visto junto a Russell Crowe en la épica "Gladiator (2000)") como Josué. Entre sus escenas cabría destacar la secuencia de Guido traduciendo las normas de un general alemán frente la atenta mirada de su ingenuo hijo o el emotivo (y lacrimógeno) encuentro de Josué con su madre al termino de la guerra. Sin lugar a dudas, uno de los elementos clave del éxito de la obra recaería en la composición musical de Nicola Piovani realizando una de las bandas sonoras más hermosas que podemos escuchar en la década de los noventa. Como curiosidad del film, el papa Juan Pablo II pidió antes de su estreno un pase privado para la visualización de la mencionada obra.

Frase para recordar: "¡Buenos días, princesa!".

la vida es bellala vida es bella

Título original: La vita è bella.

Director: Roberto Benigni. 

Intérpretes: Roberto Benigni, Giorgio Canttarini, Nicoletta Braschi.

Trailer:


B.S.O.:







Información complementaria:
Rubino Romeo Salmoni

Reseña escrita por Jesús Fariña

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LA VIDA ES BELLA (1998). El holocausto nazi según Benigni

la vida es bella
El gran momento profesional de Roberto Benigni (famoso monologuista en su país natal (Italia) y autor de interesantes comedias italianas como "Johnny Palillo (1991)" y "El monstruo (1994)") llegaría cuando éste decidió llevar a cabo la adaptación cinematográfica del relato de Rubino Romeo Salmoni ("Al final derroté a Hitler"). La historia ambientada en la época del holocausto nazi de La Segunda Guerra Mundial estaría dividida en dos partes; la primera narraría como un joven judío (Guido) consigue enamorar y formar una familia con la ex-pareja de un oficial fascista (Dora) y la segunda (la más lograda del film) se centraría en la deportación del mencionado Guido junto a su pequeño hijo (Josué) a los campos de exterminio nazi. La obra una perfecta combinación de comedia y drama estaría basada en el sacrificio de un padre por defender a su hijo de los peligros de la guerra, donde el protagonista haciendo uso de todo su ingenio e imaginación haría que la cruel situación sea vista a los ojos del pequeño como un inocente juego para niños. Como es habitual en la filmografía del realizador, él se encargaría de ponerse en la piel del personaje principal, hecho que le permitiría obtener el oscar de mejor actor en los premios de aquel año y de paso entrar en la historia del séptimo arte como el primer interprete italiano masculino en ganar la estatuilla dorada (en la categoría femenina tuvieron el privilegio de dicho galardón las voluptuosas Anna Magnani por "La rosa tatuada (1955)" y Sophia Loren por "Dos mujeres (1961)"). Para completar el reparto principal, Roberto Benigni se decantaría por la elección de la actriz Nicoletta Braschi (su pareja sentimental en la vida real) para representar a Dora y en el precoz Giorgio Cantarini (también visto junto a Russell Crowe en la épica "Gladiator (2000)") como Josué. Entre sus escenas cabría destacar la secuencia de Guido traduciendo las normas de un general alemán frente la atenta mirada de su ingenuo hijo o el emotivo (y lacrimógeno) encuentro de Josué con su madre al termino de la guerra. Sin lugar a dudas, uno de los elementos clave del éxito de la obra recaería en la composición musical de Nicola Piovani realizando una de las bandas sonoras más hermosas que podemos escuchar en la década de los noventa. Como curiosidad del film, el papa Juan Pablo II pidió antes de su estreno un pase privado para la visualización de la mencionada obra.

Frase para recordar: "¡Buenos días, princesa!".

la vida es bellala vida es bella

Título original: La vita è bella.

Director: Roberto Benigni. 

Intérpretes: Roberto Benigni, Giorgio Canttarini, Nicoletta Braschi.

Trailer:


B.S.O.:







Información complementaria:
Rubino Romeo Salmoni

Reseña escrita por Jesús Fariña

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La muerte tenía un precio
Segunda parte de la legendaria "Trilogía del Dólar" del maestro Sergio Leone rodada en tierras madrileñas y almerienses. Continuando la estela de su predecesora ("Por un puñado de dólares (1964)") y realizada con el personal estilo de su director (primeros planos con eternas escenas llenas de suspense y emoción) la película seguiría abordando la figura de un héroe diferente a lo que nos tenía acostumbrado hasta entonces el género del western, éste sería presentado como un tipo carente de escrúpulos cuya manera más eficaz de resolver cualquier tipo de conflicto era con el uso de un revólver. El propio Sergio Leone acompañado del buen hacer de Luciano Vincenzo (uno de lo más reconocidos cineastas del cine italiano) serían los responsables de confeccionar el guión del film, en él nos narraba las vivencias de dos cazarrecompenzas unidos a pesar de su rivalidad con el fin de capturar a un sádico pistolero buscado por la ley. La obra volvería a contar con un joven Clint Eastwood (por aquel entonces más conocido por sus apariciones en serie televisiva "Rawhide") en el papel de "El Manco" que junto la presencia de un Lee Van Cleef (encasillado en papeles secundarios como villano, recordémosle en "Sólo ante el peligro (1952)" o en "El hombre que mató a Liberty Valance (1962)") como el Coronel Mortimer y el italiano Gian María Volonté ("Cara a cara (1967)") encarnando al malo de la función ("El Indio") formarían el trío principal del reparto de actores. También descubririamos en esta obra al polémico Klaus Kinski ("Nosferatu (1979)") en una de sus primeras presencias cinematográficas llevando a cabo a uno de los pistoleros aliados de "El Indio". Entre sus escenas a destacar, la chulesca presentación del personaje de Clint Eastwood en la entrada del pueblo bajo la mítica partitura de Ennio Morricone, el duelo de sombreros de "El Manco" y Mortimer o ese memorable enfrentamiento final entre Lee Van Cleef y Gian Maria Volonté. Como curiosidad, se barajaron los nombres de Lee Marvin ("Doce del patíbulo (1967)") y Robert Ryan ("Conspiración del silencio (1955)") para el ponerse en la piel del Coronel Mortimer, personaje finalmente representado por Lee Van Cleef.

Frase para recordar: "Cuando acabe la música del reloj, coge tu arma y dispara si puedes".

La muerte tenía un precioLa muerte tenía un precio

Título original: Per qualche dollaro in piú.

Director: Sergio Leone.

Intérpretes: Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Gian Maria Volonté, Robert Camardiel.

Trailer: 



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Lee Van Cleef

Reseña escrita por Jesús Fariña

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LA MUERTE TENÍA UN PRECIO (1965). Segundo capítulo de la trilogía del dólar.

La muerte tenía un precio
Segunda parte de la legendaria "Trilogía del Dólar" del maestro Sergio Leone rodada en tierras madrileñas y almerienses. Continuando la estela de su predecesora ("Por un puñado de dólares (1964)") y realizada con el personal estilo de su director (primeros planos con eternas escenas llenas de suspense y emoción) la película seguiría abordando la figura de un héroe diferente a lo que nos tenía acostumbrado hasta entonces el género del western, éste sería presentado como un tipo carente de escrúpulos cuya manera más eficaz de resolver cualquier tipo de conflicto era con el uso de un revólver. El propio Sergio Leone acompañado del buen hacer de Luciano Vincenzo (uno de lo más reconocidos cineastas del cine italiano) serían los responsables de confeccionar el guión del film, en él nos narraba las vivencias de dos cazarrecompenzas unidos a pesar de su rivalidad con el fin de capturar a un sádico pistolero buscado por la ley. La obra volvería a contar con un joven Clint Eastwood (por aquel entonces más conocido por sus apariciones en serie televisiva "Rawhide") en el papel de "El Manco" que junto la presencia de un Lee Van Cleef (encasillado en papeles secundarios como villano, recordémosle en "Sólo ante el peligro (1952)" o en "El hombre que mató a Liberty Valance (1962)") como el Coronel Mortimer y el italiano Gian María Volonté ("Cara a cara (1967)") encarnando al malo de la función ("El Indio") formarían el trío principal del reparto de actores. También descubririamos en esta obra al polémico Klaus Kinski ("Nosferatu (1979)") en una de sus primeras presencias cinematográficas llevando a cabo a uno de los pistoleros aliados de "El Indio". Entre sus escenas a destacar, la chulesca presentación del personaje de Clint Eastwood en la entrada del pueblo bajo la mítica partitura de Ennio Morricone, el duelo de sombreros de "El Manco" y Mortimer o ese memorable enfrentamiento final entre Lee Van Cleef y Gian Maria Volonté. Como curiosidad, se barajaron los nombres de Lee Marvin ("Doce del patíbulo (1967)") y Robert Ryan ("Conspiración del silencio (1955)") para el ponerse en la piel del Coronel Mortimer, personaje finalmente representado por Lee Van Cleef.

Frase para recordar: "Cuando acabe la música del reloj, coge tu arma y dispara si puedes".

La muerte tenía un precioLa muerte tenía un precio

Título original: Per qualche dollaro in piú.

Director: Sergio Leone.

Intérpretes: Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Gian Maria Volonté, Robert Camardiel.

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Lee Van Cleef

Reseña escrita por Jesús Fariña

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Los inútiles
Bajo el escenario de una Italia obrera marcada por la postguerra, Federico Fellini realizaría esta crónica social con cierto cariz autobiográfico sobre las aventuras de un grupo de jóvenes cuya finalidad en la vida es disfrutar del ocio sin el esfuerzo de buscar un empleo mientras son mantenidos por sus respectivas familias. El propio realizador junto la colaboración de Ennio Flaiano ("El verdugo (1963)") serían los encargados de confeccionar la trama de la historia, en ella se centraría especialmente en la vida de Fausto (Franco Fabrizi) casado por circunstancias ajenas a su voluntad que intercambia su existencia entre su obsesiva afición a las mujeres y la convivencia con su sufrida e ingenua esposa; y las vivencias de Alberto (Alberto Sordi) un holgazán y también amigo del mencionado Fausto, que  es mantenido por su jubilada madre y su hermana. El film ganaría el León de Plata en el Festival de Venecia del mismo modo su guión competiría en la categoría de mejor guión original en los premios Oscar cuya estatuilla sería arrebatada por George Wells y su comedia romántica "Mi desconfiada esposa (1957)". Entre sus escenas a destacar  la inoportuna avería del coche de Alberto y compañía poco después de mofarse de un grupo de obreros o la secuencia con uno de los jóvenes montado en un tren mientras se aleja del hastío y desilusión que venía arrastrando en el pueblo. La composición musical estaría a cargo de Nino Rota, genial compositor cinematográfico vinculado especialmente a los trabajos de Luchino Visconti ("El gatopardo (1963)") y del mencionado Federico Fellini, en esta ocasión volvería a llenarnos de sentimiento y emotividad cada momento que suena su partitura. Como curiosidad, el cineasta Vittorio de Sica ("Ladrón de bicicletas (1948)") rechazaría participar en el film con un breve papel, debido a que el personaje que tenía que interpretar era homosexual y temía que el publico confundiera su condición sexual.

Frase para recordar: "Hablábamos siempre de irnos, pero sólo uno, una mañana, sin decirle nada a nadie se marchó de verdad".


Los inútiles


Título original: I Vitelloni.

Director: Federico Fellini.

Intérpretes: Franco Fabrizi, Alberto Sordi, Leopoldo Trieste, Franco Interlenghi.

Escena: 




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Ennio Flaiano

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LOS INÚTILES (1953). La Italia obrera de la postguerra por Federico Fellini.

Los inútiles
Bajo el escenario de una Italia obrera marcada por la postguerra, Federico Fellini realizaría esta crónica social con cierto cariz autobiográfico sobre las aventuras de un grupo de jóvenes cuya finalidad en la vida es disfrutar del ocio sin el esfuerzo de buscar un empleo mientras son mantenidos por sus respectivas familias. El propio realizador junto la colaboración de Ennio Flaiano ("El verdugo (1963)") serían los encargados de confeccionar la trama de la historia, en ella se centraría especialmente en la vida de Fausto (Franco Fabrizi) casado por circunstancias ajenas a su voluntad que intercambia su existencia entre su obsesiva afición a las mujeres y la convivencia con su sufrida e ingenua esposa; y las vivencias de Alberto (Alberto Sordi) un holgazán y también amigo del mencionado Fausto, que  es mantenido por su jubilada madre y su hermana. El film ganaría el León de Plata en el Festival de Venecia del mismo modo su guión competiría en la categoría de mejor guión original en los premios Oscar cuya estatuilla sería arrebatada por George Wells y su comedia romántica "Mi desconfiada esposa (1957)". Entre sus escenas a destacar  la inoportuna avería del coche de Alberto y compañía poco después de mofarse de un grupo de obreros o la secuencia con uno de los jóvenes montado en un tren mientras se aleja del hastío y desilusión que venía arrastrando en el pueblo. La composición musical estaría a cargo de Nino Rota, genial compositor cinematográfico vinculado especialmente a los trabajos de Luchino Visconti ("El gatopardo (1963)") y del mencionado Federico Fellini, en esta ocasión volvería a llenarnos de sentimiento y emotividad cada momento que suena su partitura. Como curiosidad, el cineasta Vittorio de Sica ("Ladrón de bicicletas (1948)") rechazaría participar en el film con un breve papel, debido a que el personaje que tenía que interpretar era homosexual y temía que el publico confundiera su condición sexual.

Frase para recordar: "Hablábamos siempre de irnos, pero sólo uno, una mañana, sin decirle nada a nadie se marchó de verdad".


Los inútiles


Título original: I Vitelloni.

Director: Federico Fellini.

Intérpretes: Franco Fabrizi, Alberto Sordi, Leopoldo Trieste, Franco Interlenghi.

Escena: 




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Información complementaria:
Ennio Flaiano

Reseña escrita por Jesús Fariña 


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