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leingrad-cowboys-go-america
En el cine de Aki Kaurismaki, como en el de Jim Jarmusch, es habitual que la música tenga gran importancia, no solo por sus bandas sonoras, también por que es difícil encontrar un título de ambos directores en el que no salga alguna banda tocando. Con Leningrad Cowboys go America y su secuela "Leningrad Cowboys meet Moses (1994)" Kaurismaki se atrevió a llevar esta postura un poco mas lejos que Jarmusch, convirtiendo en protagonistas absolutos a una disparatada banda de rock siberiana que junto a su manager Vladimir (Matti Pellonpaa, omnipresente en el cine de Kaurismaki) deciden probar suerte en América. La conexión Kaurismaki/Jarmusch queda demostrada en este film puesto que el director americano hace un pequeño cameo como vendedor de coches, y es que además de sus gustos musicales ambos comparten en sus obras un similar sentido del humor. El director finlandés quizá lleve dicho humor a un terreno mas exagerado y a veces surrealista que Jarmusch, lo que le permite alterar estos elementos hasta el extremo en Leningrad Cowboys go America tal y como veremos a continuación.


leingrad-cowboys-go-america

Empezando por el aspecto y vestimenta de la banda, ya intuimos que estamos ante una alocada comedia surrealista; para ser miembro de los Leningrad cowboys hacen falta dos requisitos imprescindibles además de saber tocar: hay que tener el flequillo cuanto mas largo mejor y llevar botas de estilo Winklepicker pero de longitud similar a la del flequillo. Si a ello le añadimos que llevan de gira en un ataúd a su bajista, congelado por tener que practicar a la intemperie en Siberia, y que usan dicho ataúd para enfriar las latas de cerveza, no hacen falta muchos mas motivos para convencernos de que estamos ante una de las mas locas parodias realizadas por Kaurismaki.

La impagable banda empieza su periplo en el mítico CBGB de Manhattan, allí un agente les ofrece la posibilidad de tocar en una boda en México y a su vez les aconseja cambiar su estilo de reminiscencias cosacas hacia el rock and roll. Lo primero que hacen es adquirir un Cadillac Fleetwood 75 y amarrar el ataúd del bajista al techo. De esta manera inician su viaje hacia el sur tocando en todo tipo de clubs temas como "Born to be wild" y otros clásicos del rock incluidos en su nuevo repertorio. Por recomendación de su manager Vladimir si quieren tocar al estilo de los Beach Boys tendrán que pasar un largo tiempo tomando el sol ya que el color de piel de estos músicos de la tundra siberiana no es el adecuado para su nuevo estilo.

leingrad-cowboys-go-america

Finalmente llegan a México para tocar en la boda y una vez allí consiguen gran éxito, lo que les permite asentarse en ese país como banda establecida, llegando a reanimarse su bajista debido al cálido clima y a poder unirse a la banda. En el final de la película vemos a Vladimir alejarse por el desierto mientras la banda toca exitosamente para su nuevo público lo que nos hace pensar que su manager a pesar de la descarada explotación a la que ha sometido a la banda, finalmente entiende que han llegado a lo mas alto de su carrera y es el momento para terminar su cometido y abandonarles.

Divertidísima cinta de Aki Kaurismaki que propició una secuela el mismo estilo con Lenigrad cowboys meet Moses y donde en esta ocasión lleva su humor mucho mas lejos de lo habitual y apenas sin diálogos como ocurre en la mayoría de sus películas; hasta en dramas como "La chica de la fábrica de cerillas (1990)" o "Contraté a un asesino a sueldo (1990)"  surge su personal humor narrado a través de las imágenes mas que por medio de las palabras, de ahí sus marcados silencios hasta en alocadas comedias como ésta. Como curiosidad añadir que la banda tuvo continuidad discográfica y en directo después de la película e incluso el propio Kaurismaki les dirigió un concierto en vivo publicado en dvd como "Total Balalaika show (1993)".

leingrad-cowboys-go-america

Director: Aki Kaurismäki 

Intérpretes: Matti Pellonpää, Leningrad Cowboys, Sakke Järvenpää, Heikki Keskinen, Pimme Korhonen, Jim Jarmusch.

Escena:


Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez

LENINGRAD COWBOYS GO AMERICA (1989). La banda de rock de Aki Kaurismaki.

leingrad-cowboys-go-america
En el cine de Aki Kaurismaki, como en el de Jim Jarmusch, es habitual que la música tenga gran importancia, no solo por sus bandas sonoras, también por que es difícil encontrar un título de ambos directores en el que no salga alguna banda tocando. Con Leningrad Cowboys go America y su secuela "Leningrad Cowboys meet Moses (1994)" Kaurismaki se atrevió a llevar esta postura un poco mas lejos que Jarmusch, convirtiendo en protagonistas absolutos a una disparatada banda de rock siberiana que junto a su manager Vladimir (Matti Pellonpaa, omnipresente en el cine de Kaurismaki) deciden probar suerte en América. La conexión Kaurismaki/Jarmusch queda demostrada en este film puesto que el director americano hace un pequeño cameo como vendedor de coches, y es que además de sus gustos musicales ambos comparten en sus obras un similar sentido del humor. El director finlandés quizá lleve dicho humor a un terreno mas exagerado y a veces surrealista que Jarmusch, lo que le permite alterar estos elementos hasta el extremo en Leningrad Cowboys go America tal y como veremos a continuación.


leingrad-cowboys-go-america

Empezando por el aspecto y vestimenta de la banda, ya intuimos que estamos ante una alocada comedia surrealista; para ser miembro de los Leningrad cowboys hacen falta dos requisitos imprescindibles además de saber tocar: hay que tener el flequillo cuanto mas largo mejor y llevar botas de estilo Winklepicker pero de longitud similar a la del flequillo. Si a ello le añadimos que llevan de gira en un ataúd a su bajista, congelado por tener que practicar a la intemperie en Siberia, y que usan dicho ataúd para enfriar las latas de cerveza, no hacen falta muchos mas motivos para convencernos de que estamos ante una de las mas locas parodias realizadas por Kaurismaki.

La impagable banda empieza su periplo en el mítico CBGB de Manhattan, allí un agente les ofrece la posibilidad de tocar en una boda en México y a su vez les aconseja cambiar su estilo de reminiscencias cosacas hacia el rock and roll. Lo primero que hacen es adquirir un Cadillac Fleetwood 75 y amarrar el ataúd del bajista al techo. De esta manera inician su viaje hacia el sur tocando en todo tipo de clubs temas como "Born to be wild" y otros clásicos del rock incluidos en su nuevo repertorio. Por recomendación de su manager Vladimir si quieren tocar al estilo de los Beach Boys tendrán que pasar un largo tiempo tomando el sol ya que el color de piel de estos músicos de la tundra siberiana no es el adecuado para su nuevo estilo.

leingrad-cowboys-go-america

Finalmente llegan a México para tocar en la boda y una vez allí consiguen gran éxito, lo que les permite asentarse en ese país como banda establecida, llegando a reanimarse su bajista debido al cálido clima y a poder unirse a la banda. En el final de la película vemos a Vladimir alejarse por el desierto mientras la banda toca exitosamente para su nuevo público lo que nos hace pensar que su manager a pesar de la descarada explotación a la que ha sometido a la banda, finalmente entiende que han llegado a lo mas alto de su carrera y es el momento para terminar su cometido y abandonarles.

Divertidísima cinta de Aki Kaurismaki que propició una secuela el mismo estilo con Lenigrad cowboys meet Moses y donde en esta ocasión lleva su humor mucho mas lejos de lo habitual y apenas sin diálogos como ocurre en la mayoría de sus películas; hasta en dramas como "La chica de la fábrica de cerillas (1990)" o "Contraté a un asesino a sueldo (1990)"  surge su personal humor narrado a través de las imágenes mas que por medio de las palabras, de ahí sus marcados silencios hasta en alocadas comedias como ésta. Como curiosidad añadir que la banda tuvo continuidad discográfica y en directo después de la película e incluso el propio Kaurismaki les dirigió un concierto en vivo publicado en dvd como "Total Balalaika show (1993)".

leingrad-cowboys-go-america

Director: Aki Kaurismäki 

Intérpretes: Matti Pellonpää, Leningrad Cowboys, Sakke Järvenpää, Heikki Keskinen, Pimme Korhonen, Jim Jarmusch.

Escena:


Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez

the-commitments
Cuando le preguntan a Jimmy Rabbitte por que quiere montar una banda de música negra en Dublín, él contesta: "Los irlandeses son los negros de Europa; los dublineses son los negros de Irlanda; los de Dublín Norte son los negros de Dublín".

Con esta original premisa Alan Parker adapta la novela de Roddy Doyle del mismo nombre publicada en 1987, y lo es no solo por lo atípico de que en un barrio humilde de Dublín les de por montar una banda de Soul a un grupo de jóvenes, blancos todos, por supuesto, también lo es por que por una vez asistimos a una divertida y musical historia ambientada en Irlanda  y donde la violencia no es la protagonista.

Alan Parker y su relación con la música en el cine ("The Wall (1982)", "Fama (1980)") se propone como el director perfecto para la cinta, aunque por otro lado choca el humor  de The commitments con otros trabajos suyos mucho mas oscuros como "El expreso de medianoche (1978)" o "El corazón del ángel (1987)".

the-commitments

Para escoger al reparto se audicionaron alrededor de 3000 candidatos y los seleccionados fueron  todos músicos o cantantes sin experiencia en el cine, lo que hace a Esta película de Alan Parker una de las mas realistas en cuanto al proceso de creación de una banda amateur y sus posteriores andanzas en pequeños escenarios. Como muestra de ello el frontman de The Commitments: "Deco"(Andrew Strong) un grandullón de melena rubia y portentosa voz rajada a lo Joe Cocker pero tremendamente problemático y de ego muy subido según nos muestra su personaje en el film. Aunque parezca difícil de creer Andrew Stong contaba solo con 16 años durante el rodaje y su inclusión en el reparto fue gracias a que Alan Parker lo escuchó cantar mientras acompañaba a su padre Rob Strong, contratado como entrenador vocal. En un principio el papel de Deco era para Robert Artkins (por ello en la BSO canta un tema), quien finalmente se caracterizó como Jimmy Rabbitte, el manager de la banda, dando lugar a uno de los cambios de reparto mas acertados de la historia del cine. A excepción de Bronagh Gallagher como la corista Bernie y Johnny Murphy como el trompetista Joey "Labios" Fagan el resto de la banda y aspirantes escogidos eran músicos sin formación como actores. Como anécdota contar que  tocando en un pequeño pub aparecen una joven banda Country, cuyos integrantes formaron The Corrs años después.

Íntegramente rodada en las calles y pubs de Dublín The Commitments es una divertida comedia musical con una banda sonora espectacular de clásicos del Soul: Aretha Franklin, Ottis Redding, Wilson Picket, Al Green, Ann Peebles, Mary Wells y muchos más que sin embargo muestra magistralmente los entresijos y problemas a los que se enfrenta en su formación una banda de aficionados pero con gran pasión por la música o nunca mejor dicho poniendo toda su alma en ello.

the-commitments

Director: Alan Parker.

Intérpretes: Robert Arkins, Michael Aherne, Angeline Ball, Maria Doyle Kennedy, Dave Finnegan, Bronagh Gallagher.

Trailer:


B.S.O.:


 Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez

THE COMMITMENTS (1991). La banda musical de Alan Parker.

the-commitments
Cuando le preguntan a Jimmy Rabbitte por que quiere montar una banda de música negra en Dublín, él contesta: "Los irlandeses son los negros de Europa; los dublineses son los negros de Irlanda; los de Dublín Norte son los negros de Dublín".

Con esta original premisa Alan Parker adapta la novela de Roddy Doyle del mismo nombre publicada en 1987, y lo es no solo por lo atípico de que en un barrio humilde de Dublín les de por montar una banda de Soul a un grupo de jóvenes, blancos todos, por supuesto, también lo es por que por una vez asistimos a una divertida y musical historia ambientada en Irlanda  y donde la violencia no es la protagonista.

Alan Parker y su relación con la música en el cine ("The Wall (1982)", "Fama (1980)") se propone como el director perfecto para la cinta, aunque por otro lado choca el humor  de The commitments con otros trabajos suyos mucho mas oscuros como "El expreso de medianoche (1978)" o "El corazón del ángel (1987)".

the-commitments

Para escoger al reparto se audicionaron alrededor de 3000 candidatos y los seleccionados fueron  todos músicos o cantantes sin experiencia en el cine, lo que hace a Esta película de Alan Parker una de las mas realistas en cuanto al proceso de creación de una banda amateur y sus posteriores andanzas en pequeños escenarios. Como muestra de ello el frontman de The Commitments: "Deco"(Andrew Strong) un grandullón de melena rubia y portentosa voz rajada a lo Joe Cocker pero tremendamente problemático y de ego muy subido según nos muestra su personaje en el film. Aunque parezca difícil de creer Andrew Stong contaba solo con 16 años durante el rodaje y su inclusión en el reparto fue gracias a que Alan Parker lo escuchó cantar mientras acompañaba a su padre Rob Strong, contratado como entrenador vocal. En un principio el papel de Deco era para Robert Artkins (por ello en la BSO canta un tema), quien finalmente se caracterizó como Jimmy Rabbitte, el manager de la banda, dando lugar a uno de los cambios de reparto mas acertados de la historia del cine. A excepción de Bronagh Gallagher como la corista Bernie y Johnny Murphy como el trompetista Joey "Labios" Fagan el resto de la banda y aspirantes escogidos eran músicos sin formación como actores. Como anécdota contar que  tocando en un pequeño pub aparecen una joven banda Country, cuyos integrantes formaron The Corrs años después.

Íntegramente rodada en las calles y pubs de Dublín The Commitments es una divertida comedia musical con una banda sonora espectacular de clásicos del Soul: Aretha Franklin, Ottis Redding, Wilson Picket, Al Green, Ann Peebles, Mary Wells y muchos más que sin embargo muestra magistralmente los entresijos y problemas a los que se enfrenta en su formación una banda de aficionados pero con gran pasión por la música o nunca mejor dicho poniendo toda su alma en ello.

the-commitments

Director: Alan Parker.

Intérpretes: Robert Arkins, Michael Aherne, Angeline Ball, Maria Doyle Kennedy, Dave Finnegan, Bronagh Gallagher.

Trailer:


B.S.O.:


 Reseña escrita por Francisco Javier Arco Pérez

new-york-new-york
Debería comenzar advirtiendo que soy una fan incondicional de Martin Scorsese, lo cual implica que por muchos errores que este director cometa profesionalmente, yo siempre intentaré encontrar algo bueno en cada uno de ellos. Me he permitido traer esta compleja película, que en su momento me pareció demasiado densa y larga. Una película maldita para su director, ya que supuso un fiasco de taquilla tras un enorme desembolso económico por parte de los estudios de Cine. Este fracaso le dolió a Scorsese más de lo que a menudo ha querido admitir. Desde luego, esta cinta se aleja mucho de su mejor cine, lo cual no significa que no podamos encontrar escenas memorables dentro del mismo. 


Desde mi punto de vista, el gran fallo de Scorsese, un tipo que habla tan rápido porque su cabeza funciona a mil revoluciones, radicó en creer que un espectador pudiera sentase más de dos horas frente a un film y tener la capacidad de apreciar infinitos detalles de ingenio realizados con la cámara, captar los diferentes estilos musicales, ya fuera en un club de jazz como en grandes escenarios de musicales, además de añadir una intensa historia de amor. Todo eso es demasiado, demasiados cambios de registro, demasiadas mezclas musicales, y la concentración de una mente normal tiene un límite de tiempo. 

new-york-new-york

Después de haber leído sobre cómo se rodaron algunas escenas, de haber educado algo más mi mirada hacia la gran pantalla, he podido apreciar que el gran genio de Scorsese sigue ahí, dentro de este film fracasado, que no lo hubiera sido si en vez de un largometraje, el director lo hubiera convertido en una miniserie para la HBO. Así que, sí, después de tantos años, me sigue pareciendo una película demasiado densa, que intenta albergar demasiados temas al mismo tiempo. Scorsese pagó caro su primer fracaso, ya que sería acusado de megalomanía, la excusa perfecta para que los grandes estudios de Hollywood atacaran a la famosa pandilla de cineastas superdotados que revolucionaron el cine de la época. Martin era uno de los integrantes del cine de autor norteamericano surgido en los setenta. Luego vendrían los excesos de los Coppola, Cimino y Spielberg. Hollywood no se podía permitir que esta pandilla de superdotados cineastas, que exigían amparados en su talento grandes desembolsos económicos de sus productoras, triunfaran de manera continuada, y no fueron pocos los que se alegraron de estos fracasos. Sea como fuere, Scorsese aprendió pronto la lección y sus siguientes proyectos serían escogidos con cautela.

new-york-new-york

Volviendo a la película, ésta trata de reflejar la vida de dos personas que entienden la música de forma diferente, que pertenecen a ambientes musicales opuestos y que coinciden en la ciudad de New York en 1945, justo tras la victoria sobre los japoneses.  Jimmy (Robert De Niro) es un impetuoso saxofonista. Un músico extremadamente talentoso e innovador, que pese a ser blanco se identifica más con la música de Jazz, limitada en aquella época a los clubes de gente de color, que a los contratos que le pueden ofrecer como saxofonista en orquestas para grandes bailes de salón. En realidad, esa permanente inquietud por encontrar acordes diferentes y su pasión en su profesión, no deja de ser un alter ego, versión músico, del director. Por el contrario, Francine (Liza Minnelli) es una convencional cantante de orquesta representativa de la época.  Se conocen gracias a la persistencia de Jimmy por conseguir una conquista de una sola noche, pero la sorpresa surge cuando Francine, que acompaña casualmente a Jimmy para una prueba de contrato, salva la situación que el mal carácter del músico ha provocado, cantando y acompañando sus acordes del saxo. El dúo es todo un éxito, pero Francine abandona a Jimmy y a su nuevo contrato como dúo para mantener su trabajo estable como cantante de orquesta itinerante. En una loca y pertinaz persecución por todo el país, Jimmy no cede hasta que la encuentra y es contratado en la misma banda que ella. Juntos en lo personal y en lo profesional atravesarán diferentes etapas hasta alcanzar el éxito con la orquesta, pero el inesperado y muy mal encajado por Jimmy embarazo de Francine, la obliga a volver a New York, mientras él sigue en la carretera, tocando de pueblo en pueblo y acumulando fracasos sin su cantante estrella.

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Ella, mientras tanto, se dedica al mundo de la publicidad y es contratada para grabar discos. Jimmy, sigue fiel a su estilo musical y toca en pequeños clubes nocturnos, una vez fracasada la orquesta, sin importarle el embarazo de ella. Es el comienzo de una tormentosa relación que pondrá a prueba su capacidad para encontrar el equilibrio entre su pasión por el jazz y el amor que los une. El nacimiento del hijo de ambos supondrá la ruptura definitiva como pareja, a pesar del gran amor que se tienen, ya que terminan por entender que sus vidas no son compatibles.

Un gran fundido en blanco, nos trasladará varios años después, con Francine convertida en una famosa cantante de musical. En este tramo, los números musicales de Liza Minnelli aunque brillantes y cuidados hasta el límite, prolongan demasiado el metraje. Ahora, Jimmy dirige un club de jazz, donde tocan él mismo y sus antiguos compañeros de color. Por fin ha alcanzado el éxito como empresario, ha conseguido su autonomía para tocar como quiere y alcanza las listas de éxitos con una canción que comenzó a escribir estando enamorado de su esposa. La canción es la famosa melodía New York, New York, en clave de jazz. La escena final, donde Francine la canta a su estilo, con la letra que ella misma ha compuesto para el gran amor de su vida resulta increíble.

De hecho, la película tiene sus dos mejores momentos en el comienzo y en el final de la cinta. El opening, que no me canso de ver, tiene una fotografía y un juego de planos espectacular. 

new-york-new-york

Estamos en Times Square ( NYC) durante la noche del 14 de agosto de 1945 (Día de la Victoria). Sobre un suelo mojado donde cae ropa, y rodeado de una multitud, un primer plano enfoca los unos zapatos, asciende progresivamente por los pantalones blancos y termina en una camisa estampada con los iconos de la ciudad de New York vistiendo a un tipo repeinado que masca chicle: Jimmy Doyle (Robert de Niro) se abre paso entre la gente. Una multitud inmensa, en plena celebración, bailando y lanzando confetis y serpentinas al aire. El plano se abre hasta que Jimmy es tan solo un punto minúsculo mezclado con la multitud, sin que apenas nos demos cuenta, ese plano, en realidad sigue a Jimmy, y cuando ya tenemos una panorámica completa de Times Square, una flecha de neón rojo nos señala a Robert De Niro para que podamos localizarlo entre tantísimas personas. Más tarde, un hay cambio de plano con un foco de luz sobre un director de orquesta, que se modifica según el instrumento que está siendo tocado, sin cortes, el plano también se abre para situar dicha orquesta sobre una plataforma en una inmensa sala de fiestas repleta de gente bailando de forma desordenada y alocada.

Hay algunas otras escenas visualmente muy interesantes, pero como ya he dicho, la escena final, es el complemento perfecto de la primera escena. En esa última escena estamos en el mismo New York, el mismo suelo mojado, la bruma ocupa las calle en vez de la gente y la flecha de neón rojo, ya no enfoca a Jimmy, ahora va en dirección opuesta, hacia el lugar que ocupa Francine. Un enfoque final sobre sus zapatos, demuestra que han cambiado mucho, pero siguen pisando las mismas calles, tal y como reza la canción que él ha compuesto y Francine ha cantado.

El rodaje del film estuvo plagado de problemas: Fueron 24 semanas de rodaje, amén de los muchos meses de preparativos para la pre-producción, más la compleja post-producción. El guión de Earl Mac Rauch era poco manejable antes de rodar, y la reescritura que Scorsese llevó a cabo junto a Mardik Martin se prolongó tanto que el rodaje había comenzado y todavía había que pulir muchas secuencias y muchos diálogos. Por tanto, hubo que improvisar durante la filmación. El presupuesto se disparó, quedó insuficiente. El maestro de fotografía inicial, Laszlo Kovacs, tuvo que irse a otro rodaje y fue sustituido, para volver a filmar el final, por Vilmos Zsigmond. Sería la primera y la última vez que Scorsese cometería tantos errores logísticos en una superproducción de estas características.

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Liza Minelli que ya había triunfado cinco años antes con "Cabaret (1972)" de Bob Fosse, parecía que intentara repetir aquel triunfo, pero cantar clásicos de las estrellas de aquélla época no era tarea fácil. Su interpretación musical, aunque correcta, se limita a brillar únicamente en su interpretación final de la famosa canción New York, New York.

Quizá las canciones más representativas son "The Man I Love" y "Just You, Just Me". En estos casos brilla el trabajo de Ralph Burns y Georgie Auld. El primero como director de orquesta y arreglista de las melodías para adaptarlas al ritmo salvaje de Jimmy bebop Doyle, y el segundo por ser los pulmones de De Niro, es decir, el verdadero saxofonista que oímos en la banda sonora aunque Robert De Niro se prepara concienzudamente para el papel aprendiendo realmente a tocar el saxofón.

Como pareja protagonista no puede decirse que sus interpretaciones, representando esa intensa tormenta emocional de sus vidas privadas, llegue realmente al espectador, y ése fue otro fallo del film.Sorsese convertirá a Jimmy en una especie de aliteración de Django Reinhardt, considerado especialmente por su contribución al desarrollo técnico del jazz. Jimmy cambiará la guitarra de Reinhard por el saxofón, asimilando su estilo al bebop, variante jazzística (desarrollada a mediados de los cuarenta del siglo veinte, época en la que se sitúa la acción) representativa por el virtuosismo de su intérprete, basado en la improvisación y la combinación de estructuras harmónicas y melodías en un tempo más rápido del habitual.

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La fotografía de László Kovács y el montaje de Bert Lovitt también apuntan hacia esa dirección. Contrapone el plano general que abre la película con una obsesiva planificación obturada para conseguir enfocar el sonido. Habrá travellings constantes e individuales de cada instrumento durante el tiempo que esté sonando y los planos cambiarán al ritmo de la música.

Por tanto cuando canta Francine todo quedará ralentizado y cuando toca Jimmy todo se acelera y vuelve violento. Asimilando la estética de los años cuarenta las secuencias cambiarán mediante cortinillas y no habrá elipsis de ningún tipo. Todo lo que suceda lo enfocará la cámara. Un único fundido a blanco tiene lugar tras el nacimiento del hijo y separación de la pareja, estando todavía en el hospital, con la frase de Jimmy a la enfermera: "Ahora no, veré a mi hijo más tarde". Tras este larguísimo texto, se puede comprobar que tan sólo intentar hablar del film ya es tarea ardua, mucho más lo es visualizarlo en la completa complejidad de los infinitos detalles en los que se desgastó Scorsese durante su elaboración. Aún así, sigue mereciendo la pena deleitarse con esta película sobre la música y los músicos que ha pasado más a la historia por sus errores que por sus aciertos que también los tiene.


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Director: Martin Scorsese.

Intérpretes:  Robert De Niro, Liza Minnelli, Lionel Stander, Barry Primus, Georgie Auld, Mary Kay Place, George Memmoli.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

NEW YORK, NEW YORK (1977). Scorsese a ritmo de jazz.

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Debería comenzar advirtiendo que soy una fan incondicional de Martin Scorsese, lo cual implica que por muchos errores que este director cometa profesionalmente, yo siempre intentaré encontrar algo bueno en cada uno de ellos. Me he permitido traer esta compleja película, que en su momento me pareció demasiado densa y larga. Una película maldita para su director, ya que supuso un fiasco de taquilla tras un enorme desembolso económico por parte de los estudios de Cine. Este fracaso le dolió a Scorsese más de lo que a menudo ha querido admitir. Desde luego, esta cinta se aleja mucho de su mejor cine, lo cual no significa que no podamos encontrar escenas memorables dentro del mismo. 


Desde mi punto de vista, el gran fallo de Scorsese, un tipo que habla tan rápido porque su cabeza funciona a mil revoluciones, radicó en creer que un espectador pudiera sentase más de dos horas frente a un film y tener la capacidad de apreciar infinitos detalles de ingenio realizados con la cámara, captar los diferentes estilos musicales, ya fuera en un club de jazz como en grandes escenarios de musicales, además de añadir una intensa historia de amor. Todo eso es demasiado, demasiados cambios de registro, demasiadas mezclas musicales, y la concentración de una mente normal tiene un límite de tiempo. 

new-york-new-york

Después de haber leído sobre cómo se rodaron algunas escenas, de haber educado algo más mi mirada hacia la gran pantalla, he podido apreciar que el gran genio de Scorsese sigue ahí, dentro de este film fracasado, que no lo hubiera sido si en vez de un largometraje, el director lo hubiera convertido en una miniserie para la HBO. Así que, sí, después de tantos años, me sigue pareciendo una película demasiado densa, que intenta albergar demasiados temas al mismo tiempo. Scorsese pagó caro su primer fracaso, ya que sería acusado de megalomanía, la excusa perfecta para que los grandes estudios de Hollywood atacaran a la famosa pandilla de cineastas superdotados que revolucionaron el cine de la época. Martin era uno de los integrantes del cine de autor norteamericano surgido en los setenta. Luego vendrían los excesos de los Coppola, Cimino y Spielberg. Hollywood no se podía permitir que esta pandilla de superdotados cineastas, que exigían amparados en su talento grandes desembolsos económicos de sus productoras, triunfaran de manera continuada, y no fueron pocos los que se alegraron de estos fracasos. Sea como fuere, Scorsese aprendió pronto la lección y sus siguientes proyectos serían escogidos con cautela.

new-york-new-york

Volviendo a la película, ésta trata de reflejar la vida de dos personas que entienden la música de forma diferente, que pertenecen a ambientes musicales opuestos y que coinciden en la ciudad de New York en 1945, justo tras la victoria sobre los japoneses.  Jimmy (Robert De Niro) es un impetuoso saxofonista. Un músico extremadamente talentoso e innovador, que pese a ser blanco se identifica más con la música de Jazz, limitada en aquella época a los clubes de gente de color, que a los contratos que le pueden ofrecer como saxofonista en orquestas para grandes bailes de salón. En realidad, esa permanente inquietud por encontrar acordes diferentes y su pasión en su profesión, no deja de ser un alter ego, versión músico, del director. Por el contrario, Francine (Liza Minnelli) es una convencional cantante de orquesta representativa de la época.  Se conocen gracias a la persistencia de Jimmy por conseguir una conquista de una sola noche, pero la sorpresa surge cuando Francine, que acompaña casualmente a Jimmy para una prueba de contrato, salva la situación que el mal carácter del músico ha provocado, cantando y acompañando sus acordes del saxo. El dúo es todo un éxito, pero Francine abandona a Jimmy y a su nuevo contrato como dúo para mantener su trabajo estable como cantante de orquesta itinerante. En una loca y pertinaz persecución por todo el país, Jimmy no cede hasta que la encuentra y es contratado en la misma banda que ella. Juntos en lo personal y en lo profesional atravesarán diferentes etapas hasta alcanzar el éxito con la orquesta, pero el inesperado y muy mal encajado por Jimmy embarazo de Francine, la obliga a volver a New York, mientras él sigue en la carretera, tocando de pueblo en pueblo y acumulando fracasos sin su cantante estrella.

new-york-new-york

Ella, mientras tanto, se dedica al mundo de la publicidad y es contratada para grabar discos. Jimmy, sigue fiel a su estilo musical y toca en pequeños clubes nocturnos, una vez fracasada la orquesta, sin importarle el embarazo de ella. Es el comienzo de una tormentosa relación que pondrá a prueba su capacidad para encontrar el equilibrio entre su pasión por el jazz y el amor que los une. El nacimiento del hijo de ambos supondrá la ruptura definitiva como pareja, a pesar del gran amor que se tienen, ya que terminan por entender que sus vidas no son compatibles.

Un gran fundido en blanco, nos trasladará varios años después, con Francine convertida en una famosa cantante de musical. En este tramo, los números musicales de Liza Minnelli aunque brillantes y cuidados hasta el límite, prolongan demasiado el metraje. Ahora, Jimmy dirige un club de jazz, donde tocan él mismo y sus antiguos compañeros de color. Por fin ha alcanzado el éxito como empresario, ha conseguido su autonomía para tocar como quiere y alcanza las listas de éxitos con una canción que comenzó a escribir estando enamorado de su esposa. La canción es la famosa melodía New York, New York, en clave de jazz. La escena final, donde Francine la canta a su estilo, con la letra que ella misma ha compuesto para el gran amor de su vida resulta increíble.

De hecho, la película tiene sus dos mejores momentos en el comienzo y en el final de la cinta. El opening, que no me canso de ver, tiene una fotografía y un juego de planos espectacular. 

new-york-new-york

Estamos en Times Square ( NYC) durante la noche del 14 de agosto de 1945 (Día de la Victoria). Sobre un suelo mojado donde cae ropa, y rodeado de una multitud, un primer plano enfoca los unos zapatos, asciende progresivamente por los pantalones blancos y termina en una camisa estampada con los iconos de la ciudad de New York vistiendo a un tipo repeinado que masca chicle: Jimmy Doyle (Robert de Niro) se abre paso entre la gente. Una multitud inmensa, en plena celebración, bailando y lanzando confetis y serpentinas al aire. El plano se abre hasta que Jimmy es tan solo un punto minúsculo mezclado con la multitud, sin que apenas nos demos cuenta, ese plano, en realidad sigue a Jimmy, y cuando ya tenemos una panorámica completa de Times Square, una flecha de neón rojo nos señala a Robert De Niro para que podamos localizarlo entre tantísimas personas. Más tarde, un hay cambio de plano con un foco de luz sobre un director de orquesta, que se modifica según el instrumento que está siendo tocado, sin cortes, el plano también se abre para situar dicha orquesta sobre una plataforma en una inmensa sala de fiestas repleta de gente bailando de forma desordenada y alocada.

Hay algunas otras escenas visualmente muy interesantes, pero como ya he dicho, la escena final, es el complemento perfecto de la primera escena. En esa última escena estamos en el mismo New York, el mismo suelo mojado, la bruma ocupa las calle en vez de la gente y la flecha de neón rojo, ya no enfoca a Jimmy, ahora va en dirección opuesta, hacia el lugar que ocupa Francine. Un enfoque final sobre sus zapatos, demuestra que han cambiado mucho, pero siguen pisando las mismas calles, tal y como reza la canción que él ha compuesto y Francine ha cantado.

El rodaje del film estuvo plagado de problemas: Fueron 24 semanas de rodaje, amén de los muchos meses de preparativos para la pre-producción, más la compleja post-producción. El guión de Earl Mac Rauch era poco manejable antes de rodar, y la reescritura que Scorsese llevó a cabo junto a Mardik Martin se prolongó tanto que el rodaje había comenzado y todavía había que pulir muchas secuencias y muchos diálogos. Por tanto, hubo que improvisar durante la filmación. El presupuesto se disparó, quedó insuficiente. El maestro de fotografía inicial, Laszlo Kovacs, tuvo que irse a otro rodaje y fue sustituido, para volver a filmar el final, por Vilmos Zsigmond. Sería la primera y la última vez que Scorsese cometería tantos errores logísticos en una superproducción de estas características.

new-york-new-york

Liza Minelli que ya había triunfado cinco años antes con "Cabaret (1972)" de Bob Fosse, parecía que intentara repetir aquel triunfo, pero cantar clásicos de las estrellas de aquélla época no era tarea fácil. Su interpretación musical, aunque correcta, se limita a brillar únicamente en su interpretación final de la famosa canción New York, New York.

Quizá las canciones más representativas son "The Man I Love" y "Just You, Just Me". En estos casos brilla el trabajo de Ralph Burns y Georgie Auld. El primero como director de orquesta y arreglista de las melodías para adaptarlas al ritmo salvaje de Jimmy bebop Doyle, y el segundo por ser los pulmones de De Niro, es decir, el verdadero saxofonista que oímos en la banda sonora aunque Robert De Niro se prepara concienzudamente para el papel aprendiendo realmente a tocar el saxofón.

Como pareja protagonista no puede decirse que sus interpretaciones, representando esa intensa tormenta emocional de sus vidas privadas, llegue realmente al espectador, y ése fue otro fallo del film.Sorsese convertirá a Jimmy en una especie de aliteración de Django Reinhardt, considerado especialmente por su contribución al desarrollo técnico del jazz. Jimmy cambiará la guitarra de Reinhard por el saxofón, asimilando su estilo al bebop, variante jazzística (desarrollada a mediados de los cuarenta del siglo veinte, época en la que se sitúa la acción) representativa por el virtuosismo de su intérprete, basado en la improvisación y la combinación de estructuras harmónicas y melodías en un tempo más rápido del habitual.

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La fotografía de László Kovács y el montaje de Bert Lovitt también apuntan hacia esa dirección. Contrapone el plano general que abre la película con una obsesiva planificación obturada para conseguir enfocar el sonido. Habrá travellings constantes e individuales de cada instrumento durante el tiempo que esté sonando y los planos cambiarán al ritmo de la música.

Por tanto cuando canta Francine todo quedará ralentizado y cuando toca Jimmy todo se acelera y vuelve violento. Asimilando la estética de los años cuarenta las secuencias cambiarán mediante cortinillas y no habrá elipsis de ningún tipo. Todo lo que suceda lo enfocará la cámara. Un único fundido a blanco tiene lugar tras el nacimiento del hijo y separación de la pareja, estando todavía en el hospital, con la frase de Jimmy a la enfermera: "Ahora no, veré a mi hijo más tarde". Tras este larguísimo texto, se puede comprobar que tan sólo intentar hablar del film ya es tarea ardua, mucho más lo es visualizarlo en la completa complejidad de los infinitos detalles en los que se desgastó Scorsese durante su elaboración. Aún así, sigue mereciendo la pena deleitarse con esta película sobre la música y los músicos que ha pasado más a la historia por sus errores que por sus aciertos que también los tiene.


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Director: Martin Scorsese.

Intérpretes:  Robert De Niro, Liza Minnelli, Lionel Stander, Barry Primus, Georgie Auld, Mary Kay Place, George Memmoli.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

Al igual que ocurriera en "M.A.S.H. (1970)", en Nashville, volvemos a encontrarnos con un Robert Altman a su aire, jugando con el medio, y, esta vez abarrotando la pantalla con una multitud de personajes y de temas diferentes, y presentándonos un pequeño mundo creado por él mismo.

Nashville es una visión muy personal del director, satírica, de los Estados Unidos, de su política, de su música, de su forma de vida; todo ello se resume en una frase de una de las canciones: "Algo debemos estar haciendo bien para haber durado 200 años...". Es una película que es, al mismo tiempo, una sátira, con elementos de musical country y western, una visión estrecha del propio Nashville, la capital del country, así como un estudio de las relaciones entre los músicos y el público. Aquí no existe un protagonismo único destacable; solo una serie de personas de similar importancia.

El punto de partido de la cinta es un concierto pop organizado en apoyo de un enorme mitin político de un candidato a la presidencia de los EEUU, en un espacio de tiempo determinado; durante cinco días y esto da pie a la cámara para seguir las actividades independientes e interrelacionadas, de por lo menos, una veintena de personas, sin un hilo argumental único, sin una narración lineal, sino tejiendo entramados e insertados en varias corrientes argumentales, todos ellos bien definidos y, vulnerables en su mayoría, en búsqueda del reconocimiento público; unos mediante su música, otros al amparo de la política. Con diálogos superpuestos, tan característicos del director, en que fluye la comunicación o, la incomunicación, no quedando claro si es asimilada por el receptor, desviando continuamente la atención y sucediendo todo al mismo tiempo. Todo ello, a priori, puede parecer algo caótico y llevar a confusión al espectador, pero Altman es maestro en esas lides y pone de manifiesto la falta de ética en el mundo del espectáculo, de la industria musical. De hecho, la película se inicia enérgicamente, como si se tratara de una promoción musical por parte de alguna discográfica, mientras van apareciendo los títulos de crédito.



De entre un reparto coral con figuras como David Arkin, Geraldine Chaplin, Shelley Duvall, Llily Tomlin, Keith Carradine, Scott Glen o Jeff Goldblum, entre otros, Elliot Gould y Julie Christie que se representan a sí mismos. La B.S.O. de la película contiene trece temas; estuvo nominada a varias categorías, obteniendo el Óscar a la mejor canción por "I’m Easy" compuesta e interpretada por Keith Carradine. El metraje de la cinta era tan largo que se tuvo que fragmentar en dos películas: Nashville y Nashville Blue.

Altman se ha distinguido siempre por la generosidad con que difunde sus ideas. Sus mejores películas nunca tratan de un solo tema; intentan abarcar un amplio espectro. Esto explica la riqueza de su cine, pero al mismo tiempo, corre el riesgo de convertirse en un director irregular o, que en alguna ocasión, nos podamos dispersar y no se llegue a entrar de lleno en las historias. Nashville con guión de Joan Tewkesbury, es un retrato, un mosaico casi épico de los Estados Unidos en la década de los setenta, cargado de constantes burlas punzantes a costa de los personajes y, más todavía, a costa de la nación misma en un período nada orgulloso de la reciente historia norteamericana: de un lado, el escándalo Watergate o la dolorosa guerra del Vietnan; y del otro, Altman metiendo el dedo en la llaga en el sistema estadounidense.



Director: Robert Altman.

Intérpretes: Ned Beatty, Karen Black, Keith Carradine, Ronee Blakley, Geraldine Chaplin, Shelley Duvall, Allen Garfield, Scott Glenn, Jeff Goldblum.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Marilyn Rodríguez

NASHVILLE (1975). La capital del country.

Al igual que ocurriera en "M.A.S.H. (1970)", en Nashville, volvemos a encontrarnos con un Robert Altman a su aire, jugando con el medio, y, esta vez abarrotando la pantalla con una multitud de personajes y de temas diferentes, y presentándonos un pequeño mundo creado por él mismo.

Nashville es una visión muy personal del director, satírica, de los Estados Unidos, de su política, de su música, de su forma de vida; todo ello se resume en una frase de una de las canciones: "Algo debemos estar haciendo bien para haber durado 200 años...". Es una película que es, al mismo tiempo, una sátira, con elementos de musical country y western, una visión estrecha del propio Nashville, la capital del country, así como un estudio de las relaciones entre los músicos y el público. Aquí no existe un protagonismo único destacable; solo una serie de personas de similar importancia.

El punto de partido de la cinta es un concierto pop organizado en apoyo de un enorme mitin político de un candidato a la presidencia de los EEUU, en un espacio de tiempo determinado; durante cinco días y esto da pie a la cámara para seguir las actividades independientes e interrelacionadas, de por lo menos, una veintena de personas, sin un hilo argumental único, sin una narración lineal, sino tejiendo entramados e insertados en varias corrientes argumentales, todos ellos bien definidos y, vulnerables en su mayoría, en búsqueda del reconocimiento público; unos mediante su música, otros al amparo de la política. Con diálogos superpuestos, tan característicos del director, en que fluye la comunicación o, la incomunicación, no quedando claro si es asimilada por el receptor, desviando continuamente la atención y sucediendo todo al mismo tiempo. Todo ello, a priori, puede parecer algo caótico y llevar a confusión al espectador, pero Altman es maestro en esas lides y pone de manifiesto la falta de ética en el mundo del espectáculo, de la industria musical. De hecho, la película se inicia enérgicamente, como si se tratara de una promoción musical por parte de alguna discográfica, mientras van apareciendo los títulos de crédito.



De entre un reparto coral con figuras como David Arkin, Geraldine Chaplin, Shelley Duvall, Llily Tomlin, Keith Carradine, Scott Glen o Jeff Goldblum, entre otros, Elliot Gould y Julie Christie que se representan a sí mismos. La B.S.O. de la película contiene trece temas; estuvo nominada a varias categorías, obteniendo el Óscar a la mejor canción por "I’m Easy" compuesta e interpretada por Keith Carradine. El metraje de la cinta era tan largo que se tuvo que fragmentar en dos películas: Nashville y Nashville Blue.

Altman se ha distinguido siempre por la generosidad con que difunde sus ideas. Sus mejores películas nunca tratan de un solo tema; intentan abarcar un amplio espectro. Esto explica la riqueza de su cine, pero al mismo tiempo, corre el riesgo de convertirse en un director irregular o, que en alguna ocasión, nos podamos dispersar y no se llegue a entrar de lleno en las historias. Nashville con guión de Joan Tewkesbury, es un retrato, un mosaico casi épico de los Estados Unidos en la década de los setenta, cargado de constantes burlas punzantes a costa de los personajes y, más todavía, a costa de la nación misma en un período nada orgulloso de la reciente historia norteamericana: de un lado, el escándalo Watergate o la dolorosa guerra del Vietnan; y del otro, Altman metiendo el dedo en la llaga en el sistema estadounidense.



Director: Robert Altman.

Intérpretes: Ned Beatty, Karen Black, Keith Carradine, Ronee Blakley, Geraldine Chaplin, Shelley Duvall, Allen Garfield, Scott Glenn, Jeff Goldblum.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:



Reseña escrita por Marilyn Rodríguez

once-cartel
"Once" es una singular e intíma propuesta sobre el amor por la música y por los músicos. Se trata de una película casi artesanal, elaborada con un bajo presupuesto.  Costó unos 150.000 dólares, se rodó en un par de semanas y sus dos protagonistas eran por aquel entonces dos músicos sin experiencia previa como intérpretes en el cine. Filmada con muy escasos medios, cámara al hombro, y con un estilo casi de documental, nos cuenta una sencilla historia de amor complejo. Su naturalidad y frescura consiguieron llegar a emocionarnos gracias a una banda sonora original que enamoró a la crítica y al público. Premiada por la "Asociación de críticos de Los Ángeles" como mejor BSO en 2007, mismo año en el que triunfó a su paso por el Festival de Sundance, ganó el premio a la mejor película extranjera en los Independent Spirit Awards de 2007 y se llevó el Oscar a la mejor canción: "Falling Slowly".

"Once" está escrita y dirigida por John Carney, rodada en las calles de Dublín y protagonizada por Glen Hansard (de la banda The Frames) y Markéta Irglová interpretando a dos músicos aficionados. En realidad, aunque ambos eran grandes músicos, sí que eran prácticamente unos actores debutantes, pero sus interpretaciones son tan naturales y cálidas que dan una gran credibilidad al relato, amén de la gran química que se percibe entre ambos. No es casualidad que su director y guionista, John Carney, fuera el bajista, a comienzos de la década de los 90 de la banda "The Frames", liderada precisamente por Hansard. Este último es además el compositor de la mayoría de las canciones de la banda sonora, por lo que casi debería situarse casi al mismo nivel que el cineasta como autor y responsable del éxito del film.


once

Glen Hansard representa a un joven cantante y compositor irlandés con el corazón destrozado porque su novia, con la que ha compartido los últimos años de su vida, lo ha abandonado por otro. Ella se ha ido a Londres buscando un futuro mejor, mientras que él debe regresar a su hogar paterno, al viejo Dublín, tras la muerte de su madre. Allí sobrevive arreglando aspiradoras en la pequeña tiendecita de su padre (Bill Hodnett) e intentando realizar su sueño de dedicarse al mundo de la música como compositor y cantante. Mientras lo intenta, dedica su tiempo libre a ser músico callejero. Por el día interpreta temas populares, de Van Morrison y compañía, para ganarse unas monedas; pero por la noche se atreve a tocar sus propias canciones, casi todas inspiradas en ese amor roto.


once

Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una joven inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y para sentirse un poco mejor escribe canciones, pero a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público. Es una joven inmigrante madre de una niña de dos años y casada con un hombre mayor con el que no guarda buena relación, el cual todavía permanece en su país de origen. Ella también sobrevive en las calles vendiendo rosas y periódicos. Además limpia casas para poder alimentar a su hijita y a su madre que las acompaña. Posee una excelente formación musical y adora tocar el piano, pero las precarias condiciones en las que vive le impiden desarrollar su talento. Por eso, suele aprovechar el piano de una tienda musical cedido transitoriamente por su dueño durante las horas en las que la tienda ya ha cerrado. Una aspiradora averiada será el hecho accidental que de comienzo a este conmovedor viaje musical y sentimental por las calles de la capital irlandesa y por el corazón de dos seres solitarios, dos almas sensibles que arrastran un doloroso pasado y que encuentran en la música la única salida para expresar sus sentimientos. Él, es un músico callejero al que le falta la confianza necesaria para tocar sus propias canciones, y ella es una joven madre que trata de abrirse camino dentro de un nuevo País y una nueva ciudad. Cuando sus vidas se cruzan, descubren sus propios talentos y habilidades y se ayudan mutuamente para alcanzar los objetivos con los que hasta ahora habían soñado. Entre ellos surge un amor idílico que nunca llega a consumarse, pero que les aporta la suficiente experiencia como para que la vida de ambos cambie para siempre y les otorgue la fuerza necesaria para cumplir con su destino.


once


Para John Carney, "Once" se asemeja a los musicales clásicos de la década de los 40, a la vez que recuerda el bohemio mundo de los jóvenes músicos irlandeses que él conoció durante su etapa como músico.

"Opté por el músico callejero, principalmente, porque quería que los protagonistas estuvieran en un mundo musical. No quería que sólo cantaran, quería que fueran músicos y cantantes. De este modo resultaría más natural que de vez en cuando se dijeran 'mira te he compuesto un tema y quiero que lo escuches'. Así sería normal que cantaran. Así fue como decidí que un músico y una pianista protagonizaran mi historia".

La fotografía de Tim Fleming es congruente con la naturalidad y sencillez de todo el film, complementando ese carácter tan íntimo y singular de sus dos personajes que se mueven por una ciudad, Dublín, la cual rezuma buena música por cualquiera de sus rincones. Como curiosidad, añadir que tras compartir prácticamente casi la totalidad del metraje y un interés artístico en común, Glen Hansard y Marketa Irglova terminaron enamorándose en la vida real y formando un dúo musical de gran éxito. Se consolidaron como dúo girando por todo el mundo y publicando en 2009 el disco "Strict Joy". La historia de amor no consumada en el film sí acabó fructificando en la vida real y el documental "The Swell Season" muestra precisamente las vivencias de la pareja tras alcanzar la gloria, y cómo se enfrentó a las mieles y a las miserias del éxito y al triste, pero quizás inevitable, deterioro de su relación. Pero eso ya es otra historia.

once

Director: John Carney.

Intérpretes: Glen Hansard, Markéta Irglová, Hugh Walsh, Gerry Hendrick, Alastair Foley, Geoff Minogue.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:


Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

ONCE (2006). Amor por la música.

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"Once" es una singular e intíma propuesta sobre el amor por la música y por los músicos. Se trata de una película casi artesanal, elaborada con un bajo presupuesto.  Costó unos 150.000 dólares, se rodó en un par de semanas y sus dos protagonistas eran por aquel entonces dos músicos sin experiencia previa como intérpretes en el cine. Filmada con muy escasos medios, cámara al hombro, y con un estilo casi de documental, nos cuenta una sencilla historia de amor complejo. Su naturalidad y frescura consiguieron llegar a emocionarnos gracias a una banda sonora original que enamoró a la crítica y al público. Premiada por la "Asociación de críticos de Los Ángeles" como mejor BSO en 2007, mismo año en el que triunfó a su paso por el Festival de Sundance, ganó el premio a la mejor película extranjera en los Independent Spirit Awards de 2007 y se llevó el Oscar a la mejor canción: "Falling Slowly".

"Once" está escrita y dirigida por John Carney, rodada en las calles de Dublín y protagonizada por Glen Hansard (de la banda The Frames) y Markéta Irglová interpretando a dos músicos aficionados. En realidad, aunque ambos eran grandes músicos, sí que eran prácticamente unos actores debutantes, pero sus interpretaciones son tan naturales y cálidas que dan una gran credibilidad al relato, amén de la gran química que se percibe entre ambos. No es casualidad que su director y guionista, John Carney, fuera el bajista, a comienzos de la década de los 90 de la banda "The Frames", liderada precisamente por Hansard. Este último es además el compositor de la mayoría de las canciones de la banda sonora, por lo que casi debería situarse casi al mismo nivel que el cineasta como autor y responsable del éxito del film.


once

Glen Hansard representa a un joven cantante y compositor irlandés con el corazón destrozado porque su novia, con la que ha compartido los últimos años de su vida, lo ha abandonado por otro. Ella se ha ido a Londres buscando un futuro mejor, mientras que él debe regresar a su hogar paterno, al viejo Dublín, tras la muerte de su madre. Allí sobrevive arreglando aspiradoras en la pequeña tiendecita de su padre (Bill Hodnett) e intentando realizar su sueño de dedicarse al mundo de la música como compositor y cantante. Mientras lo intenta, dedica su tiempo libre a ser músico callejero. Por el día interpreta temas populares, de Van Morrison y compañía, para ganarse unas monedas; pero por la noche se atreve a tocar sus propias canciones, casi todas inspiradas en ese amor roto.


once

Su talento no pasa desapercibido a Marketa Irglova, una joven inmigrante checa que vende flores en la calle. Ella tampoco ha tenido suerte en el amor y para sentirse un poco mejor escribe canciones, pero a diferencia de Glen, nunca las interpreta en público. Es una joven inmigrante madre de una niña de dos años y casada con un hombre mayor con el que no guarda buena relación, el cual todavía permanece en su país de origen. Ella también sobrevive en las calles vendiendo rosas y periódicos. Además limpia casas para poder alimentar a su hijita y a su madre que las acompaña. Posee una excelente formación musical y adora tocar el piano, pero las precarias condiciones en las que vive le impiden desarrollar su talento. Por eso, suele aprovechar el piano de una tienda musical cedido transitoriamente por su dueño durante las horas en las que la tienda ya ha cerrado. Una aspiradora averiada será el hecho accidental que de comienzo a este conmovedor viaje musical y sentimental por las calles de la capital irlandesa y por el corazón de dos seres solitarios, dos almas sensibles que arrastran un doloroso pasado y que encuentran en la música la única salida para expresar sus sentimientos. Él, es un músico callejero al que le falta la confianza necesaria para tocar sus propias canciones, y ella es una joven madre que trata de abrirse camino dentro de un nuevo País y una nueva ciudad. Cuando sus vidas se cruzan, descubren sus propios talentos y habilidades y se ayudan mutuamente para alcanzar los objetivos con los que hasta ahora habían soñado. Entre ellos surge un amor idílico que nunca llega a consumarse, pero que les aporta la suficiente experiencia como para que la vida de ambos cambie para siempre y les otorgue la fuerza necesaria para cumplir con su destino.


once


Para John Carney, "Once" se asemeja a los musicales clásicos de la década de los 40, a la vez que recuerda el bohemio mundo de los jóvenes músicos irlandeses que él conoció durante su etapa como músico.

"Opté por el músico callejero, principalmente, porque quería que los protagonistas estuvieran en un mundo musical. No quería que sólo cantaran, quería que fueran músicos y cantantes. De este modo resultaría más natural que de vez en cuando se dijeran 'mira te he compuesto un tema y quiero que lo escuches'. Así sería normal que cantaran. Así fue como decidí que un músico y una pianista protagonizaran mi historia".

La fotografía de Tim Fleming es congruente con la naturalidad y sencillez de todo el film, complementando ese carácter tan íntimo y singular de sus dos personajes que se mueven por una ciudad, Dublín, la cual rezuma buena música por cualquiera de sus rincones. Como curiosidad, añadir que tras compartir prácticamente casi la totalidad del metraje y un interés artístico en común, Glen Hansard y Marketa Irglova terminaron enamorándose en la vida real y formando un dúo musical de gran éxito. Se consolidaron como dúo girando por todo el mundo y publicando en 2009 el disco "Strict Joy". La historia de amor no consumada en el film sí acabó fructificando en la vida real y el documental "The Swell Season" muestra precisamente las vivencias de la pareja tras alcanzar la gloria, y cómo se enfrentó a las mieles y a las miserias del éxito y al triste, pero quizás inevitable, deterioro de su relación. Pero eso ya es otra historia.

once

Director: John Carney.

Intérpretes: Glen Hansard, Markéta Irglová, Hugh Walsh, Gerry Hendrick, Alastair Foley, Geoff Minogue.

Trailer:


Escena:


B.S.O.:


Reseña escrita por Bárbara Valera Bestard

velvet goldmine
Principios de la década del setenta, el mundo del rock se verá convulsionado por la irrupción del color, de la fantasía y de la provocación. El glam rock, se apoderó de la escena musical londinense, con sus fantasías interespaciales y su ambigüedad sexual. La figura que encabezaba este movimiento, había nacido en Londres el 8 de enero de 1947 bajo el nombre de David Robert Jones; alcanzando popularidad como David Bowie, quien en su papel de Ziggy Stardust (que terminaba asesinado por sus fans), llevaría al glam rock a su máxima expresión. Ante el ascetismo de los músicos de fines de la década del sesenta, surgía un mundo lleno de rimmel, lentejuelas, provocación, exhibicionismo, excesivo maquillaje, brillos, homosexualidad, bisexualidad, voyeurismo, frivolidad, fantasía... Pero bajo esta faceta de supuesta frivolidad, el glam puso en jaque los valores sociales imperantes en la Londres de comienzos de los setenta, teniendo una fuerza subversiva aún mayor de la que tendría el punk rock años después. El film toma de manera muy libre la estructura narrativa de Ciudadano Kane. En aquel film, se le encargaba a un periodista la tarea de averiguar el significado de la última palabra de Charles Foster Kane, la mítica Rosebud. Entrevistando a los más íntimos del magnate de los medios y a través de estas miradas parciales y subjetivas, irá surgiendo la compleja figura de Kane. 

velvet goldmine

En Velvet Goldmine, el periodista Arthur Stuart (Christian Bale) debe investigar qué ha sido de la estrella del glam Brian Slade (John Rhys Davies) figura claramente inspirada en Bowie, diez años después de su asesinato simulado en escena y desenmascarado 24 horas después. Stuart entrevistará al primer manager de Slade (Eddie Izzard), a su ex mujer (Toni Collette) y a Curt Wild (Ewan McGregor) alter ego del mismo, amante de Slade y figura basada en Iggy Pop. Pero también, la investigación representará un viaje al pasado (que había querido olvidar) para el periodista, quien supo ser un ferviente en el sentido literal del término admirador de Slade y Wild; reviviendo la época donde descubrió su incipiente homosexualidad, mientras se masturbaba con las tapas de los discos de Slade. Velvet Goldmine es, también, una historia de amor. Haynes lleva la bisexualidad del glam hacia lo más profundo de las emociones, con un romance de explícita entrega entre Slade y Wild.

velvet goldmine

Estamos en 1984, el desenfreno vivido en los setenta ha quedado atrás, ahora se vive una época reaccionaria y conservadora: aparece Reagan, Tatcher y el sida. Haynes contrapone la libertad y los excesos de los setenta con una puesta en escena gris y fría en la Nueva York de los ochenta. Pero Velvet Goldmine, no es una exaltación de la época del glam en sí misma (ni un film nostálgico por lo que fue y nunca va a volver a ser), sino que es utilizada por Haynes para demostrar cómo el poder y la cultura no pueden tolerar los movimientos artísticos que se enfrentan a los valores morales y sociales imperantes. Velvet Goldmine es un film plagado de excesos, fantasía, colores estridentes y mucha música, con una banda sonora antológica Los productores (entre los que figura Michael Stipe de REM) sufrieron un revés cuando Bowie se negó a ceder sus canciones, lo que les dejó un vacío difícil de llenar. Pero lo resolvieron hábilmente. Por un lado, incluyeron gemas de artistas fundamentales de la época como T Rex, Roxy Music, Lou Reed y Brian Eno. Además, armaron dos "super bandas" para que grabaran nuevas versiones de algunos clásicos. Estas bandas eran "The Wylde Rattz" y sobre todo "Venus in Furs" banda creada para la ocasión con miembros de Radiohead, Roxy Music y Suede, que se encarga de tocar el repertorio de Brian Slade. Por último, sumaron nuevas composiciones de grupos actuales como Pulp o Shuder to Think hechas especialmente para la película, que lograron captar el sonido característico del glam.

velvet goldmine

Frase para recordar:  "El se llama Lucy y es muy hermoso; se viste como una reina,
pero puede pegar como una mula, un tipo rudo."

Director: Todd Haynes.

Intérpretes: Jonathan Rhys Meyers, Ewan McGregor, Toni Collette, Christian Bale, Eddie Izzard, Emily Woof.

Trailer:


B.S.O.:



Reseña escrita por Ramón Abello Miñano

VELVET GOLDMINE (1998). El poder del glam rock.

velvet goldmine
Principios de la década del setenta, el mundo del rock se verá convulsionado por la irrupción del color, de la fantasía y de la provocación. El glam rock, se apoderó de la escena musical londinense, con sus fantasías interespaciales y su ambigüedad sexual. La figura que encabezaba este movimiento, había nacido en Londres el 8 de enero de 1947 bajo el nombre de David Robert Jones; alcanzando popularidad como David Bowie, quien en su papel de Ziggy Stardust (que terminaba asesinado por sus fans), llevaría al glam rock a su máxima expresión. Ante el ascetismo de los músicos de fines de la década del sesenta, surgía un mundo lleno de rimmel, lentejuelas, provocación, exhibicionismo, excesivo maquillaje, brillos, homosexualidad, bisexualidad, voyeurismo, frivolidad, fantasía... Pero bajo esta faceta de supuesta frivolidad, el glam puso en jaque los valores sociales imperantes en la Londres de comienzos de los setenta, teniendo una fuerza subversiva aún mayor de la que tendría el punk rock años después. El film toma de manera muy libre la estructura narrativa de Ciudadano Kane. En aquel film, se le encargaba a un periodista la tarea de averiguar el significado de la última palabra de Charles Foster Kane, la mítica Rosebud. Entrevistando a los más íntimos del magnate de los medios y a través de estas miradas parciales y subjetivas, irá surgiendo la compleja figura de Kane. 

velvet goldmine

En Velvet Goldmine, el periodista Arthur Stuart (Christian Bale) debe investigar qué ha sido de la estrella del glam Brian Slade (John Rhys Davies) figura claramente inspirada en Bowie, diez años después de su asesinato simulado en escena y desenmascarado 24 horas después. Stuart entrevistará al primer manager de Slade (Eddie Izzard), a su ex mujer (Toni Collette) y a Curt Wild (Ewan McGregor) alter ego del mismo, amante de Slade y figura basada en Iggy Pop. Pero también, la investigación representará un viaje al pasado (que había querido olvidar) para el periodista, quien supo ser un ferviente en el sentido literal del término admirador de Slade y Wild; reviviendo la época donde descubrió su incipiente homosexualidad, mientras se masturbaba con las tapas de los discos de Slade. Velvet Goldmine es, también, una historia de amor. Haynes lleva la bisexualidad del glam hacia lo más profundo de las emociones, con un romance de explícita entrega entre Slade y Wild.

velvet goldmine

Estamos en 1984, el desenfreno vivido en los setenta ha quedado atrás, ahora se vive una época reaccionaria y conservadora: aparece Reagan, Tatcher y el sida. Haynes contrapone la libertad y los excesos de los setenta con una puesta en escena gris y fría en la Nueva York de los ochenta. Pero Velvet Goldmine, no es una exaltación de la época del glam en sí misma (ni un film nostálgico por lo que fue y nunca va a volver a ser), sino que es utilizada por Haynes para demostrar cómo el poder y la cultura no pueden tolerar los movimientos artísticos que se enfrentan a los valores morales y sociales imperantes. Velvet Goldmine es un film plagado de excesos, fantasía, colores estridentes y mucha música, con una banda sonora antológica Los productores (entre los que figura Michael Stipe de REM) sufrieron un revés cuando Bowie se negó a ceder sus canciones, lo que les dejó un vacío difícil de llenar. Pero lo resolvieron hábilmente. Por un lado, incluyeron gemas de artistas fundamentales de la época como T Rex, Roxy Music, Lou Reed y Brian Eno. Además, armaron dos "super bandas" para que grabaran nuevas versiones de algunos clásicos. Estas bandas eran "The Wylde Rattz" y sobre todo "Venus in Furs" banda creada para la ocasión con miembros de Radiohead, Roxy Music y Suede, que se encarga de tocar el repertorio de Brian Slade. Por último, sumaron nuevas composiciones de grupos actuales como Pulp o Shuder to Think hechas especialmente para la película, que lograron captar el sonido característico del glam.

velvet goldmine

Frase para recordar:  "El se llama Lucy y es muy hermoso; se viste como una reina,
pero puede pegar como una mula, un tipo rudo."

Director: Todd Haynes.

Intérpretes: Jonathan Rhys Meyers, Ewan McGregor, Toni Collette, Christian Bale, Eddie Izzard, Emily Woof.

Trailer:


B.S.O.:



Reseña escrita por Ramón Abello Miñano

una cara con ángel
La trama comienza en la revista de modas Quality, de la que Maggie Prescott (Kay Thompson) es su editora, quien anda buscando algo nuevo, frescura para la revista. Al mismo tiempo busca una nueva cara para presentar la nueva colección del modisto Paul Duval en París. Su fiel fotógrafo, Dick Avery (Fred Astaire), dará con la chica perfecta mientras realizan un reportaje en una librería: una joven muy tímida y bastante culta, apasionada por la filosofía, en especial por el movimiento "el empaticalismo" (una corriente basada en la empatía) que es además la dependienta de dicha librería. Es Jo Stocktom (Audrey Hepburn), en quien Dick descubre una belleza totalmente natural y cuya sonrisa despierta toda su inspiración. Una vez convencida, viajan a París. En la ciudad Jo parece más interesada por conocer al profesor Baker, precursor del empaticalismo, que por su nueva y flamante carrera de modelo. Pero es inevitable que la chica se acabe enamorando perdidamente del fotógrafo… Divertida y muy agradable comedia musical de los años 50, dirigida por un auténtico experto en el género, el simpar y genial Stanley Donen, quien ya nos había regalado probablemente la mayor obra maestra del género junto al inolvidable Gene Kelly cuatro años antes: "Cantando bajo la lluvia (1952)". Otras maravillas del género dirigidas por Donen son también sin duda "Un día en Nueva York (1949)" "Bodas Reales (1951)" y "Siete novias para siete hermanos (1954)", entre otras de su extensa filmografía. Además, Donen era un ferviente admirador de Fred Astaire. 

una cara con ángel

Pero Donen no sólo cultivó el género musical. Realizó importantes comedias como la divertida "Página en Blanco (1960)", sobre los líos entrelazados de dos matrimonios con un reparto de lujo: Cary Grant, Jean Simmons, Robert Mitchum y Deborah Kerr, "Arabesco (1966)", divertido homenaje al cine de Hitchcock (antes haría lo propio con "Charada (1963)"), "La Escalera (1969)", tragicomedia sobre dos homosexuales maduros protagonizada por Rex Harrison y Richard Burton, etcétera. Además "Una cara con Ángel" fue la primera película con la maravillosa Audrey Hepburn de protagonista, realizando otras dos joyas junto a la mítica actriz: "Charada (1963)", coprotagonizada por Cary Grant y con un plantel de secundarios realmente antológico, y "Dos en laCarretera (1967)", coprotagonizada por Albert Finney que es una ácida y a la vez romántica visión de las vicisitudes de un matrimonio. En ambas, Donen contó con la colaboración del gran Henry Mancini en sus bandas sonoras. Fred Astaire, uno de los dos reyes del género musical (el otro es Gene Kelly, por supuesto) realiza uno de sus mejores trabajos como el protagonista masculino. Astaire desarrolló su carrera teatral y cinematográfica a lo largo de setenta y seis años nada menos, habiendo protagonizado 32 películas musicales, siendo las más populares las coprotagonizadas por Ginger Rogers, siendo ambos una mítica pareja de baile dentro del cine musical.

una cara con ángel

Juntos protagonizaron algunas de las mejores películas de la década de los años treinta en Hollywood: "La alegre divorciada (1934)", "Roberta (1935)", "Sombrero de Copa (1935)", "Sigamos la flota (1936)", "En alas de la danza (1936)", "Ritmo Loco (1937)", "Amanda (1938)". Fred Astaire consiguió dos innovaciones fundamentales en el cine musical: la primera, el filmar todo un número de baile, con una cámara estacionaria, durante una única toma. La segunda, que todos los temas musicales así como los bailes estuvieran lo más plenamente integrados en el argumento, para no aburrir al público y para no romper el ritmo narrativo de la película. Muy importantes fueron sus colaboraciones con el coreógrafo Hermes Pan. En los años 40 Astaire trabajó en películas como "Al fin solos (1940)", "Bailando nace el amor (1945)" y "Desfile de Pascua (1948)", manteniendo un éxito dilatado en el tiempo. Astaire no sólo era un excelente bailarín sino que también era muy exigente con su trabajo y el del equipo de cada película, casi hasta el delirio. Pero es lo que tienen los más grandes. En la década de los 50 ya trabajó con Donen en "Bodas Reales", exitoso musical de la Metro en 1951. 

una cara con ángel

En 1953, junto a Cyd Charisse nos regaló la maravillosa "Melodias de Broadway (1955)", de Vincente Minnelli, otra joya del género. Junto a la joven Leslie Caron ("Gigi (1958)"), protagonizó en 1955 la deliciosa "Papá piernas Largas", de Jean Negulesco. Y llegó "Una cara con ángel", a los 57 años de edad, dando la réplica a una entonces mucho más joven que él, Audrey Hepburn, que tenía 27 años, treinta menos que Fred. Pero la magia del cine hace que olvidemos totalmente esa importante diferencia de edad entre ambos. Su química resultó total. Después de esta película, Astaire protagonizó "La hora final (1959)" a las órdenes de Stanley Kramer, un film postapocalíptico ambientado en una posible época post III guerra mundial, demostrando el actor que también podía con otros géneros que no fueran el musical. Después vendrían "La Dama de negro (1962)", de Richard Quine y "El valle del Arcoiris (1967)" de un entonces joven Francis Ford Coppola. Posteriormente La Metro le contrató pare rememorar junto a Gene Kelly la época de oro del musical en el documental "Érase una vez en Hollywood (1974)". Otra película importante del actor fue la magnífica "El coloso en llamas (1974)" de John Guillermin e Irving Allen, donde Astaire realizaba una soberbia interpretación. 

una cara con ángel

Audrey Hepburn, tras haber entrado por la puerta triunfal de Hollywood tres años antes, con la inolvidable "Vacaciones en Roma (1953)", posteriormente "Sabrina (1954)" y "Guerra y Paz (1956)", nos volvió a deleitar con su mágica presencia en este delicioso musical. Su química con Astaire fue perfecta y Donen quedó absolutamente maravillado con ella, ya que volvió a dirigirla en "Charada (1963)" y "Dos en la carretera (1966)". Cantó las canciones con su propia voz, algo que no le dejaron volver a hacer en "My FairLady (1964)", a pesar de no estar ni desentonada ni desafinada, pero Warner prefirió la voz de una mezzo soprano para las canciones. En "Una cara con Ángel" sin embargo, Audrey pudo lucirse, y aún no teniendo una gran voz lo hizo bastante más que dignamente. Audrey solía resultar en sus papeles cuando le daba la réplica un hombre mayor que ella, como pasa aquí con Fred Astaire, con Humphrey Bogart en "Sabrina", con Gary Cooper en "Ariane (1957)", con Cary Grant en "Charada (1963)" y no digamos ya con Rex Harrison en "My Fair Lady (1964)". Audrey admiraba mucho a Fred Astaire, siendo una gran fan de él y Ginger Rogers cuando era una niña. 

una cara con ángel

Ni podía imaginarse que coprotagonizaría una película con el mítico actor y bailarín. Su interpretación así como su mágica sonrisa volvieron a ser un triunfo en esta película de Donen. Un dato muy importante es que el modisto Hubert de Givenchy diseñó el vestuario de Audrey, como haría en la mayor parte de su carrera, siendo el más espectacular el diseñado para la actriz en la mítica "Desayuno con Diamantes (1961)". La actriz Kay Thompson, la divertida Maggie, editora de la revista, era una experta en el musical, había sido durante años profesora de coro en la Metro Goldwyn Mayer. Era compositora, cantante y actriz. Fue la profesora de canto de estrellas como Judy Garldand, June Allyson y Frank Sinatra. Esta ambiciosa producción de Paramount llegó a los 4 millones de dólares de la época, y la película contó con todo un plantel de profesionales "prestados" de la Metro Goldwyn Mayer. 

una cara con ángel

La banda sonora fue compuesta para el teatro por el popular compositor George Gershwin con la colaboración de su hermano Ira Gershwin, a quienes conoció personalmente Fred Astaire, y tiene canciones inolvidables, destacando "I love your funny face" que canta magníficamente Fred Astaire, "Think Pink" que canta al principio de la película Kay Thompson y la maravillosa canción cantada por los tres protagonistas al llegar a la mítica París, de la que Donen nos regaló maravillosos planos, rodados en exteriores, de los Campos Elíseos, El Sena o la Torre Eiffel, entre otros. Fue rodada en el sistema habitualmente utilizado en la época por Paramount: VistaVision (el sistema preferido por Hitchcock). "Una cara con Ángel" supuso todo un aire de frescura y originalidad para la época, por sus coreografías, sus personajes y su visión de la moda en plenos años 50. Toda una joya del género y uno de los mejores trabajos de Stanley Donen. Una maravilla. 

Frase para recordar: "Con el "empaticalismo" se pone usted en el lugar de otro semejante, ¿me ha comprendido?".

una cara con ángel

Título original: Funny face.

Director: Stanley Donnen.

Intérpretes: Audrey HepburnFred AstaireKay ThompsonMichel AuclairRobert Flemyng,DovimaSuzy ParkerSunny Hartnett.

Trailer:


Escena:



Información complementaria:

Reseña escrita por Alfonso Torres Gallego
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UNA CARA CON ÁNGEL (1957). Audrey Hepburn y Fred Astaire en el musical de Stanley Donen.

una cara con ángel
La trama comienza en la revista de modas Quality, de la que Maggie Prescott (Kay Thompson) es su editora, quien anda buscando algo nuevo, frescura para la revista. Al mismo tiempo busca una nueva cara para presentar la nueva colección del modisto Paul Duval en París. Su fiel fotógrafo, Dick Avery (Fred Astaire), dará con la chica perfecta mientras realizan un reportaje en una librería: una joven muy tímida y bastante culta, apasionada por la filosofía, en especial por el movimiento "el empaticalismo" (una corriente basada en la empatía) que es además la dependienta de dicha librería. Es Jo Stocktom (Audrey Hepburn), en quien Dick descubre una belleza totalmente natural y cuya sonrisa despierta toda su inspiración. Una vez convencida, viajan a París. En la ciudad Jo parece más interesada por conocer al profesor Baker, precursor del empaticalismo, que por su nueva y flamante carrera de modelo. Pero es inevitable que la chica se acabe enamorando perdidamente del fotógrafo… Divertida y muy agradable comedia musical de los años 50, dirigida por un auténtico experto en el género, el simpar y genial Stanley Donen, quien ya nos había regalado probablemente la mayor obra maestra del género junto al inolvidable Gene Kelly cuatro años antes: "Cantando bajo la lluvia (1952)". Otras maravillas del género dirigidas por Donen son también sin duda "Un día en Nueva York (1949)" "Bodas Reales (1951)" y "Siete novias para siete hermanos (1954)", entre otras de su extensa filmografía. Además, Donen era un ferviente admirador de Fred Astaire. 

una cara con ángel

Pero Donen no sólo cultivó el género musical. Realizó importantes comedias como la divertida "Página en Blanco (1960)", sobre los líos entrelazados de dos matrimonios con un reparto de lujo: Cary Grant, Jean Simmons, Robert Mitchum y Deborah Kerr, "Arabesco (1966)", divertido homenaje al cine de Hitchcock (antes haría lo propio con "Charada (1963)"), "La Escalera (1969)", tragicomedia sobre dos homosexuales maduros protagonizada por Rex Harrison y Richard Burton, etcétera. Además "Una cara con Ángel" fue la primera película con la maravillosa Audrey Hepburn de protagonista, realizando otras dos joyas junto a la mítica actriz: "Charada (1963)", coprotagonizada por Cary Grant y con un plantel de secundarios realmente antológico, y "Dos en laCarretera (1967)", coprotagonizada por Albert Finney que es una ácida y a la vez romántica visión de las vicisitudes de un matrimonio. En ambas, Donen contó con la colaboración del gran Henry Mancini en sus bandas sonoras. Fred Astaire, uno de los dos reyes del género musical (el otro es Gene Kelly, por supuesto) realiza uno de sus mejores trabajos como el protagonista masculino. Astaire desarrolló su carrera teatral y cinematográfica a lo largo de setenta y seis años nada menos, habiendo protagonizado 32 películas musicales, siendo las más populares las coprotagonizadas por Ginger Rogers, siendo ambos una mítica pareja de baile dentro del cine musical.

una cara con ángel

Juntos protagonizaron algunas de las mejores películas de la década de los años treinta en Hollywood: "La alegre divorciada (1934)", "Roberta (1935)", "Sombrero de Copa (1935)", "Sigamos la flota (1936)", "En alas de la danza (1936)", "Ritmo Loco (1937)", "Amanda (1938)". Fred Astaire consiguió dos innovaciones fundamentales en el cine musical: la primera, el filmar todo un número de baile, con una cámara estacionaria, durante una única toma. La segunda, que todos los temas musicales así como los bailes estuvieran lo más plenamente integrados en el argumento, para no aburrir al público y para no romper el ritmo narrativo de la película. Muy importantes fueron sus colaboraciones con el coreógrafo Hermes Pan. En los años 40 Astaire trabajó en películas como "Al fin solos (1940)", "Bailando nace el amor (1945)" y "Desfile de Pascua (1948)", manteniendo un éxito dilatado en el tiempo. Astaire no sólo era un excelente bailarín sino que también era muy exigente con su trabajo y el del equipo de cada película, casi hasta el delirio. Pero es lo que tienen los más grandes. En la década de los 50 ya trabajó con Donen en "Bodas Reales", exitoso musical de la Metro en 1951. 

una cara con ángel

En 1953, junto a Cyd Charisse nos regaló la maravillosa "Melodias de Broadway (1955)", de Vincente Minnelli, otra joya del género. Junto a la joven Leslie Caron ("Gigi (1958)"), protagonizó en 1955 la deliciosa "Papá piernas Largas", de Jean Negulesco. Y llegó "Una cara con ángel", a los 57 años de edad, dando la réplica a una entonces mucho más joven que él, Audrey Hepburn, que tenía 27 años, treinta menos que Fred. Pero la magia del cine hace que olvidemos totalmente esa importante diferencia de edad entre ambos. Su química resultó total. Después de esta película, Astaire protagonizó "La hora final (1959)" a las órdenes de Stanley Kramer, un film postapocalíptico ambientado en una posible época post III guerra mundial, demostrando el actor que también podía con otros géneros que no fueran el musical. Después vendrían "La Dama de negro (1962)", de Richard Quine y "El valle del Arcoiris (1967)" de un entonces joven Francis Ford Coppola. Posteriormente La Metro le contrató pare rememorar junto a Gene Kelly la época de oro del musical en el documental "Érase una vez en Hollywood (1974)". Otra película importante del actor fue la magnífica "El coloso en llamas (1974)" de John Guillermin e Irving Allen, donde Astaire realizaba una soberbia interpretación. 

una cara con ángel

Audrey Hepburn, tras haber entrado por la puerta triunfal de Hollywood tres años antes, con la inolvidable "Vacaciones en Roma (1953)", posteriormente "Sabrina (1954)" y "Guerra y Paz (1956)", nos volvió a deleitar con su mágica presencia en este delicioso musical. Su química con Astaire fue perfecta y Donen quedó absolutamente maravillado con ella, ya que volvió a dirigirla en "Charada (1963)" y "Dos en la carretera (1966)". Cantó las canciones con su propia voz, algo que no le dejaron volver a hacer en "My FairLady (1964)", a pesar de no estar ni desentonada ni desafinada, pero Warner prefirió la voz de una mezzo soprano para las canciones. En "Una cara con Ángel" sin embargo, Audrey pudo lucirse, y aún no teniendo una gran voz lo hizo bastante más que dignamente. Audrey solía resultar en sus papeles cuando le daba la réplica un hombre mayor que ella, como pasa aquí con Fred Astaire, con Humphrey Bogart en "Sabrina", con Gary Cooper en "Ariane (1957)", con Cary Grant en "Charada (1963)" y no digamos ya con Rex Harrison en "My Fair Lady (1964)". Audrey admiraba mucho a Fred Astaire, siendo una gran fan de él y Ginger Rogers cuando era una niña. 

una cara con ángel

Ni podía imaginarse que coprotagonizaría una película con el mítico actor y bailarín. Su interpretación así como su mágica sonrisa volvieron a ser un triunfo en esta película de Donen. Un dato muy importante es que el modisto Hubert de Givenchy diseñó el vestuario de Audrey, como haría en la mayor parte de su carrera, siendo el más espectacular el diseñado para la actriz en la mítica "Desayuno con Diamantes (1961)". La actriz Kay Thompson, la divertida Maggie, editora de la revista, era una experta en el musical, había sido durante años profesora de coro en la Metro Goldwyn Mayer. Era compositora, cantante y actriz. Fue la profesora de canto de estrellas como Judy Garldand, June Allyson y Frank Sinatra. Esta ambiciosa producción de Paramount llegó a los 4 millones de dólares de la época, y la película contó con todo un plantel de profesionales "prestados" de la Metro Goldwyn Mayer. 

una cara con ángel

La banda sonora fue compuesta para el teatro por el popular compositor George Gershwin con la colaboración de su hermano Ira Gershwin, a quienes conoció personalmente Fred Astaire, y tiene canciones inolvidables, destacando "I love your funny face" que canta magníficamente Fred Astaire, "Think Pink" que canta al principio de la película Kay Thompson y la maravillosa canción cantada por los tres protagonistas al llegar a la mítica París, de la que Donen nos regaló maravillosos planos, rodados en exteriores, de los Campos Elíseos, El Sena o la Torre Eiffel, entre otros. Fue rodada en el sistema habitualmente utilizado en la época por Paramount: VistaVision (el sistema preferido por Hitchcock). "Una cara con Ángel" supuso todo un aire de frescura y originalidad para la época, por sus coreografías, sus personajes y su visión de la moda en plenos años 50. Toda una joya del género y uno de los mejores trabajos de Stanley Donen. Una maravilla. 

Frase para recordar: "Con el "empaticalismo" se pone usted en el lugar de otro semejante, ¿me ha comprendido?".

una cara con ángel

Título original: Funny face.

Director: Stanley Donnen.

Intérpretes: Audrey HepburnFred AstaireKay ThompsonMichel AuclairRobert Flemyng,DovimaSuzy ParkerSunny Hartnett.

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